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9. Tu ángel guardián

No termino de entender muchas cosas todavía, no sé cómo reaccionar ni qué debo hacer.

—Kassel, hay otra cosa que...— Thomas fué interrumpido.

La puerta se abrió y frente a ella estaba el más hermoso ser que haya visto, irradiaba luz. Rubio de ojos claros y unas preciosas alas fuertes y pesadas, justo la forma en la que te imaginas que es un ángel. Un ángel. Los chicos fueron más rápidos en responder, se pararon en actitud agresiva, Thomas, Ian y Alec frente a mí, protegiéndome. Hunter llegó hasta la lámpara al lado del sillón y de un cajón oculto sacó una de mis pistolas, las que habia escondido en caso de que lo necesitará. Se paró enfrente de todos levantando el arma firme y calmado, estaba leyendo la situación y no dudaría en disparar de ser necesario. Aún así era una imagen para guardar, guerra protegiéndonos.

—¡Aléjate! No te acerques a ella, es humana y no puedes lastimarla, tu pelea es con nosotros pero te dejaremos ir sí te vas ahora.— Gritó Thomas mientras Hunter seguía apuntando hacia el recién llegado.

—No voy a lastimar a Kassel, me tomó mucho esfuerzo protegerla, y no los voy a atacar, no soy idiota como para retar a los cuatro jinetes.— El ángel habló calmado y sin demostrar miedo.

—¿A qué haz venido?— Le preguntó Thomas sin moverse.

—Necesito a Kassel, sí se relajan podemos hablar.— El ángel dió un paso adentro y los chicos se tensaron aún más, no creo que les haya gustado su comentario acerca de "necesitarme" pero debía hacer algo.

—Basta, hay que hablar.— Lo dije mientras tomaba el brazo de Thomas y los apartaba para que me dejaran pasar, seguían a la defensiva pero no iban a obligarme a nada, y sí yo quiero hablar con él no tenían otra opción más que dejarme hacerlo, así que me puse entre los chicos y el ángel.— ¿Quién eres?

—Mi nombre es Leo y fuí asignado a ti cuando naciste, mas bien digamos que yo te elegí, soy algo así como tu ángel guardián, vaya Kassel te dejo sola un momento y te metes a la cama de cuatro demonios.— Lo dijo como regaño, pero él no sabía lo que acababa de decir, así que hice lo único que garantizaría que Hunter no le disparará. Le di la cachetada más fuerte en la historia, su gesto de dolor me hizo sentir culpable, no quería golpearlo tan fuerte, pero logré mi cometido, los chicos se relajaron.

—No me importa quien seas, a mí no me vuelves a hablar en ese tono, no tengo que dar explicaciones a nadie y nadie puede juzgarme.— El saber que doy la imagen de una reina me da la confianza de hablar con firmeza.

—Creo que me lo merecía, auch, no sabía que lo demonios pudieran bendecir.— Habló el ángel mientras se tocaba el área donde le pegue.

—¿Qué?— Pregunté.

—Eso no importa termina de explicar qué es lo que buscas.— Intervino Thomas.

—Los demonios fueron creados para matar a los humanos, algunos no son muy poderosos, así que los ángeles pueden destruirlos fácilmente, ya que los ángeles fueron creados para proteger y evitar los desastres que los demonios puedan causar, los humanos siempre van a ser más vulnerables cuando son niños, así que al nacer a cada niño se le asigna un ángel que lo va a cuidar hasta que cumpla 15 años, después las personas deberán cuidarse solas.

—15 años, así que eso fue lo que pasó, mi vida se arruinó cuando dejaste de cuidarme.

—No podía quedarme más Kassel, intente hacer lo mejor mientras te cuidaba, mantuve a tu familia unida, obligue a tus padres a educarte lo suficiente, por las noches te leía cuentos, te contaba historias, desde niña te prepare para todo esto, por eso no te es difícil aceptar toda esta situación, de cierta forma fuiste criada por un ángel.— Seguía explicando Leo, y con cada palabra sólo me sentía más culpable por el golpe.

—Me alegra que mis padres se fueran, jamás nació de ellos cuidarme, todo lo hiciste tú, muchas gracias, sé que es su deber, pero ¿por qué tomarse tantas molestias para cuidarme? No se supone que sólo debías evitar que un demonio me matará.

Eres la primera niña a la que cuidaba, aceptaron que yo lo hiciera para ponerme a prueba, yo te elegí porque eres especial, aún no entiendo cuál es tu relevancia en todo esto, pero sé que de cierta forma eres importante en esta lucha, hace muchos años tuve una visión eras tú, no te puedo explicar mucho porque para mí también es confuso, por eso estoy aquí quiero saber qué es lo que va a pasar.

—Los ángeles no tienen ese poder.— Afirmó Ian.

—No, pero los demonios si.— Contestó Leo.

—No puede ser, eres aquel demonio que desertó, pensamos que te habían destruido.— Hablo Hunter.

—El príncipe nunca supo que me fuí por una visión, yo era un demonio del más bajo rango, no sabían que podía tener ese poder, simplemente me dejaron ir no les importaba perder a alguien tan inferior como yo, aún recuerdo las palabras del príncipe: " es más desperdicio de magia destruirte que dejarte ir" con los ángeles no fué muy diferente, me trataron como abominación, pero según sus reglas no pueden impedir a nadie en sus filas a menos que se le demuestre un delito, por eso aceptaron darme a Kassel, pensaron que la niña moriría y que entonces ellos podrían destruirme.

—Pero la niña vivió y tuvieron que hacerte un ángel.— Concluyó Alec.

—Siguen tratándome como demonio, pero no estoy ahí para que me acepten.

—Entonces ¿para qué lo haces? Creí que querías ser un ángel.— Le pregunte a Leo, por el cual ya comenzaba a sentir un gran respeto.

—Nunca he ignorado una visión, además, ¿ya lo olvidaste Kassel? El cuento de la luna.

—No se hace lo correcto para que alguien lo vea, se hace lo correcto para que tú te veas.— Recité de memoria la moraleja de mi cuento favorito, con lágrimas en los ojos, ahora sé quién me lo contó.

Ya eran pasadas las 10 de la noche, y de la nada comenzó a verse demasiada luz, no era la luz que se ve con la salida del sol, era como si alguien lo estuviera apuñalando, todo se tornó rojizo y sonidos horribles se escuchaban a lo lejos, voltee a ver a los chicos y lucían perdidos, sin mirarme se pararon y comenzaron a avanzar hacia la puerta, yo les grité e intente correr tras ellos, pero Leo me detuvo.

—Ya comenzó el apocalipsis, los están llamando.— Leo pronunció las palabras que más miedo me han dado en mi vida.

Isa

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