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05↬ Besar a Park

Recogiendo los últimos libros, me dispongo a salir de clase con la esperanza de que Jungkook aparezca por mí como prometió ayer.

Después de una buena noche donde logré conciliar el sueño pocos minutos más tarde de que aquel brazo se adueñara de mi cintura, desperté en la mañana con un humor radiante, y dejando un beso sobre la mejilla de Jeon, me preparé para asistir a la universidad.

Seokjin, uno de mis únicos amigos aquí, me esperaba puntual en la puerta, como hacía ahora. Estaba a dos cursos más que yo, y por lo tanto salía antes de sus clases.

- Hola. -saludo al llegar, él me recibe con un abrazo corto- ¿Cómo te fue el día de hoy?

- Normal y aburrido, como siempre.

- Pienso lo mismo, debería haber más emoción. -comento sonriendo mientras nos desplazamos hasta la salida- Lamento no poder acompañarte hoy, Jinnie, pero Jungkook me citó para recogerme.

- No te preocupes, pequeño, por un día no pasa nada. -sonríe restando importancia- Nos vemos mañana. -acto seguido, me da un último abrazo para ir por distinta dirección a la que yo voy.

Pongo atención en buscar con la mirada a Jungkook, pero no logro ver su motocicleta por ningún lado. No cuando un fabuloso automóvil negro se para frente a mí y baja la ventana despacio.

- ¿Necesitas que te lleve a algún sitio, rubio? -pregunta una voz que conozco demasiado bien.

La ventana se desplaza hacia abajo por completo y Jungkook me mira sonriente desde su asiento de conductor, jugando con las gafas de sol en el puente de su nariz.

- ¡Jungkook! -exclamo sorprendido- ¿De dónde has sacado esto? ¡Es increíble!

- Para tu información, Jimin, esto es un auto. -habla, su mano se desplaza por el volante hasta presionar un botón en él y oírse un chasquido- Sube.

- ¿Me vas a secuestrar? -pregunto burlón mientras rodeo el coche para subirme.

- Solo con tu permiso. -me mira- Ahora agárrate a tu asiento, vamos a sentir la adrenalina.

• ----- ☯︎ ----- •

- ¿De dónde lo has sacado? -es lo primero que se me viene a la cabeza cuando para frente a la vista de la ciudad.

Hace unos minutos que Jungkook condujo hasta las afueras, dónde anunciaban el nombre de la ciudad en un inmenso letrero y ésta se podía ver en todo su esplendor. Rozaban las ocho de la tarde, entre la salida de la universidad y la vuelta, así que anochecía poco a poco frente a nuestros ojos, tanto como el frío empezaba a notarse.

- Es un regalo adelantado de mis padres. -cierto, olvidé por completo que su cumpleaños era en unos días- Ya sabes, intentan comprar con dinero y cosas lujosas su ausencia y cariño en la vida del único hijo que tienen.

- A veces pienso si de verdad eres hijo de esas personas. -hablo con una mueca- Eres tan... desordenado ante la sociedad para ser hijo de unos importantes empresarios.

- ¿Me clasificas como un fuera de serie, Jimin? -ríe saliendo del auto, le acompaño segundos más tarde.

- No es muy distinto, tus padres son grandes fundadores, personas importantes y emergentes en la industria, tú por suerte y te has sacado el instituto. -le miro- Mírate, tatuado, con piercings y haciendo lo que te da la gana a toda honra, ¿se siente bien eso?

- Dímelo tú, Park. -mira al horizonte- Tú también llevas piercings, y haces lo que quieres, de una manera distinta a la mía, pero lo haces.

- Eso no es verdad, somos diferentes.

- Sí, lo somos. Porque yo aún soy capaz de detener las cosas que deseo hacer. -su mirada deja el frente anochecer y se centra en mí- Aún me contengo de cosas que quiero hacer y no hago.

- ¿Ah si? -le reto sin apartar la mirada- ¿Y qué cosas son esas? ¿Tan prohibidas son?

- Exactamente, con riesgo de muerte.

- Muéstrame un ejemplo de ello. -arqueo una ceja, sin dejar de mirar aquellos oscuros ojos.

- Tus labios. -habla, haciéndome tragar saliva- Quiero besarlos. Son mi mayor tentación.

Silencio. Nadie habla cuando nuestras miradas lo hacen por nosotros. Pero Jungkook no está de acuerdo con eso.

- Y no sería la primera vez que caería ante ella. -habla de nuevo, girándose hacia mí y acercándose- Tampoco la última.

Mi respiración se encuentra pesada, al igual que la suya cuando choca con la mía y puedo llegar a sentirla. Probablemente ninguno de los dos sepamos que estamos haciendo, pero tampoco queremos alejarnos. Y posiblemente también mañana nos arrepintamos y veamos esto como un error.

Pero mi mente deja de pensar cuando su mano acuna mi cintura y me pega totalmente a él atrapando mis labios.

Y prometí no volver a caer ante Jeon, pero... ¿quién en su sano juicio no lo haría?

Así que cuando sus labios hacen contacto con los míos, moviéndolos sobre éstos de forma lenta y necesitada, mando todo a la mierda para corresponderle con el mismo ímpetu que él desempeña.

Apoya su espalda contra el auto y abre sus piernas para hacerme más espacio, accedo a él y alzo mi talón para una mejor altura. Sus labios no pierden contacto con los míos, fundiéndolos una y otra vez con parsimonia, mientras que su mano ahueca mi estrecha cintura y la otra la lleva hasta una de mis mejillas.

Mis manos se enredan en su cuello y cabello en cuanto su lengua delinea mi labio inferior pidiendo paso para profundizar el beso y acariciando levemente el piercing que decora mi belfo. ¿Y qué más da? Le doy total libre acceso a mi boca para que juegue con la mía y no dejemos ningún ganador.

Pero el oxígeno no está convencido de ello, y ambos perdemos ante él cuando los segundos se convierten en minutos y Jungkook deja ir mis labios tras un suave tirón del inferior y un húmedo chasquido de nuestra unión de belfos.

Tampoco nos atrevemos a hablar ahora, Jeon acaricia mi mejilla con la mano que persigue ahí y mis manos descienden por su pecho sin ser capaz de apartar mi mirada de sus ojos. Jungkook tampoco lo hace, en cambio, la suya va y viene de mis ojos a mis labios, notablemente hinchados y rojizos, como los suyos, por el roce.

Entorna mi cuerpo con sus brazos y me deja reposar mi cabeza en su cuello, aspirando el suave y varonil aroma al que he llamado hogar por tanto tiempo. Minutos más tarde, acaricia mi espalda y un escalofrío me atraviesa.

- Debemos irnos. -avisa sin ser capaz de separarme de su cuerpo- Está haciendo frío ya y ha anochecido completamente.

Asiento y rodeo el auto para asistir a mi asiento de copiloto, observándole entrar y poner en marcha el automóvil. Miradas furtivas de vez en cuando escapan de sus ojos hacia mí, que no dejo de mirar su perfil y sus brazos al conducir de forma tan elegante.

Mis manos reposan sobre mis muslos, entrelazadas una con la otra, evitando la inseguridad y timidez que siento en estos instantes. Parece replantearse algo, pero lo descarta totalmente cuando busca mi mano y la entrelaza con la suya para poner ambas sobre el cambio de marchas.

Y aunque lo parezca, no es nada nuevo para nosotros.

Por eso, cuando llegamos a mi casa, sin haber emitido palabra durante todo el camino, Jungkook me acompaña y se apoya en su automóvil para verme.

- Jimin. -habla cuando busco las llaves en mis pantalones traseros- Me encantaría que asistieras a mi fiesta de cumpleaños.

- Estaré ahí, Jungkook. -murmuro mirando el suelo- ¿No nos veremos más esta semana?

Jungkook niega para acercarse hasta mí.

- No tengo ni idea, pero lo más probable es que no, mis padres vienen de visita. -avisa y asiento- El sábado en mi casa, cuando mis padres hayan desaparecido de nuevo, habrá una fiesta en mi honor y celebraremos mi veintiún cumpleaños. Espero verte.

- Me hubiera gustado ver apartamentos y visitarlos contigo esta semana, pero pediré ayuda a Seokjin si no estás disponible. -hablo con una mueca, a Jungkook parece disgustarle su nombre.

- ¿Sigues siendo amigo de ese chico?

- ¿Qué hay de malo? -frunzo el ceño- Es el único amigo que tengo en la universidad, si tú la hicieras me acompañarías, pero como no te va eso de estudiar pues tengo que hacer mi propia vida por mi cuenta.

- Yo... solo trato de que no te lastimen. -mira al suelo.

- Seokjin nunca me lastimaría, soy como su hermano pequeño. Y ahora que estoy solo en este miserable mundo me vendría bien más personas a mi alrededor.

- No estás solo, me tienes a mí. -ladea su cabeza, cual perro abochornado.

- Te tengo a tí, pero no para siempre. Así que si no puedes, no te preocupes, tienes tu vida y en esa yo no participo, así que no estaría mal solicitar ayuda que no venga de tí. -murmuro, él me mira con expresión triste fingida- No te enfades, sabes que siempre te elegiré por encima de todos.

Me muestra ahora una sonrisa burlona y ladina. Ruedo los ojos y me acerco para besar su mejilla con un ligero sonrojo.

- Gracias por todo lo de hoy, ha sido un día genial. -murmuro. Sus mejillas parecen también activarse y solo asiente complacido- Nos vemos el sábado, Kook.

Dicho esto, le dejo ahí estampado en la puerta y entro en casa. Subo rápidamente hasta mi habitación y le observo entrar en su auto desde mi ventana, con una sonrisa y tocando su cabello, despeinándolo.

Miro las estrellas y sonrío apenado al recordar y permanecer con el recuerdo de mi hermano en mi mente.

- Gracias. -es lo único que murmuro antes de meterme en la cama y dormir como un niño pequeño cansado de jugar.

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