XIII
CAPÍTULO 13
-Acabo de ver una mini versión tuya.
Hyunjin que llegaba a la oficina de Xiao Zhan, fue testigo del encuentro de la dulce niña de lacios cabellos negros y el hermoso castaño. Detrás de una de las paredes pudo ver la interacción entre padre e hija. También escuchó la inocente conversación, la cual le tocó el corazón, definitivamente su jefe y hermano tenían a la mejor hija del mundo.
-...
-Está en la oficina del jefe Wang.
-...
-Sabes? Ella espera tu regre...
- ¿No tienes otra cosa que hacer Hwang?
El menor se acercó al escritorio de su jefe y apoyo sus manos ahí.
-Como tu empleado te digo que ya dejé los papeles en edición y como tu amigo y hermano, no pierdas la oportunidad. Bien - caminó hacia la puerta - Están en la oficina de Yixuan, irán a almorzar todos juntos. Me retiro. - le guiño el ojo y salió, cerrando la puerta detrás de él.
Xiao Zhan, suspiró. Se aflojó la corbata mientras se recostaba en su silla. La niña estaba de nuevo en la empresa. Ya había escuchado que ella estaría yendo durante un tiempo, por lo que había decidido mantenerse alejado, no quería tener una conexión, ni fortalecer lazos, porque tarde o temprano cuando las verdades salieran a la luz...
-Quizás estaría muerto... - Pasó sus manos por su rostro. - ¿Qué debería hacer? -unos toques lo sacaron de sus pensamientos -Pase.
- Jefe -la cabeza de Hyunjin se asomó -Ya se están yendo... No me mires así... Oportunidades le llamo. - y desapareció. - ¿Irás? - volvió aparecer y desaparecer. La mirada fría de su jefe le indicaba que su vida corría peligro.
-Maldita sea! - rugió dándole un golpe a la mesa.
.
- ¡Urra pollo frito! - habló sarcástico Han.
-Wen Han, ¿puedes comportarte?
-Todo sea por mi sobrina.
Los tres hombres miraron hacia el ambiente proporcionado para los niños. Xia jugaba alegremente con un par de niños, corriendo para llegar primero al resbaladero.
-Y bien... Mi sobrina aún cree que su padre volverá. ¡Ja! - Wan Han cruzado de manos resopló.
-Es una niña. A esta edad claro que lo más importante es tener a sus padres juntos. Además, ella no sabe lo que pasó en realidad. Ella es un ser inocente.
-A veces...- el castaño bajó la mirada - Me gustaría decirle la verdad. Pero eso sería dañarla. Cómo dice Yixuan, es un ser inocente... - dirigió su mirada a su niña - Además... Sean no sabía que era un doncel. Así qué - suspiro- quizás ni sabe que existe una hija suya.
-Y quizás, tampoco le interesa.
- ¡Wen Han basta! - le reprochó Yixuan.
- ¿Qué? Es la verdad - miró a Yibo que tenía los ojos acuosos - y lo siento por ti amigo, pero tenemos que ser fríos. Lo que te hicieron y después... - la mirada se oscureció - te dejaron abandonado como cualquier basura en la calle. No se merece nada.
- ¡Wen Han!
-No Yixuan. Tenemos que ser claros. - miró al castaño y lo apuntó - En verdad hermano discúlpame, pero sé que guardas sentimientos por ese maldito enfermo y me jode que mi sobrina crea que su padre es un... ¿ángel?
Yixuan solo escuchaba mientras negaba y frotaba su entrecejo. Las palabras de Han eran tan ciertas como crudas realidades, pero no era momento, pero desde que escucharon la pequeña charla de papá e hija Wang, sabía que no traía algo bueno. Sobre todo, para Wen Han que se sentía culpable por no haber protegido a su mejor amigo.
-Yo sé que falta algo más. - Respondió Yibo mirando fijamente a su amigo - No sería tan loco en... -mordió su labio inferior tratando de contener los temblores de este - tener sentimientos por alguien que me hizo daño. Hay algo más y por más que pienso y trato de recordar que pasó en realidad, no puedo. Son fracciones pequeñas las que logro recordar, su rostro aún no se muestra ante mí, solo veo su lunar, en el mismo lugar que tiene mi pequeña - una ligera sonrisa se dibujó en su rostro.
-Yibo... - Yixuan tomó su mano y con su dedo pulgar acariciaba suavemente la mano del castaño - Tranquilo. Poco a poco volverás a recordar y cuando llegue el momento estaremos ahí. -miro a Wen Han que se encontraba con los brazos cruzados, semblante serio y mirando hacia los juegos de niños- ¿Cierto joven Wen Han?
- Ahhh! -Rascó su nuca - Si, sí. - chasqueo la lengua, era consciente de la dureza de sus palabras - Discúlpame por hablarte así de frío, pero...
-No te preocupes. Sé que solo quieres protegerme y te lo agradezco, pero ya soy un adulto.
-Aun así, Yibo. Para eso estamos los amigos. Para cuidarnos.
Yibo sonrió ante las palabras de sus amigos y hermanos. Sin duda tenía a los mejores, entendía que lo que había pasado los tenía muy asustados y en sobre aviso y así cómo lo protegían también deberían de entender que ya no es el mismo Wang Yibo de hace 6 años atrás, el Wang Yibo confiado.
La plática fue interrumpida por uno de los meseros del lugar, amablemente colocó cada pedido en el sitio correspondiente. Yibo se levantó y fue por su pequeña para avisarle y lavar sus manitos para sentarse a almorzar.
Entre risas, regaños, ocurrencias e historias de las pequeñas hicieron que el mal rato se olvide.
Xia tenía ese don sobre todo en su tío Wen Han, sabía que era muy renegón, también a pesar de ser muy pequeña se daba cuenta que cuidaban mucho de ella y de su papá. Así que con una caricia, beso o abrazo la pequeña borrada ese ceño fruncido característico de su tío.
Cuando ya se disponían a levantar, la pequeña Wang, jaló de la manga del saco de su papi Yibo.
- Dime princesa
- ¿Le podemos llevar pollo frito al Gege guapo? - Los tres mayores miraron a la niña.
Yibo al escuchar a su hija frunció el ceño - ¿Gege guapo? - Volvió a preguntar.
-Sí, el que es tu nuevo amigo.
El castaño se quedó pensativo, ladeó su cabeza a un lado poniendo su mirada a un punto fijo hasta que recordó.
- ¿Xiao... Zhan? - preguntó medio dudoso.
- Si! Ese. ¿Le podemos llevar papi? Debe tener hambre.
Yixuan carraspeo y Wen Han se agachó para quedar de su tamaño. - Princesa, él ya debe de haber salido a almorzar. Tranquila.
-Tio Han ¿y si no comió? Tú ya comiste, al igual que mi tío Yixuan y papi - Giro había Yibo que tenía la mirada perdida - ¿Papá? - Volvió a jalar de la manga - ¡¿Papá?!
Yibo volvió en sí al sentir los pequeños movimientos en su brazo - Dime princesa.
-Yo le quiero invitar. Cómpralo ¿sí? Yo te daré de mis propinas – Los ojos esperanzados de la menor eran imposibles de ignorar y ella lo sabía.
- Es-Esta bien. Quédate aquí sentada con tus tíos, mientras hago el pedido. - cuando estaba por avanzar, volvió a retroceder y miró a su pequeña - Lo de las propinas lo veremos luego - poco su nariz y Xia sonrió. Sus propinas aún estaban a salvo.
- Lo mismo que me pides a mí, pídele ¿sí papi? - El castaño asintió. Y caminó a caja.
Ante la atenta mirada de Han y Yixuan, Yibo hacia el pedido que su hija había indicado. Sabía que esto le iba a costar unos cuantos gritos de su queridísimo Han. Así que una vez que le dijeron que debería esperar 10 minutos para la entrega de su pedido o mejor dicho del, el de su princesa, se quedó en la barra.
Se perdió en los movimientos del repartidor preguntándose; ¿Cómo reaccionaría Xiao Zhan al ver que su pequeña le estaba llevando comida? ¿La rechazará? ¿Le gustará lo que hemos comprado? ¿Podrá comerlo? O tal vez... ¿Lo tomaría como un atrevimiento?
- ¿Señor Wang Yibo? - preguntó el joven delante del castaño. El pedido anterior fue atendido por el mismo - ¿Señor Wang? - volvió a preguntar.
- ¿Ah?
-Su pedido ya está listo - empujó la pequeña bolsita de papel con el almuerzo. - ¿Desea salsas?
-S-Sí, todas, por favor...
El repartidor asintió mientras metía las salsas dentro de la bolsa de comida y agradecía su compra. Wang Yibo tomó entre sus manos el borde de la bolsa y caminó hasta donde lo esperaban sus amigos junto a una risueña niña.
- ¿Vámonos princesa?
- ¡Si! – la felicidad de la pequeña era sumamente notoria, tanto así que daba pequeños aplausos de emoción mientras veía acercarse a su papá.
Wang Yibo tomó la mano de su hija y a pasos rápidos se subieron a la parte trasera del auto, al rato llegaban Yixuan el cual se colocó en el asiento del conductor y Wen Han al otro lado del asiento trasero dejando a la pequeña en medio de los dos.
El castaño solo iba mirando hacia la ventana, no deseaba girar ya que sentía como la mirada de su gran amigo le quería perforar la cabeza. Yixuan solo veía por el retrovisor la tensión en la parte de atrás y la pequeña Xia iba feliz cuidando con sus manitas la bolsa del almuerzo, como si de un tesoro se tratara.
.
.
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- ¿No sabes nada más?
-No. Solo lo que envié a tu correo. - el otro hombre al otro lado de la línea hablaba en voz baja - La información verdadera ya la suplanté. No se darán cuenta que los he desviado del camino, así que tranquilo, estoy tratando de ganarme su confianza al cien por ciento.
-Gracias Lee. - Suspiró - por favor ten mucho cuidado. Papá está en Corea tratando de las cosas anden bien por ahí y que los alcances de Geng no lleguen hasta nosotros.
- No podrá hacer mucho y por Wang Yibo y su familia no te preocupes, siguen vigilados las 24 horas.
-Gracias Didi. - apoyó su cabeza en su mano - No sé qué haría sin ustedes.
- ¡Nada! - río - por cierto. ¿Está por ahí mi Jinnie?
Al escuchar su nombre, Hyunjin se acercó al pelinegro -Aquí estoy, cariño.
-Cuida de ese Gege testarudo que tienes a lado. Ahora debo colgar, ya vienen hacia aquí. Te quiero.
Cuando la llamada se cortó, ambos amigos se miraron uno al otro. Hyunjin al ver la cara de preocupación de su mayor palmeó su hombro.
-Tranquilo ZhanGe. Yibo y Xia estarán bien.
-Ese maldito no lo volverá a tocar. Primero lo mato.
-ZhanGe...
Unos toques en la puerta interrumpieron el momento. Hyunjin dejó unos documentos que traía en la mano sobre el escritorio y caminó hasta la puerta, al abrirla se dio con la sorpresa de encontrar a una dulce niña con una hermosa sonrisa cargando una bolsita y a su padre detrás.
-Hwang Buenas tardes. Xiao... ¿Tu jefe está ocupado? - preguntó un poco dudoso. Mejor dicho, estaba con los nervios trabajando a mil por hora.
Hyunjin voletó para buscar respuesta en Xiao Zhan quien movía su cabeza de un lado a otro negando con sus ojos bien abiertos, volvió su mirada ante ambas personas, al ver el nerviosismo y la pequeña niña de cabellos negros con los ojitos chinitos de felicidad negó con la cabeza.
-Está libre. Pasen.
Xiao Zhan solo cerró sus ojos y respiró. Ya no podía hacer nada, pero si podía ocultar un cuerpo cuando sus "invitados" se hayan ido.
El castaño ingresó primero, su rostro era neutral, trataba de no darse a mostrar los nervios y los pequeños temblores que emitía su cuerpo; seguido entró la pequeña Xia, que tenía una cara de fastidio, pues su manito estaba siendo bien apresada por su tembloroso padre.
- Dígame Joven Wang. ¿Qué lo trae por aquí?
- Bueno...
-Hola GeGe bonito. - hizo un movimiento rápido y se soltó del agarre de su padre - Yo le pedí a papi que me trajera hasta aquí. - a pasos rápidos llegó al lado del pelinegro - Esto es para ti - Extendió sus manitos al frente revelando la bolsa de comida. - Espero que te guste. ¡Son mis favoritos! - La sonrisa tan cálida y hermosa que salió al terminar esa frase, dejó impactado a Zhan.
-Yo... - Lo que menos quería era esto. Xiao Zhan no quería estar en contacto con la niña que le regalaba una hermosa sonrisa, y extendía sobre todo su comida favorita.
-Qué hermoso gesto. - intervino el coreano al darse cuenta que su GeGe se había quedado mudo de la impresión.
-Señor Xiao - Yibo decidió hablar, no quería que su hija se sintiera mal ante el silencio del más alto - si no le gusta... No se preocupe, nosotros... -
-Es mi comida favorita - interrumpió el pelinegro - Gracias a ti, preciosa. Eres muy considerada conmigo- picó su nariz, mientras él arrugaba la suya, haciendo que ambos sonrían y que Xia mostrara sus pequeños dientes delanteros - Comeré a tiempo.
Wang Yibo mentiría si dijera que esa interacción entre Xiao Zhan y Wang Xia no le causaban ternura y un sentimiento inexplicable. Sus ojos marrones veían con ilusión el cuadro que se daba delante de él.
Ambos se sonreían, incluso Wang Yibo podría decir que esas sonrisas eran el reflejo de la otra. Pero no podría ser... La sonrisa de su hija era igual a la de... Sean.
- ¡Papi!
- ¿Se encuentra bien joven Wang?
-Yo... ah, este... Si, sí, sí.
- ¿Seguro? - volvió a preguntar su socio.
-Sí... solo me perdí en mis recuer... No me haga caso, disculpen - rio un poco nervioso mientras daba les daba la espalda para ocultar su rostro avergonzado. Nadie tenía que saber su pasado.
- Bueno princesa, vamos. El Señor Xiao tiene cosas que hacer.
-Sí papi. - respondió la pequeña y giró hacia el mayor - Xia se va, GeGe bonito. Come toda tu comida para que crezcas fuerte y sano.
- Así lo haré pequeña princesa. - princesa, palabra que le caló hasta lo más profundo de su corazón. Si Wang Yibo y la pequeña Xia no salían de ahí era capaz de derrumbarse y decir toda la verdad.
El necesitaba tener a Wang Yibo entre sus brazos, diciéndole te amo a cada hora; a cada minuto; a cada segundo. Así mismo cuando se dio cuenta que había un pedacito de ambos, un pedacito de su amor por su hermoso castaño esa necesidad creció.
Así como juro proteger al amor de su vida, ahora también protegería al segundo amor de su vida. Y hasta que no pase el peligro el mantendría la distancia prudente.
Xiao Zhan se puso una barrera, pero Wang Xia estaba sutilmente destruyéndola.
Zhan no dejaba de ver la bolsa de papel que me había entregado su pequeña hija, de sus ojos pequeñas lágrimas amenzaban con salir al primer parpadeo.
-Cómo dije... La sangre llama.
-... - Xiao Zhan pestañeó un poco tratando de disipar las molestas lágrimas que se acumulaban en sus ojos. Tomó la bolsa y sacó las pequeñas cajas de comida, que contenían el riquísimo pollo frito, acompañado de deliciosas papas fritas y puré.
-Pareces un niño. ¿Sabes?
-Cállate y déjame comer.
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