No soy consumible, lo admito.

Mi gen está muy lejos de la zeta.

Aprendí de la vida a punta de patadas, sí.

Veo memes para escapar de esta realidad.

A veces me creo alguien y me da por publicar fotos de mi jeta en redes sociales.

A veces me da ganas de caer en la estafa de la sociedad y me siento una larva a punto de eclosionar.

A veces me da ganas de huir de mi propio yo verdadero, el cual nunca he reconocido que existe, y comienzo a seguir tendencias sin darme cuenta.

No entiendo la extroversión del gen zeta.

Compartir sucesos cotidianos que fueron medianamente felices y un poco menos agrios que el resto... No le hallo la gracia.

Solo sé quejarme de los fallos que me hallo cada vez que cojo una lupa pa' revisarme porque no pude apagar el cerebro

o porque el internet me falla.

No soy quien se me ha inculcado ser. Voy contra la corriente porque siento pena y vergüenza de mis propios estados de ánimo.

Sé que caigo en el estereotipo de poeta depresivo, lo sé. Por eso me adoran quienes me adoran, porque compartir la tristeza genera satisfacción momentánea.

Pero a mí me interesa más la monetización y la interacción pagada.

Sé que mi forma de ser no está cuadrada a lo que buscan las demás pantallas.

No soy consumible.

No sé venderme,
solo me deprimo
y me quejo
y me hago crítico

de esos que triunfan
sin merecerlo.

(Si vos sos uno de esos,
con toda la rabia contenida
en las tetas que me cuelgan del pecho
te digo:
jodete y chupala)

Dime, si tanta calidad tengo, ¿por qué carezco tanto de reconocimiento?

Ajá, que el arte solo debe existir por el bien del arte. Ser un medio y un fin por sí mismo, totalmente alejado de propósitos capitalistas.

Pero sé que mi tristeza puede trasmutar a monedas en mi palma. Lo sé porque lo he visto. Deseo la punta de la pirámide, igual que el resto.

Sé que no hay vistas en mis obras porque no escribo sexo de reparación durante una relación tóxica protagonizada por adultos infantilizados y mentalmente inestables.

Sé que no hay retroalimentación a menos que la pida mediante mis dedos.

Incluso ahora, me estoy pudriendo
en rabia, celos y aburrimiento.

Me da demasiada pereza no ganar lo que merezco que se me quitan las ganas de seguir compartiendo estos versos tristes que ni yo soporto seguir leyendo.

Mirame.
¿Me tenés lástima?
No me importa.

Aún si vos nunca te has sentido de esta forma,
esta es una verdad que solo gritan las sombras.

¿Y sabés qué?

La poesía del barrio es la misma poesía,
la poesía que no es pretenciosa y arrogante
como esta.

Mirame. Vení. Alabame, mirame.
Dame todo tu dinero.
Celular y cartera, esto es un asalto.

2

Odio mucho las adaptaciones de Netflix basadas en libros de wattpad.

Odio mucho que los Wattys ya no incluyan poesía porque este año he mejorado y me lo merecía. Abandonaron la sutileza de camuflar sus verdaderas intenciones, bravo.

Odio mucho la hipocresía de las marcas y la ceguera voluntaria colectiva.

Odio mucho la situación económica actual de mi familia.

No me voy a desnudar por tus centavos ni me apiadaré de tu alma. No me importa si te doy lástima. Mi prosa lastima, ya perdí la labia. No sé cómo le hacía para ocultar mi contexto entre metáforas. Nunca he sido una persona discreta, no me interesa serlo.

Mi alma es transparente, podés acariciarla con tus pupilas. Siempre ha sido así.

He cometido errores que me llevarían al suicidio si mi contenido llegara a las masas pero nada pasa.

No soy un poeta maldito.
Soy un maldito que escribe poesía
como lugar para destripar el odio
que cargo en mis venas.

Si eres mentalmente estable, te tengo envidia. Si eres una persona amable, te tengo envidia. Si eres un adulto funcional, te tengo envidia. Si eres un chigüín de quince que no sabe nada de la vida pero se cree rapero, te tengo envidia.

De pequeño no me enseñaron la bondad, solo sé reprimir mis sentimientos. Aprendí moral a base de castigos.

Puedo fingir ser un adulto funcional pero siempre sobresale el tumulto de impurezas que llevo dentro.

No tengo miedo a confesar mis miedos.
Vos deberías tenerme miedo.

No soy consumible porque el resto está demasiado ocupado consumiendo

y yo ando demasiado inadaptado y feo como pa' venderme.