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  ❛ Cause you're the reason I believe in fate
    You're                  my                 paradise ❜

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PRE INFINITY WAR
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Su lugar de encuentro es en una vieja y pequeña parada de autobús, en algún lugar lejos de la mirada curiosa de los aburridos viajeros. Steve se remueve en su asiento con impaciencia. Es la primera vez que la chica Maximoff se ha separado de él tanto tiempo después de año y medio y los segundos se le hacen eternos. Aunque no la culpaba, ¿cómo podría? Él entiende su necesidad por recorrer el mundo y salir de la rutina de vez en cuando.

La divisa a lo lejos. Ella fue la única que bajó del autobús, Steve sonríe al ver que su cabello era negro azabache esta vez. Cabello teñido o no, la reconocería donde fuera. Tal vez era el movimiento familiar de su cuerpo al caminar, que tantas veces vio durante su entrenamiento. Conocía bien la apariencia de Wanda y sus hábitos.

Conocía la forma en que miraba mucho por encima del hombro (siempre la derecha) y sabía que estaba buscando a Pietro, su gemelo. Nunca dejaba de buscarlo. Ni siquiera años después de su muerte. Él conocía a la perfección las diminutas líneas que aparecían en su entrecejo al recordar que no había nadie a su lado.

Al bajar los escalones del autobús, Steve reconoció fácilmente sus claros ojos verdes, su cara redonda, su pequeña estatura y su suave y pálida piel. Sus labios no estaban marcados con ningún lápiz labial, pero no hizo falta para resaltar la forma de su sonrisa cuando lo vio.

Conocía la forma en que jugaba con sus anillos cuando estaba nerviosa, lo estaba haciendo ahora mismo. Él se acercó a ella con ambas manos, inmensamente complacido cuando ella cerró sus dedos alrededor de los suyos.

—Es bueno verte, Wanda —Sonrió con ternura Steve, estrechando entre sus brazos el cuerpo pequeño de la ex Vengadora.

—Te extrañé, Steve —Sus palabras cálidas, le causaron una agitación en su pecho. Perdido por las palabras, él le apretó las manos y se encontró sonriéndole tontamente.

Viendo sus manos unidas, recordó que Wanda solía tomar su mano a veces mientras se sentaban juntas viendo películas, le acariciaban cariñosamente el brazo cuando decía algo inocente, o tocaba brevemente con las puntas de sus dedos hasta su barbilla cuando intentaba transmitirle algo importante.

Le había llamado la atención que había estado pensando, con mayor frecuencia, sobre besar a Wanda Maximoff. 

—¿Steve? —Ella se puso de puntillas para mirarlo a la cara con evidente preocupación. Tragó apresuradamente, con la boca abierta pero sin hacer sonido alguno. No había dicho nada durante demasiado tiempo, y sabía que eso la había alarmado un poco.

Con ella tan cerca, era imposible no darse cuenta de que dada su proximidad, ahora habría sido el momento perfecto para besarla.

—Yo... es decir, lo siento, yo... —Se detuvo y comenzó una media docena de veces en una sola frase que ni siquiera se veía completa.

Había empezado a llover y las gotas de lluvia en su piel sólo aumentaron su belleza, algo que no imaginó era posible hasta que él mismo lo presenció.

La había extrañado demasiado, tenerla delante de él le quitaba un peso del corazón.

—Yo... también te extrañe Wanda.

Ella rió, creyendo erróneamente que a Steve le costaba decir aquella frase. Wanda, con una sonrisa, tomó su mano otra vez y corrieron bajo la lluvia juntos, yendo en dirección a donde les esperaban sus demás amigos.

Steve, aunque disfrutó de la sensación de sus dedos entrelazados con los de él después de tanto tiempo, todavía sentía una gran pena.

Él realmente debería haberla besado.