Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

PRETTY: TWO.

Rosé suspiró. La cafetería es un lugar donde los estatus sociales importan mucho, y ella, siendo la abeja reina de esa escuela llena de fracasados que la admiran por una buena apariencia y actitud agria, no puede permitirse ser vista con una chica como Jennie Kim, claro está. Pero, cuando pensó que ella volvería a estar sola en el almuerzo, la vio al lado de una chica, no sabía quién jodidos era, nunca antes la vio.    

Tiene un corto cabello rubio con adornos aniñados en éste, su uniforme lleva un saco de lana rosa y utiliza unos lentes de marco lila. ¡Es ridícula! ¿Acaso es nueva? ¿Por qué habla con Jennie? Se supone que no tiene amigos, mucho menos amigas.   

—¿Quién es esa? —preguntó a sus amigas, señalando la mesa a la distancia.    

—Ah, es Jung Yerin. Ingresó ayer y pertenece a 2C.    

—Con que nueva...    

—Sí, ¿No se ve ridícula? Estuvo toda la clase de música hablando con el profesor sobre los openings de animes. Es muy molesta... Ugh, me desagrada, ¿Por qué tantos raritos deben venir a esta escuela?    

Para nadie es de extrañar que Lalisa Manobal sea una de las chicas más... complicadas de toda la escuela, incluso para Rosé es difícil de llevar. Lalisa y Bae Suzy son sus mejores amigas, tienen el tipo de amistad que nació hace un año atrás, al inicio de secundaria, las tres decidieron hacer una alianza. Desde entonces, son respetadas en los pasillos como el trío de oro con quienes no debes meterte si no quieres terminar nada, hay muchos rumores, en realidad, jamás han lesionado a alguien, más que insultar en redes sociales, no cometieron todos los actos que se dicen.    

No vienen de familias con mucho dinero, ni tienen las mejores notas. Simplemente dan miedo.    

A Rosé comienza a no importarle el resto, ni siquiera la conversación que llevan las dos chicas, en su cabeza pasa que a Jennie también le gusta el anime, como a la nueva. ¿Hablaran de eso? No quiere sobrepensar en la situación, no debería ser tan importante, no para ella.    

Infló sus mejillas, fastidiada.    

Para la sorpresa del resto, sus manos fueron a la bandeja de comida, casi terminada, y se levantó de su trono. Comen en una de las mesas más grandes, pese a ser tres, y tiene el acceso libre a ser observadas por los demás bajo el foco de luz brilloso.    

—Eh, ¿A dónde vas? ¿Ya terminaste? —cuestionó Lalisa, al ser ignorada frunce el ceño— ¡Hey!    

Su amiga de cabello rubio se aleja, pasando entre las personas que detienen sus charlas entretenidas para seguirla con la mirada. Nayeon camina a un punto fijo, en silencio, y con la mandíbula tensa de lo molesta que se encuentra ese día. La azabache levantó la vista de Yerin para observar a sus espaldas, su estómago se revuelve en un dolor incómodo, ¿Es miedo? Sí, puede que lo sea.    

Traga saliva entrecortado cuando la tiene en frente. Vamos, es tan jodido todo esto, no tuvo tiempo ni de pensarlo, simplemente, como una perra egoísta, ella dejó caer la bandeja de comida sobre su cuerpo. El jadeo de la rubia lo avergonzó. «Genial, alguien más que sabe sobre 'Fracasada Kim.'» suspiró internamente.    

—¡¿Qué te sucede?! —no hace falta decir que toda la cafetería, además de los cocineros, quedaron sorprendidos con el grito de Yerin, era un acto suicida— ¿Por qué le haces esto? ¡No te hizo nada!    

Chaeyoung chasquea la lengua, la misma es golpeada contra el interior de su mejilla es un diabólico gesto infernal. Jennie mira sus pies, ¿Debería intervenir? No quiere que la chica nueva resulte lastimada, sabe que la Park a veces es algo dura con las personas.    

—Su sola presencia me hace querer vomitar. —rié, y vuelve a verlo— Mírala, ni siquiera es capaz de defenderse, es una marica.    

—Discúlpate. —su mano se extiende al hombro de Rosé, lo golpea— ¡¿Te crees muy intimidante?! Pídele disculpas, ¡Ya!                                                               

—Hija de...    

Jennie reacciona antes que la situación pase a mayores, sus manos van a parar en los brazos de Rosé por atrás, su pecho toca la espalda de ella. No quiere una pelea, en especial porque la persona que resulte 'ganadora' será llevada a dirección y –seguramente– suspendida durante semanas, no desea ver a ninguna en algo así. Sin importarle las miradas curiosas del resto, toma la muñeca de la rubia y sale de la cafetería a paso veloz, con su corazón latiendo por los nervios, nunca se ha atrevido a tremenda acción.    

«Dios mio.» piensa «Ayúdame.» repite una y otra vez en su cabeza. Tiene todo el cuerpo repleto de comida, su uniforme ha sido ensuciado y, como si no fuera suficiente, tiene a una chica que parece el mismo diablo a sus espaldas.    

Llegan al baño de mujeres, la lanza al interior y coloca la cerradura. No duda de que en algún momento alguien querrá entrar, entonces, estará en grandes problemas, y al salir andará por los pasillos con una camisa mojada, ni habla de su cabello. Demonios, su madre volverá a hacerle un interrogatorio apenas pise la entrada de su casa. Suspira, en un cómodo silencio camina al lavado donde enciende el agua fría, comienza a quitarse la camisa sucia por el agua de la sopa.    

—¡Joder! ¿Por qué me sacaste de ahí? ¡Iba a matar a esa perra nueva!    

Rosé camina de un lado a otro furiosa. Tira de su cabello.    

—Te saqué porque yo sí pienso en las consecuencias de tus actos. —dijo, quitando las algas de su cabello, mojó este algo asqueada— Te excediste esta vez. —gruñó— ¿Cuál fue la razón? No hice nada...   

—¿Nada? Pues yo te veía muy cómoda hablando con esa.    

—Me preguntaba sobre los horarios. —negó— Seguro ahora todos la miraran mal por meterse contigo.    

—¡Se lo merece! Intentó adueñarse de lo que obviamente es mío. ¡Eres mía!   

Jennie siente unas palmas en su abdomen descubierto, su espina dorsal se heló al instante. Disfruta mucho de estar en sus brazos, es cálida y fría al mismo tiempo, ¿No es imposible? No para Park Chaeyoung, lo incorrecto está al compás de lo moralmente adecuado ante los ojos de la sociedad. Ella es así, y ya se acostumbró a eso. Observando su propio reflejo, ve una mano bajar lentamente hasta dónde debe ir, su lugar.    

La sangre sube a sus mejillas.    

—Rosé... pueden descubrirnos.    

—Tú me metiste aquí, tontita.   

'Tontita.' es el insulto más leve que le ha dicho, aunque saliendo de sus labios es agrio, y no le agrada, se siente diferente, más ofensivo, como si la rebajara al lugar de sus otras víctimas. La mano de la rubia baja a la suya, la tomó, sus dedos se entrelazan en un ferviente momento de tranquilidad. El día que descubrió sus sentimientos se condenó a sí misma a una vida llena de sufrimiento, una vida donde ella ya no es dueña de ella, a partir de entonces, todo lo que creyó pertenecerle pasó a ser propiedad de Park Chaeyoung, ella es la dueña, la propietaria de sus sentidos, de su existir, de su vida.    

Ni siquiera le molesta la idea de ser un ser humano atado a las redes de un amor tóxico, es dulce, es amargo, es muchas cosas.    

Esta segura de que quiere a esta chica, pero ella, ¿La quiere?    

Nunca la escuchó confesar sus sentimientos, siempre son proclamación de su territorio. Más, no hay palabras románticas, ni en medio del acto.    

Gira, sin soltarla.    

—Me gustas mucho. —le dice, su garganta arde— En serio.    

—Lo sé. —asiente en una sonrisa eficaz.                                             

Jennie se siente molesta de que sea todo lo que ella pueda decirle, con sus labios apretados la sostiene de la cintura, y ni siquiera lo piensa demasiado antes de darle vuelta y colocarla sobre el lavado. Jadea, sorprendida.    

—¿Qué te sucede?    

—Dí que me quieres, ya.    

—¿Decir que te quiero? —repite en un hiriente tono burlón— Eres graciosa.    

—¡Dilo! —su intento de sonar dura era entretenido para la contraria, aunque estaba sorprendida de su veraz grito, quiso ver hasta donde llegaría su hermosa amante.    

—¿Y si no quiero?    

—Sé que me quieres. —frunció el ceño— Dilo.    

—Bueno, es verdad, quiero muchas cosas de tí. —sus rostros se acercan—Te necesito Jennie, ahora.    

Por supuesto, la pequeña Kim es débil a sus palabras, por lo que no tardó más de dos segundos –en los que comprendió a que se refería, dejando atrás su enojo– e Inmediatamente se puso a trabajar.    

La parte superior de la rubia fue la primera en irse, era esa diminuta camisa estudiantil que utiliza en dos talles menos para tenerla pegada a su cuerpo, ¡Toda una puta! Joder, sus pantalones siempre se sienten apretados cada vez que –desde su pupitre– la observa reírse con sus amigas en hora de clase, sus ojos suelen viajar a los pechos que orgullosa presume entre las chicas. Los mismos pechos que ella ha podido probar más de una vez. Se deshace de la ropa interior que le obstaculiza poder besarla a profundidad en esas partes ocultas de su cuerpo, y se aferró a su pezón en el momento en que apareció a la vista, lo mordió con fuerza.    

El material frío debajo de sus dedos la invita a una sensación más placentera cuando estos se aprietan en el instante en que una oleada de placer la invadió, su espalda se arquea y con una mirada inquisitiva se lanza a ver a Kim, esta lamia y succionado el maltratado pezón. Es una experta en besar su cuerpo, Rosé se cree una Diosa cada vez que Jennie la tiene, ambas se tienen la una a la otra, son Romeo y Julieta, sólo que no planean suicidarse en conjunto por una tremenda incapacidad de razonamiento, no es estúpida. No, ellas vivirán siendo incorrectas, vivirán en las llamas del placer. Viaja a otros sitios con su mente despegando, cegada del placer.   

Si alguien las descubriera estarían plagadas de problemas. Su reputación se rompería por dejar que la 'Fracasada Kim.' la follara en los baños. ¡¿Qué dice?! Su reputación ya ha acabado en cuanto salió de la mano con ella de la cafetería, frente a los ojos de todo el mundo.    

—Mhhm, debes estar muy avergonzada. —Jennie apenas podía hablar, su boca ocupada en encontrar cualquier piel disponible que pudiera hallar para chupar con avidez. Le encantó cómo respondía su chica favorita a sus besos, eran muestra del amor incondicional que promete.    

Su pelvis se acercó, Rosé movía sus caderas contra las suyas, ni el jodido uniforme era suficiente para bloquear la excitación goteante de ella, comienza a desesperarse, el calor de su coño hacía que su pene se pusiera –si es que es posible– más duro que nunca. El morbo de la situación, lo atribuyo a eso.    

—C-Cierra la boca. —tira de su cabello, y lo jala hacía atrás, gimió, y en ese segundo supo que estaba jodida.   

—Kim Taehyung jamás podrá follarte tan bien como yo, ¿Cierto? Por eso vuelves a mi cada vez.    

Mirandola directo a los ojos, se pregunta si decir que siente cariño sería correcto. Lo de ellas es físico, ¿No? Las emociones románticas deberían estar a millas de distancia, ocultas en una caja fuerte abajo del mar. Preocupada la observa, no quiere admitir que rompió la primera regla en su contrato no firmado. 'No te enamores, Rosé.' Mierda, ya es tarde, y Jennie fue la primera en notarlo.                                

Kim Taehyung fue la primera persona que le enseñó sobre sexo, tenía una actitud arrogante difícil de llevar, era dominante en todo sentido. Tal vez fue eso lo que a Rosé la llevó a parar en Jennie, no quería que alguien más le dijera que hacer, ella era quien disfrutaba de ordenar.    

—Eres una bastarda codiciosa, Kim. —la lastimó cuando sus uñas se clavaron ligeramente en su cuero cabelludo, su cuello ahora girado en un ángulo incómodo lejos de la cara de ella.    

—Es en lo que me volviste. —su frente suda de lo tonta que es al no querer acelerar sus movimientos para no molestarla, inhala feroz y la ve— ¿P-Puedo...? —el leve asentimiento le permitió sujetarla sobre sus muslos y atraerla más a ella, con la ropa aún de por medio, comenzó a frotarse sobre ese centro más que húmedo— O-Oh, mierda...   

Es rápida, desesperada. Acaricia con el coño de Rosé su erección, siente los besos de ella sobre su cuello y las manos que acarician su torso. Se estremece.   

—Mmh, mi bebé quiere correrse tan desesperada... —susurra, mordiendo su cuello.   

—¡Ah! S-Sí, por favor, quiero... —cierra sus ojos, repartiendo embestidas falsas— correrme.   

En el momento en que lo dijo, sus caderas tartamudearon y se corrió sobre su pantalón de escuela. Definitivamente estaba en problemas, y si sus padres no le traen ropa de repuesto, tendrá que transcurrir en todo el día con ropa sucia, o la de gimnasia, lo cual, es muy vergonzoso.   

Chaeyoung la visualizó en frente suyo gemir y empujar sus caderas contra ella como una patética niña pequeña que carecía de autocontrol. Ha sido increíble verla, la cabeza le cayó contra su vientre mientras gritaba: 'A-Ah, Rosé-ssi.' una y otra vez. Nunca antes había experimentado algo así, fue una escena tan erótica, que solo la hizo sentir más necesitada.    

—Eres una niña débil, viniéndote antes que yo, y sólo en unos pocos minutos. ¿Te calienta tanto tener mi coño húmedo contra ti? Tch, bebé patético.    

Esas palabras son crueles, y a Kim le encantan. Tiene muchos sentimientos, uno de ellos, es vergüenza.    

Mina apenas podía mirar hacia arriba. Honestamente, sintió tanta vergüenza al darse cuenta de que arruinó uno de los momentos que tenía para demostrarte que se convirtió en una mujer de verdad, que está vez ella podría hacerla llegar primero, se cegó por la excitación. La rubia tiene un enorme poder sobre ella, es la única con la que ha estado de verdad, fue su primer beso, su primera vez, y será la última. Levantó la vista, pero al instante volvió a ocultarse en la curva de su cuello haciendo un adorable puchero, no le gusta cuando la mira así, tan...    

—Lo siento tanto, en verdad. Perdón, debería haberte...   

—Ya no importa. ¿Te gustó correrte viendo mis tetas? —Jennie asintió contra su cuello aún, Rosé la acaricia, su espalda encorvada se estremece— Que tal si mejor me complaces a mi ahora, ¿Bien?    

Jennie inmediatamente levantó la cabeza y estuvo de acuerdo. Sus manos se ocuparon de quitar cualquier otra cosa que se interpusiera en su camino, feliz de que finalmente pudiera comer el coño de su querida. Era una actividad que la volvía feliz, la primera vez lo que hizo era un desastre, está segura que Rosé fingió un orgasmo, y estaba muy enfadada, al punto de que no la llamó durante dos semanas y en la escuela apenas giraba a verla. Fue una tortura, ahí descubrió su necesidad a la aceptación de ella.   

Estaba avergonzada de admitir cuántas veces se había corrido contra su propia almohada, tantas veces que recordó su coño chorreando miel dulce. Se proclamo única dueña, es la única que puede probarlo.    

Intentó una raya larga sintiéndose orgullosa cuando fue empujada contra su intimidad. Rosé exclamó:    

—Joder, eres mi propia putita experimentada. Amas comerme el coño, ¿Verdad? Todo una... pervertida. —suspiró.                        

Ella no respondió, estaba demasiado concentrada en lo que tenía delante, abierto, reluciente y completamente excitado. Volvió a eso, deslizando su lengua por cualquier lugar que pudiera, tragando ansiosamente cada vez más rápido. Los gritos en el fondo la incitaron, la necesidad de complacerla abrumaba sus sentidos. Aferrándose a su clítoris, en lo único que pensaba era en sí su cariño será suficiente para que decida nunca dejarla. Tirando de su sensible botón rosado, recibió el pase libre para seguir con esto, frotándolo en unos movimientos suaves pero rápidos.   

Y justo cuando pensó que se correría sobre su lengua, la muchacha tiró de su cabeza hacia atrás y hacia afuera. Con su barbilla cubierta por los jugos de la evidente excitación, y la mirada confundida en su rostro, lo hacía parecer un cachorro al que se le acaba de negar una comida.    

—Quiero que me folles, Jennie. —ordenó.   

La más baja se enderezo, saliendo de aquella zona sagrada. No iba a negar que su polla se había vuelto una roca en esos siete minutos pasados, tenía la punta chorreando líquido preseminal.    

No esperó a bajarse el pantalón junto con su ropa interior, un miembro erecto rebotó sobre su pelvis hasta más arriba, casi llegando a su ombligo. Rosé se apretó completamente contra ella, acercando su polla su raja húmeda, luego, metió su mano entre ambos cuerpos que se convertían en uno para empujar la gran longitud de Kim profundamente contra su centro palpitante que se cernía. La cabeza de Jennie cayó sobre el hombro de ella, su determinación por no correrse demasiado pronto nuevamente era intensa, la culpa palpaba sus acciones.    

—Eres tan... te sientes tan bien. —le dijo.    

—Debes hacer que me corra, no lo olvides.    

Jennie no necesitaba más advertencias. Agarró sus caderas y las apretó, empujándola hacia adelante mientras seguía deslizándola de un lado a otro con la fuerza de sus embestidas, estaba llorando contra la cóclea de su oído y se sentía como si estuviera en el cielo. Dios, la ama tanto, es increíble, ella le hace sentir eso, ella era la razón de su satisfacción. Deslizó una mano sobre el vientre plano de Rosé, hizo un camino corto hasta encontrar su clítoris. Cuando lo presionó, se ahogó en un gemido alto y Jennie sonrió maliciosamente.   

—¿Te gusta?    

—Eres la jodida mejor mujer de la Tierra. —logró contestar con un débil tono de voz, las duras embestidas sobre el mármol del lavado la hacían disfrutar de esos minutos a su lado, su coño chorreando y el ruido del choque entre cuerpos desnudos.    

La pequeña hija de puta sabía exactamente lo que estaba haciendo.    

Entonces, una idea fugaz paso por la cabeza de Jennie, y con su polla saliendo de sus estrechas paredes, se alejó unos segundos.    

—Jennie, ¿Qué mier...   

—Date la vuelta, por favor. —pidió, bajándola del lavamanos.    

Vamos, su tono dulce no pudo engañarla, Jennie estaba siendo brusca. Lo fue al hacerla girar y que su pecho desnudo cayera en el frío mármol, sus pezones dolieron con la ficción congelada, gimió, ¿En qué está pensando?    

Agarró sus caderas, levantándolas en lo más alto hasta dejar su mejilla bien apretada contra la superficie del material. De alguna manera, el frescor del mármol era bienvenido contra el calor abrasador de su sonrojado rostro. Justo cuando estaba preguntándose cuándo empezaría, su polla empujó directamente hacia adentro sin ninguna resistencia. Comenzó a golpearla, sin remordimientos, sin ternura, solo sexo salvaje e imprudente. Sus manos resbalaron contra el suelo, un sonido de chapoteo se escuchaba cada vez que Rosé intentaba agarrar la superficie con las palmas sudorosas. No perdonaba, los años de ser la dominante llegaban a su fin.   

No hubo más conversaciones, solo pura lujuria sin adulterar. Cuando sentía que se desesperaba por no querer correrse todavía, ajustaba la posición de la chica, presionando un poco sus caderas hacía abajo, pero no tanto como para no poder envolver la mano y encontrar el clítoris. Park era prácticamente un pedazo de carne inútil debajo de ella mientras movía sus caderas con tanta fuerza y profundidad que apenas podía mover las suyas.    

—M-Me voy a correr.    

—O-Oh, mierda. R-Rosé-ssi —gruñó, sus mejillas hirviendo— Estoy cerca...    

Rosé se apretó a su alrededor, sentía la polla de Kim hinchada de tanto placer, con sus bolas llenas de semen. La rubia no aguantó más y se corrió, gritando su nombre, tenía la frente sudorosa como prueba física de lo cansada que se encuentra, no la puede ver, pero está segura que esa sonrisa triunfadora está ahí, presumiendo haberla hecho correr primero. Segundos después fue su turno de liberarse, esta vez, en ella, su semen no se detuvo mientras gruñía. Los fuertes golpes contra el débil cuerpo de su amante la hicieron derramar lágrimas, pero no era dolor. Su pene aún anidado dentro y ahora desinflado, yacía allí, la mayor parte de su peso sobre sus brazos mientras trataba de reunir fuerza.    

Suspiró y salió, cayendo contra el suelo. Rosé la imitó, derrumbándose adolorida en sus brazos.    

Ninguna dijo algo, estaban exhaustas. Las palabras no eran necesarias para hacerle saber a la otra lo mucho que disfrutaron de su pasión escondida.    

Si Suzy o Lisa la vieran en esos momentos... Diablos, estaría muerta.    

Con la respiración agitada giró a verla, tomó sus mejillas entre las manos y le dijo:    

—Mierda, Jennie. Te quiero. —para luego besarla.   

Era un beso de un tacto simple, y lo hubiera continuado, si no fuera por los intensos golpeteos de la puerta. Se heló.    

—¡¿Quién está ahí dentro?! —el ruido de las llaves del conserje las hicieron tomar rápidamente las prendas de ropa, por más que algunas ya no estuvieran para nada limpias— ¡Pequeñas...! —sus quejas quedaron al aire, y sus ojos se abrieron en grande al notar a dos adolescentes semi desnudos en el baño de mujeres— ¡Degeneradas! —les gritó.   

Detrás suyo, el cúmulo de alumnos se les quedó viendo también.    

Su peor miedo acaba de hacerse realidad. Y, extrañamente, el peso de la mentira se fue, dejando un hueco para el cariño.   

perdón por tardar en publicar esta segunda y última parte :'(.

gracias x leer<33 (voten).

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro