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28. Eileen

Me levanto de la cama. Llevo dos días llorando. Estoy cansada de llorar, de sufrir por algo que no hice. Me duele la situación por la que estoy pasando. Tengo la culpa, ¡¡¡sí!! pero por creer que podía trabajar en la empresa rival de Liam sin meterme en problemas, por haberme enamorado de Liam, por pensar que lo nuestro podía funcionar, por dejar que me tratara de la forma en que lo hizo.

Me doy un baño. No voy a esconderme del mundo. No puedo. Tengo que enfrentar esto. Voy a arreglarlo. Aunque me tome el tiempo del mundo. Tengo que demostrarle a Liam que no robé esos diseños.

Después de ponerme lo primero que mis ojos observaron cuando abrí el armario, me cepillo el cabello y salgo para la empresa de Harry.

—Ei —saluda como si nada—, que bueno que estés aquí.

—Voy a ser directa —le digo—. Me interesa trabajar aquí.

Me señala un sofá carmelita. Sigo sus pasos hasta que me siento frente a él.

—Faltan meses para el próximo desfile —contesta—, pero podrías trabajar como mi secretaria ¿aceptas?

De esta manera puedo descubrir más  rápido como esos diseños llegaron a mano de Harry. No voy a detenerme hasta demostrar que no he tenido nada que ver en eso.

—Me parece bien —respondo al fin—. ¿Cuando empiezo?

—Mañana —dice.

—Hasta mañana —me despido y le tiendo la mano.

—Hasta mañana Ei —contesta.

Voy a Upclide. Andrea me mira con cara de preocupada. Tardamos solo cinco segundos en mirarnos y ella corre a abrazarme.

—Sé que no tuviste nada que ver —dice—. No serías capaz de hacerle daño. Sé cuánto lo quieres.

Eso me hace recordar a Liam y como no creyó en mí. Una punzada de dolor atraviesa mi estómago. Nos sentamos en una mesa. Andrea trae un vaso de agua.

—Él no creyó en mí Andrea —hablo y pierdo mi vista por el ventanal—. Eso es lo que más me duele de todo. Yo sería incapaz de hacerle eso. Voy a demostrarle cuánto se equivocó, te juro, que no descansaré hasta que descubra quien tuvo que ver realmente, pero, ni arrodillado va a hacer que yo vuelva con él.

—Ei —expresa—. Te entiendo, pero no hables así. Él también te quiere, aunque se muera diciendo que no se enamora.

—No me quiere Andrea —respondo—.  Si me quisiera de verdad, creería en mi.

—Todas las pruebas le indicaban que eras tú la culpable —me dice—, pero él se dará cuenta que se está equivocando.

—Yo le voy a demostrar que sí, que se equivocó —expongo—, pero vuelvo y te repito que para él, estoy muerta.

—Eileen —me regaña Andrea.

—Voy a hablar con Hugo —digo—. Necesito dos semanas de vacaciones.

—Cuenta conmigo siempre —me abraza—. Lo sabes ¿No?

—Sí —digo—. Lo sé.

Camino hasta la oficina de Hugo. Tengo claro lo que tengo que hacer, aunque no es lo que deseo realmente.

—Eileen voy a tener que reducirte el salario. Te estás ausentando mucho —dice Hugo.

—Lo siento señor —comento—. He tenido problemas. De eso vengo a hablarte. Necesito dos semanas de vacaciones.

—Estás pidiendo mucho —me dice.

—No me va a pagar durante dos semanas —comento—, por favor señor. Necesito unos días.

Él lo piensa unos instantes.

—Está bien —contesta al fin.

Hugo es muy buen jefe, la verdad. No hay explotación, ni malos tratos, ni riguroso control.

Paso a ver a Andrea antes de irme.

—Eileen no puedes seguir en una cama. Tú no hicistes nada malo. Si te embullas ve al club hoy.

—Ahí me encontraría con Liam —contesto—, y no quiero verlo. Eso es como llevar la soga a casa del ahorcado.

—Liam también la está pasando fatal —asegura—. No ha querido hablar con nadie y no ha salido de su casa.

—No sé Andrea —respondo.

Me marcho a casa. Al entrar me encuentro con Jack que estaba sentado con mi abuela.

—Jack —lo saludo.

—Ei vamos al parque —pide—. Hace días no conversamos.

Asiento. Voy con Jack a nuestro parque. Como cada vez que estoy aquí, el aire invade mis pulmones y me hace sentir bien.

—Cuéntame Ei, que te sucede con Liam.

—No sé si quiera recordar lo que ha pasado —me sincero.

—Recuerdas cuando éramos niños y algo te ponía triste, veníamos aquí, tu me lo contabas en voz alta y te sentías mejor.

Recuerdo sí.

—Para resumirte el cuento entré a trabajar a la empresa rival de la de Liam. Se celebraría el desfile más importante del año, la Semana de la Moda. Supuestamente Harry le robó a Liam el diseño que cerraba el desfile. Y como yo era el enlace entre ambas empresas, la culpa para Liam, es totalmente mía. Me dijo tantas cosas...

—Liam es un imbécil —dice—, pero un imbécil por decirte tantas cosas sin saber si realmente formaste parte de eso. Pero por otra parte, si yo estuviera en su lugar, también creyera que fuiste tú, porque has estado en su casa, en su empresa. Eileen, Liam te conoce muy poco, no lo culpes tanto, yo sé que no serías capaz de hacerle daño a quien amas, pero yo te conozco de pequeña, él no.

—Me lastimó Jack —digo mirando hacia un árbol cómo si este me transmitiera mucha claridad en mis pensamientos—. Si hubiera sido al revés, yo no lo abría inculpado sin tener pruebas.

—Eileen, para ti es más fácil hablar desde tu posición —comenta para mi asombro—, pero no sabes cómo actuarías si estuvieras en la de él.

—Yo hablaría con él, en vez de pedirle que se perdiera —respondo—, pero...¿Por qué tú lo defiendes después de todo lo que te hicimos?

—No lo defiendo Ei —contesta y hay mucha madurez en sus palabras—. Te estoy diciendo lo que considero. Que debía haber creído en ti, en vez de condenarte, sí; que no debía tratarse como lo hizo, sí, pero peque, él no te conoce, como te conocemos tu abuela y yo. Cuando te vio con aquel vestido, a ti que ibas a su empresa, que estabas en su casa y que trabajas para su competencia, las pruebas indicaban que eras tú. Con respecto a lo que me hicieron, no les guardo rencor, tu eres mi mejor amiga y te quiero muchísimo, no voy a pasarme la vida sin hablarte, que tenías que habérmelo dicho, sí, pero comprendo que no querías hacerme daño. Ves, no solo podemos mirar de nuestro lado, a veces debemos ponernos un poquito en el lugar de la otra persona y saber perdonar.

—Jack eres increíble —lo abrazo—. Te quiero, te quiero mucho.

—Y yo a ti peque.

—Te propongo algo, y no me puedes decir que no —le digo—. Vamos a Pura Club, invita a tu novia.

—Ei algunas cosas no han cambiado en mí —respondo

—Por favor. No quiero ir sola y tampoco puedo seguir llorando sobre esa cama —suplico.

—Hablaré con Arantxa y te enviaré un mensaje —dice.

—Esta bien Jack —sonrío—. Regreso ya a casa, mi abuela debe estar desesperada por escucharme.

Entro a casa. Voy a la cocina.

—Abuela fui con Harry, le he dicho que me interesaría trabajar en su empresa. Ha dicho que sí. Empiezo mañana como su secretaria.

—¿Te sientes cómoda volviendo ahí de nuevo? —pregunta mi abuela mientras cocina.

—No —digo la verdad—. Sé que Harry tuvo que ver, pero debo tener pruebas.

—Espero que des pronto con el culpable —comenta—. Me preocupa que estés trabajando ahí.

—¿Necesitas que te ayude con algo?

—No,casi termino —contesta con una sonrisa discreta.

—Dormiré un rato —le digo mientras camino—. Saldré en la noche con Jack y Arantxa, creo que se llama así su novia.

—¿Ya la conocistes? —pregunta curiosa mi abuela.

—Sí —respondo, casi grito porque ya sali de la cocina—. Una chica increíble.

                                ***
Me levanto a las siete. Si mi abuela no me hubiese llamado porque no he comido nada, creo que no me hubiese despertado hoy.

Me doy una ducha, una ducha de las que yo llamaría "para reiniciar la vida". La música de Ariana Grande suena de fondo. No puedo evitar cantarla a todo pulmón. Abajo de la ducha cualquiera puede ser cantante.

Salgo del baño. Vuelvo a tener la secadora en la mano. Son más las veces que la tomo de micrófono que las que me seco el pelo.

De pronto, no sé si es la canción o que cuando estuve en su casa el me secaba el pelo, pero, vuelvo a estar triste, vuelvo a extrañarlo, vuelvo a sentir que se me está derrumbando el mundo.

Apago la secadora. Me permito recordarlo una vez más.

¿Por qué no dije que no cuando me propusieron trabajar en aquella empresa?

¿Por qué todo tiene que terminar así?

¿Por qué me está doliendo tanto tratar de olvidarlo?

Suena mi teléfono, es un mensaje de Jack. Va a salir y me pasa a recoger en una hora.

Termino de secarme el cabello. Luchando una enorme batalla para que mi celebro no me jugara otra mala pasada.

Voy al armario. Realmente no hay mucho que elegir, así que me decanto por lo primero que veo. Un pantalón ancho con un body negro con la espalda afuera. Por último tomo las sandalias de tacón negras.  Me recojo el pelo en una coleta.

Nunca me maquillo tanto, pero hoy haré una excepción. Delineo mis ojos, aplico rimel en mis pestañas y un tono rojo marrón para mis labios.

—Ei —me grita mi abuela.

—Ya voy —grito. Ultimo detalles y voy en búsqueda de Jack.

—Qué guapo —le digo a Jack en cuanto lo veo—. ¿Y Arantxa?

—Dice que nos alcanza en el club —contesta.

                             ***
Le envío un mensaje a Andrea, que estoy afuera del club. Hay una cola tremenda y como ellos son clientes fijos, me pasarán sin problemas.

—Jack —reconozco esa voz. ¡No universo! ¡Es muy pronto! Él saluda a Jack y hace como si yo no existiera.

Lo peor de todo no es que no me mira, sino que va de manos con Cristal. Ella sonríe como si hubiese llevado un premio.

Me duele, duele verlo así. Y todas las veces que me dijo que ella no le importaba.

Te odio Liam, te odio por todo el sufrimiento que me haces pasar, te odio por hacerme vivir en una historia a medias.

No puedo evitar mirarlo.

Él habla con el portero.

—Jack, pueden entrar —dice.

Ellos entran primero. No sé si quisiera estar aquí viéndolos. Tendría que saber lidiar con él y otras chicas, antes me tocaba, pero justo ahora, me está costando muchísimo.

—Jack —le digo en cuanto entramos—. No sé si aguante estar viéndolos juntos.

—Ei ¿Viste a esa chica? —pregunta Jack y señala a Cristal—. Estaba disfrutando ver tu cara. Intenta actuar como si nada te afectara.

Y eso intento, aunque sé que se me dará de pena.

Llegamos a la mesa de Dylan. Todos nos miran. Aiden y Dylan se quedan en su sitio sin mencionar palabra alguna. Andrea, Gabriela y Keira vienen a saludarme.

—Ei sé que no tienes la culpa de lo que pasó —comenta Keira—. Eres un poco como yo, jamás le haríamos daño a nadie.

—Te conozco hace poco —dice está vez, Gabi—, pero sé que lo quieres.

—Chicas les presento a Jack, mi mejor amigo. Andrea y Keira, creo que ya lo conocían.

—Hola Jack —lo saluda Gabi—. Soy Gabriela.

—Hola Gabriela —le devuelve el saludo—. Mucho gusto.

El novio de Gabriela garraspea detrás de nosotros. Fue un saludo de lo más normal, sin embargo, la cara del chico demuestra claramente que para el no significó lo mismo. «Hombres de este círculo y posesión se conjugan extremadamente»

—Hola cariño —saluda Gabi a su novio y lo besa—. Te presento al mejor amigo de Eileen.

El chico serio. Finalmente le da la mano. Su expresión no se relaja, pero Jack no le dedica importancia a ello.

El teléfono de Jack suena.

—Discúlpenme un segundo —dice mientras se aleja de nosotros.

—Estas guapísima —dice Andrea alto, supongo que es para que Liam escuche, pero por la música será imposible—. Te mereces al más guapo del club —continúa y eso sí lo pudo escuchar ya que la canción ha acabado.

—No —rectifica—. El segundo más guapo. El primero ya lo he captado para mí.

Empieza a sonar Ain't My Fault de Zara Larsson.

—Esta canción está buenísima —grita—. ¿Bailamos?

Keira, Andrea, Gabriela y yo empezamos a imitar el paso de la cantante en el vídeo. Me maravillo de lo bien que nos queda, como si lo hubiésemos ensayado. Somos el centro de atención. No me gusta serlo, pero tampoco niego que solo por ahora me haga sentirme bien. «Las amigas reinician la vida»

Se acaba la canción. Liam me fulmina con la mirada y yo no puedo cambiar la vista. La chica lo mira a él y luego a mí con genio.

Sonrío. Hace poco ella se sentía muy bien viendo como yo los miraba. Toma esta. No voy a dejar que ella crea que puede arruinarme la noche.

—Ei —me llama Jack—. Iré a ver a Arantxa. No puede venir.

—¿Le sucedió algo?

—Nada grave —comenta—. Asunto familiar.

—Esta bien Jack.

—¿Te quedarás aquí? —pregunta—. Puedo llevarte a casa si lo deseas.

—Tranquilo Jack, estaré bien.

Él asiente. Me da un beso en la frente y se marcha.

De pronto, suena Umbrella de Ember Island.

—Antes det irte Jack, necesito un favor —le digo—. Bailemos esta canción.

—Ok —contesta él.

Y así lo hacemos. Bailamos juntos. Una vez es logré ver a Liam de reojo, no deja de mirarnos. Sé que esto le incomoda y mucho.  

La canción se acaba, Jack me da un beso en la frente y se marcha. Regreso con las chicas a la mesa.

—Estoy trabajando como secretaria de Harry —cuento a las chicas me miran confundidas—. Sé que él tiene la culpa de esto, pero necesito pruebas.

—No entiendo que hace un culpable buscando a otro —comenta la chica de Liam.

Pensé que solo la chicas me habían escuchado. Ahora toda la mesa está pendiente de mí y de lo que acaba de decir Cristal.

Suspiro tratando de llamar a la "paciencia" para que se apodere de mi cuerpo.

—Te voy a explicar dos cosas mi querida Cristal —comento y me he levantado del sofá—. La primera es que sé que no tuve nada que ver, mi conciencia —hablo más alto aquí, todos me atienden incluyendo a Liam. Tal vez y nunca me había visto así, pero estoy en mi límite—, está tranquila. Nunca vi los diseños de Liam y aunque los hubiese visto jamás se los entregaría a Harry, porque aunque yo cerraba el desfile que esa empresa ganara o no me importaba una mierda, quería que ganara él. Lo segundo es que voy a descubrir quién lo hizo, así me tome mucho tiempo para que todos los que creen que yo lo hice vean cuánto se equivocaron.

Termino de hablar y me marcho. La fiesta, la noche, ha acabado.

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