Uday, Marjorie River, 2 de febrero de 1997.

QUERIDA IAN,

Fuiste la primera de los mejores amigos que he tenido hasta ahora. No sé qué hubiera sido de mí de no haberte conocido. Cómo yo lo veo, si tú y yo no nos hubiéramos conocido, no hubiéramos conocido a los chicos. Una cosa lleva a la otra y solo puedo decir que nunca dejaré de estar agradecida por ellas.

Se que no nos hicimos amigas porque nuestras madres fueran cercanas desde que naciéramos, como otras. Pero cuando nuestras madres se conocieron en el trabajo hace nueve años y se hicieron amigas como también nosotras hicimos pronto, eventualmente creamos una conexión tan fuerte como las chicas cuyas madres se conocen en las circunstancias de mi primer ejemplo. Cuando mi madre me presentó a la tuya, y luego ella te presentó a ti, una parte de las dos nos imaginó conectando cómo efectivamente sucedió después, pero justo allí, entonces mis pensamientos fueron "¿Su nombre es Ian? ¿Qué Ian no es nombre de chico?"

Claro que llegué a acostumbrarme y ahora amo cuán original es tu nombre, porque cuando lo piensas bien en realidad no está mal para nombre de chica; es buen nombre para ambos chico y chica, y a ti te queda. Puede que sea raro, pero tú también lo eres, y estabas orgullosa de eso.

Parece que soy incapaz de evitar el tema de ustedes yéndose, pero es verdad y no voy a pretender que no sucedió. Dolió especialmente cuando tú te fuiste porque fuiste la primera a la que conocí de los cuatro. Ustedes fueron el primer grupo de amigos que en realidad significó tanto para mí. Todavía eres tan querida, eres parte de lo mejor que me ha pasado alguna vez, y ahora estás lejos.

Siempre te admiré por cuán tenaz eres, tan fuerte. Si querías algo no te rendías hasta obtenerlo, y eso me ayudó a través de nuestra amistad entera, empujándome contigo con tu determinación. Expusiste lo mejor de mí que estabas segura tenía dentro de mí, y una vez más, sería una persona diferente si no te hubiera conocido.

Cuando nos presentaron en mi casa, te maravillaste por las cosas que tenía, que probablemente yo no apreciaba tanto entonces. Aún con mi personalidad reservada tú trataste de entrar, trataste de ser mi amiga cuando no tenía muchos. No te lo hice fácil, pero ahora estoy casi segura que la siguiente vez que viniste a mi casa, fuiste tú quien sugirió la visita a tu madre, y en esa segunda visita tuviste mejores resultados y eventualmente fuimos amigas. Viste que necesitaba un amigo y pusiste la tarea sobre tus hombros.

Siempre era agradable encontrarnos después de la escuela en mi casa, para caminar alrededor de mi propiedad de jardines más grandes que mi humilde hogar, la cual preferías por sobre tu gran casa con poco espacio exterior, aburrida según tú. Yo siempre te seguía, así que fui contigo a través de las numerosas flores prontas a ser vendidas por las que constantemente tenías curiosidad, así como como por los pocos vegetales que también cultivábamos. Nos divertíamos haciendo picnics que algunas veces incluían juegos de mesa, bronceados, o simples charlas; lo que fuera que se nos ocurriera en realidad. Parte del bosque era de nuestra propiedad, pero difícilmente nos adentrábamos porque preferíamos recostarnos en el pasto rodeadas por el aroma de las flores, hasta que en algún punto propusiste hacer más frecuentes caminatas a través de los árboles y fue en una de esas primeras caminatas cuando conocimos a Luke. Incluso antes de que me dijeras tiempo después, directamente y con respeto, sé que me hiciste caminar tanto debido a mi exceso de peso, y probablemente si lo hubiera adivinado entonces me hubiera enojado. Pero ahora, lo aprecio porque sé que simple y genuinamente te preocupaba mi salud. Antes de conocerte, me preocupaba por que me fuera bien en la escuela, respecto a calificaciones y al trato de mis compañeros hacia mí, y sobre ayudar a mi madre y ser buena hija. Entonces te conocí, y añadí el ser una buena amiga, ejercitarme concienzudamente, ser más abierta, y más. De verdad te preocupabas por mí, y cuando tú te abriste lo suficiente para hablar de tus problemas ocultos, ya éramos como hermanas. Conocías mi pasado y mi presente y yo conocía el tuyo, y entonces, éramos tan cercanas como nunca lo habíamos sido.

Muchas gracias por todo, Ian. Me enseñaste el significado de la amistad.

Espero que te esté yendo muy bien, y te deseo lo mejor, tanto cómo deseo verte de nuevo alguna vez, o por lo menos saber cómo van las cosas contigo. Odio el hecho de que, tan cercanas como solíamos ser, ahora podría decirse que somos extrañas.

Te quiere,

Jazz