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16. Eileen

—Abuela —le digo sentadas en la mesa de la cocina—. Liam también ha ido a casa de Keira.

—¿Están juntos? —pregunta.

—No ha pasado nada —contesto—. Solo cuidamos a los pequeños pero si te soy sincera todavía me encanta.

En ese instante me entra un mensaje de Keira:

"Necesito que me hagas un favor urgente en esta dirección" Disculpa que te vuelva a molestar pero eres la única que puede ayudarme.

Leo el mensaje en alta voz.

—Abuela iré un momento —le digo.

—Esta bien Ei. Cuando regreses continuamos esta conversación.

Asiento y salgo para la dirección que me mandó Keira.

Estoy frente a una cabaña, la puerta está entreabierta. Verifico nuevamente que sea está la dirección. Toco la puerta, nadie contesta. Vuelvo a tocar una vez más.

Empujo la puerta. Hay una rosa roja con una nota. En el suelo hay pétalos y globos que señalan un camino.

Marco el número de Keira. Después del segundo timbre contesta.

—Dime Ei —contesta.

—Keira estoy en el lugar al que me mandaste...

—Estás en el lugar correcto —contesta—, y ahí te está esperando la persona correcta.

Ella cuelga.

Pienso. Pienso. Una y otra vez. Pero todas las malditas veces decido lo mismo: quedarme.

Leo la nota:  "nena sigue todas las instrucciones"

Camino un paso más. De un globo rojo sale una fina cinta con una nota marcada como 1.

«Quítate la blusa»
Sonrío y lo hago. Me deshago de mi blusa.

Otro paso más. Está vez el globo era amarillo. La nota está vez decía:
«Deshazte de la prenda inferior»
Cumplo.

Sé que es Liam el que está detrás de todo esto y aún así me quedé. Debería haber salido corriendo, sin embargo, no lo hice. Me muero de ganas por esto y no pienso esperar más tiempo.

Caminando otro paso me encuentro otro globo rosa:
«Quítate el sostén»
Y así lo hago.

El último globo color morado:
«Quítate las bragas»

Ya estoy completamente desnuda. He llegado al centro de la sala. Esto está precioso, debo admitirlo. Algo que me hace dudar si es Liam el que está detrás de todo esto. Hay una colcha con unos cojines encima. Es un ambiente súper relajado y romántico, las velas alrededor son pruebas de ello. En la mesita de frente distingo otra rosa roja con una nota, como a la entrada de la casa. Esta decía:

«Colócate esto nena»
Al lado de la nota había una venda.

Estoy nerviosa, muy nerviosa. No he visto a Liam, tal vez, si él estuviera aquí estaría más calmada.

Dudo, pero lo al fin lo hago. Me coloco la venda y me mantengo ahí quieta.

Su primer contacto es en mi cuello. Va dejando húmedos besos en él. Brinco al sentir el roce.

—Llevo demasiadas semanas esperando esto —dice con su sensual voz.

—Yo también —me sincero.

Me ayuda a acomodarme sobre la colcha.

Recorre el contorno de mis labios con su lengua. Me da un intenso beso que hace que mi cuerpo empiece a desear con creces sentirlo en mi interior. Baja a mi cuello y deja cálidos besos.

—Eres adictiva Eileen Evans —susurra en mi oído para luego mover la lengua por el lóbulo de mi oreja.

Llega a mis senos, los aprieta con sus manos, los lame, chupa el pezón y tira de él. Arqueo mi cuerpo entregada completamente a todo el placer que me está haciendo sentir.

—Me encanta tu cuerpo —comenta—. No puedo pensar en otra cosa que no sea hacerte mía

Por esto no puedo y no quiero alejarme. Estoy teniendo el mejor sexo de mi vida. Liam, a pesar de todo lo cabrón que pueda llegar a hacer, piensa en mi satisfacción primero, me hace sentir deseada y se encarga de descubrir cada espacio de mi cuerpo con su boca o sus manos.

Baja hasta mi sexo. Mueve la lengua encima de mi clítoris. Gimo. Llevo mis manos a mis senos, los aprieto y tiro de la punta. Otro gemido hace eco en la sala. Con sus manos me aprieta los muslos, haciendo que me abra más para él. Vuelve a chupar, una, dos, tres veces más. Grito. Intento taparme la boca para silenciar los gemidos.

—Quiero escucharte —expresa.

Mueve su lengua a la entrada de mi sexo. Estoy en las nubes. Necesito sentirlo.

—Liam —digo su nombre con la respiración echa un caos—, por favor, entra en mí.

Liam lame mi sexo una vez más.

Siento la punta de su sexo a la entrada del mío. Lo deseo demasiado. Empuja fuerte. Otro gemido. Una embestida, otra y otra más acompañadas con húmedos besos.

Ahora mismo siento que no hay mejor lugar en el mundo. Existe una octava maravilla y la estoy disfrutando yo.

De un rápido movimiento me acuesta boca abajo. Suspiro. Su mano retumba en mis nalgas. Gimo. Las golpea una vez más. Vuelvo a gemir.

—¿Te gusta nena? —pregunta.

Muevo la cabeza afirmando.

—No nena, así no funciona —dice.

Sé que espera respuesta y más me vale dársela.

—Sí —contesto—. Quiero más.

Sí, yo Eileen Evans, jamás pensé que haría todo esto, pero con Liam, en la cama no existe la palabra pena, ni miedos.

No quiero contenerme y créanme, estoy disfrutando muchísimo más.

Vuelve a golpearme y vuelvo a gemir. Levanto un poco más el culo hasta quedarme apoyada sobre las rodillas. Abro un poco más las piernas. Liam vuelve a entrar en mí. Se mueve más rápido. Otros gemidos descontrolados. No doy más.

—Liam —grito.

Él no se detiene. Empuja más fuerte, una, dos, tres veces más hasta hacernos alcanzar el orgasmo.

Me quito la venda de los ojos. Su mirada ya me estaba esperando. Nos tumbamos sobre la colcha. Hace que coloque mi cabeza en su pecho. Nos pasamos algunos segundos en silencio. Merecemos este tiempo de tregua y temo que en la más mínima conversación acabemos discutiendo como siempre.

—Te quiero conmigo —dice y suena a orden.

—Liam sabes que esta es la única puta media hora que estamos en tregua —respondo—. Nos pasamos la mayor parte del tiempo discutiendo.

—Porque no acabas de aceptarme como soy Eileen —expresa.

Los miro a los ojos y levanto una ceja.

—Con más razón no podemos estar juntos —le digo.

—Nena —toma mi cara con sus manos—. Estoy dispuesto a entregarte el mundo. Solo no me pidas amor, ¡nunca voy a poder enamorarme!

—Pero yo si Liam —respondo—. Yo si puedo acabar enamorándome y voy a terminar sufriendo joder.

Somos conscientes de que acabé de mentirle. Me encanta él, desde aquella noche que lo ví en el club. Ahora que lo conozco bien, a pesar de todos sus defectos, cada vez siento más.

—Mírame —dice—. No estaré con otra chica, ¡no me interesa otra!

—No puedes asegurar eso Liam. Nunca has sido hombre de una mujer, no vas a cambiar ahora.

—No he estado con más nadie joder —ruge—. Desde que me acosté la primera vez contigo. Entiende que no me importa nadie más.

Me agrada escuchar eso.

—Liam ese no es el único problema —respondo—, que pasa con todos tus malditos problemas de posesión.

Él mueve la cabeza hacia el otro lado. Estamos encaminados a otra discusión. Esto es siempre lo mismo, no nos entendemos.

—Ves. No logramos mantener una conversa...—me besa, interrumpiendo lo que estaba diciendo.

—No quiero que te esfuerces más en hacer lo correcto o buscarle más "contras" a lo nuestro —comenta—.  Nos volvemos loco por el otro y aunque quieras evitarlo vas a estar aquí conmigo. Yo solo pienso en tocarte y tú te mueres porque te toque, cada vez que estamos cerca. Es bastante jodido que no crea en el amor y que no tenga planes de enamorarme, pero así es como soy. Puedes aceptarme o no, pero quiero que sepas que estoy dispuesto a casi todo contigo. Soy consciente de que en algún momento necesitarás sentirte amada por alguien, cuando eso ocurra yo me alejaré y dejaré que conozcas a ese hombre que si pueda enamorarse.

Me quedo callada los próximos tres minutos.

—No puedo asegurarte nada —respondo—. Confórmate con que voy a hacer todo lo que sienta en el momento que lo sienta.

Él ríe.

—Te fascina probar fuerza —comenta.

—Es bastante jodido —uso sus mismas palabras—, pero así es como soy.

Liam vuelve a besarme.

—¿Tienes hambre? —pregunta.

Sonrío. Él sabe la respuesta.

—Vamos —dice mientras hace que me levante y vayamos a la cocina.

Abre la nevera, saca un pote de helado y me lo entrega.

Le sonrío.

Abro el pote de helado. ¡Chocolate!. Llevo una cucharada a mi boca. Está delicioso.

Liam agarra mis caderas y me coloca sobre la encimera.

—Como en mi casa —contesta.

Recuerdo aquel día y estoy convencida de que puede ser mucho mejor. Es más ¡Voy a hacerlo mejor!

—Mucho mejor —respondo tomando otra cucharada de helado y llevándomela a la boca. Él mira cada uno de mis movimientos. Saco la cuchara de mi boca haciendo que caiga helado fuera de ella.

Liam sonríe impertinente. Ya lo dije una vez: todo es sexy, Liam, haciendo un cambio a mi frase, y esta manera tan jodida de coger es sexy. Suman mil y gana Liam. Siempre fue él.

Despacio pasa su lengua por dónde tenía helado. Me besa, de esa forma que hace que mi mundo solo gire a su alrededor.

Tomo otra cucharada de helado, está vez la dejo caer sobre mis senos. Succiona todo el helado.

—Quiero probar yo —le digo dando un brinco para bajarme de la encima.

Cómo aquella vez en su casa me toma nuevamente de las caderas y me vuelve a subir.

—No he terminado contigo —dice.

Toma la cucharada de helado y la deja caer en mi entrepierna. Pasa la lengua. Suspiro al sentir el frío. Frío que se funde con un placer infinito cuando Liam lame todo el helado derramado.

Sonrío. Joder, estoy como si no hubiese acabado de tener sexo hace minutos.

Si creían que esto acaba aquí, pues no. Liam no me dará tregua.

Succiona y lame mi sexo hasta que mis gemidos se vuelven cada vez más intensos acompañando su nombre en mis labios.

—¿Crees que pueda probar yo señor Hamill? —digo con una sonrisa—, por favor.

Él sonríe. De un brinco bajo de la encimera. Tomo una cucharada de helado y la paso por todo su cuello. Lamo. Con otra cucharada voy dejando un camino de helado por todo su abdomen hasta encima de su sexo. Succiono todo el helado.

Por fin llegó a su sexo. El helado ya no está tan frío, producto a los minutos que llevamos en esto. Así que no habrá problema en derramarlo sobre este. Y así lo hago. Succiono, lamo, haciendo que su sexo llegue cada vez más lejos dentro de mi boca, una y otra vez hasta que Liam ruge un joder y se vacía adentro. Trago.

Después de recuperarnos vamos al portal y nos tumbamos sobre una hamaca. Me acomodo de lado, con la pierna derecha sobre Liam.

—¿Crees que esto funcione? —pregunto

—No lo sé nena —me dice jugando con la punta de mi pezón—. No he intentado una relación nunca.

—¿Y por qué quieres intentarlo ahora? —le digo

—Porque tú me gustas —contesta.

Y aquí me quedo sin saber que responder.

—¿Y si te enamoras? —terminando de hacer la pregunta me doy cuenta que tal vez no quiera oír la respuesta.

—Eso no pasará nena —responde.

—Eres consciente que aquí tengo todas las de perder yo. Estoy segura de que puedo terminar enamorándome.

Me besa. Cómo puede ser que sus besos me gusten cada vez más.

—Soy consciente de que si te enamoras puedo hacerte sufrir —comenta contra mis labios.

—Es la declaración de amor más linda que he escuchado en toda mi vida —digo. Una frase cargada de ironía.

Volvemos a besarnos. Puedo sentir como todo mi cuerpo se enciende nuevamente.

—Cuéntame de tu vida —digo.

Sé que Aiden y Dylan son como sus hermanos, pero, jamás he escuchado de su verdadera familia.

—¿Qué parte te da tanta curiosidad?—pregunta jugando con mi pelo—.  Sabes cómo ha sido mi vida hasta hoy.

—La parte dónde llegaste al mundo —respondo—. Dime de tu familia.

—Una historia demasiado aburrida —comenta. Me agarra de las caderas y me mueve hasta encima de él.

—No tengo ningún problema de escucharla —digo.

Liam agarra con una mano mi cabeza y me empuja hacia él. Su boca vuelve a encontrarse con la mía. A nuestro alrededor saltan chispas. Recorre mi cuello a besos. Suspiro.

—Liam —lo llamo. Está tratando de esquivar la conversación.

—No necesitas saber sobre eso —dice sin paños calientes—, así que no vuelvas a preguntarme.

Rodeo los ojos y bufo un está bien.

Nos pasamos el día en la cabaña. Creo que nos hemos dado tregua, nos merecemos este momento. He tomado la decisión de aceptarlo como es. Voy a disfrutar de esto que tenemos y que no se qué nombre ponerle. Si me toca sufrir, pues ya saldré de esto. Escuché alguna vez esta frase: "cuesta abajo, sin frenos".

Liam me deja frente a mi casa bajo protesta.

—Segura que no quieres conocer mi casa —dice con una sonrisa. Ya lo saben ¿no?, me derrite verlo sonreír.

—Ya conozco tu casa —respondo, mientras que con una mano me agarra de la muñeca y me empuja hacia él.

—Hay un lugar específico que aún no conoces —me besa—, y que muero por enseñarte.

—Según tú qué lugar no conozco —lo miro a los ojos sonriendo.

—Mi cama —contesta tan sensual que acaba ganándose un beso—, y acabas de demostrarme que también te vuelves loca por conocerla —me carga e intenta meterme nuevamente en el carro.

—No Liam —le digo tratando de soltarme—. Necesito hablar con mi abuela.

Me da otro beso, aún mejor.

—Me lo estás poniendo muy difícil —le digo.

—Quiero follarte en tres lugares específicos —me suelta de pronto.

—Hasta luego pelirroja —dice dándome supuestamente un último beso en la mejilla.

Es la primera vez que me dice así.

—Me acabas de recordar que no combinamos —le digo señalando su pelo rubio.

—Ni modo —comenta—. Uno de los dos debe teñirse el cabello. Y te va a tocar a tí, porque este pelo es mi arma para seducir a las mujeres.

—Estoy segura de que puedes utilizar otras armas cariño —contesto siguiéndole el juego—. Además mírame —Él lo hace, me mira detenidamente, esa mirada que, como su sonrisa, debería ser ilegal—, ahora piensa si te gustaría verme el pelo de otro color.

Él no dice nada.

—Te dejo tarea para la casa —le doy un último beso y entro a casa.

Mi abuela estaba sentada viendo la tele. Me coloco a su lado.

—Me tenías preocupada —comenta.

—Tranquila estaba en buenas manos —digo con esa estúpida sonrisa que pongo al acordarme de él.

—¿Liam? —una pregunta, pero, en su interior ella misma sabe la respuesta.

Muevo la cabeza a modo de afirmación. Mi abuela rodea los ojos.

—No sé qué nombre ponerle a esto abuela —me sincero—, pero sé que me está haciendo feliz.

—Que te puedo decir —expresa—, eres terca.

—No abuela. Creo que estoy enamorada.

—¡Ah! ¡¿Crees?! —expone tras una risa—. Lo estás cariño. Y estás bastante mayor para decirte lo que tienes o no que hacer, así que si te hace feliz, disfrútalo.

—Gracias abuela, por apoyarme siempre, por ser mamá y papá, por tanto amor. No te lo digo todos los días, pero te amo.

—Y yo a tí mi pequeña —me abraza.

Subo a mi habitación a dejar mis cosas, me ducho y voy a comer con mi abuela.

—¿Has visto a Jack? —le pregunto.

—Sí, exactamente hoy —responde mi abuela mientras recogemos los platos de la mesa para lavarlos—. Me preguntó por tí. Lo veo feliz.

—Él se lo merece.

—Te comenté que tiene novia ¿verdad? —afirmo—, la chica es genial.

—¿La conoces? —inquiero.

—Es abogada en el bufete —responde—, pero es una persona muy natural, así como tú.

—Me alegra abuela por Jack —respondo secándome las manos—. Yo lo lastimé tanto.

—Ei, cariño, ¿acaso el no te perdonó?. No le des vuelta a lo mismo.

—Abuela me voy a acostar —me despido de ella y voy a mi cuarto.

Abro la puerta de mi cuarto y doy un respingo. La luz estaba apagada, pero por la claridad de la ventana noté como alguien camino de un lado a otro por el cuarto.

Lo prometido es deuda😁. Aquí les dejo cuatro capítulos. Espero que les guste. No olviden dejarme su voto o comentario para saber que estás ahí 🤗.

💕Mención especial:
Katy (yidenis), mi niña🤗, te has convertido en una gran amiga. Gracias por estar al pendiente, por apoyarme, por escucharme, por los consejos.

A tí Alvarezz22 que también estás presente en cada actualización🤗. Gracias por el apoyo☺️.

DalenisMoreno Ayer leí tus comentarios 🤗, quiero que sepas que me alegraron muchísimo. Es jodidamente (utilizando la palabra de nuestros personajes) bonito ver esas muestras de cariño hacia mi historia. Gracias por el apoyo☺️

💥Encuesta:
Recuerdas que Liam le dice Eileen que quiere follársela en tres lugares específicos 😁

¿Qué lugares te gustaría? [Déjamelo en los comentarios]

Ya he elegido uno: Santorini, Grecia.
(Estoy loca porque lean semejante capítulo, a mí me encantó)

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