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Capítulo 4 Mas allá de la grieta

El teléfono de Caroline no dejaba de vibrar sobre la mesa, llevaba ya más de treinta llamadas perdidas de su padre en el transcurso de la tarde anterior y la noche entera. El zumbido era apenas perceptible para una persona dormida, sin embargo la luz que entraba en el cuarto de Gwen era muy intensa para continuar durmiendo, a excepción de Caroline quien siempre dormía con la cabeza completamente cubierta con las sábanas; Gwen se sentó en la cama aun somnolienta, se apreciaba casi un perfecto silencio hasta que su oído captó las vibraciones a los lejos, bajó a la sala y encontró el teléfono encendido, lo tomó y se alarmó un poco al ver el numero de llamadas realizadas, subió inmediatamente al cuarto y arrojó el celular a la cama cerca de Caroline.

-Caroline despierta- le dijo. Ella sin destaparse se quejó- Tu padre te está buscando –

Molesta, Caroline removió las sábanas y abrió los ojos- Puede esperar ¿Sabes? -

-No lo creo, ve cuantas llamadas te ha hecho, ¿Qué tal si algo pasó? –

Caroline tomó el teléfono y vio que efectivamente habían sido demasiadas llamadas, entonces supo de que se trataba, tratando de disimular se levantó y le dijo a Gwen que tomaría la llamada en la parte de abajo; regresó la llamada a su padre temerosa de lo que pudiera decir, estaba segura de que se trataba de Aurora y el incidente entre ellas. Sonó el primer bip y ya estaba tentada a colgar y continuar ignorándolo el resto del día, pero al segundo bip su padre contestó exasperado.

- ¿Dónde has estado? – le dijo.

-Lo lamento, estoy en casa de Gwen y dejé el teléfono en mi bolso y lo olvidé por completo – respondió.

-Me tenías asustado, ya no sabía que hacer o a donde ir o con quien ir –

- ¿Aurora no te dijo a donde iba? – dijo pretendiendo que todo estaba en orden.

-No. Por eso te estuve buscando toda la noche. Aurora tuvo un accidente ayer. No estoy seguro de que pasó, pero cuando llegué la encontré inconsciente en el suelo –

- ¡Oh por dios! ¿Está bien? – fingió preocupación.

-No lo sé, está en el hospital y sigue inconsciente. Los doctores creen que puede tratarse de un coma-

Tras escuchar lo último, una verdadera cara de preocupación se le formó pues había dejado a su madrastra en coma. ¿Cómo podía ser posible? Su padre seguía hablándole, pero ella ya no escuchaba, la culpa ya la estaba carcomiendo.

- ¿Necesitas algo? ¿Quieres que vaya al hospital? –

-No, está bien cariño, yo me quedaré hoy con ella. De cualquier modo, no sirve de mucho que alguien este todo el tiempo con ella. Los doctores me dijeron que cualquier cambio me avisarían-

-De acuerdo. Te veré mas tarde en casa ¿Está bien? –

-Claro. Cuídate-

Colgó el teléfono. En ese momento Gwen bajaba las escaleras ya vestida - ¿Todo está bien? – le preguntó.

-Si- respondió Caroline de espaldas – al parecer Aurora sufrió un desmayo ayer y mi padre la llevó al hospital. Sigue esperando informes – se volvió hacia Gwen.

-Espero que no sea nada serio-

El rostro de Caroline cambió de repente al ver lo que colgaba del cuello de su amiga - ¿Por qué sigues usando eso? –

- ¿La piedra? – respondió extrañada.

-Exacto –

- No hay razón ¿Por qué te molesta que lo haga? Es solo un collar. Nada va a pasar- le dijo con naturalidad.

-Eso pensamos la primera vez-

-Ya pasó un año Caroline, si algo fuera a pasar ya hubiera sucedido. Si la piedra no ha vuelto a brillar y no nos ha regresado quizá sea porque no haya nada a que regresar-

-Entonces no tiene sentido de que la uses-

- ¿Por qué estás agresiva conmigo? No tiene nada malo –

- Nada, es solo que... llevas la piedra a todos lados como si deseases que algo pasara, si quisieras que hubiera un modo de volver-

- ¿Qué te sucede? Has estado en contra de todos desde que volvimos. Ninguno de los tres ha vuelto a mencionar nada de lo que pasó y ¿Ahora te molestas por que uso esto como un simple accesorio? –

-No es un simple accesorio y lo sabes Gwen – el efecto del Fearless se volvía a manifestar dentro de ella, luchaba por contenerlo y evitar otro accidente; en su cabeza sonaban unas voces que la llamaban, repetían su nombre y al observar la piedra podía casi jurar que brillaba, aunque no lo hiciera. En medio de la tensión, Alec y Logan bajaron con actitud optimista y divertida.

- ¿Están listas? Tenemos todo un día que planear – dijo Alec. Las miró y sintió que algo no estaba bien - ¿Ocurre algo malo? –

-No. Estaba apunto de subir a cambiarme para comenzar el día. Con permiso – Caroline pasó entre ambos y subió de nuevo a la habitación. Gwen no dijo nada mas y se fue a la cocina, confundidos Alec y Logan la siguieron sin preguntas.

Sentada en la cama respirando con profundidad, Caroline trataba de tranquilizarse, la ira se hacia cada vez mas difícil de controlar y ya temía de ella misma, sacó las pastillas de su bolsa y tomó dos de ellas, normalmente una bastaba. Notó que la maleta de Gwen estaba en el suelo abierta, sobre su ropa se encontraba su cuaderno especial con el candado abierto, curiosa lo agarró y lo ojeó. Cada dibujo en él, hoja tras hoja no eran mas que retratos de Willem, pasmados de los recuerdos que Gwen parecía atesorar con mucho cariño. Ahí las voces en su cabeza se intensificaron. Ella quiere volver a él, es todo lo que le importa. Cuando sepa en lo que te has convertido te destruirá. Usará la piedra en tu contra. Su enojo no le permitía ignorar lo que le decían, estaban manipulándola. De pronto el efecto de las pastillas apareció callando las voces, evaporando la ira y calmando el dolor. Bajó relajada y calmada, sus amigos comían sobre la barra y se unió a ellos con total naturalidad.

***

En medio del almuerzo, los cuatro se encontraban conversando y riendo cuando de pronto comenzó a temblar.

***

- ¿Qué acaba de pasar? – dijo Gwen.

-Tembló. Fue leve – respondió Logan.

Alec se dirigió a la puerta y salió de la casa, nadie se encontraba afuera, ningún vecino precavido que sacara a toda su familia por seguridad.

-Que raro. Nadie sintió el temblor – dijo.

-Quizá fue leve, pero fue lo suficientemente notorio- Caroline se asomó por la ventana de la sala. Al girar de vuelta al interior miró hacia el piso y vio algo extraño debajo de la alfombra. La alzó dejando ver una grieta en el suelo- creo que, si fue fuerte para hacer esta grieta, ¿No estaba ahí antes o sí? –

-No lo estaba ayer- respondió Gwen.

-Hay que revisar que no haya mas grietas en la casa – dijo Alec.

Gwen se agachó y pasó sus manos sobre la grieta sintiendo una corriente de aire, ¿Cómo pasaba aire por el suelo?, en ese momento sin causa alguna el collar de la piedra se descolgó de su cuello. Luego brilló.

- ¡Alec! – gritó. Los tres se acercaron y quedaron inmóviles.

- ¿Por qué esa piedra está brillando? – preguntó Logan.

- No puede ser – dijo Caroline.

-Esta pasando otra vez- dijo Alec.

- ¿Qué está pasando? ¿Cómo que otra vez? ¿Esto ya pasó antes? –

El suelo se comenzó a hundir en la parte de la grieta formando un remolino que los succionó de un jalón. Descendían en una especie de túnel oscuro; un túnel que al parecer funcionaba a la inversa, pues en vez de soltarlos sobre el suelo, fueron expulsados por él. Esta ocasión no aterrizaron sobre el pasto como esperaban, cayeron sobre un suelo oscuro y áspero. Se incorporaron desorientados, el polvo del piso no era del todo tierra sino tierra combinada con ceniza. Todo a su alrededor eran ruinas.

- ¿Dónde estamos? – preguntó Logan asustado.

-Volvimos a Insondable- respondió Alec dejando a Logan más confundido aún.

- No solo volvimos a Insondable – interrumpió Gwen. La sensación de familiaridad la invadió, y entonces entendió a donde la piedra los llevó – estamos en Limbus. O lo que quedó de el- miraron el panorama con una sensación de profunda tristeza de ver a lo que esa gran ciudad quedó reducida.

-Perdieron- dijo Caroline- La piedra nos regresó a casa y ellos perdieron-

-No fuimos los salvadores después de todo- dijo Alec.

El castillo, la estrella del horizonte; de el quedaban solamente algunos pilares de pie, ciertas paredes con apenas suficiente techo para cubrirse del sol o la lluvia. El muro quedó totalmente derrumbado y de la ciudad solo había estatuas calcinadas y huesos de cadáveres.

Limbus ya no existía. 

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