•Capítulo 19. Aiden•
Vuelvo a mirar la foto una última vez recordando todo lo que quiere hacer Buckett antes de cumplir los veinticuatro años.
Ayer justo cuando ella se fue al baño, yo iba a seguirla, no me iría, entraría al baño y la haría mía otra vez. Porque soy capaz de hacer todo con ella, porque es lo único que me importa del maldito universo. Justo entonces entré a su habitación. Vi su foto en una cómoda. Joder. Tiene una sonrisa tan hermosa y yo soy un maldito gilipollas que acabaré jodiendo todo. Si alguna vez ella dejara de sonreír y ser feliz por mi culpa, no me lo perdonaría. Estamos muy bien así, y aunque parezca un poco loco no es mi intención jugar con ella, si así hubiese sido no me la hubiese follado más de una vez como ha pasado con las demás.
Entonces al lado de la foto había una agenda color rojo con adornos. Me pareció curioso. A las chicas les gusta escribir diarios y esas cosas, pero nunca creí que a ella le gustaba hacer eso. La abro, por supuesto, soy Aiden, me gusta controlar todo y más si es con respecto a Keira.
Lo único que encontré fue una lista ridículamente grande de cosas que quiere hacer antes de cumplir sus veinticuatro años.
Se las cumpliré todas. Excepto una: Enamorarse, ese es su último deseo.
A Keira la tengo clavada en mi mente desde que la vi en el club aquella noche. Cada día que pasa me impresiona más. Es esa chica linda, divertida, loca, independiente, que no sabes con que te pueda sorprender. No exige compromisos, te da espacio a tus cosas y a veces también tiene esos momentos donde quiere tener el control. Yo podría ser capaz de besarla y hasta hacerle el amor, cumplirle todos sus deseos y las fantasías, pero Enamorarse...no.
No puedo enamorarme, tengo un maldito miedo que se apodera de cada parte de mi cuerpo. Miedo a perderla, a no saber darle todo lo que necesita en una relación y que al final termine aburriéndose, miedo a aburrirme yo y terminar haciéndole daño. Es ese miedo, el que no me deja ver más allá del sexo. Joder...Soy Inmune a sentir.
Tampoco puedo permitir que se le acerque otro hombre, porque soy un puto egoísta que solo la quiere para mí. Que pensar en que otras manos acaricien todo lo que ya he tocado, que sientan sus gemidos, que vean su cara cuando llega al orgasmo... No joder, eso solo pienso disfrutarlo yo.
Enciendo el teléfono para ver la hora. Exactamente las cinco de la madrugada.Me levanto de la cama. Ropa deportiva y salgo a correr Pacific Heights abajo. Recorrido matutino.
Las luces de San Francisco aún brillan en cada calle. Aún es de noche.
Llego a la oficina a las siete.
-Buenos días señor Aiden -me saluda Flin.
-Buenos días Flin. ¿Has cumplido con lo que te ordené?
-Señor, el día que usted me lo ordenó si. Le puse los audífonos y la venda que me dejó. Fue muy eficiente su plan, pudo llegar hasta su planta por el elevador. Pero las otras veces no se quien la ha ayudado, porque le dije que me llamara cuando necesitara ayuda pero no lo ha hecho más.
-De acuerdo Flin, gracias.
-De nada señor. Que tenga usted buen día -asiento.
-Buenos días señor Stone -saluda Dafne.
-Buenos días Dafne -me acerco a ella-. Nada más que Keira entre por esa puerta llámame.
-No hay necesidad señor. Está ahí hablando con Flin.
Me arrecuesto a la mesa de la recepción a esperarla.
-Buenos días Dafne -saluda sonriente-. Señor Aiden bonita corbata.
Es la corbata con la que le amarré las manos en su departamento.
-Buenos días Keira -le devuelve el saludo ella.
La miro de arriba a abajo inspeccionando todo su cuerpo. Ella me dedica un mohín y sale caminando.
Me importa una mierda que Dafne esté ahí mirando, ella sabe perfectamente que si habla alguna mierda de lo que vea en la oficina, la despido, sueldo mejor no va a encontrar.
-Buckett, ¿no piensas buscar mi café.
-Se puede saber por qué el señor en vez de estar coqueteando con su recepcionista no fue y buscó su café.
-¿Estás celosa Buckett?
Ríe irónica.
-Una persona es celosa cuando está enamorada y no es el caso -repite la misma frase que dije yo en el cumpleaños de Gabriela.
-Tienes suerte entonces nena. Recuerda que sigo siendo el que manda en tí, desde que cruzas esas puertas -señalo la entrada-. Y ahora ve y búscame el café.
Bajo protesta va a la cafetería y busca el café.
-Aquí tienes. Eres un jefe increíble sabes. Deberías hacerle un aumento a todos por el simple hecho de tener que aguantarte.
-¿Qué hago con tu chiste Buckett, me río o lo aplaudo?
-Pues cumple con él -me reta.
Camina hacia las escaleras, pero la detengo tomándola de la muñeca.
Safo mi corbata y se la coloco como venda en los ojos. Busco una canción de Ed Sheeran. La guío hasta el elevador.
Ella está muy tranquila hoy. Me asombra realmente.
Averigüé que podía hacer para que pudiera subir el elevador sin miedos. Verla con la respiración agitada y apoyada en la pared sin ánimos por haber subido tantas plantas no era algo que me agradara. Pero mi orgullo o tal vez el hecho de no darle falsas esperanzas hizo que acudiera a Flin para que él la ayudara.
Llegamos a la planta doce. La guio fuera del elevador y quito la corbata de sus ojos.
-¿Cómo es que sabes que de esta manera puedo subir el elevador? -inquiere.
-Buckett, alguna vez te mencioné que lo sé todo. Aún dudas de mi capacidad.
-Si alguien en este mundo sabe perfectamente como eres, esa soy yo. Lo que no entiendo el por qué de tantas atribuciones.
-No suelo dar el por qué de las cosas que hago. Hago lo que quiero y punto.
-Claro -se sienta en su mesa, dando por terminada la conversación y yo sigo hacia mi oficina.
Cuando apenas me he quitado la chaqueta y me remangaba la camisa tocan la puerta.
-Adelante Buckett.
Ella se me queda mirando por unos segundos. Recorriendo con sus ojos cada acción que hago. Le sonrío con la vista fija en ella.
-Quieres hacer más que ver -expreso.
-Señor lo ha mandado el director de operaciones y más tarde tiene una entrevista con el señor O' Farell -dice a carretilla ignorando mi proposición.
-Bien Buckett. Ve al departamento de contabilidad y ayuda a Abby con su trabajo.
-Si señor, eso hago.
Me dirijo hasta el almacén. Por primera vez en mucho me ausentaré varios días y todo de estar en control.
-Luke. ¿Qué sucede?.
-Señor, el ingeniero Morgan, tiene un nuevo proyecto para minimizar los riesgos de seguridad, pérdida o contaminación del producto. Y es un cambio de los montacargas duales por los montacargas eléctricos. El proyecto está valorado en unos cuarenta mil dólares. Aqui están los datos estadísticos y el monto total valorado por contabilidad.
-Si, me parece bien la propuesta. Pero, ¿Qué beneficios aportan estos cambios?
-Aparte de disminuir los riesgos de seguridad, pérdida o contaminación del producto. Producen bajas emisiones de CO2 al ambiente. Costos operativos más bajos gracias a que los intervalos de servicio son de más de 1,000 horas. Minimiza el consumo de energía.
-¿Cuánto tiempo toma tener listo el almacén? Les recuerdo que fin de mes tenemos dos entregas a Nueva York.
-Tomará aproximadamente menos de una semana.
-Luke. Eso no es una respuesta correcta. Precisión.
-Cuatro días señor.
-Pues a poner el proyecto en marcha cuanto antes. ¿Qué ha pasado con la compra de los mil sacos de cemento?
-Lista. Debido a los posibles cambios en el almacén, la mercancía el miércoles semana próxima estará aquí en el almacén junto con las doce piezas de arte.
-El próximo miércoles estaré de viaje. Pero te mantienes en contacto conmigo quiero estar al pendiente de todo lo que acontece.
-Así será señor.
-Señor Aiden -me llama Dafne-. El señor O'Farell lo está esperando en su oficina.
-Bien Dafne, iré enseguida.
-Aiden Stone -me extiende la mano el hombre.
-O'Farell ¿no? -le devuelvo el saludo.
-Llámame Alí.
-Muy bien Alí, ¿qué desea?
-Necesito enviar a Nueva Jersey doscientas latas de café.
-¿Para cuando lo necesita?
-Si es posible para dentro de mes y medio.
-Bien. Antes de la entrega, tendremos una reunión para detalles de los costos, recibos, etc.
-Un placer hacer negocios contigo -se levanta de la silla y vuelve a extender la mano.
-Igualmente -le devuelvo el saludo-. Seguimos en contacto.
Alí se marcha.
El teléfono suena en la mesa de la secretaria.
Joder. Todo el número de darle vacaciones a Astrid y mandar a Buckett a trabajar con Abby para no tener que pensar en follármela todo el día teniéndola tan cerca han traído consecuencias, como esta, tener yo que contestar el teléfono.
-Dime -respondo.
-¡Ah! señor Stone -Dafne parece asombrada-. La señora Amanda lo está esperando.
¿Que tratará mi madre?
-Ahora bajo -cuelgo el teléfono y bajo a ver a mi madre.
-Mamá -la saludo. Ella se apresura en llenarme la cara de besos.
-¿Cariño es tan difícil ir a casa a vernos?.
-Mamá, tengo trabajo que hacer.
-Amanda -Buckett saluda a mi madre-. Que gusto verla aquí.
-Keira querida -ellas dos dan la impresión de que se llevaran de toda la vida-. Vine a buscar a Aiden para almorzar, ven con nosotros.
Amanda Stone cuando quiere conseguir algo no descansa. Buckett se queda muda.
-No lo sé Amanda -dice al fin.
Por primera vez la cena familiar me resultará entretenida. Así que, ella irá.
-Cariño dile que venga con nosotros -insiste mi madre.
-Vamos Buckett -digo como si fuese innecesario tener que haber dicho eso.
Llegamos a Jackson Fillmore.
-Mira quien nos espera allí -expresa mi madre señalando una mesa.
-Papá. Esto tiene que ser una especie de complot -él ríe ante mi comentario.
-La culpa la tiene tu mamá que quería que viniéramos a verte en pandilla -bromea mi padre-. Keira que bueno verte de nuevo.
-James -ella lo saluda-. Lo mismo digo.
Nos sentamos todos en la mesa.
-Keira ¿cómo está tu familia? -pregunta mi madre.
-Bien Amanda -responde ella.
-¿Vives con ellos? -comienza la serie de preguntas de mi madre.
-No, vivo sola, en Mission. Desde que empecé a trabajar me independicé.
-Que bueno Keira. ¿Y vas a verlos?.
-No exactamente todos los días, pero sí, voy a verlos, soy muy pegada a ellos, son mi única familia.
-¿Cómo así? -interfiere Gabriela que llega con el novio.
-No seas boba, tu sabes que te adoro y que ya eres como mi hermana.
-Cuñada -articula Gabriela de manera que solo nosotros dos podemos verla.
Gabriela y Ryan besan a Keira.
-Hermanito -se me acerca al oído-. Recuerda que debes una apuesta -me susurra.
-Enana. Tu siempre tan cariñosa.
-Aiden...-me saluda Ryan -.... o cuñado?
-Aiden está bien -le doy la mano.
-Papá saben que nos vamos de viaje a París -informa Gabriela-. Aiden va a planear...-hace una pausa-.... pagar todo, para algo trabaja tanto.
-¿Está tu hermano de acuerdo o te lo has inventado tú? -le dice mi padre sonriendo-. Que yo recuerde Aiden no soporta los viajes en grupo.
-Buen punto papá. Se lo acaba de inventar ella -le digo.
-Cariño, pero me parece buen plan. Debes salir y disfrutar, estas muy joven para solo preocuparte por el trabajo.
-Me gusta mi vida exactamente como es -respondo seguro.
-¿Exactamente como? -responde Keira. Esta mujer tiene arte para ponerme de los nervios-. Trabajando mucho o saliendo a un club. El mundo está lleno de cosas interesantes y únicas que explorar, hay que vivir Aiden. Lo que tu llevas es monotonía. Eso es exactamente. Todo los días igual.
-Opino igual mi niña -la apoya mi madre-. Y siendo sinceros creo que tu eres la única que puede ayudarlo ha salir de ese agujero donde está metido.
-Mamá, pareces muy lógica. ¿qué quieres decir?
-Nada cariño. Te adoro y quiero lo mejor para tí.
-Lo mejor para mí ya lo decidiré yo, ustedes tranquilos.
-No lo presionen más cariño -comenta mi padre-. También creo que deba cambiar un poco su vida personal. Pero no quiero presionarlo. Confío en mis experiencias y sé que cambiará.
-¡¡Mañana las llevo de compras!! -les dice mi madre-. James se reunirá con sus amigos.
-Mamá, Keira detesta ir de compras -dice Gabriela-. Aunque puede hacer la excepción.
-No sé...- interviene Keira.
-Mi niña, -dice muy cariñosa mi madre- la pasarás muy bien. Conmigo no hay quien la pase mal.
-Eso si es verdad Keira, -afirma mi padre-con Amada no hay quien la pase mal.
Pasamos toda la tarde conversando con mi familia. Todo es gracias a Buckett porque yo en una comida así después de cinco minutos ponía una excusa.
Terminamos la comida. Keira y yo volvemos a la oficina.
Eran más de la cinco. El almuerzo con mi familia tomó toda la tarde.
-Se que no has pedido mi opinión pero igual te la voy a dar -dice Buckett-. Tienes una familia maravillosa, que te adora a pesar de esos problemas tan graves que tienes con dar afecto y el humor tan malo que te cargas, ellos están pendientes de tí y tu de ellos no. Estás haciendo las cosas mal Aiden. No importa el trabajo, el dinero va y viene. De qué te sirve el dinero y los lujos si no tienes con quien disfrutarlo. El mundo puede fallarte, ellos te aseguro que no, hace falta que tengas eso claro. No importa como seas, los padres de uno siempre van a estar a tu lado por encima de todo. Tu hermana Aiden, es una chica cariñosa y buena, que le ha faltado el amor de su hermano, es más pequeña que tú y nunca la has cuidado, le has enseñado cosas de la vida que tu por ser más grande has aprendido, le has preguntado si todo estaba bien....
-Para Buckett -le exijo-. Para joder -hablo un poco más fuerte.
-No Aiden, vas a escucharme. Deja de ser tan reservado con las personas que quieres, y sí, yo sé que los quieres, a tus padres, a tu hermana y a tus amigos, deja de ser tan poco cariñoso. Esta vida es una montaña rusa joder. Hoy los tienes a todos contigo pero mañana te puede faltar alguien y te va a pesar Aiden, no hacerme caso. Llámalos, ve a verlos, no importa si es para preguntarle si están bien, pero hazlo.
-Buckett no entiendes no sé como hacerlo. Aunque quiero no sé como. Ser cariñoso nunca ha sido mi fuerte. Desde pequeño he sido solitario. ¿Crees que voy a cambiar ahora?.
-Te enseñaré Aiden. Si pones de tu parte puedes lograrlo.
Entramos a la empresa. Algunos trabajadores se marchaban a casa.
Ayudo a Buckett ha subir el elevador.
-Señor...
-Buckett ahora soy "señor" -comento irónico.
-En la empresa eres "señor". Como le estaba diciendo voy a verificar que Abby haya terminado con su trabajo.
-Esta bien Buckett.
Mi dispongo a adelantar trabajo. Keira regresa minutos más tarde.
-Señor Abby ya se ha marchado y son las seis. ¿Puedo marcharme? -me pide Buckett, inclinándose en mi mesa.
-Buckett, será mejor que me lo pidas de otra manera porque de esa forma solo lograrás que no te deje salir de aquí.
Recupera su posición y cuadra los hombros.
-Adelante Buckett, ya puedes irte -ella sonríe ante mis palabras.
Conozco a mi chica y ella trama algo.
-Que tenga buena tarde...... señor -me guiña un ojo.
Yo he creado esta faceta de Buckett y ahora se me sale de las manos.
Antes solía hacerla vibrar con cada roce, ahora ella me hace enloquecer con su sensualidad. Disfruto cediendo el control con ella.
No voy a dejar que se marche, voy a traerla. Quiero follármela aquí mismo y ahora.
Salgo a buscarla, ya se ha marchado.
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