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XVIII

CAPÍTULO 18


 - ¿Ah?... Bue... Yo... - ¡Diablos!... Se dio golpes mentales, después del baño tenía que haberse escondido el bendito lunar... - Emmmmm... Xia... Te parece sí.... ¿Lo guardamos como un secreto?


La pequeña asintió feliz - ¡Hagamos una promesa! - alzó su dedo meñique - Tú también. - Xiao Zhan lo hizo y Xia entrelazó sus dedos - Será nuestro secreto. ¡Promesa!

Ambos se abrazaron y decieron salir de la cama. Xiao Zhan se encargó de elegir su cambio de ropa para estar en casa a pedido de la pequeña.

Siete vestidos después, la pequeña se encontraba sentada en su cama, esperando a que el pelinegro saliera del baño.

Xiao Zhan estaba perdido en su imagen. Después de la ardua tarea de buscar el vestido ideal de su pequeña, no pensó que sería tan difícil, esto de ser padre para él era nuevo. Dejó a la pequeña e ingresó al cuarto de baño para darle privacidad y él pueda darse una lavada de cara.

"Como pude ser tan descuidado" - se dijo así mismo mirándose al espejo. Si hubiera entrado Yibo, quizás todo terminaba ahí.

Yibo... ¿Estará bien? ¿Habrá descansado? Se daba de golpecitos en la frente. Lo dejó ahí, sólo, tratando de reincorporarse después del intenso momento, desnudo y el desastre de la cocina.

¿Cómo sería ahora al verlo?

Suspiró. Siguió lavándose cuando escuchó unas risitas. Se pegó a la puerta para escuchar. Era la señora Choi, al parecer jugando a las cosquillas con la pequeña.

-Vamos Xia. Papá está esperando abajo con tu desayuno. - escuchó decir a la mayor.

-Papito concino de nuevo. ¡Urraaaa! - gritó feliz - ¡Gege bonito, Gege bonito! - gritaba mientras se acercaba a la puerta del baño - No tardes demasiado. ¡Papi Yi preparó el desayuno!

-Ni te preocupes princesa. No demoro - gritó para que lo escuchase mientras reía.

Amaba la alegría que irradiaba esa pequeña, su pequeña. Hija del hombre que ama. Al terminar de laverse y dispuesto a salir, su celular empezó a sonar, al fijarse en el nombre, contestpo sin pensarlo.

-Dongsaeng - contestó con cariño.

-Ge, disculpa por cortar tu lindo día familiar, pero tenemos quer ir a la ofcicina. Lix llamó.

Zhan internamente madlijo su suerte - Bien. Pasa por la casa Wang y nos vamos en mi coche.

-Llego en diez minutos. Ya me había adelantado.

Cortó la llamada, ya no podía hacer nada, su dulce momento había terminado; lo más importante era la seguridad de las personas que más amaba. Tomó sus pertenencias, ya le regresaría despues lo que el castaño le habia prestado.

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-Buenos días papi, buenos días señor Shen- Ambos nombrados giraron al escuchar la pequeña vocecita.

-¡Buenos días! - saludaron con una sonrisa en los labios.

-Ven princesa, te ayudo - Yibo llegó a su lado y dirigió su mirada por encima del hombro de la mayor - El Señor Xiao...

-Señor estaba arreglando - comentó Choi. Wang asintió y se inclinó para cargar a su pequeña y subirla a su asiento. - Iré por el desayuno de la princesa. Mi niño, tú quédate con ella, también traeré el tuyo.

-Señora Choi no se preocupe, yo iré...

-He dicho que no. Quédate y espera al joven Xiao.

-Pero...

-Nada - la mayor se dio la vuelta y se perdió por el pasillo.

La verdad era que Wang Yibo quería esconderse. Mientras menos contacto con Xiao Zhan era mejor. La vergüenza que sentía era demasiado. Era cierto que él también quería lo que había pasado, preso y ciego por el placer se dejó llevar; pero cuando escucho a su hija llamarlo justo un minuto después de terminar el pánico se apoderó de él. La noche ayudaba a ocultar sus mejillas y orejas rojas, su cuerpo sudado y desnudo.

Mientras recogía y limpiaba lo que había caído y roto en el piso, mordía su labio recordando cómo había sido tocado, besado y penetrado por su socio. Además, lo había llamado por el nombre de la persona que ama y ahora tenía que explicar quién era Sean a Xiao Zhan; claro si es que Xiao le llegase a preguntar.

Cuando limpió, recogió sus prendas y subió rápidamente hacia su cuarto, tiró las prendas sucias a su tacho y entró al baño a darse una ducha.

Al salir se colocó un pijama suelto y tomó otro más para ir y dejárselo a Xiao Zhan.

Al llegar al cuarto de su hija, giró la perilla de la puerta lentamente, dándose cuenta que su hijita estaba dormida sola en la cama. Se pregunto dónde podía estar el pelinegro hasta que escuchó el agua de la ducha correr.

Se acercó a su hija dejándole un beso en su frente y después la muda de pijama nueva la dejó en la esquina de la cama y salió rápidamente.

Al llegar a su cuarto se tiró en su cama de espaldas con los brazos y piernas extendidas. Resopló y maldijo en sus adentros.

- ¿Qué hiciste Wang Yibo? - colocó su mano sobre sus ojos. Mañana trataría de evitarlo a toda costa.

Pero como el destino es jodido, ahí estaba él al pie de la escalera mirando a Wang Yibo y a Xia tomando su desayuno. Se quedó ahí un momento, tratando de grabarse esa maravillosa escena delante de él. Si no hubiera tenido que abandonar al doncel años antes, quizás está hubiera sido si familia, su vida, su felicidad...

Pero el destino y las personas fueron crueles con ellos.

El sonido de su celular lo hizo regresar en sí, incluso llamó la atención del castaño y la menor, que inmediatamente dirigieron su mirada hacia él.

Xiao Zhan carraspeó - Disculpen. Me tengo que ir. HyunJin acaba de llegar por mí. Surgió un percance y tenemos que resolverlo.

-N-No te pre-preocupes - tartamudeo el castaño,

-No te vayas Gege - Xiao Zhan llegó hasta ella y se puso a su nivel.

-Tengo que hacerlo princesa. Prometo venir otro día y salimos a pasear. ¿De acuerdo?

A Xia le brillaron sus ojitos. Miró a su papi Yibo como pidiéndole su aprobación y este asintió.

- ¡Sí Gege bonito!

-Bien - le dejó un beso en la frente. Se irguió y miro al castaño - Gracias por tu hospitalidad. - Miró hacia esos ojos cafés.

-Gracias por la ayuda. - no quitó la mirada de esos ojos negros.

-Nos vemos en la empresa.

-Nos vemos.

Si pudieran en ese momento ambos estarían sobre la mesa dejando salir sus más bajos instintos.

Xiao Zhan salió bajo la atenta mirada del castaño. El cual suspiró y siguió comiendo con su hija.

Salió de la casa de los Wang, viendo en su auto a su pequeño hermano recostado sobre este.

- ¡Wow! Diría que la pásate muy bien.

-Cállate y vámonos.

Ambos subieron al coche. Hwang fue de piloto.

-¿Trajiste lo que te pedí?- Zhan volteó a la parte trasera del auto viendo una pequeña maleta.

-Sí está todo. Incluido tu broche de oro.

Zhan jaló la maleta hacia sus piernas y la abrió. Sacó su terno color negro y su camisa blanca la cual estaba bien doblada y su corbata color guinda.

-Tus zapatos están detrás del asiento.

- ¡Excelente! - sacó una cajita negra, al abrirla encontró su broche familiar. Lo único que tenía de sus padres. -Ahora sí. Dime con detalles ¿qué ha pasado?

Comenzó a quitarse la cómoda ropa que tenía puesta.

-Lix me llamó. Ese maldito ya tiene de nuevo la información de nosotros y la empresa de los Wang.

El carro entró a la carretera, serpenteando a los autos que se encontraban en su camino. Zhan escuchaba atentamente mientras lograba colocarse los pantalones.

- ¿Felix llegó a borrar algún dato?

-Sí. El de tu hija, los señores Wang y de su hermano. Además de que eres el nuevo socio de la compañía de publicidad- Zhan lo miró por el rabillo del ojo - Lamentablemente se enteró que Yibo es la mano derecha de su padre y dirige esta sucursal.

-Cuál es el siguiente paso de ese... ¿Ese hombre?

Arregló el cuello de su camisa y siguió con la corbata.

-Quiere venir a China, para hacerse socio de los Wang.

Zhan tensó la mandíbula, ese maldito no podía estar cerca de su amado. Sabía que lo que verdaderamente quería hacer, era hacerle daño a su Yibo.

Terminar lo que Xiao Zhan no había dejado que haga.

-¡No!... ¡suéltame, Ayuda!

Xiao Zhan cerró sus ojos con fuerza recordando la cara de horror y los gritos desgarradores de Yibo, sus puños se cerraban fuertemente, las venas de sus brazos salían. El solo recordar los gritos y cómo encontró a Yibo, lo alteraban.

- Xiao Zhan! Respira. - HyunJin sabía que afectaba demasiado a su Gege. Paró en el semáforo que le indicaba en rojo y puso su mano sobre las que estaban hechas puños- Sé lo que está pasando por tu mente. Pero esta vez, estamos juntos. Lo haremos pagar. -El semáforo cambió a verde y el menor aceleró.  

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