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XXIII

CAPÍTULO 23

Los días pasaron rápido, bueno para Wang Yibo se sintió así.

Era un sábado en la mañana, su socio había quedado en pasar por él y la pequeña Xia antes del mediodía para llevarlos a pasear y a comer dónde la princesa quisiera ir.

-Mi pequeño amor, no te muevas mucho, tu brazo aún no se recupera.

-Papi~ - se quejó la pequeña con el cabestrillo.

- Ya veremos qué dice el médico. - El castaño terminó de ponerle su blusa azul - Sé que te aburre estar quieta, pero todo esfuerzo tiene su recompensa bebé. Cuando te saquen esto, te prometo que nos iremos a dónde tú quieras.

-Así sea Disneyland, para conocer a Mickey y Minnie.

-Así sea al fin del mundo mi princesa.

- Entonces, rápido papi. Gege bonito no tarda en llegar.

El castaño entre risas terminó de alistar a su pequeña, ya solo faltaba cinco minutos para la llegada de su socio. No iba a mentir estaba nervioso, entre la semana se habían visto pero siempre estaban rodeados de gente y el trabajo distraía un poco sus pensamientos. Además, solo eran un par de horas y luego se retiraba.

La pequeña Xia estaba haciendo su trabajo.

Flashback

- ¡Hola princesa!

- ¡Gege Bonito! – contestó la pequeña.

- ¿Cómo te estás portando?

- ¡Muuuuy bien! Todo sea por recuperarme rápido y poder pasear contigo el fin de semana.

Zhan soltó una risa - Eres una pequeña muy obediente. ¿Tu papá Yibo está por ahí?

- Nop. Aún no llega.

-  ¿Puedes hacerme un favor?

-Mmmm... - meditaba la pequeña - ¡Si viene acompañado de un pollo frito, acepto!

-Jajajajaja... - Soltó la carcajada Zhan - Muy inteligente. ¡Bien! Trato hecho. Pollo frito será.

- ¿Qué debo hacer Gege?

- Es muy fácil. Debes de mantener a tu padre en casa el tiempo que más puedas. Yo te ayudaré.

- Lo haré.

-Bien pequeña. Nos vemos el sábado.

- ¡Adiós Gege!

Fin del flashback

Yibo cargó a su hija, bajaron las escaleras sin apresurar sus pasos, el timbre de la casa había sonado hace unos momentos. Llegando a la sala, divisó la espalda del hombre que no lo deja dormir, al hombre que no deja de pensar, al hombre que... Lo sabe dominar.

El pelinegro oyó los sonidos de los pasos de castaño, se puso de pie y dio la vuelta para regalarle una sonrisa, que sin dudar alguna fue correspondida por el menor y la pequeña.

Ambos amores le regalaban un cuadro hermoso. Xia era la mezcla perfecta entre los dos.

Cómo hubiera querido que las cosas hubieran sido diferentes. Quería llorar. Otra imagen que guardaría en su corazón.

Su vista viajó desde la pequeña Xia hasta Wang Yibo y se perdió ahí, en esos ojos marrones. Se hizo una imagen mental de él, yendo a su encuentro y envolverlo en sus brazos y no soltarlo más.

- ¡Gege Bonito! - La voz de la pequeña los devolvió al presente.

-Princesa! Te extrañé - llegó hasta ambos y estiró sus manos invitando a la menor para cargarla. Esta aceptó de inmediato. - ¿Lista para un día de diversión?!

-Sí! - contesto alegre alzando su manito.

- No sabes en lo que te metes - Comentó divertido el castaño.

-Todo sea por verla sonreír - Se inclinó un poco y susurró al castaño en su oído , ocasionando un leve temblor en su cuerpo.- Y a ti también, precioso.

A Wang Yibo se le subieron los colores hacia el rostro. Una cosa es que ambos estén solos y otra frente a su hija y quizás frente al señor Shen del cual, no estaba equivocado.

El mayor lo veía todo desde la puerta principal con una sonrisa en su rostro.
-Emmm... Ammm... Yo... mejor ya vamos - se alejó caminando lo más rápido posible - Desvergonzado - Susurró. El Señor Shen lo escuchó y soltó una pequeña risa.

Zhan negó con un sonrisa - Vamos pequeña. - llegó al lado del mayor - Señor Shen, yo los cuido. - giró su rostro hacia Xia - ¿Verdad, pequeña?

- ¡Sí!

- No lo dudo joven Xiao. Se los encargo. Y...- Dudó un poco en lo que iba a decir, pero un consejo no venía mal. -  El joven Yibo... Sufrió mucho. ¡No se rinda, luche!

- Gracias señor Shen. Despídete princesa.

-¡Adiós, señor Shen!

- "Si supiera que yo soy el autor de ese sufrimiento" - respondió mentalmente. Encargar al verdugo de cuidar a su víctima...

Yibo lo esperaba recostado en el auto de él. Sacó de su pantalón las llaves y accionó el botón para abrirlo.

- Tú ve adelante. Pondré a la princesa atrás. - Yibo solo asintió ante lo dicho por su mayor.

Zhan abrió la puerta trasera y acomodó a Xia, asegurándola con el cinturón de seguridad. Al terminar cerró la puerta y dio la vuelta al auto para llegar a su asiento.

Miró hacia el castaño quien estaba perdido en la vista al frente, repasó su perfilado rostro. Siempre fue hermoso. En un momento se sobrepuso la imagen del Yibo de 18 años, rubio; con el Yibo de ahora 24 años, no había cambiado casi nada.

-A-Zhan! Sean! ¡Mírame!

-Te miro... - Respondió en voz audible para el castaño

- ¿Ah? - Yibo volteó a su dirección. Grabé error, lo había escuchado.

-"Tonto Xiao" - Se golpeó internamente - "¿Qué hago?, ¿Qué hago?" - tenía que salir de su error. Miró que el castaño aún no se había colocado el cinturón y una idea surgió. Sabía que con esto también haría que el castaño se tensara en su lugar.

Se acercó, quedando lo suficientemente cerca, su mejilla rozó intencionalmente los labios del menor. Yibo aspiró profundamente el fragante perfume del mayor, cerró los ojos, su respiración comenzó a ser errática.

¿Qué era lo que se proponía Xiao Zhan haciendo esto? Y el sonido de un click le dio la repuesta.

- ¡Ya está! - habló Zhan ya estando sentado en su asiento a punto de encender el auto.

¿En qué momento Xiao se había quitado y puesto su cinturón?

Wang Yibo, Wang Yibo... Estás perdido...

- ¿Qué es lo que desea hacer primero la princesa? - Zhan le preguntó a la menor mirándola a través del retrovisor.

La pequeña se llevó un dedo a su barbilla, pensando y pensando. No podía ir a los juegos, por su aún bracito lastimado - Mmmm... ¡Helado!

- Pues entonces, helado será - miró al castaño - ¿Listo Yibo?

El castaño giró hacia su hija y vio la alegría que irradiaba ella, sonrió y Zhan volvió a ver la luz en esos ojitos marrones.

Yibo se acomodó en su sitio - Listos!

Ambos se miraron y sonrieron. Xia vio como esa pequeña interacción. Sonrisas y miradas decían más que mil palabras... Ella será una niña, pero una niña lista e inteligente.

El auto arrancó, el ambiente era acompañado por el cantar de la pequeña que acompañaba su música favorita. Ambos mayores contagiados por la dulce voz de la pequeña la acompañaban en los coros. Cualquiera que los pudiera ver al parar en la luz roja del semáforo podría decir que era una feliz familia de tres.

Y no estaban lejos de la verdad...

Yibo le indicó por dónde debería de ir hasta llegar a su lugar favorito de la pequeña Wang.

Llegaron al lugar y Zhan fue por la pequeña al asiento trasero; ella no dudó en estirar sus brazos hacia el pelinegro y este aceptó gustoso, mientras que el castaño solo negó divertido ante el acto. Sin duda alguien se estaba engriendo.

Cuando los tres estaban acomodados en sus lugares, se acercó una joven. La mesera se presentó y colocó el menú. Les dijo que volvería en unos momentos para apuntar sus pedidos, sin antes guiñarle el ojo a Xiao.

Yibo se dio cuenta y solo arrugó levemente el entrecejo.

-"Descarado" - pensó para sí mismo - "¿No sabe respetar?... Pero... Wang Yibo, ¿Qué te está pasando?"

Zhan dibujó media sonrisa, se estaba deleitándose y divirtiéndose con las diferentes muecas que hacia el castaño perdido en sus pensamientos y mohines con sus labios.

- Menta y chocolate! - eligió la pequeña Xia.

-Chocolate y fresa! - eligió Xiao Zhan.

- Menta y limón! - contestó un serio Wang Yibo.

Definitivamente la pequeña Wang tenía el gusto combinado de ambos padres.

Xiao llamó a la señorita que los estaba atendiendo, le indicó los sabores y adicionales que deseaba su princesa.

Xia se dio cuenta que la mesera seguía perdida ante la imagen de su Gege bonito, no se iba a quedar atrás, no le gustaba para nada la situación. Sólo su papá Yibo podía ver así a su Gege; y Gege bonito podía mirar así a su papá Yibo.

- Señorita - los tres mayores miraron a su dirección.

- Dime pequeña - la mesera sonrió fingidamente hacia la niña.

- Podría ser rápida. Mis padres y yo morimos por los helados, porfis.

Xiao Zhan y Wang Yibo abrieron sus ojos ante el comentario de Xia.

- ¡Wang Xia! - alzó la voz el castaño y Zhan sonrió

- Por favor - Interrumpió el pelinegro - Mi esposo está en estado y no quiero que mi bebé salga con cara de helado.

- S-Sí. Ya vengo con sus pedidos. - una risita nerviosa salió de la mesera y se retiró.

- ¡Xiao Zhan! - volvió a alzar la voz el castaño - No puede ser posible que ustedes me hagan pasar este tipo de cosas.

- Disculpa papito. No te enojes. ¿Sí?

- Eso no va a funcionar. - contestó mirando el pequeño puchero y ojitos brillosos de la menor.

- Yo solo quería que la chica se fuera y dejé de mirar a mi Gege.

- Xia tiene razón. - Saco un puchera - Me puedo gastar. - Le siguió Zhan con risa burlona, seguido de una mueca de cachorrito.

- Ustedes... Son... - se rindió. Ambos pucheros le ganaron.

Xiao Zhan se veía tierno... Tierno?

Si hoy no terminaba en la cama con el pelinegro sería un milagro.

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