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Capítulo 21 ♛

Enid

Freya dejó solo caos y destrucción a su paso, era como una plaga que devora todo y después se va para continuar con su camino de maldad y desolación. Me sentía dentro de un bucle, mis oídos se bloquearon y solo podía escuchar un pitido molesto en mi cabeza. Escaneé mi entorno, papá le rompió el cuello al caballero de Freya, Corban sostenía a Lorian en sus brazos y su rostro desolado me decía que nada estaba bien. Caine en el suelo herido y Lucifer casi muere. Sentí cálido en mi mano y al girar la cabeza a mi izquierda vi a Boone con la misma expresión que mi hermano.

—¡Enid! —la voz de mi madre se escuchaba como un eco en la lejanía —. ¡Enid! —Una sacudida de su parte me hizo reaccionar —. Hija, hazte cargo de Caine. Yo voy a ver que pasa con Lorian. Cariño —se dirigió a mi padre —, llévala a los calabozos, asegúrense que no pueda salir —se refería a la mujer que yacía inconsciente en el suelo.

—Vamos —le dijo Camille. Papá cargó a la mujer como si fuera un costal de papas y la llevó con él hacia el sótano.

Me puse de pie rápidamente, Boone me ayudó a cargar a Caine y acostarlo en uno de los sofás, mientras que Corban subía a Lorian a su habitación, Morgan revisaba a Lucifer.

—Está bien, pero un poco débil —Eamon se hizo cargo de él y lo llevaron a su habitación. Todo era confusión en ese momento pero sabía que tenía que ayudar a Caine, es parte de la familia y a la familia nunca se le da la espalda ni se le deja sola.

Puse mi oreja en su pecho para comprobar si respiraba, después puse dos dedos bajo su nariz y efectivamente estaba respirando pero su pulso era lento y su respiración baja.

—¿Cómo está? ¿Va a sobrevivir? —preguntó Boone a mi lado.

—Haré lo que pueda —puse mis manos sobre la herida que no dejaba de sangrar, la tela estaba quemada y su piel chamuscada, estaba cicatrizando lento, muy lento lo que me preocupó mucho más. Cerré los ojos y me concentré en Caine, en que mis poderes pudieran salvarlo y no muriera en mis manos.

Por favor. Por favor. No te vayas, no nos dejes.

—Sé que eres un imbécil pero eres mi familia —sentía mis manos calientes y una gran fuente de energía emanar de ellas, era algo que no se puede describir con palabras, solo se siente como tu magia brota como un rio y se desplaza, cura y alivia el dolor de los demás.

Abrí los ojos en el instante que Caine empezó a toser, me aparté cuando se incorporó y se sentó en el sofá apoyando la espalda en el respaldo. Soltó un suspiro. Miré a Boone y me sonrió dulcemente.

—Lo hiciste —cogió mi mano apretando mis dedos.

—Gracias por tus halagos, bruja —dijo serio. Se miró el pecho y pasó sus dedos por la herida que ya había cerrado y cicatrizado —. Esa maldita perra, hija de puta —espetó furioso —. Como quisiera tener mis poderes y enseñarle quien manda aquí.

—Pero no los tienes y lo mejor es que no hagas una estupidez —le sugerí. Caine observó a Morgan que entraba a la sala.

—Ya no tiene poderes, magia divina, nada —musitó con pena —. Es solo un humano más —Caine bufó y apretó los ojos.

Sé que tenían sus diferencias pero al final de todo era su padre y siempre lo iba a ser. No importaba lo que le hizo hace años o todo el mal que provocó con sus acciones, ambos se querían y eso es lo que importaba.

—Enid —escuché la voz de mi padre e inmediatamente me puse de pie para abrazarlo. Me estrujó entre sus brazos dejando un sutil beso en mi frente —. ¿Estás bien? Dime que estás bien —mis brazos rodearon su espalda.

—Estoy bien, papi —siempre le quise decir estas palabras y ahora que estaba aquí lo haría cada vez que pudiera. Me separé de él para sonreír y abrazarme de nuevo.

—¿Todos están bien?

—Como la mierda —espetó Camille a un lado. Se miraba las uñas con superioridad —. Caine y Lucifer no sirven para nada...

—¡Oye! —se quejó Caine —. Si tuviera mis poderes la hubiera hecho mierda —musitó —. Pero todo lo que está pasando es gracias a ella...Además —apretó los labios —, hay algo que debemos decirles.

—¿Qué? —le cuestionó Boone ante el espeso silencio que se tejió a nuestro alrededor —. ¿Qué nos tienes que decir?

—No ahora —rodé los ojos —. Es importante y mira como estamos en este momento —soltó un bufido.

La verdad es que no estábamos nada bien. Todo era un caos y confusión más que nada, Lorian estaba como muerta, Caine y Lucifer sin poderes y los demás no podíamos hacer nada en contra de Freya. Creo que en la vida había odiado a alguien como la odiaba a ella en este momento. Nunca tuve tantas ganas de matar a alguien como quería matarla y hacerla desaparecer de nuestras vidas.

—¿Esto tiene que ver con Freya? —le pregunté a Caine, quien lentamente asintió con la cabeza lo que significó un soplo de paz en mi vida porque el rostro de Caine me decía que no era algo tan malo.

—Sí, tiene que ver con ella pero este no es el momento —se puso de pie, quejándose y se tocó el pecho dándose cuenta que la herida ya había cerrado —. Gracias, bruja. Me voy a dar una ducha y dormir como un bebé. Si pasa algo me avisan aunque no sé en que pueda ayudar.

Se giró y salió de la sala para subir las escaleras y perderse en el pasillo. Al final nos quedamos en silencio, creo que todos teníamos estos sentimientos de negación y dolor que nos apresaban el pecho. No éramos suficientes para el gran poder de Freya y su gran ejército de demonios. ¿Qué haríamos nosotros ante ella?

Estamos perdidos.

—¿Cómo está Lorian? —Boone se puso de pie rápidamente al ver que mi madre entraba a la sala. Su gesto me dijo que nada estaba saliendo bien.

—Mal, no despierta y no reacciona a ninguno de mis hechizos —Morgan levantó la mano para que le prestemos atención.

—Freya la maldijo —como si estuviéramos conectados todos miramos a Morgan que se encontraba con Camille, tomadas de la mano.

—No —musitó Boone, con dolor en la voz —. No es cierto.

—Lo siento niño pero es cierto. Freya maldijo a tu pequeña hermana. Usó un poderoso y antiguo hechizo para maldecirla.

Boone apretó mi mano, sentía mis dedos romperse ante su agarre pero no lo separé, no me aparté de él porque sabía que en este momento me iba a necesitar más que nadie en este mundo y no lo iba a dejar.

—Lamento decirles que no hay nada que podamos hacer —su voz era baja y triste —. Solo un milagro podría salvarla de todo el mal que va a llegar a su vida.

—¿Qué quieres decir con eso? —Camille la miró estupefacta. Con los ojos abiertos de par en par.

—Condenó a Lorian a morir lenta y dolorosamente, va a sufrir dolores, perderá sus poderes y no se va a poder transformar en loba nunca más.

—No puedes estar diciendo eso —Boone estaba alterado y era más que entendible, era su hermana de quien estábamos hablando y creo que yo me habría puesto igual o peor si me dijeran que Corban estaba pasando por lo mismo —. Dime que no es cierto —sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz se rompió al decir esto último.

—Lo lamento tanto, Boone. Pero no podemos hacer nada. Lo mejor es que le hables a tus padres y les digas lo que está pasando —me puse de pie a su lado y lo abracé con todas mis fuerzas. Hundió el rostro en mi cuello y se rompió en mis brazos como si fuera un bebé que pierde de vista a su madre. Un niño que necesita amor y comprensión.

—No, no, esto no puede estar pasando —miré a mi madre que se aferraba a los brazos de mi padre y este la sostenía con fuerza y amor. Dejó un beso en su frente y cerró los ojos con fuerza.

—Cariño, todo va a estar bien —murmuré abrazándolo —. Vamos a buscar una solución, no nos vamos a quedar de brazos cruzados.

Sollozaba con pena, su corazón se apretaba dentro de su pecho y el dolor que sentía me estaba partiendo el alma, me sentía perdida y culpable también.

—Dime que esto no está pasando —sufría al escucharlo hablar con la voz rota, dolida, sin ninguna esperanza —. Por favor, dímelo.

Suplicaba y rogaba que todo esto fuera una mentira, solo una pesadilla de la que quería despertar, de la que todos queríamos despertar pero no lo era, no era una pesadilla era una realidad cruel y siniestra que nos estaba matando cada día más.

—Boone —habló mi madre. Se separó de papá —. Si quieres yo les puedo marcar a tus padres —Boone se separó de mí y negó con la cabeza.

—No, yo lo hago, Bryony. Gracias —solté su mano. Se pasó los dedos bajo los ojos para limpiar las lágrimas que no paraban de salir de sus hermosos ojos avellana —. Ahora regreso.

Se alejó y salió de la sala, mamá no tardó en acercarse a mí y abrazarme.

—¿Por qué nos está pasando esto? ¿Por qué a nosotros? Lorian no tiene la culpa de nada, no es justo que le pase esto —mi voz se rompió al decir estas palabras. Sentía que me estaban apretando el corazón desde dentro.

—No sé cariño, no entiendo nada —su mano acariciaba mi espalda con delicadeza, como si con cualquier toque me fuera a romper, pero era mucho más fuerte de lo que todos se imaginaban.

—¿Y qué vamos a hacer? —Mi pregunta salió trémula. Temía su respuesta pero también quería saber que íbamos a hacer en este momento.

—La única persona que nos puede ayudar es Luci, así que vamos a esperar a que despierte, ¿está bien? —asentí y me separé de ella. Puso sus manos en mis mejillas, con los pulgares limpió el rastro de lágrimas de mis mejillas.

Corban

—Tienes que despertar —apretaba su delicada mano entre mis dedos tibios y tensos. La habitación estaba iluminada solo por la luz de la lámpara al lado izquierdo de la cama. Lorian se encontraba dormida, inconsciente o no sé. Lo único que sabíamos es que no despertaba, que estaba con vida pero sus ojitos continuaban cerrados —. Por favor, estrellita, tienes que despertar y salir de esto. No me puedes dejar todavía. Tenemos muchos planes juntos.

Algo dentro de mí me decía que la presencia de Freya no iba a traer nada bueno, el que ella estuviera aquí era mal augurio, presagió de muerte y devastación nada más. Debí suponer que haría lo que fuera con tal de hacernos sufrir, de hacernos pagar por algo de lo que no teníamos la culpa.

—Loo, por favor —supliqué llorando, con el corazón hecho trizas en mi pecho. Mi voz temblaba, mi cuerpo no tenía fuerzas para continuar —. Por favor no me dejes.

Sin soltar sus manos hundí el rostro en el cobertor para esconder el llanto que me quemaba el pecho, me impedía respirar bien, todo mi mundo se estaba viniendo abajo en este momento.

Escuché tres golpecitos en la puerta, el olor a Caden me alertó de inmediato, pero también olía a chocolate y galletas.

—No quiero ver a nadie —espeté. Con el dorso de la mano aparté aquellas lágrimas traicioneras y amargas que mojaban mis mejillas.

—Corban, soy yo —informó con pesadumbre.

—No quiero ver a nadie —repetí. Pero él era más insistente que yo.

—Mamá te mandó esto —mentía —. Tienes que comer algo —me puse de pie y abrí la puerta. Antes de regresar al lado de Lorian encendí la luz. Caden entró y fue directamente a la mesita que había en medio de dos sofás para poner la charola con el chocolate y las galletas.

—Me hubiera gustado más una buena dotación de sangre que chocolate y galletas —espeté. Me crucé de brazos sentándome en la orilla del colchón.

—Lo siento pero esto es lo que hay por ahora. Mañana vamos a salir a cazar para alimentar a Bór —rodé los ojos.

¿Vamos a salir a cazar? ¿Tú y yo?

—¿No lo odias? —inquirí.

—¿Por qué debería odiarlo? —se cruzó de brazos al igual que yo y por primera vez en mis casi veinte años de vida me vi reflejado en alguien más que no fuera mi madre.

—Por lo que le hizo a Enid y sabes perfectamente que está enamorado de tu esposa —se rio rascándose la ceja —. ¿Qué es tan gracioso?

—Confío en tu madre y sé que me ama como el primer día. Sé perfectamente que Bór está enamorado de ella y lo que pasó con Enid, él no quería hacerlo. Los educó como si fueran sus hijos. Son sus hijos prácticamente y sé que no lo hizo con alevosía, nunca les haría daño.

—Confías mucho en él, ¿no crees? —sacudió la cabeza.

—No hagas esto, por favor. Sé que estás molesto conmigo, ¿por qué? Lo ignoro pero tus razones tendrás, pero no me pongas en su contra porque no vas a conseguir nada. Yo crie a Bór como a un hijo y nada de lo que digas o hagas me va a poner en su contra —zanjó.

Bueno, he de decir que el hombre tenía los pantalones bien puestos y eso ya era un punto a su favor.

—Tus suegros están a punto de llegar. Boone habló con ellos y vienen para acá —murmuró —. Debes prepararte para lo que sea —sugirió con un tono de voz cargado de melancolía.

—¿A que te refieres con eso? —fruncí el ceño.

—Las cosas se van a poner muy feas, hijo —dijo antes de salir de la habitación para dejarme solo con Lorian que seguía dormida en la cama. Se veía como una princesa durmiente, tan bonita con sus mejillas pálidas, sus espesas pestañas rozando sus pómulos y sus labios sellados.

—¿A que se refería con eso? Espera —salió de la habitación pero se detuvo —. Gracias por el chocolate.

—De nada.

—Huele mejor que el de mamá —sonrió y no pude evitar sonreír también.

Caden estaba haciendo lo que sea con tal de ganar puntos con nosotros y hacernos saber que estaba aquí y que no se iba a ir nunca. Que no nos dejaría de nuevo.

Cerró la puerta. Miré a Lorian y quería sacarla de ese sueño profundo del que se encontraba presa, quería que al abrir los ojos fuera yo la primera persona que ella tuviera a su lado. Siempre quería ser yo el primero en vida.

Escuché que sus padres llegaron pero no subieron de inmediato, lo que me preocupó así que decidí bajar y ver que estaba pasando. Bajé las escaleras pero me detuve en el último peldaño al escuchar a mi madre explicarles lo que estaba pasando con su hija.

—No me puedes estar diciendo esto, Bryony, no —la voz de Thea estaba rota, desgastada, se sentía el dolor y la pena que emanaba.

—Es una broma, ¿verdad? —inquirió Curtis —. No me pueden decir que mi hija se va a morir —parpadeé y en menos de un segundo me encontraba en la sala con todos los demás.

—¿Qué dijiste? —pregunté —. Repítelo —Curtis se encontraba de pie, ojos cristalinos, nervioso, roto por dentro —. ¡Repítelo! —ordené.

Nadie se atrevía a hablar, todos se quedaron en su lugar sin moverse, sin atreverse a decir nada y aquello me estaba poniendo de malas.

—¡Alguien hable, carajo!

—Cariño —Camille se puso de pie —. Freya hechizó a Lorian y puede morir sino hacemos nada.

Sacudí la cabeza. Sentía que todo me estaba dando vueltas, que mi mundo se estaba cayendo a grandes pedazos. En ese momento la presencia de Luci se hizo presente pero ya no se sentía igual ahora era solo un humano más entre el montón. Ya no era el rey del infierno, era nada más que un humano sin poderes ni magia.

—Yo sé quien nos puede ayudar —camino hasta llegar a mi lado y se detuvo justo a mi altura.

—Habla —me giré hacia él. Todos estábamos atentos a su presencia.

—Sterling de Krecia. Él sabe de las artes mágicas, es un vampiro de miles de cientos de años de edad y junto a su padre nos puede ayudar. Además...—apretó los labios con pena —. Lilith está con ellos. La llevé a su mundo para que Freya no le hiciera nada.

Tal vez nuestra salvación estaba en un vampiro de otro universo al que no conocíamos, pero estaba desesperado por salvar al Lorian y siempre haría lo que sea con tal de que ella estuviera bien.

Siempre haría lo que fuera por ella.


♛♛

No me odien, please. Sé lo que hago.

No saben como me emociona que vamos a conocer a Sterling, el protagonista de mi próxima trilogía de vampiros que lleva por titulo Elixir, ya he publicado la sinopsis a Wattpad así que ya la pueden ir agregando a sus bibliotecas. Mañana vamos a conocer al príncipe de Krecia.

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