Estoy de pie ante mi espejo, observando el resultado de tanto arreglo. Hoy es el día que más hermosa y especial me he sentido, el largo vestido blanco con encaje está hecho perfectamente a mis medidas. Mi anillo aún resplandece con fuego, según Thomas es una piedra del infierno, una que él tomó hace muchísimos años, que a lo largo del tiempo pulió y conservo junto a él, es una joya extraña para un compromiso, pero sé que me la dió porque lo representa a él, además estoy segura que debe tener un poder especial, que me protegerá al igual que Thomas, el beneficio extra es que ahora tengo algo antiguo, para seguir con la tradición.

—¿Ya estás lista? Temo que el novio se arroje por la cascada de los nervios.— Lo dijo Leo con una mano tapándose los ojos y apenas asomándose por la puerta. Yo reí ante tales palabras y la caballerosidad de Leo.

Sin duda va a ser la boda más sencilla y reservada de todas, solamente los novios y el ángel que tan entusiastamente acepto casarnos.

—Claro Leo ya estoy lista, puedes ver.— Me puse enfrente de él con los nervios a flote y esperando su reacción.

—Luces hermosa, no sólo eres la más bella novia que yo haya visto, también la más asombrosa. Me da tanta dicha entregarte que a diario rezaré por tu felicidad. Aunque sé que estarás bien.— Lo dijo un poco lloroso y las palabras le comenzaban a salir con dificultad.— Ahora sé cómo se sienten los padres que entregan a sus pequeñas en matrimonio.— Y con toda la emoción que sentía me abrazó con fuerza.

Esta vez disfrute más lo asombroso de volar abrazada a Leo, claro porque esta vez estaba buscando al que será mi esposo, y lo ví justo al lado de la cascada, a pesar de ser una fiesta privada, se veía tan hermoso todo arreglado, con las flores naturales, los sonidos del agua. Simplemente perfecto.

Leo me dejó al lado de mi encantador futuro esposo, que también lucía perfecto en su impecable traje. Cuando estaba por dar comienzo a la ceremonia, los sonidos y las luces del cielos no hicieron girar. De nuevo el cielo se pinto de colores blancos y dorados, los ángeles se pararon a nuestro alrededor entonando cantos de amor. Al final no fue una boda privada ni común. Me casé con el ex demonio más poderoso de todos los tiempos, rodeada de ángeles que cantaron y alabaron nuestro unión.

2 años después

—Amor.

—¿Si linda?— Thomas estaba arriba de una escalera pintando las paredes de la sala, con poderes o sin ellos, sigue sin estarse quieto.

—¿Me llevas al pueblo? Quiero llevarles galletas a los niños.

—Claro linda.

De nuevo hicimos el camino al pueblo, ahora hay más gente y las personas se ven muy felices. A veces trabajamos en el pueblo ayudando con las tiendas, pequeños negocios o simplemente Thomas se la pasa pintando y arreglando cualquier desperfecto en alguna construcción. Es bastante pacífico y agradable nuestra vida ahora, con gran asombro vimos como la humanidad se levantaba de tan feo suceso, no puedo asegurar que todos sean felices y buenos, pero al menos todos tienen la oportunidad de vivir, ya quién tome la oportunidad y haga su vida una aventura, será su decisión.

Nos paramos enfrente de la escuela y Thomas me ayudó con mi caja de galletas, caminamos hasta la entrada del salón donde podíamos ver el final de la clase de hoy.

—Ella lo demostró cuando enamoró al tercer hermano, pero eso ya es parte de otra historia.— Concluyó Leo pareciendo satisfecho con la reacción de todos.

No es difícil imaginar que Leo se convirtio maestro, esconde sus alas, pero todos en el pueblo afirmamos que es un ángel. Sé que el es feliz, le encanta enseñar y yo estoy muy orgullosa de él y el cómo logro levantar a este pueblo. Talvez le gustaría enseñar sobre poderes y cantos, pero es igual de bueno con matemáticas y literatura.

Voy con los niños y felices me reciben las galletas así que todos juntos nos las comemos.

Thomas

Leo se me acerca mientras yo sigo recargado en la puerta observando a mi bella esposa con los niños, nunca me cansaré de estar con ella.

—Sigues tan enamorado como el día en que te entregue a Kassel.— Me dijo Leo cuando se dió cuenta que la observaba.

—¿Tanto se me nota?— Le pregunté con una sonrisa en la cara, no necesitaba la respuesta, ya la conocía.

—Ve con ella.— Me hizo gestos para encaminarme en su dirección.

No necesite mucha motivación, camino en dirección a mi esposa, y cuando ella me ve hace esa mirada, con la que le ofrecería una rosa o el mundo, lo que ella desee está a su alcance.

¿Qué más les puedo decir? La amo. Eso lo resume.

Fin

Isa