#8: Intermedio 2.
Buenas pibes. Henos aquí con un nuevo capítulo y nueva portada.
La anterior fue eliminada por Wattpad. Se tardaron bastante en hacerlo pero ya me lo esperaba. Así que decidí cambiarla por una que me costó solo unos minutos en Canvas ¿Qué les parece?
En fin, disfruten del capítulo.
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Una semana después del ataque de Atlantis.
–¡Más rápido jóvenes! – Exclamaba autoritaria una pelirroja atlética, mientras los jóvenes trataban con todos sus esfuerzos esquivar todos los que les mandaban.
Nuestro grupo protagónico se encontraba en lo que parecía ser un campo de entrenamiento con arquitectura antigua grecorromana, mientras eran atacados sin parar por un grupo de arqueras a lo lejos. ¿Su misión? Salir ilesos de allí.
Max a penas pudo esquivar una de las tantas flechas que iban directo a su cabeza, tenía la suerte de que aquellas mujeres se enfocaban más en sus compañeros que en él, pero eso no evitaba que una que otra fecha fuese en su dirección.
Hasta que logro ponerse en cubierto detrás de lo que parecía ser una vieja carroza, tirándose detrás de él cuál rata asustadiza, más temprano que tarde alguien se sumo a su escondite, tratándose del culpable de qué el estuviese ahí en primer lugar.
–David ¡¿Me puedes recordar por qué mierda aceptaste esto?!
–Pensaba que sería buena idea, digo, nunca fuí el mejor en gimnasia y pensaba que un nuevo aire haría relucir mi potencial no descubierto. – Comentó desinteresado y hasta casi riendo, a veces no entendía cómo nunca se tomaba está clase de cosas en serio.
–¡¿Y tenías qué involucrarme a mi también?! – Max podía llegar a comprender la decisión de su amigo, pero no entiendo porqué tenía que involucrar a los demás en sus cosas.
Nadie fue indiferente ante la orden de Wonder Woman de entrenarlos, todos se quejaron porque ella ni siquiera les daba la opción de rechazarla, tampoco oía a razones, incluso cuando trataron de buscar ayuda en los otros miembros de la liga tampoco resultó, supieron que era una batalla perdida cuando se enteraron que ni el propio Batman logró entrar en razón a la amazona.
Así que tuvieron que aceptar a regañadientes su entrenamiento, dónde fueron transportados por Cyborg hacía Themyscira, el hogar de las amazonas, dónde fueron recibidos de manera cordial tanto por la reina Hyppolita como las demás amazonas, aunque algunas de ellas no estaban contentas con la presencia de hombres en su hogar.
–¡¿Y ustedes dos qué hacen?! ¡Aquí no hay lugar para los cobardes! – Max y David se asustaron ante el regaño de la que sería su superior, la arquera Artemis, que desde el primer día ya los había fichado como un dúo de idiotas y por ello sería más severa con ellos.
Artemis fue la que dió la idea de que en su primer entrenamiento fueran separados por sexos, con sus compañeras recibiendo el entrenamiento más "justo" en palabras de ellas, mientras que Max y sus compañeros recibieron un trato más especial: Tratar de matar un jabalí colosal contando únicamente con espadas oxidadas y escudos deteriorados. No hace falta decir que fue una experiencia no muy agradable.
Pero ahora no había tal división entre ellos gracias a Diana, quién quería incentivar más la participación del trabajo en equipo sin distinguir raza, género u otro tipo de división social. Lo cuál le parecía razonable a los chicos con la excepción de Max, que seguía pensando que solo era una excusa para verlos sufrir a todos por igual.
Ambos jóvenes salieron de su escondite, perseguidos por las flechas de las amazonas que decidieron convertirlos en sus objetivos principales, David hacía gala de sus habilidades como corredor mientras Max trataba de utilizar los pocos escudos que quedaban en el suelo, que tampoco estaban en las mejores condiciones.
En todo momento sus ojos estaban en aquel pequeño reloj de arena que marcaba cuando su tormento terminaba, su tarea era técnicamente sencilla, evitar ser alcanzados por una sola flecha durante cinco minutos, lo cuál se había vuelto imposible en el último minuto que les quedaba. Al menos podía agradecer que hicieron un raro encantamiento que volvía elásticas a las flechas una vez que entraban en contacto con su piel, pero eso no quería decir que no dolieran.
En su camino de evitar ser alcanzados por una de ellas, el dúo observó de forma fugaz como sus compañeros lidiaban con la situación. Leandro estaba tirado en el suelo, con los ojos llorosos y aguantando las ganas de gritar, pues su parte íntima había sido golpeada, aparentemente más de una vez, por múltiples flechas que estaban a su alrededor, Federico estaba siendo víctima de dos amazonas que decidieron enfocarse únicamente en él y recibía por todos lados sin posibilidad de esquivar, Ignacio estaba bien hasta que se tropezó por una de las muchas piedras en el suelo y termino por ser víctima de un montón flechas directo a su trasero, todos los demás estaban teniendo un desempeño nefasto y estaban completamente adoloridos como para siquiera levantarse.
–¡Tiempo! – Aquellas palabras dadas por Diana fueron el alivio de todo el grupo de jóvenes y las arqueras cesaron su tarea.
Pero eso no significaba que hubiera descansado para ellos, rápidamente ellos se levantaron y se pusieron en fila como lo solían hacer cuando tenían que izar la bandera, mientras las demás arqueras se formaban un círculo alrededor de ellos y sus dos maestras se presentaban ante ellos.
Siendo Wonder Woman y Artemis respectivamente.
–Jovenes guerreros hemos observado y analizado su desempeñó en esta tarea. – Habló primero la campeona de las amazonas con un tono materno. –Y debemos decir que nos hemos encontrado un tanto... Decepcionadas, con su actuar.
Las palabras de la mujer maravilla fueron como dagas en los corazones de las chicas del grupo, sintiéndose avergonzadas de si mismas, mientras que los chicos se mostraban un poco más tranquilos con respecto a eso, o al menos eso aparentaban, antes de escuchar las palabras de la compañera de Diana.
–¡Todos ustedes necesitan urgentemente una mejora! – Artemis no le interesó mantener la amabilidad y sutileza de su amiga. –¡Esto no es un juego! La seguridad de su hogar y sus familias es su mayor responsabilidad y no venceran a sus enemigos con tan terrible organización. ¡En especial ustedes dos! – Apuntó con desdén a David y Max, que palidecieron ante ella. –¡Ustedes son hombres! ¡Guerreros por naturaleza! ¡Los cobardes no tienen lugar en la guerra!
–... Lo que Artemis trata de decir es que no podemos demostrar debilidad en el campo de batalla. – Diana comentó con una sonrisa forzada y dándole un codazo a la pelirroja. –Aquí debieron mostrar su habilidad para liderar y su ingenio para usar todo a su alrededor para detener el ataque enemigo.
Y a todos los jóvenes se les encendió la bombilla mental, ahora ya entendían el porqué de tantos objetos tirados alrededor suyo y eso aumento más su vergüenza interna.
–Pero en fin. – Comentó Diana para pasar a otro tema. –También hemos analizado su habilidad para esquivar ataques a alta velocidad y su desempeñó ha llegado ser un tanto mixto.
Entonces la pelirroja sacó un papel que venía en su cintura, siendo extremadamente largo, incluso cayendo al suelo, que parecía ser una muestra de la cantidad de flechas lanzadas hacía ellos
–A continuación pasaremos a ver su desempeño en ello. – Comento Artemis dirigiéndose al primer joven a su lado, Ignacio, quién tragó saliva con temor. –Señor Rodríguez, usted tiene el infortunio de haber recibido en total 567 flechas, siendo el peor con diferencia en su grupo. Debe sentirse afortunado de que esas flechas estaban encantadas.
Y con ello empezó a despotricar sobre los demás cada vez que pasaba al lado suyo, nombrando su apellido y la cantidad de flechas que recibieron, mientras Diana observaba con tranquilidad a los demás, tratando de ser reconfortante, la mayoría habían recibido más de cien, unos pocos llegaban a los cuarenta y los más afortunados habían llegado a los diez y quince. Hasta que le tocó a nuestro protagonista, siendo el último de todos.
–Y usted señor Salazar... – La pelirroja no pudo ocultar su sorpresa ante lo que veía en la hoja, a lo cuál Max trago saliva con inquietud. –... Tu desempeño ha sido mejor de lo que pensaba, solo has recibido dos flechazos en todo el entrenamiento, felicidades.
Los ojos de Max se abrieron como platos, seguido también por los de sus compañeros, nadie creía como alguien como él había logrado semejante logro contra amazonas muy experimentadas en el arte de la arquería, Wonder Woman puso su mano en el hombro del muchacho con una sonrisa sincera.
–Nada mal hijo. Nada mal. – Comentó con orgullo Diana mientras pasaba a felicitar a los demás muchachos por su participación a pesar del desempeño.
–Lo veo y no me lo creo. – Murmuro por lo bajo David mientras se acercaba a su amigo. El solo había recibido como trece. –¿Cómo lo hiciste?
–De hecho no fue difícil. – Respondió por lo bajo Max. –Simplemente me pegue a ti y deje que recibieras todo eso por mi.
–Miserable... – David le dio un codazo de forma amistosa entre risas. Que cesaron en el momento en el que la arquera de rojo se acerco a ellos, nuevamente ambos adoptaron unas miradas serias.
–No entiendo como lo hiciste, quizás Tique se apiado de ti. – Comentó sin ocultar su desprecio y se marcho para seguir a la campeona de Themyscira.
–¿Y a esta qué le pasa? – David habló una vez que la pelirroja se alejo lo suficiente.
–Es normal. – Respondió tranquilo y sin sentirse amenazado por ella, sabía que no podía hacerle daño mientras Diana estuviese con ellos y con el paso del tiempo cambiaria su actitud, o al menos eso esperaba.
–Parece que esta mina te hizo ojitos. – Leandro murmuró a su derecha sin perder la oportunidad de molestarlo.
–No vengas con esas estupideces Leo.
–Oh vamos Max, así siempre empiezan todas las historias de amor.
–¿Te tengo que recordar que ella debe ser más vieja que todo nuestro árbol genealógico?
–Pues para ser tan vieja tiene un trasero bien... – Y el joven no terminó de hablar cuando recibió un latigazo a la nuca. Cortesía de la pelirroja. Tanto Max como David se alarmaron y se prepararon para aguantar los latigazos.
–¡Basta de murmullos! – Gritó furiosa. –¡Y presten atención a su siguiente lección!
–¡Señora si señora! – Gritaron todos al unísono. Mientras Max agradecía en su mente a todos los dioses griegos, ya que aparentemente la arquera no había escuchado toda la conversación.
Ante ellos, vinieron más amazonas en armaduras doradas, similares en diseño a las Claymore, cada una de ellas tenía una espada que brillaba con la intensidad de una luna llena, mientras que dos amazonas le entregaron a sus maestras dos espadas doradas, tan relucientes como el sol mismo. Entonces Wonder Woman habló para todos.
–Escuchen jóvenes guerreros, ahora aprenderán el arte de la espada. Pero no cualquier espada. – Entonces Diana levantó su arma hacía el cielo y su brillo fue convertido en fuego. –Las espadas de los semidioses, encantadas para luchar contra cualquier enemigo que se les presente.
–Cada uno de ustedes recibirá solo una, cada de una ellas fue forjada por el mismísimo Hefesto en un gesto de generosidad hacía los futuros protectores de este mundo y del legado de los dioses. – Comentó Artemis mientras las demás amazonas les entregaban a los jóvenes sus respectivas armas. –Cada una tiene una habilidad única y especial que representa su espíritu de guerra. Aquí es donde aprenderán a dominarlo.
–Para ello hemos decidido hacer una demostración del poder que ustedes tienen ahora en sus manos.
Entonces ambas mujeres se miraron frente a frente, mientras las otras amazonas se alejaron de la zona y los jóvenes miraban con curiosidad lo que estaba a punto de comenzar, rápidamente Artemis se dirigió hacía Diana con intenciones de atacarla, dando múltiples ataques que fueron fácilmente desviados por la pelinegra a una velocidad que impidió a los chicos ver lo que pasaba. Entonces Diana le propino una certera patada en la cintura de Artemis, alejandola a unos metros de ella.
–No te emociones tanto Artemis. – Comentó con una sonrisa amistosa y dirigiendo la punta de su espada hacia ella. –Los chicos necesitan ver con detalle como te pateo el trasero.
–Je. Ya no somos adolescentes, Diana. – Menciono, igualmente con una sonrisa orgullosa. –He entrenado duramente todos estos años para demostrarte que soy mejor que tú en el duelo.
–Pues ha llegado tu momento de comprobarlo.
•••••••
Lejos de Isla del Paraíso.
Star City.
"Nunca he sido un miembro tan importante de la liga. A pesar de ser uno de los principales financiadores de la Watchtower."
La noche ha caído en Star City y con ello los problemas nocturnos que siempre se llevan a cabo, robos, homicidios, venta de drogas, secuestros, etc. La peor cara de la ciudad sale a relucir cuando todos duermen, excepto alguien en particular.
Observando desde las alturas con sus binoculares, ve la típica escena de todos las noches. En un callejón, a unas dos cuadras de él, se encuentra una mujer pelirroja, la reconoce al instante, su nombre es Veronica Petrov, una inmigrante ilegal rusa que ha tratado de vivir el sueño americano en su ciudad, pero para ello se ha metido en un negocio bastante turbio.
"No es que me moleste, de verdad, me llevo bien con la mayoría pero solo confío en unas pocas personas ahí. Nunca se me dió bien trabajar en equipo."
Ella se encuentra contra la pared, fumando un cigarro y con cara de pocos amigos, mientras está con su celular mandando mensajes, es en ese entonces que aparecen un grupo de hombres con mala pinta. El más grande y musculoso del grupo se le acerca con una falsa sonrisa de amabilidad.
–Hola guapa. ¿Nos reconoces? Nos debías una noche de diversión.
–Una cara tan fea no se olvida de la noche a la mañana. – Respondio sin sentirse intimidada por su aspecto, eso borra de forma instantánea la sonrisa del hombre. –Son cuarenta dólares por cada uno de ustedes, "querido".
Aquella declaración termina por quebrar el ambiente amistoso que el hombre de tez morena trataba de dar.
–¿Cuarenta dólares? – Bufó molesto para luego escupir sobre ella. –¿Quién te crees que eres?
–Solo la más codiciada de la ciudad. – Comentó mientras seguía fumando tranquila. –Oferta y demanda cariño, si no puedes pagar, entonces largo.
Entonces el hombre agarra de forma brusca su muñeca, tirando el cigarro al suelo, el momento que él esperaba, entonces se pone en acción, sabe que ahora las cosas son serias.
–Ni creas que nos iremos de aquí sin divertirnos. – Habla con una sonrisa de oreja a oreja. Para luego recibir una patada en la entrepierna.
Veronica no pierde el tiempo y trata de correr, pero es golpeada en el acto por uno de los que acompañan al grandote, el cuál no tarda en tirarla al suelo.
–Yo voy primero. – Habla un hombre rubio con un aspecto demacrado y con los ojos rojos, mientras los demás tienen peor aspecto que él.
"Siempre he sido de los que les gusta trabajar solos, no por ser un tipo antisocial como cierto murciélago. "
Veronica lucha por tratar de quitarse a aquel depravado encima suyo, pero su agarre es más fuerte y no tiene oportunidad, entonces trata de gritar en auxilio.
Afortunadamente, la ayuda llega justo a tiempo. En forma de una flecha verde que impacta contra el tipo y le da una descarga eléctrica, no letal.
Los hombres miran aterrados a su amigo agitándose en el suelo y la pelirroja aprovecha el momento para huir despavorida. Mientras todos observan con rabia a aquel que les acaba de arruinar su noche.
"Es que simplemente me gusta patear culos por mi cuenta. "
–Buenas noches muchachos. ¿Podrían dejar a la dama en paz? – Mencionó Green Arrow con tranquilidad.
–Maldito arquero. ¡Nos divertiremos contigo en su lugar! – Un hombre afroamericano fue tras el, obviamente no estaba pensando bien, así que decidió mandarlo a dormir.
Arrow logro darle un buen derechazo en su mandíbula, para luego con su otra mano sacar una de sus flechas con una toxina diseñada para dormir al instante a quien fuera que la oliera, una toxina que le había robado a un villano de Gotham.
Fue cuestión de tiempo para que los demás cayeran como moscas, Arrow estaba acostumbrado a lidiar con ese tipo de escoria que ya hasta se había hecho un bingo personal, siempre se anotaba mentalmente los rasgos más típicos de esta clase de basura.
Ninguno era distinto a lo que se enfrentaba diariamente, con la excepción del hombre de tez morena que parecía sacado de la WWE. Todos sus compañeros estaban fuera de combate, algunos dormidos, otros atrapados en una red viscosa de procedencia alienígena y Arrow ya tenía la flecha indicada para él.
–Bien amigo, te daré la oportunidad de entregarte y evitarte la paliza por cortesía, el golpe en las pelotas ya fue suficiente creo yo. No creo que quieras una flecha ahí.– Comentó con burla.
–Muy gracioso imbécil... – Y antes de que el grandote pudiera mover un dedo, una onda sónica lo saco volando hasta estrellarse contra la pared de un edificio cercano.
Entonces Arrow aprovechó y tiro su flecha paralizante directo al pecho al brazo, estaría paralizado durante cuatro horas en lo que llegaba la policía. Con todos fuera de combate, dirigió su atención hacia la recién llegada.
–Ya lo tenía ¿Sabes?
–Sabes que me gusta hacer entradas. – Habló su novia acercándose a él, Black Canary.
–¿Qué haces a estas horas pajarito?
–Buscandote. – Dijo dándole un beso en la mejilla. –Batman te necesita.
–Wow, eso sí es nuevo. ¿Acaso hay otra amenaza para el mundo?
–Eso creé. – Dijo dándole un ademán en señal de lo que siguiera, entonces ambos empezaron a caminar por el callejón mientras la rubia le explicaba todo. –¿Recuerdas a Harley Quinn?
–Como olvidar a semejante loca. – Dijo irritado. –Fue todo un martirio llevarla a Arkham sin que ella hiciera de las suyas. No me digas que escapó.
–Si.
–Pero... ¿Eso amerita mi ayuda? Pensaba que Batman se ocupaba de los payasos.
–Es más grave que eso. – Dijo mostrándole una foto. Dónde se encontraba la harlequin hablando con un desconocido a mitad de la calle en la mañana en su ciudad. –Ella pasó por aquí y pensamos que tenías información con respecto a eso.
–Si estuvo aquí, ni me acuerdo. – Oliver se rasco la cabeza ante eso. ¿Cómo no pudo haberla notado? –¿Qué diablos planea hacer?
–Eso es lo que más teme Batman. Piensa que está tratando de conseguir otra bomba para replicar el suceso de Metrópolis en otra ciudad importante.
–Pues eso no ocurrirá aquí. – Adoptó un tono serio el arquero. –¿Alguna idea de con quién pudo haber contactado?
–El tiene una teoría, pero no está muy seguro de ello.
–¿Y quién es el psicópata?
–... Un tal Doctor X.
••••••••
El atardecer había llegado a las islas del paraíso y con ello había finalizado el arduo entrenamiento de nuestros futuros heroes. Quienes ahora se encontraban descansando en su campamento montado en la costa de la isla de Themyscira.
–Finalmente acabó. – Mencionó Leandro tirándose en la arena con alivió, acompañado de sus demás compañeros.
–Dios que somos un desastre. – Hablo Federico con un grave dolor en su cadera, la utilización de la espada no era su fuerte.
El entrenamiento con las espadas no fue el mejor, pero habían presentado una mejora con respecto a su prueba anterior, no lograron desbloquear su habilidad especial con ellas pero habían logrado que Artemis no les gritara por usar mal sus armas, eso era un logro.
–Pudo ser peor. – Dijo David. –Pudimos haber matado a alguien.
–Estuviste a punto de matarme, para tu información. – Le recriminó Federico, recordando como casi lo decapita de no ser porque justo agachó la cabeza.
–Oh vámos Fede, solo estaba probando tus habilidades.
–Si claro.
–Demos gracias que ya terminó. – Comentó acostado Max tratando de despejar su mente, a veces se preguntaba cómo todos sus compañeros habían asimilado todo rápidamente.
Habían sido enviados a un mundo nuevo, conocieron a personas que ellos creían que solo eran ficción, tuvieron experiencias cercanas a la muerte y ahora estaban entrenando en una isla de mujeres inmortales usando armas hechas por un dios de la mitología griega. ¿Cómo alguien no perdía la cordura para este punto? Solo un idiota que no sobre-piensa las cosas.
Quizás ese era el truco después de todo, no sobre-pensar las implicaciones ahora que estaban allí y aceptar su realidad, aprender y adaptarse. A veces deseaba que todo fuera tan sencillo para él como para los demás. Pero ahora mismo no quiere pensar mucho, solo quiere algo sencillo, como agua o algo por el estilo.
–Disculpen. – Una voz femenina lo saco de sus pensamientos y dirigió su mirada a ella. –¿Necesitan agua o algo? Diana nos dió la orden de darles comida para recuperar fuerzas.
Todos esperaban que Max fuera el primer en hablar, pero solo se quedó mirando embobado a la amazona delante de ellos, con sus ojos bien abiertos y ni siquiera era capaz de articular palabras.
–Eh... ¿Pasa algo? – Comentó la amazona, de tez morena y curvilínea, extrañada del comportamiento del jóven.
–Eh si. Agua por favor, disculpa a mi amigo. – Comentó David rápidamente y alejando a su amigo.
–De acuerdo, vuelvo enseguida.
–¡Espera! – Max finalmente salió de su trance. –¿Co-cómo te llamas?
–... Yara Flor. – Comentó la amazona extrañada para luego largarse a buscar uno de los paquetes para los muchachos.
Fue ahí cuando la mente de Max sufrió un cortocircuito.
No era posible.
Sencillamente no era posible.
Acaso...
¿Acaso ella era la Wonder Woman de Future State?
–Por un demonio Max. – Recriminó Federico. –Se que la chica estaba buena y todo ¿Pero tenías que actuar como un maldito enfermo?
–¿No te basta con la pelirroja esa? Tienes un serio fetiche por las amazonas. – Se burló nuevamente Leandro.
–Callénse y escuchen. – Ordenó Max y todos se agruparon intrigados por lo que tenía que decir el castaño. –Esa mina no debería estar aquí.
–Tranquilo Max, ella no te rechazó, te ve como un rarito pero aún puedes...
–¡Leo esto es en serio! – Se exaltó y asusto a su amigo. –Esa tipa, Yara, no pertenece a este universo.
–¿A qué te refieres?
–Me refiero a qué no debería existir aquí. Pertenece a otro universo de DC, ella se supone que es la Wonder Woman de un futuro. – Aquellas palabras fueron suficientes para dejar helados a los chicos, entendiendo por fin la gravedad del asunto.
–Pero como...
–No lo sé. Diablos, no lo sé. – Gruño por lo bajo. –Sea que lo sea, la línea temporal ha sido irremediablemente rota.
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