Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO CATORCE - LAURA

Viernes, 15 de marzo del 2019

Lo primero que visitamos al llegar a la feria es el laberinto. Rafael no quiere entrar y nos espera por fuera, mientras nosotros nos reímos de las tonterías que nos encontramos dentro de la atracción.

Imagino que, como dice él, está reconociendo o asegurando el perímetro y así tener alguna vía de escape o un lugar para escondernos si sucediese algo. Lleva años viviendo con la posibilidad de que alguien intente matarlo o secuestrarlo como algo cotidiano y estoy segura de que ya lo hace casi sin darse cuenta.

Nada más salir, mi novio nos enseña las entradas que ha comprado para ir a ver el circo. Empieza en cinco minutos, por lo que nos vamos directamente.

No es un circo cualquiera, no existe una puesta en escena, sino un sitio de preparación, donde puedes ver los entrenamientos de los artistas e incluso intentar hacer lo que ellos hacen luego en el escenario.

Al llegar al lanzamiento de cuchillos, Jacobo, que le encanta hacer el tonto, reta a Rafael.

—Vamos, hermano, seguro que esto de lanzar cuchillos se te da muy bien.

—Demasiado bien, Jacobo, y ya sabes que no me gusta presumir —le sigue mi novio el juego.

—Pues que te parece si ponemos a tu princesa con una manzana en la cabeza y e intentas no matarla —continúa Jacobo.

—Sabes que eso no lo haría nunca. Pero puedes lanzar una manzana y yo le tiro un cuchillo detrás para clavárselo —le contesta Rafael un poco chulito.

Me encanta verlo tan seguro de sí mismo, además de intentando provocar a los chicos. Lo conozco bien y a quien está pinchado es a mi hermano que, al igual que yo, no puede decirle que no a un reto o a una apuesta, lo llevamos en la sangre.

—No sabía que fueseis tan gallitos. Eso no se lo cree nadie, estáis hablando de un imposible —interviene mi Santiago.

—¿Apuestas algo, Friki? —le sonríe Rafael.

Conozco a mi novio desde que tenemos seis años y le he oído hablado así siempre que quiere desafiar a alguien.

—¿Qué quieres, cuñado? —mi hermano tiene los mismos padres que yo y no puede ignorar las palabras de Rafael.

—A tu hermana, hasta mañana a las ocho de la mañana.

—¿Estáis hablando en serio? —intervengo yo incrédula.

—Si tú quieres, por supuesto—me susurra Rafael.

—Pero solo un intento —le desafía mi hermano, afirmando que está de acuerdo con la apuesta.

Yo estoy tan nerviosa que no puedo ni respirar. Pasar una noche con Rafael a solas es mucho más de lo que esperaba hace unas horas.

—Dos manzanas a la vez, con dos cuchillos, y en tres semanas nos volvemos a ver los cuatro en un hotel que yo reserve, con tres habitaciones —añade Rafael, dejándome con la boca abierta, sin entender cómo puede comprometer el estar las próximas doce horas juntos y, sobre todo, solos.

—¡Rafael! Estás arriesgando mucho, es mejor una noche juntos que nada —le riño enfadada.

—¿Confías en mí? —me pregunta suavemente.

—Sí —le contesto con una seguridad que no siento.

—¿Qué me dices, Friki? Dijiste que era imposible —lo pica todavía más Rafael.

—Apuesto —accede Santiago, divertido—. Jacobo, prepárate para lanzar las dos manzanas.

Se nota que mi hermano está pasándoselo bien. Esto de las apuestas siempre nos ha gustado demasiado. Posiblemente, Rafael lo haya retado, sabiendo que iba a decir que sí, pero lo que tiene que hacer va a ser imposible, mi hermano tiene razón.

Aun así, yo confío en él y no puedo evitar estar nerviosa. Sería increíble pasar toda la noche con él a solas y, además, poder verlo otra vez en tres semanas. Rafael nunca se marcaría un farol y menos arriesgando una noche en la que estaríamos a solas. Al menos, eso es lo que espero.

Mi novio elige dos cuchillos y le ofrece dos manzanas a Jacobo.

—¿Estás seguro de esto? —le pregunta Jacobo, un poco nervioso a la vez que divertido.

—Hermano, me ofendes. ¿No era el puto amo? No te olvides que cuanto más lejos lo lances, más posibilidades tengo de acertar en el blanco. No te preocupes por la velocidad que alcancen las manzanas —le indica Rafael.

—Pues ahí van —le advierte Jacobo mientras verifica que Rafael le dé su consentimiento con la cabeza y lanza primero una y luego la segunda manzana.

En cuanto Jacobo lanza la primera manzana, Rafael lanza el primer cuchillo y luego el otro. Acertando en ambos casos. Mi hermano lo mira alucinado, creo que por primera vez no le importa perder la apuesta.

Yo vuelvo a respirar y mi corazón comienza a latir de nuevo, aunque ahora amenaza con salírseme del pecho.

—Cuñado, has hecho trampas. Tú sabías que no ibas a perder. Seguro que has hecho esto miles de veces —le echa en cara mi hermano, cuando se tranquiliza un poco después del subidón de ver a Rafi haciendo de tortuga ninja.

—Friki, nunca apostaría algo que tuviese que ver con tu hermana, a no ser que esté cien por cien seguro.

—¡Hermano! ¡Sigues siendo el puto amo! —se alegra Jacobo.

—¿No dices nada, princesa? —me dice mientras se acerca a mí y me toma de la mano.

—Deberíamos irnos ya a casa —le respondo mimosa.

—Rafael tiene razón, mi hermana sigue siendo una gamberra —dice mi hermano sonriendo.

Santiago siempre ha adorado a Rafael, pero cada vez se le nota más.

De vuelta al coche, y después de visitar otras atracciones, mi hermano se sienta delante con Rafael, y Jacobo, mi oso, mi rana y yo, en la parte de atrás.

En la parte delantera discuten sobre la utilidad de la física a la hora de lanzar un cuchillo y cosas por el estilo, por lo que Jacobo me mira y se echa a reír.

—Estos dos, ¿son siempre así? —me pregunta mi amigo.

—Desde pequeños. A veces pienso que Rafael está conmigo para poder tener estas discusiones con mi hermano. Se pasan así horas sin importarles si la tierra gira o no —dramatizo.

—No te quejes, el oso que ganó Rafael para ti es enorme y muy bonito —me consuela Jacobo.

—¿Y no dices nada de la rana que gané yo? —le provoco.

—Sí, es horrorosa —me dice, echándonos a reír los dos.

—Estoy un poco nerviosa —admito.

—¿Por qué? Ahora mi amiga, la gamberra, se va a echar para detrás —me susurra.

—No, no es eso. Le dije a Rafael que hasta que no estuviésemos prometidos no iba a tener sexo con él —me sincero.

—¿Y eso por qué? —se extraña Jacobo.

—No grites, que no quiero que nos escuchen —le advierto, ya que intento que ni mi hermano ni Rafael sepan de lo que estamos hablando.

—Yo pensaba que querías acostarte con Rafael.

—Y quiero. Sin embargo, a veces me enfado con él por dejarme sola y se me ocurren estas brillantes ideas —yo y mi bocaza siempre tenemos la culpa de todo.

—¿Y por qué estás tan nerviosa? ¿Por el sexo o por la propuesta?

—Por las dos cosas —afirmo, aunque en realidad, no lo sé.

—¿Le dirías que sí? —me pregunta Jacobo, expectante, como si respuesta no fuese obvia.

—Le hubiese dicho que sí hace cuatro años, Jacobo. Yo siempre lo he querido y sé que eso nunca va a cambiar. Pero mi madre se casó muy joven, también era su primer novio y mi abuela y mi tía no se lo tomaron muy bien.

—Ahora tu madre le fue genial. Todo acabó con un trágico accidente, pero tus padres se querían y eran felices. Tu abuela y tu tía seguro que han aprendido de todo eso —me alienta mi amigo.

—Y luego está... —no sé cómo expresarme.

—El sexo.

—Sí. Él lo hace todo tan bien, seguro que yo seré un desastre y no quiero que se lleve una decepción —le cuento a mi amigo en voz alta lo que me está rondando por la cabeza.

—Laura, el sexo es solo eso. Hasta ahora ha estado todo muy bien y si a veces hay algo que no sale como esperamos, a la próxima seguro que sale mejor. ¿Cuántas veces crees que habrá tirado Rafael un cuchillo a una manzana para poder hacer lo que ha hecho hoy?

—Gracias, Jacobo, siempre haces que me sienta mejor —me sincero.

—Tienes que estar tranquila y si no quieres que pase nada hoy, se lo dices. Rafael es la mejor persona que conozco y sabrá entenderte sin importarle tus argumentos —me aconseja Jacobo.

—Tienes razón, menos en lo de la rana. Esta rana es preciosa —le contesto.

—Estáis muy tranquilos ahí detrás —se queja mi hermano.

—Porque no queremos entrar en discusiones de frikis —le contesta Jacobo.

—Hermano, me puedes prestar el coche esta noche. A esta hora no me van a alquilar uno y lo de robarlo no me apetece —bromea Rafael.

—Claro, pero ni se les ocurra hacer guarrerías en él. Además, hoy os dejamos el cuarto para vosotros solos —bromea el peludo.

—Amigo, no todo son guarrerías. Igualmente, Laura es una princesa y deberías de hablar con más respeto —se molesta mi novio.

—Ya volvemos a las andadas. Hermana, con lo guay que es tu novio y lo controlador y solemne que se vuelve cuando se trata de ti —defiende mi hermano a Jacobo.

—Sí, es el mejor —añado yo con una sonrisa de boba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro