INNOCENCE.
( LIBRO UNO. )

A la mañana siguiente, Harry despertó temprano, ya que en una hora saldría su vuelo. Al vestirse, entre lágrimas, besó los los labios de su pequeña inocente, quien aún dormía tranquilamente, besó su frente, acarició su mano, y abandonó la casa de Jade sintiendo el dolor más grande del mundo.

Jade despertó 45 minutos después de que Harry se fue, esperaba encontrarlo a su lado, poder besarlo y abrazarlo mientras él le repetía un "Te amo", como siempre lo hacia, pero no lo encontró. Asustada, tomó su celular y marcó su número con las manos temblorosas.

Harry miró como su madre subía al avión con una mueca de tristeza en sus labios, la única chica que le agradó, debía irse, le había tomado mucho cariño a Jade. Gemma palmeó el hombro de su hermano, este la miró, ella le sonrió tratando de animarlo, pero él no movió ni un músculo de su rostro, soltó un suspiro y entró al avión luego de darle su boleto al encargado. Cuando Harry iba a entregar su boleto, escuchó esa pequeña y frágil voz.

—¡Hazz! ¿Qué haces? —oyó la voz de Jade proveniente de su teléfono, apretó sus ojos con fuerza.

—Dime algo lindo para que cuando me llames oiré tu voz, Poopey —le respondió él desde su teléfono.

—¿¡Hazz!? Hola, te estoy llamando, ven te necesito. Contesta tu teléfono o si no ven a abrazarme —dice ella con voz inocente para que luego se escuchen risas de los dos. Con ganas de volver a llorar, dejó sonar su teléfono, vio la pantalla y se encontró con una foto de ella estirando sus labios en forma de beso hacia un lado, donde estaba él con la boca de la misma manera indicando que se besarían. Sin darse cuenta, ya varias lágrimas habían recorrido sus mejillas preocupando al chico. Pero el rizado solo le entregó el boleto y entró rápidamente.

Jade al ver que no contestaba, sintió ganas inmensas de desaparecer, comenzó a llorar, abrazada a su almohada. Mientras veía las fotos de ellos dos juntos que traía en su teléfono, su vista se posó en el álbum de fotos que le había regalado Harry para poder guardar las fotos que le había regalado el día de su cumpleaños, su llanto aumentó mientras las veía.

La había dejado, sola, no la amaba, cada palabra era mentira.

Quería morir, ahí mismo, lo quería a él, estar en sus brazos protegida. Pero él la había dejado.

Vio el marco donde salían los dos juntos sonriendo, con él abrazándola por detrás aumentando su llanto. Pero él la había dejado.

Se levantó de la cama y fue hasta su baño sintiendo las piernas débiles, aún no traía ropa, por la noche anterior. Se metió a la bañera, abrió la llave y se sentó mirando hacia abajo. Comenzó a sentir las gotas recorrer todo su cuerpo, quería saber como se sentiría tomar un baño con él entre risas y besos. Pero él la había dejado.

Su llanto aumentó aún más, quería volver a probar sus labios de nuevo, sintió como su corazón se hacía duro, sintió una sensación rara en su pecho, le habían dicho sobre esto, era un sentimiento. Rabia. No sentiría eso jamás.

Pero él la había dejado.

Sintió como la rabia consumía su cuerpo, apretó sus manos en forma de puño sintiendo como el sentimiento de tristeza se iba.

La inocente Jade, se ha ido.