Eileen me tiene ardiendo, quiero llevarla a mi cama, quiero tocarla, quiero follármela una vez más. La necesito como al puto aire para respirar.

Eileen mueve la botella. Le toca a Keira.

—Keira ¿Cuál es el secreto para sobrellevar esa característica particular "posesivo"?

La miro, quiere provocarme, le encanta ponerme de los nervios.

—Es complicado —responde Keira. Noté como le guiña un ojo a Eileen. Sea lo que sea que estén tramando van a llegar lejos—, muy complicado. ¿No sientes que a veces te cansa?

Miro a Eileen, ella está mirando a Keira. Espero expectante su respuesta.

—Sí —responde. Lleva su vista hacia mí, la fulmino con la mirada.

—La solución para eso es cambiarlo —responde Keira. Aiden está como yo. Keira contiene la risa.

—También había pensado en eso —comenta Eileen.

De pronto quiero sentirla, tocarla, olerla, escucharla y observarla mientras se corre.

—¿Qué dijiste? —le digo muy cerca, un poco serio.

—Lo que oíste —responde segura—, es una solución de puta madre.

—Te espero en la habitación en cinco segundos —le digo delante de todos, no puedo esperar más.

Paso a servirme un whisky. Cuando voy camino a la habitación escucho la puerta principal.

Abro la puerta, es Cristal. Cristal está sacando lo peor de mí.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto de la peor forma.

—He escuchado que hoy es tu cumpleaños —comenta con una sonrisa—, y he venido a darte las felicitaciones personalmente.

—Gracias —contesto—, ya puedes marcharte —demando y voy a cerrar la puerta pero ella pone una mano.

—Un momento —pide.

Joder, que la estoy tratando mal y es una mujer, pero, estoy en el mejor momento con Eileen y no quiero que nada ni nadie estropee eso. Por primera vez en mi puta vida me está sucediendo algo bueno.

—Sé que esa chica no te gusta —suelta de pronto—. Te gustan las chicas con mejor físico.

Se lanza hacia mi y me besa. Justo cuando voy a reaccionar Eileen pasa por mi lado.

Joder. Joder. Joder.

Estoy que quemo.

—Eileen —le grito. No se gira.

—Qué coño te pasa a ti —le grito a Cristal, los chicos llegan de pronto hasta la puerta—. Te lo advertí, hablé contigo por las buenas. Estás despedida, no quiero volverte a ver.

Cierro la puerta de un portazo. Entonces llegan los millones de preguntas sobre que pasó. Le explico a todos una maldita vez.

La fiesta se acaba. Decido no ir a buscarla hoy, dejaré que se calme, así solo le echaremos más tierra a esto.

No sé a qué hora logré dormir, he bebido whisky como si fuera agua.
Me levanto de la cama y voy hasta la ducha.

La recuerdo a ella, aquí, mientras teníamos sexo.

Me apresuro en bañarme. Voy a ir a buscarla. Tengo que arreglar esto, tengo que volver a tenerla en mis brazos.

La ventana está cerrada. La llamo por teléfono una vez, no responde.

—Mírame como he acabado corriendo por una chica.

Vuelvo a llamar, no contesta. Le envío un mensaje.

Necesitamos hablar. No sé si será hoy o mañana, pero vamos a hablar. Tu decides cuándo, pero una cosa te aseguro, soy capaz de esperarte en la sala de tu casa.

A los instantes recibo un mensaje de ella.

En la noche. Haces lo de siempre.

Voy a la oficina. Él día es bastante estresante.

Tengo que resolver todos los asuntos que tengo pendiente. Ir a reuniones, ultimar detalles del desfile de mañana.

No estoy nervioso. Se que los resultados serán espectaculares, como siempre.

Cuando miro el reloj ya se estaba haciendo de noche. Él día de hoy a acabado conmigo, pero ya todo está listo para mañana.

Quiero darle una sorpresa a ella. Voy a enseñarle al mundo que es mi chica. Mañana es catorce de febrero y aunque yo jamás celebro ese día pienso hacer que ella lo pase genial.

Voy a su casa. La ventana estaba abierta. Entro como siempre, vigilando de un lado a otro. A mí que me vieran me importaría una mierda, pero no a ella cuando las señoras recatadas del barrio se pongan a cuchichear.

Ella estaba acostada en la cama esperándome.

—Liam estaba intentando sobrepasar a Cristal y todas esas atribuciones y frescuras, pero esta vez ha cruzado mis límites.

—Escúchame, que no me interesa ella, ya la he despedido.

—Tal vez ella si tenga razón —comenta—. Te gustan las mujeres "no común" , con un físico impecable. Recuerda cuando te conocí.

—Me gustas tú Eileen Evans.

Ella no sabe que responder y yo aprovecho para besarla. Al principio se niega pero termina correspondiéndome el beso.

—Vamos a casa —le pido.

—No —responde segura—. Debemos descansar. Mañana ambos tenemos que levantarnos muy temprano.

—¿Tienes todo listo para mañana? —pregunta.

—Sí —contesto—. ¿Has ensayado hoy? —asiente—. ¿Cómo vas?

—Supongo que bien —responde.

—¿Te irás conmigo a Nueva York? —pregunto.

—No —responde—. Me iré con las demás chicas.

Volvemos a besarnos. Esto pica. La polla se me pone dura de golpe. No podemos evitar terminar nuevamente en la cama.