12. Comienza el apocalipsis
Volar abrazada del más hermoso ángel hubiera sido más asombroso sí no estuviéramos en camino al campo de batalla, a lo lejos diviso un número exagerado de demonios reunidos, algunos son grotescos, enormes, terroríficos y sólo muy pocos parecen humanos, no es difícil detectar a los jinetes están en medio de todo el caos parados en círculo, lucen concentrados no se mueven y nadie se les acerca.
—Tengo que ir con ellos, quédate aquí.— Le dije a Leo en cuanto aterrizamos alejados de los demonios y lo suficientemente ocultos.
—Kassel ten mucho cuidado, los demonios no te harán daño pero el príncipe si, alejate antes de que él y los ángeles lleguen, sí estás en peligro sólo tienes que llamarme e iré por ti.— Asentí consciente que no tenía mucho tiempo y que no estaba segura que fuera a funcionar.
—¿El demonio original va a llegar junto con el príncipe?— Pregunté.
—No, él ya no existe, después de que su esposa muriera él se decayó, se fué y poco después el príncipe tomo el control, nadie habla de eso, porque no quieren aceptar que su debilidad fue una mujer.— Me explico Leo.
—Bueno pues se va a repetir la historia.— Lo dije mientras caminaba firme y directamente hacía la horda de demonios.
A medida que los demonios notaban mi presencia lucían desconcertados pero sin decir una palabra se movían para dejarme pasar, algunos hacían reverencias, pero ninguno levanto la cara ni me toco, razón por la que fue fácil llegar hasta los chicos.
A su alrededor podía sentir un aura de poder, ellos tenían la cabeza inclinada y hacían sonidos como si estuvieran recitando un hechizo, no notaban nada a su alrededor, no lucían como los chicos que yo conozco pero sé que estaban ahí.
—¿Thomas?— Me acerque a ellos y me pare frente a Thomas, sacudiendo su brazo.
Poco a poco la conexión entre ellos se fue rompiendo y levantaron la cabeza para verme.
—Kassel ¿qué haces aquí?— Me dijo Thomas aún luciendo un poco aturdido.
—Tienen que parar esto por favor, ellos no los conocen como yo, ¿no lo entienden? Guerra mata con peleas e ira, pero Hunter protege, Alec no es hambre él es amable, equitativo y justo, Ian tú me curaste, estuviste a mi lado hasta que me recupere. Pero contigo Thomas no se equivocaron, leí sobre ustedes, ahí no decía que el jinete blanco mate, decía que el jinete salió vencedor y para ganar, de eso se trata. Tu poder es ganar. Por eso les temen, y deben controlarlos, juntos son más poderosos que todos ellos.
Veía en su rostro comprensión, estaba segura que me creían. Pero ya era tarde para pararlo, pude sentir a mi alrededor un gran poder acercándose y el cielo se pintó de colores blancos y dorados. Los ángeles habían llegado. Del otro lado el príncipe rodeado de lo que supuse era su guardia, se acercaba rápidamente.
La pelea iba a comenzar y yo estaba en medio.
—¡Ian sácala de aquí! Hunter dispara a quien se le acerque demasiado a Kassel, Alec lucha a mi lado.— Thomas grito las órdenes agarrando su arco y subiendo a su caballo blanco.
Ian me agarró rápido, como aquel día en el bar, pero esta vez no me resistí, subimos a su caballo negro y nos alejamos a una velocidad increíble, dejando atrás a los chicos, que aún y en medio de una pelea seguían cumpliendo su promesa de protegerme.
>> Y hé ahí un caballo blanco, y el que le montaba tenía un arco, y diósele una corona, y salió victorioso para continuar las victorias <<
Recorde la cita de aquel texto que al verlo luchar la sentí muy real.
Llegamos a dónde estaba Leo, Ian me cargó y me dejó en brazos de él, me dió un beso en la frente y dijo mirando a Leo.— Cuídala. Kassel de verdad lamento todo esto, no importa lo que pasé, yo... Nosotros, te amamos.— Lo último lo dijo para mí y se fué antes de que pudiera responder.
Sentí un dolor en el pecho odie verlo irse así, después de esas palabras que sonaron como despedida.
Isa
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