Nueve años atrás

Junhwoo y Yeim iban delante de mí, con la promesa de divertirnos una vez han acabado todas las clases, era mentira, siempre lo era, nunca había diversión.

Me llevaban casi arrastrando hasta la parte posterior del patio de la escuela. Cuando me soltaron la manga del uniforme, me dejaron caer de un empujón, manchando la ropa y arrugándola.

- No quiero. -logro formular- No quiero jugar con vosotros, no es divertido.

- Sí es divertido. -habló Juhnwoo- Ahora no llames la atención o será cuando te aburrirás.

Lo siguiente que sentí fue una dolorosa patada en el estómago. Se me hizo imposible no aguantar el jadeo de dolor que salió de mis labios y eso pareció hacerle enfurecer más a los chicos frente a mí.

- ¡Te dijimos que no llamaras la atención, rata de alcantarilla! -grita el otro.

Sollozo cuando Yeim se agacha para tomar una piedra y lanzarla hacia mí, pero la piedra no llega porque en su lugar, la deja caer y cubre sus ojos llenos de tierra.

- ¿Tú también quieres? -pregunta un chico un poco más pequeño que yo andando hasta nosotros.

Juhnwoo niega y coge de la mano a Yeim para llevarlo lejos de ahí. El pequeño pelinegro se agacha para estar a mi altura, pero yo me hago cada vez más pequeño en mi lugar mientras trato de calmar mi llanto y dolor, con miedo de que reciba lo mismo o peor que Yeim.

- ¿Te encuentras bien? -pregunta con voz suave y calmada.

Alzo mi cabeza para mirar como abulta sus esponjosos labios como si se preocupara por mí.

- ¿T-tú también me vas a hacer daño? -el chico niega repetidas veces con la cabeza y me da una agradable sonrisa.

- Me llamo Jimin. -vuelve a sonreír- Siempre estás solo y con ellos molestándote, ¿no tienes amigos? -niego lentamente, sin ser capaz de mirarle a los ojos- Bueno, pues yo seré a partir de hoy tu amigo, y voy a enseñarte a cambiar las lágrimas por sonrisas.

Por primera vez en la mañana sonrío y el chico me tiende la mano para levantarme. Es más bajo que yo, pero supongo que es por el cambio de edades. No me suelta la mano, ayudándome a colocar bien mi uniforme y peinando mis cabellos rebeldes.

- Vámonos, hace rato que la campana sonó. -avisa- ¿Quieres conocer a mi hermano? Él viene a esperarme porque ambos somos ya mayores, él incluso está en el instituto.

- Está bien. -hablo tímido, el hecho de que no suerte mi mano y tire de ella me pone nervioso- Soy Jungkook.

- Jungkookie. -sonríe- Deberías defenderte de esos niños tan malos.

- No vale la pena.

- Pero eres fuerte, puedes dejarlos en el suelo durmiendo durante mucho tiempo. -asiente ante su propia propuesta.

No contesto, estoy cansado de esos juegos. Mis padres no hacen absolutamente nada por ello, es más, piensan que lo invento para no asistir a clase. No soy el mejor alumno, pero nunca haría algo así.

Como es de costumbre, debo volver solo a casa, y aunque esté solo a unas calles del colegio, a veces paso miedo de encontrarme con Juhnwoo o Yemi y que me hagan daño.

Jimin saluda a un chico casi igual de alto que yo, quizás un poco más, y éste nos sonríe para acercarse a nosotros.

- ¿Hiciste nuevos amigos, Jimin? -pregunta mirándome. Jimin asiente jugando con su mochila y sin soltar mi mano.

- Su nombre es Jungkook, ahora es nuestro amigo. -me mira- Hay que protegerlo, es pequeño.

El chico asiente. Juhnwoo pasa por al lado nuestro junto a Yeim, el cuál lleva un trozo de tela sobre su ojo. Inmediatamente, cuando me ven me miran con odio y amenazan con sus puños, pero el hermano de Jimin se gira y los mira desafiante.

- ¿Algún problema con él? -ambos niegan rápidamente- Pues será mejor que no lo toquen, ni a él ni a Jimin, ¿entendieron?

Juhnwoo y Yeim salen corriendo antes de que el chico mayor se les acerque y Jimin se gira hacia su hermano.

- Ellos molestan a Jungkookie, gracias por defenderlo.

Gracias a tí por aparecer en mi vida en el momento más indicado, infinity.