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(Mùsica instrumental en multimedia: Divine Creation de Sleeping At Last.)
Uday, Marjorie River, 1 de julio de 1997.
QUERIDO TYLER,
Te daba curiosidad mi nombre; fuiste el primero de ustedes tres chicos en preguntar.
Preguntaste, así que respondí. Te expliqué cómo a mi padre biológico no le había importado cómo me llamara, pero decidió al momento que si mi madre iba a ponerme el nombre de un género musical al menos él añadiría algo de sentido al nombre. Así terminé siendo una Jazz Eline Davis Green. Te dije esto en The Green Shop, una de las primeras veces que mi madre nos había sugerido a todos pasar el rato vendiendo flores. Se convirtió otro de nuestros puntos de encuentro, para pasarla rodeados aún por los colores de la naturaleza, aunque fuera arrancada de su entorno. Y fue allí también, más adentrados en nuestra amistad, donde me abrí al respecto de mi familia. Sé que los problemas que yo tuve nunca serán tan malos como los tuyos, pero significó el mundo para mí que escucharas, especialmente siendo tú.
Mis padres habían sido novios de preparatoria y se habían casado demasiado pronto. Mi mamá lo amaba y pensaba que él realmente la amaba de vuelta, pero cualquiera sea el caso, empezó a volverse hiriente hacia ella en algún punto del matrimonio, primero emocionalmente y luego físicamente violento. Como una niña, joven y sin embargo lo suficientemente mayor para entenderlo y querer ahogarlo, fui testigo de todo, hasta que cercana a cumplir ocho años él trató de hacerme su objetivo también, y mi madre finalmente nos sacó de ahí. Cuando tenía doce años, se casó con Samuel, y durante los siguientes tres años consiguió tener mi corazón también, cómo el padre que no tuve; no realmente.
Esa es la historia de mi vida antes de conocerte, y después de contártela, me dijiste que merecía un padre cómo Samuel. Repetiste esas palabras cada vez que él se acercaba a nuestro grupo, y entonces... me enamoraba más de ti. No tenía remedio.
Me creías una buena persona, pero ¿eso no era suficiente para ti? Nunca entendí lo que querías, porque sabía qué clase de amigo eras y agradecía tenerte cómo tal, pero eras un misterio... en muchas otras formas. Es horrible darme cuenta, ahora, que probablemente es por eso que me sentía atraída a ti... pero me niego a creerlo.
Yo vine con Ian, tú viniste con Dominic, y Luke solo, para conocernos los cinco. De alguna manera, tú y Dom se hicieron amigos antes de que todos nosotros nos conociéramos, pero ni siquiera él sabía sobre lo que te estaba sucediendo.
Claramente había algo molestándote que todos podíamos ver en tus ojos y nos dábamos cuenta de que tratabas de ocultarlo. Actuabas como si todo estuviera bien pero no hablabas sobre ello. No eras tan callado cómo yo lo era, pero era como si tuvieras cuidado de lo que decías cada vez que hablabas.
Es gracioso, cómo yo era la callada pero también la anfitriona la mayoría del tiempo, y aunque también visitábamos las casas de los demás... ni una sola vez visitamos la tuya. Fue hasta que tuvimos que invitarnos a nosotros mismos, preocupados por ti hasta la médula después de enterarnos sobre la muerte de tu padre, al cual apenas y conocíamos (junto con tu madre y tu hermana mayor).
Te tocó lo más difícil, lo entiendo.
Cómo tus amigos, tratamos no dejarte cerrarte a nosotros lo mejor que pudimos, y estar ahí para ti sin mostrar compasión. Viendo que no querías hablar sobre el tema, no lo mencionamos, pero los adultos no eran tan sutiles. Mi madre continuaba invitándonos dentro, para darte atención especial, haciendo galletas y otras cosas que no podías apreciar en tu estado. Esos días la pasamos adentro en mi casa más que fuera como usualmente, y noté las miradas que le dabas a mi hermana de un año entonces, que no eran bonitas miradas. Mi conclusión fue que esas miradas eran debido a la injusticia de un bebé en crecimiento con vida por delante, cuando la de tu padre había sido arrebatada por una bala.
Semanas después, se puso incluso peor. Una vez más, pienso en ello y en cuán injusto fue todo para ti. Pienso, que esa injusticia te llevó a las drogas, las cuales originaron los problemas que llevaron a la muerte de tu padre. Es todo un cruel y vicioso círculo. Tu madre se colgó y se ahorcó a sí misma en duelo, y tú ahogaste tu dolor en drogas; te metiste en el lío de venderlas cómo tu padre había hecho, lidiando con la misma gente que lo había matado (Dios sabe con qué fin). Te pusiste en tanto peligro, preocupándonos hasta el cansancio. Te suplicamos que pararas, pero tú simplemente no lo hacías. Queríamos que dejaras el dolor por tus padres salir, con nosotros, de una manera sana y menos peligrosa... pero en su lugar te apartaste.
Tratamos de hacerte regresar al grupo sin conseguir nada, tratando y tratando mientras tú hacías tus planes. Aunque de alguna manera también responsable, tu hermana mayor era drogadicta como tu padre, y cuando ambos se convirtieron en huérfanos después de que tu madre se suicidara, las personas en este pequeño pueblo no se molestaron en preocuparse por que tú te quedaras con ella hasta cumplir dieciocho años, tan cercana la fecha. Supongo que no sabían que era una drogadicta o no les importaba lo suficiente para molestarse en checar si era apta para ser tu tutora, y de cualquier forma era parte de tus planes no ser alejado de ella para poderte ir tan pronto cumplieras dieciocho años. Nos dejaste a nosotros y a tu hermana preocupados por ti más que nunca, cuando desapareciste. Tenías tus maneras, y te tomaste tu tiempo para planear tu desaparecimiento, porque hasta el día de hoy sigo sin saber nada de ti. Quizá tu hermana ya sabe sobre ti, pero cómo después ella se fue también, no fuimos informados. Apenas y la conocíamos, no era cómo si hubiéramos podido contactarla y preguntarle solo así.
Si te llegara esta carta ciertamente se dispararían los recuerdos, pero ¿cómo podría siquiera enviar alguna de ellas? Supongo que solo estoy escribiendo esto para dejarlo salir yo misma, lo cual espero conseguir en algún punto. Deseo lo mismo para ti.
Es tan injusto.
Jazz
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