"-Por favor, no te vayas – lloriqueo – Por favor...– suplico moviendo su rostro con mi mano pero es inútil – Lo lamento – hable con un nudo en mi garganta. Mientras en su cuerpo completamente inmóvil se forma una leve sonrisa. "

Siento que la culpa estaba a punto de comerme viva, si no fuera por mi..., si no hubiera sido tan estúpida... Si nunca habría escapado de los problemas, él siguiera con vida.

Un sollozo ahogado sale por mi parte, y siento como Alya me rodea con sus brazos en forma de comprensión. –Oh nena lo lamento tanto –dice acariciando mi cabello. Estaba destrozada por completo, las lágrimas no dejaban de correr por mis mejillas.

–No puede ser verdad – solté con un hilo de voz, separándome de su abrazo –¡El no puede estar muerto! – grité. Lleve aterrada las manos a mi cabeza, mientras cerraba los ojos con fuerza y negaba una y otra vez lo que estaba pasando.

Sentía la desesperación apoderarse de mi pecho, haciéndome sentir totalmente fuera de si misma. Sentía como mi corazón se destrozaba causando un ataque de pánico en todo mi ser seguido de un fuerte llanto. Ella intentó acercarse a mi en un intento de consuelo, sin embargo sólo me hizo sentir peor.

–A todos nos sorprendió la noticia, pero debes saber que... – yo negué con la cabeza y la aparte bruscamente

–El no está muerto – dije firme, interrumpiendo – yo lo vi salir del hospital de enfrente – ella solo me observó confusa

–¿Cuál hospital? –

–¿Cómo que cuál hospital? Yo lo ví, debes creerme –hable desesperada ¿Aquello había sido solo una ilusión?¿Acaso ya no diferenciaba la realidad de la fantasía?. En eso el sonido de la puerta me saca de mis pensamientos dejando ver a mi madre buscando con la mirada algo dentro de la habitación, con una expresión de alegría al verme ella corre hasta abrazarme seguida de mi padre, cierta sensación de alivio llega a invadirme, más aún así me mantengo helada. Alya me mira de una manera un tanto peculiar, como si analizara lo que acababa de decir en su mente, reuniendo los hechos.

***

Me encuentro recostada en mi habitación sentada en la cama. Observaba las flores y regalos que no solo compañeros de la escuela, si no también conocidos de mis padres y reporteros me han mandado. Aún así no quería pensar en nada.

En lo que a mi respecta fui culpable del asesinato de una gran persona y el amor de mi vida. Las lágrimas comenzaban a salir otra vez, recorriendo mi rostro lentamente, distintas memorias de aquel chico venían a mi mente bromeando, riendo, sonriendo, salvando París a mi lado. Tan sólo aumentando la tristeza que sentía.

Estaba sola en casa, pues aunque al principio dudaron mis padres, ambos fueron llamados a entregar un pastel en una boda al otro lado de la ciudad, mi mamá insistió en quedarse más le dije que estaría bien. Soy consciente que no lo estoy, los doctores comentaban a mis espaldas que emocionalmente estaba terriblemente mal por lo que decidieron permitirme regresar antes. Pero no los quería ver sufrir por mi culpa, no les podía hacer tal cosa. Respiré profundo e intenté mantener la poca cordura que quedaba.

Sin embargo, siempre llega ese momento en el que explotas y necesitas dejar salir todo lo que te as estado aguantando y guardando. En mi caso no soy capaz siquiera de mirar mi reflejo al espejo. Las manos me tiemblan y mi corazón se acelera cada vez que aquella imagen del cuerpo sangrando de Adrien se cruza por mi mente.

Aparto la vista de los regalos y me concentro en contemplar la lluvia desde mi ventana, un sentimiento de melancolía me llena al observar una pequeña rosa ya opaca y que ha perdido todo su esplendor en un recipiente de agua ubicado en mi mesa de noche. Sonrío como tonta, al pensar como ésta llegó hasta ahí. “–¿Será este el comienzo de un mundo sin ti? –". Un mundo sin Adrien Agreste. Pensé en voz alta, susurrando para mi misma mientras me acostaba por completo en la cama, no hacía más que recordar los buenos momentos que pasa alguna vez y los intentos en declarar mi amor por él, cada vez cerraba los ojos y al pasar el tiempo caía en un profundo sueño. Mañana tendría que asistir a clases y me guste o no tendré que ir.

¿Soportare el no escuchar tu voz una vez más?

Continuará.......