
•Epílogo. Aiden•
Desesperado camino de un lugar a otro esperando a Keira. Estoy que me cago de los nervios.
—Hermano, ¿necesitas antes la luna de miel? —se burla Liam.
—No sería mala idea —le contesto.
—A lo mejor Keira rectificó y ya no quiere casarse —bromea Dylan.
—Acaben de irse a esperarla —comento haciendome el molesto.
—Vamos a salir —le dice Dylan a Liam—. Keira debe estar por llegar con Andrea.
—Hijo, —me dice mi madre— estás guapísimo.
—Mamá, estoy de los nervios —le digo y ella sonríe.
—Es normal cariño, pero cálmate —me acaricia la cara.
—Hermanito, —me abraza Gabriela emocionada— que hermoso. No te preocupes que ya está lista.
La boda optamos por hacerla al fin en casa de mis padres. Mi madre y Katherine se han hecho muy buenas amigas, ellas junto con Andrea y Gabriela se han encargado de toda la decoración. Keira y yo hemos elegido entre las opciones que ellas nos mostraron. Todo está de blanco, Keira dejó claro que basta de tener tanto negro y gris en mi vida.
Suena One Day de J Balvin, Dua Lipa y Bad Bunny.
Entran Andrea con Liam y Dylan en cada brazo. Caminan por todo el camino hecho con pétalos y flores rojas. A los lados los invitados sonríen.
Aún no la veo a ella y la impaciencia puede más que yo.
Ellos se sitúan en los primeros asientos.
Suena All of me de John Legend y camina ella tomada de la mano de su padre.
Joder. Hermosa, no puedo evitar sonreír orgulloso, complacido y muy feliz. Ya se le nota el crecimiento de su barriga.
Un velo exagerado le cubre la cara. El vestido blanco que le quedaba precioso.
Yo aún parado con las manos en los bolsillos. Ella está cada vez más cerca de mí, me muero por abrazarla, por besarla, por hacerla mía.
Llega hasta mí, Norman me da su mano, asiente y curva los labios ligeramente hacia arriba en una sonrisa discreta. Keira sonríe feliz.
—Estás preciosa —murmuro.
—Te amo —susurra.
Nos acomodamos en los asientos frente al juez y el comienza con la ceremonia:
—Estamos aquí para unir en matrimonio a Aiden Stone y Keira Buckett. En primer lugar, voy a dar lectura al acta matrimonial: Siendo las 13 horas del día 22 de junio de 2020, comparece quien acredita ser el juez civil, al objeto de contraer matrimonio civil en virtud de autorización recaída en el expediente número 890.
Procedan a pronunciar sus votos.
—Yo Aiden Stone, acepto por esposa a Keira Buckett, —deslizo el anillo por su dedo— la reina de mi reino, para amarla, respetarla y protegerla todos los días de mi vida, en la salud o en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza, hasta que la muerte nos separe.
No sé cómo fui capaz de decir todo eso sin equivocarme.
Todos aplauden. Mi hermosa chica sonríe sexy, feliz.
—Yo Keira Buckett, acepto por esposo a Aiden Stone, —me coloca el anillo— el protagonista de la historia más hermosa de mi vida para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, hasta que la muerte nos separe.
—Los testigos —afirma el juez.
Gabriela y Enzo van a firmar. Luego firmamos nosotros.
—En virtud de los poderes que me confiere la legislación del Estado, yo los declaro unidos en matrimonio. Puedes besar a la novia —joder lo que esperaba con ansias.
Le retiro el velo de su rostro, la tomo de la cintura y la estrecho contra mí. Acaricio su rostro y la beso. En sus labios el resto del mundo pierde importancia. Podría pasarme horas así. Escucho las risas y aplausos de la familia.
—Te amo mi reina —digo cuando terminamos de besarnos.
—Te amo mi rey —contesta cerca de mis labios—. Quiero tenerte siempre así.
—Para siempre —le digo.
—Para siempre —confirma.
Después de abrazos y felicitaciones de parte de toda la familia y amigos, Keira me pide que vayamos a bailar al centro del patio, donde habían preparado un escenario con una pantalla detrás que mostraba fotos de nosotros de niños.
Antes de bailar no pudimos evitar prestar atención. O es una cosa o la otra y ahora mismo yo prefería ver las fotos.
La risa nuestra y de las demás personas hacen eco al vernos de pequeño.
Termina la presentación de fotos.
Thinking out loud de Ed Shaeeran empieza a sonar. Ahora sí no puedo evitarlo y me toca bailar.
—Ves mi rey, que no es difícil —me dice al oído para que pueda escucharlo.
—Nada de lo que creía difícil, hoy lo es —le comento.
Ella coloca su cabeza en mi hombro. Y yo me siento en el puto paraíso a su lado. No sé cómo pude negarme a esto, días atrás. Mejor lugar, en el mundo no hay.
Acaba la canción y comienza la sección de fotos, algo que no me agrada mucho pero es un día especial para ambos y debe quedar los recuerdos.
Vamos hacia el pastel tamaño exagerado. Me alcanzan dos copas de champagne. Le alcanzo una a Keira, solo será por la foto. Me coloco detrás de ella y situó mi mano derecha sobre la de ella. Le hacemos el primer corte al kake. Seguidamente cruzamos la mano donde tenemos la bebida, yo tomo de la de ella y ella de la mía, esto es un clásico. Millones de fotos y personas riendo.
Nos sentamos en la mesa principal y me refiero con esto a que es la primera mesa, detrás de nosotros están todas las demás. No sé porque mi mamá habrá hecho esto así, estamos de espalda a todos.
En ese momento veo a mi madre caminando hacia el escenario.
—A Keira, —dice ella por el micrófono— le cogí un cariño inmenso desde que la conocí. Ella es increíble como persona además de ser preciosa...claro...Es muy agradable, sencilla, muy buena, es lo que yo llamaría la nuera perfecta—. Keira se ríe junto con todos—. Llegó a nuestras vidas para llenarnos de felicidad, especialmente en la de mi hijo Aiden, que ha dado un cambio inmensamente positivo. Aunque ellos mantenían en secreto algún tipo de relación, mi instinto de madre me decía que a mi hijo le encantaba y sabiendo el carácter de ella, di por sentado de que al final llegaríamos a esta gran bendición. Los amo mis niños, todo lo mejor para ustedes.
Se escuchan los aplausos y sube mi padre al escenario.
—Demás está decir que estoy orgulloso, muy orgulloso, de tí mi hijo. Has demostrado ser responsable, valiente, decidido, esto es lo que yo siempre deseé para tí. Tienes a una mujer maravillosa a tu lado, que se que te adora y solo me bastó conocerla para darme cuenta que también la adoras a ella. Keira hizo que te convirtieras en una mejor persona y eso se lo voy a agradecer siempre. Ustedes junto con ese pequeño que aún no conocemos han llenado aún más de luz todo esto.
Termina mi padre y llega la madre de Keira.
—Mi pequeña princesa siempre fue feliz —comienza ella—. Llenaba de felicidad nuestro hogar, pero debo admitir, que hoy la veo más feliz que nunca. Con Aiden nunca me equivoqué, sí, me hizo dudar tal vez un poco, pero justo antes de haberse confirmado lo que tenían le había dicho a Keira qué él no era un mal hombre. Él matrimonio no es algo sencillo, pero yo espero que ustedes sean muy felices y aprendan a caminar juntos. Los quiero.
—El tiempo pasa muy rápido —dice Norman—. Hace poco Keira corría de aquí para allá, era una niña intranquila, creció mucho y ya hoy la veo aquí felizmente casada y no puedo evitar sentirme feliz de ver a mi pequeña tan hermosa y en tan buenas manos, porque —me dice a mí— me demostraste que serías capaz de todo por mi hija, que la cuidas y la quieres más que a nada, en tí, pongo lo más valioso de mi vida, espero no me falles. Por mi parte, siempre contarán conmigo. Ya la familia creció —dice al fin emocionado.
Andrea, Gabriela, Liam, Dylan y Enzo se sitúan sobre el escenario.
—Hoy mi felicidad se multiplica por mil al ver a mi mejor amiga así tan bella de blanco. Esto del casamiento es un castigo —bromea Andrea—, pero sé que es lo que siempre deseaste desde que lo conociste, también sé que no podrías estar más feliz. Aiden, cuida mucho a mi Keira, sabes, porque la secuestro y no la ves más —otra broma. Andrea es así.
—Al príncipe de mi reino, —comenta Gabriela feliz— mi hermano mayor, quien gracias a Keira, logramos tener una relación más de hermanos, hoy estas tan hermoso y tan feliz, que acepto que las personas si pueden cambiar. Estoy muy orgullosa de tí y de que seas mi hermano. Mi Kei bella, la amiga que un día llegó a mi vida de coincidencia y que sin saberlo ya era mi cuñada. Yo soy protagonista de su historia y créeme este era el final que se merecían.
—Aiden, siempre fue serio y muy solitario, nos convertimos en hermanos porque al final éramos también un poco, solo un poco, que conste, como él. Llegó Keira a su vida, una chica genial, alegre, divertida, sincera, le hizo tambalear, no era el mismo de antes, pero era una mejor persona. Demás está decir que los quiero a ambos —habló Liam.
—Mi Kei, —dice Dylan— la mujer que apareció en el club un día y puso de los nervios a Aiden y mira que eso nunca había sucedido. Desde ese instante supe que mi amigo estaba enamorado de tí, sí Kei, hace mucho, solo que nunca te distes cuenta. Aiden dejó de ser Aiden, pero se convirtió en alguien mejor. Se que ya están casados y pronto me darán la bendición de ser tío, pero, recuerden que aún así no nos separaremos de ustedes nunca.
—Keira siempre tuvo magia —asegura Enzo—. Recuerdo, que en la cafetería de A.S Enterprises te dije que Aiden no era de novelistas de amor, pero, aquí estás hoy, demostrándonos a todos, que pudiste derretir el hielo. Somos espectadores precisamente de una novela de amor, con ustedes de protagonista.
—Fueron increíbles todos, den por hecho que nuestra felicidad es completa gracias a ustedes. Los queremos muchísimo pero...—digo—...me llevo a mi esposa.
Una última despedida. Estamos frente a todos, Keira se gira y tira el ramo.
Para la risa de todos e incluida la mía le cae a Liam, quien de un rápido movimiento se lo tira a Dylan, este hace lo mismo y se lo tira a Andrea. Son un espectáculo pero son sin dudas nuestros amigos.
Nos vamos a Bora Bora una isla en la Polinesia Francesa.
Decidimos esta isla juntos, la consideramos la mejor opción. Nos encantó desde el primer momento o la primera foto.
El viaje fue demasiado largo tardamos poco más de catorce horas en llegar.
Esto es el puto paraíso. Nos instalamos en una de las casas flotantes.
Todo era de madera, estaba precioso si así se puede llamar. En el cuarto delante de la cama había un espacio en el piso de cristal donde se podía observar el mar debajo. Sobre ese cristal también había una mesita sobre el que había revistas y flores. Un tanto más atrás había una especie de rincón con un sofá bastante cómodo. De frente a la cama, un televisor y eso es lo menos que vamos a utilizar aquí. Unas puertas de cristal permitían observar y además acceder a una especie de portal lleno de muebles para descansar. Una escalera te permitía entrar al agua.
Nos acomodamos en el portal.
—Preciosa, hay tiempo para todo. No prefieres descansar —le digo mientras se sienta sobre mí.
—Amor tiempo para descansar hay de sobra —me dice mientras se hace dueña de mi boca.
—Por eso no logro estar en otro lugar que no sea a tu lado —le digo.
—Por eso no puedo pensar en otra cosa que no sea en tí —me dice.
—Dime algo —inquiere curiosa—. ¿Por qué yo, entre tantas chicas en el mundo?
Sonrío.
—Por un millón de razones que tal vez no sabría explicar así con palabras. No sé si esto responde a tu pregunta pero, además de que eres perfecta físicamente, tienes todo lo que me gusta, eres decidida, honesta, loca, eres encantadora, divertida, eres tan controladora como yo, aunque no quieras aceptarlo, también te gusta dominar, eres amiga, eres compañera, estás más pendiente de nosotros, que de ropas, zapatos —ella ríe—. Sí, las chicas están pendiente a los bolsos, los zapatos, al maquillaje. Tu eres natural y eso me encanta. No tienes miedos, fronteras.
—Te amo —es lo último que dice antes de que su mano entre en mi pantalón.
Alguna vez creí que tenía todo controlado en mi vida, que la felicidad y el disfrute procedía de las fiestas y un montón de mujeres, ahora, se que no, el verdadero disfrute y la verdadera felicidad en mi vida viene de aquí, de ella, de mi reina. Es la chica con la que puedes compartir cualquier momento, es amiga de tus amigos, familia de tu familia, da amor, comprensión, tranquilidad, estabilidad pero también es mi adicción en la cama y así conjugado todo, no necesito más nada.
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