Capítulo 40 ♛ (Epílogo)
Por favor, leer la nota al final del capítulo, donde dejaré algunas aclaraciones.
Juls
Nací en una época difícil para los demonios ya que se les tachaba de ser una población malvada que se apoderaba de los cuerpos de los mortales para que hicieran lo que ellos tanto anhelaban. Desde que Freya los dejó salir del infierno solo hicieron destrozos por todos lados, mataron a muchos mortales, reduciendo así la población a menos de la mitad, pero en algo les benefició, ellos mismos estaban acabando con su mundo, así que les hicimos un gran favor, pero ellos no lo veían así, eran unos hipócritas sin corazón. Debían estar un poco agradecidos porque ahora el mundo era mucho mejor y no estaba al borde del colapso cómo hace años.
Malditos desconsiderados.
No estaba feliz de vivir en Bibury, donde todo empezó, ya que estar aquí me recordaba constantemente lo sola que me sentía, que perdí a mis padres y los amigos que hice en la otra ciudad. Venir aquí me provocaba un estremecimiento de los pies a la cabeza, el estómago se me apretaba y sentía una opresión en medio del pecho y cada vez que respiraba esta se hacía más y más grande.
Nos encontrábamos dentro del aula, el profesor todavía no llegaba y todos hablaban y se ponían de pie para salir y entrar de nuevo. Los vampiros lo hacían más rápido que cualquier mortal, mientras que los demonios con más experiencia solo desaparecían y aparecían de nuevo en cuestión de segundos. Todos convivían en armonía, ya no los miraban mal o se alejaban de ellos, era cómo si al final se dieran por vencidos y dejaron su estúpida moral de lado. A mí me daba igual, todos me miraban cómo si fuera un bicho raro y eso no iba a cambiar nunca.
Un silencio abrumador y frío se hizo presente en el aula, me vi obligada a girar la cabeza, ya que, aunque llevaba los auriculares puestos me di cuenta de que todos se quedaron callados. Casi se me cae la mandíbula al suelo cuando lo vi entrar por la puerta. Me dijeron que no me tenía que acercar a ellos, mis padres adoptivos me advirtieron que lo mejor para mí era mantener las distancias con los Edevane, no es que fueran peligrosos, pero todo lo ocurrido hace años empezó con ellos y terminó por ellos, así que lo mejor era estar lejos de toda esa familia. Eran cómo la realeza de este lugar, hermosos cómo un atardecer, cómo la música y un día soleado, más hermosos que eso, por supuesto.
En ese momento comprobé porque lo decían, porque todos hablaban de ellos, más que nada del hijo pequeño de la familia. Tenía que reconocer que el demonio no precisamente tiene que ser de piel roja y con cuernos, con cola y patas de cabra. No, en esta ocasión el demonio tenía el pelo rubio, casi rojizo, pecas en el rostro y un par de abismales luceros de color azul que se asemejaban al cielo en verano. Aquella mirada de depredador empezó a buscar por toda el aula, hasta que dio conmigo, me mantuve sosegada en mi lugar, sin mover ni uno solo de mis músculos, daba pasos pequeños sin dejar de observarme. Sentía que con cada segundo que pasaba desnudaba mi cuerpo y más precisamente mi alma, buscaba dentro de mí algo desconocido, cómo si él supiera realmente quien era cuando yo me estaba buscando desde hace tanto. Estiró la comisura derecha de sus labios y desvió la mirada hacia el frente, cada paso que daba dejaba consigo un olor peculiar, no podía negar quien era, de dónde venía y quienes eran sus padres. La malicia danzaba en sus luceros, en esa sonrisa y emanaba de su fino cuerpo provocando un estremecimiento en mi piel.
Ignoré el hecho de que verlo fue cómo un empujón hacia la cruda realidad. Quise olvidar todo lo que sentí cuando nuestras miradas se cruzaron, aquel dolorcito palpitante en medio de mis piernas y que la piel me ardió tan solo al verlo. Quise enfocarme en otra cosa, pero tenía su mirada clavada en cada parte de mi cuerpo y el hecho de que se sentó unas butacas detrás no ayudaba en nada a esta horrible sensación que me quemaba por dentro.
A la hora del almuerzo decidí salir a comer, quería conocer la universidad y no estar dentro escuchando las voces de todas esas "personas", al menos tenía que disfrutar mi estancia aquí, porque parecía que nos íbamos a quedar vivir en Bibury mucho tiempo, así que tenía que hacer amigos y convivir un poco más.
Estuve caminando por ahí, conociendo el lugar y me pareció impresionante y abrumador, todo era hermoso desde dentro y entendí porque era una de las mejores universidades. Me detuve en medio del pasillo cuando sentí su asfixiante presencia detrás de mí, su mirada oscura me penetraba la nuca. Giré en redondo enfrentándolo.
—¿Estás huyendo de mí? —inquirió. Llevaba las manos detrás de su espalda. El cabello desordenado y esa sonrisa que aun sondeaba sus labios, era petulante y creída —. Julie Barlow —musitó mi nombre cómo si fuera una rica bolsa de sangre fresca.
—¿Cómo sabes...? —me callé al entenderlo todo —. Ah sí, es cierto. Olvidaba con quien estoy hablando —al igual que él llevé las manos detrás de la espalda. Parpadeé y ya lo tenía frente a mí. Olía tan bien, a cuero de su chaqueta y limpio, se duchó por la mañana y todavía olía bien.
—Yo sé todo lo que sucede en este lugar —habló serio, mirando detrás de mí —. No lo olvides.
Quise decir algo, sin embargo, me quedé callada cuando su mirada se profundizó en un rojo intenso, bajó la barbilla y me tomó de los hombros.
—Con qué así se siente —dijo más para él.
—¿El qué? —tragué saliva. Lo tenía tan cerca, tan malditamente cerca que mi corazón empezó a latir errático, golpeando las paredes de mis pechos. Acercó su boca a mi oreja y con la punta dejaba suaves caricias sobre mi piel ardiente, me mordí la esquina del labio inferior cuando los rozó son los suyos, nuestras miradas se encontraron y todo se detuvo en una fracción de segundo.
—Lo sabes perfectamente —me empujó de los hombros contra la pared, mi espalda chocó con ferocidad y un jadeo involuntario abandonó mi garganta, Ramson sonrió con lujuria y deslizó una mano a mi cintura sin soltar mi hombro —. La tensión y el calor acumulándose en nuestro interior, el latir de nuestros corazones y estas ganas desmedidas por querer besarte —Sus labios se acercaron peligrosamente, estaba a nada de besarme, casi lo hizo, pero se apartó.
—No sé de qué hablas —sonrió perverso.
—Sí lo sabes, creo que lo entiendes perfectamente —se relamió los labios, lo que acelero mi pulso. Sentí una punzada en el vientre y esta recorrió su camino hasta llegar a mi sexo palpitante, tuve que apretar las piernas de manera involuntaria —. ¿Y sabes cuál es el maldito problema?
—¿Cu-cuál?
—Que serás un puto dolor de cabeza —estrelló su cuerpo contra el mío. Saqué las manos detrás de la espalda llevándolas a su pecho y después a su camiseta, que cogí con los puños.
—¿Eso debería preocuparme? —asintió. Buscaba su boca para terminar con esta maldita tortura y besar por fin sus labios.
—Sí, porque no quieres que me obsesione contigo —fue más un juramento. Estaba ardiendo por dentro y por fuera, quería terminar de una vez con esto.
—¿Es una promesa? —inquirí. Las luces del pasillo empezaron a parpadear. Tintineaban, como si estuvieran a punto de apagarse —. Porque no te tengo miedo.
—No quiero que me temas, Julie —mi nombre recitado por su deliciosa boca me hacía perder la cabeza —. Quiero me desees —terminó por acortar la poca distancia que nos separaba y por fin me comió la boca con ímpetu, deslizó una mano a mi nuca, dejándola debajo de mi oreja. Metió su lengua filosa mientras emitía pequeños gemidos que me hacían estremecer —. Hueles muy bien —murmuró sobre mis labios —. Me gustaría probarte —dejaba pequeños besos sobre mi piel al mismo tiempo que bajaba en dirección a mi cuello. Se detuvo un par de segundos y tuve miedo que escogiera este momento para hacer esto aquí. Había estado cerca de muchos vampiros, pero ninguno de ellos me besó de esta manera y mucho menos me habían tocado así —. Esto no significa nada —me apartó de golpe —. Tú sigues siendo lo que eres y no debo acercarme a ti.
No debía olvidar que la familia Edevane no se llevaba nada bien con los demonios y yo era uno de ellos.
♛♛
Con este capítulo doy por terminado este libro. Fue un proceso largo y cansado, hubiera terminado antes de no ser porque tuve muchos bajones este año y todo fue mucho más difícil para mí, perdón por la tardanza, no fue mi intención quedarme estancada muchas veces. Hoy por fin le damos cierre a esta historia. ¿Habrá cuarto libro? Sí, la historia de Juls y Ramson, el hijo pequeño de Bryony y Caden, ellos tendrán todo el protagonismo aquí, vamos a saber todo de todos, pero solo ellos dos van a narrar. Aun no sé cuándo lo voy a empezar a subir, antes me gustaría terminar todos los proyectos que tengo en mente y que tuve que aplazar pot distintos motivos.
Muchas gracias a todas las personas que se quedaron a pesar de todo y a quien se fue, pero regresó, no tengo como pagarles por todo el amor y el apoyo incondicional.
Recuerden que tengo más libros que se encuentran en proceso. Nos vemos pronto ❤
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