Capítulo 14 ♛
Enid
El día sábado llegó tan de prisa que apenas podía entender que a mis casi veinte años iría por primera vez a una fiesta. Una fiesta con chicos de mi edad, habría alcohol, música y conocería un poco más a las personas de este pueblo. A veces me sentía como una anciana de cien años que se le pasaba metida en su casa, leyendo o mirando documentales, pero en mi defensa no salía para no ocasionar una masacre, para no matar a nadie, para que estas inmensas ganas por la sangre se quedaran contenidas dentro de mí, donde las metía cada que la sed me consumía y quemaba todo el cuerpo.
Ese día Lorian e Isla llegaron a la casa temprano para ayudarme a escoger un vestido bonito y unos zapatos, ya que todo mi guardarropa se basaba en jeans, blusas de manga larga y sudaderas o chamarras, botas y zapatos deportivos, así que Lorian me prestó un vestido que acompañé con unos tenis blancos y una chaqueta, entre las dos me maquillaron y peinaron un poco para que no viera como una vagabunda. Me gustaba mi estilo desaliñado y cómodo pero una vez al año no iba a pasar nada.
—Te ves muy bonita, Enid —dijo Lorian detrás de mí poniendo sus manos sobre mis hombros.
—¿Eso crees? ¿No me veo muy exagerada?
—Para nada —resopló Isla desde la cama, sostenía el espejo con una mano mientras que con la otra se maquillaba un poco —. Te ves hermosa.
—Gracias chicas, por venir y ayudarme con esto —les sonreí a ambas.
Las dos eran amables conmigo y me ayudaban a entender todo lo que me rodeaba. Crecí escondida de los demás para no lastimar a nadie así que se me complicaba tratar a los humanos, no querer beber toda su sangre y dejarlos sin una gota de este preciado líquido.
—Estamos aquí para lo que necesites —dijo Lorian.
Podía notar una especie de molestia y decepción en su mirada clara, sabía que tenía que ver con mi hermano porque desde aquel día donde se encontraron frente a la universidad los dos estaban muy raros. Corban de mal humor como siempre y Lorian un poco seria y distante. Quería hacer más por ellos pero por desgracia no era cupido para flecharlos y que se dieran cuenta de que son el uno para el otro.
—¿Necesito saber algo en especial para esta noche? —ambas se miraron.
—No debes matar a nadie, con eso es suficiente —aclaró Isla. Me reí de su comentario y Lorian le dio un manotazo en el brazo.
—No digas esas cosas —la morena le entornó los ojos a su amiga.
—Tú ni digas nada que todavía no se me olvida lo de aquella noche —la pelirroja se llevó el dedo a los labios.
—La habitación está insonorizada —les aclaré para que pudieran hablar en total confianza. Hace unos días Lorian me soltó el chisme de lo que pasó en el bosque con esos seguidores de Freya, entre las tres intentamos buscar el lugar donde realizaban los sacrificios o la iglesia profana pero no encontramos nada. En ese aspecto llevábamos una gran desventaja contra ellos y nos sería imposible detener los sacrificios de no encontrarlos a tiempo.
—Tenía que hacerlo —musitó Loo —, no me iba a quedar de brazos cruzados.
Parecía que estaba penado deshacerse de esos monstruos cuando eran una plaga para Bibury, pero si se sabía todo lo que estaba pasando dentro todos se iban a venir en nuestra contra y eso no nos convenía.
—No hablemos de estas cosas, esta noche lo vamos a pasar genial. Nada de brujas, demonios y esas cosas. Hoy no —Isla nos señaló a ambas —. ¿Prometido? —se dirigió a Lorian.
—Prometido —dijo ella.
—¿Prometido? —me preguntó.
—Prometido.
—Entonces muevan sus traseros blancos y vamos al lago que para estas horas la fiesta ya debe haber empezado —se puso de pie y cogió una chaqueta para cubrir sus hombros.
Isla también llevaba un vestido y la única con jeans era Lorian, como dije algo pasó entre ella y mi hermano para que estuviera así y se portara de esta manera tan distante y seca. Sabía que me podía decir lo que sea, la consideraba más que una amiga, la hermana que nunca tuve, o mejor dicho que apenas iba a tener. Aún no entendía esto tampoco.
Bajamos las escaleras pero antes de salir de la casa mamá salió de la cocina, al vernos se detuvo en seco, nos examinó a las tres y sonrió, bajó la taza de sus labios y estos se curvaron en una sonrisa.
—¿A dónde van? —nos miró de manera intercalada.
—Hay una fiesta en el lago —sus ojos se abrieron un poco cuando dije esto último. Me podía imaginar que no tenía un buen recuerdo de ese lugar —. Pero todo va a estar bien.
—No lo dudo, me preocupa tu hermano —su mirada se quedó fija en la pared al lado de la puerta —. No lo pierdas de vista, por favor —solté a Isla y Lorian para coger la mano de mi madre.
—No lo voy a perder de vista —me sonrió. Su mano ascendió a mi mejilla, donde dejó una suave caricia.
—Por cierto, te ves muy bonita —bajó su mano y la solté —. Vayan que se les hace tarde.
—Gracias —salimos de la propiedad cuando el sol se estaba ocultando pero cuando llegamos al lago este se había metido por completo, dejando solo destellos naranjas dibujados en las nubes. Bajamos un poco para llegar a este lugar que estaba iluminado por grandes lámparas, había música, alcohol y muchas personas que no conocía de nada. Lorian venía enganchada de mi brazo derecho e Isla del izquierdo, algunas miradas se posaron en nosotras cuando fuimos por unas cervezas. No veía a los chicos por ningún lado y temía que Boone se haya arrepentido de venir, me dijo que no era mucho de fiestas, es más, huía de ellas como si fueran lepra.
—Él va a venir —dijo Lorian casi gritando en mi oreja ya que la música estaba tan alta que casi todos hablaban fuerte para que la persona de al lado los pudiera escuchar —. No se va a perder una fiesta donde estés tú.
—¿Y Landon va a venir? —le dio un trago a su cerveza y asintió con la cabeza.
—Ya viene para acá —Isla salió corriendo y no entendíamos porque hasta que vimos a Eamon y Bór aparecer entre las personas.
—Le gusta Eamon —me dio la razón.
—Y mucho —dijo mirándolos. La verdad es que se veían bien juntos, Isla estaba medio loquita y Eamon era serio y un poco más maduro —. Se ven bien juntos.
—¿Te puedo preguntar algo? —giró la cabeza en mi dirección.
—Dime.
—¿Qué pasa con Landon?
—¿Qué pasa de qué? —alzó una ceja —. No pasa nada.
—¿Estás segura de que no pasa nada de nada? —apretó los labios.
—Landon me gusta —respondió.
—¿Te gusta más que Corban?
—No me hables de ese...tonto —respondió. Se estaba limitando para no decirle una grosería más grande —. A él no le importa esto, pues a mí menos —su estado de humor cambió y me maldije por meter la pata y hablarle de mi hermano en este momento.
—No debí hablarte de él —una sonrisa tierna se dibujó en sus labios.
—No te preocupes, me tengo que acostumbrar a su presencia, es tu hermano así que no importa —encogió un hombro.
Se formó un silencio entre ambas que no supe como cortar, ya que lo había arruinado todo, iban tan bien las cosas y yo salía con esto. Para mi buena suerte apareció Landon para llevarse a Lorian pero me quedé sala esperando ver a Boone o que alguien se acercara a mí para platicar. Me sentía tan rara entre tantas personas cuando apenas convivía con los demás.
Anduve por ahí mirando a los chicos y chicas, algunos se metían al lago, otros más bailaban y la mayoría bebía como si el mundo se fuera a terminar el día de mañana.
—Hola —escuché detrás de mí, al girarme Boone me sonreía como solo él lo podía hacer.
—Hola. Pensé que no ibas a venir —dije bajito. Dio un paso, acortando la distancia.
—¿Por qué pensaste eso? —preguntó. Apartó algunos mechones de cabello de mi rostro.
—Dijiste que no te gustan las fiestas y no sé...Pero que bueno que ya estás aquí —le sonreí de oreja a oreja. Me puse de puntitas para besar sus labios sin importarme que hubiera personas a nuestro alrededor mirándonos. Me gustaba, me volvía loca, era mi lobito y lo podía besar las veces que quisiera hasta el cansancio.
—No podía faltar a tu primera fiesta —dijo, mirándome a los ojos.
—Nuestra primera fiesta —le corregí.
—Nuestra primera fiesta —con sus nudillos acarició mi mejilla —. Te ves muy bonita con vestido —di una vuelta para lucir mi atuendo.
—Verdad que sí —asintió.
—Hermosa —dejó otro beso sobre mis labios.
Corban no tardó en llegar con esa chica, Lilia, era bonita, mentiría si dijera lo contrario, pero ella no era su alma gemela, ella no era Lorian, nunca lo sería y eso me hacía rabiar. Estaba tan enojada con Corban por no aceptar su destino, siempre tenía que ir en contra de todo y de todos, hasta de su propia familia.
Inmaduro.
Boone apretó mi mano cuando a lo lejos los vimos juntos, tan juntos que...Yo solo quería romperle el cuello y encerrarlo en una jaula hasta que entendiera de una vez por todas que esto no era un maldito juego y que dejara de una vez sus estupideces, que ya no se resistiera al lazo.
Demonios.
—No te gastes en cosas que no tienen solución —dijo a mi lado, con voz apacible
Lo miré, tenía la boca llena de razón, más era el desgaste mío hacia Corban que él prestando atención e ignorándome, sentía una rabia inconmensurable hacia su persona.
—Mejor vamos a dar una vuelta —le dimos la espalda a Corban y Lilia y nos perdimos entre las personas que disfrutaban de la música y las cervezas, de la compañía de sus amigos. Ahora más que nunca deseaba asistir a la universidad, convivir con todas estas personas, estudiar, superarme, ignorar un poco mi naturaleza y fingir que era una chica de diecinueve años con sueños y aspiraciones. También quería olvidarme de los demonios, las maldiciones y todas esas cosas, pero era imposible hacerlo cuando el mal te persigue de cerca y jamás te deja en paz.
Bailé un poco con Boone, que más que bailar parecía un tronco anclado al suelo, bebí más cerveza, pero el alcohol no hacía ningún efecto en mí, me quise meter al lago pero mejor lo dejé de lado. Pasaron varios minutos en los que disfruté como no lo hice todos estos años, en ese momento no era un vampiro o una bruja, tampoco era un demonio, solo era Enid Edevane disfrutando de su juventud y su novio.
Pero las cosas buenas no siempre duran. Al menos no en mi vida.
A lo lejos escuchamos un grito lacerante que nos puso alerta a todos, menos a los humanos que ignoraban lo que estaba pasando.
—¿Escuchaste eso? —le pregunté a Boone. De nuevo se escuchó aquel grito, cargado de miedo. Ambos miramos a todos lados, Corban salió disparado hacia el bosque y apenas lo vimos correr, dejando a Lilia ahí plantada, Bór se puso alerta, Eamon buscaba a Isla que tampoco estaba y Lorian...
—¿Dónde está Lorian? —preguntó Boone. Soltó el vaso con cerveza y ambos corrimos dentro del bosque. Tan solo dejamos a los humanos detrás y Boone se convirtió en un gran lobo de pelaje gris con blanco. Ambos corríamos a través del bosque, esquivando árboles y troncos caídos. Mientras yo saltaba él esquivaba y se agachaba para no chocar contra las grandes rocas que se atravesaban en nuestro camino.
Se podía sentir una especie de magia oscura, tenebrosa, que me calaba los huesos y me enchinaba los vellos de todo el cuerpo.
Nos detuvimos de golpe al ver a Isla, en medio de la nada, estaba estática, sin mover un músculo. Boone la olisqueó y gruñó, cuando observamos sus ojos estos eran blancos, había sido poseída. Nos echamos a correr dejándola atrás.
—¿Sientes eso? —Boone giró la cabeza y asintió para seguir corriendo. Nos detuvimos al ver a Corban, Lorian y algunos hombres en el bosque, en un pequeño claro que la luna iluminaba en un círculo perfecto.
Mi hermano yacía de pie protegiendo a Lorian que estaba de rodillas, con algunos golpes en el rostro, la ropa desgarrada, llorando.
—¿Qué demonios pasa aquí? —antes de poder tan siquiera parpadear Corban les arrancó la cabeza uno a uno, desgarrando su cuello, cortando sus cuerpos a la mitad, dejando un camino de cuerpos a su paso.
Toda su ropa se salpicó con sangre y algunos restos de carne y quien sabe que más.
Corban
Lorian vino con Landon y no esperaba lo contrario, hubiera sido tonto pensar que después de todo lo que me dijo en su habitación no iba venir acompañada. Era estúpido de mi parte pedirle fidelidad o algo parecido cuando fui yo el primero en no querer tener nada que ver con ella. Pero eso no significaba que no me sintiera como un imbécil, porque lo era y mucho.
—Vamos a bailar —dijo Lilia a mi lado, pero me negué hacerlo cuando tenía dos pies izquierdos. Eso de bailar se le daba más a Enid que sí estaba bailando con Boone, que estaba peor que yo pero al menos lo intentaba, por ella. Los dos se veían tan felices y enamorados.
Enid era feliz, por primera vez en estos años la veía sonreír y disfrutar de la vida. Tenía a su lado a su compañero, compartía momentos con él, disfrutaba cada segundo a su lado.
—Ve tú —me sonrió antes de ponerse de pie e ir con sus amigas que la esperaban para bailar.
—Estás más amargado que yo —Bór se acercó a mí. Nada más vino para asegurarse de que no hiciéramos nada malo, o mejor dicho, que yo no hiciera nada. Hacía esto por mamá, para que estuviera tranquila de que sus hijos no matarían a nadie, pero no podía prometer no hacerlo cuando había demonios por ahí, licántropos y brujas fingiendo ser estudiantes normales.
Bór se sentó a mi lado entregándome una botella con cerveza.
—Me quiero ir —miré a mi hermana que también bebía cerveza.
—¿Entonces para qué viniste? —preguntó —. ¿Qué haces aquí?
Me delaté en el momento que miré de reojo a Lorian, quien se besaba apasionadamente con Landon. Apreté la botella entre mis dedos a tal punto que casi se rompe.
—Ya entiendo. Estás casi demente por la chica Cyrus.
—Cierra tu sucia boca antes de que te la cierre para siempre y mueras de inanición —se carcajeó y bebió de la botella.
—No entiendo porque te resistes tanto. No va a pasar nada si te dejas llevar un poco, no te hará daño, Corbansito —le di un empujón cuando dijo esto.
—Odio que me digas así, ni siquiera mamá me dice así —llevé la botella a mis labios para darle un sorbo.
—Te vi crecer y te enseñé todo lo que sabes, tengo derecho a llamarte así.
—No eres mi padre —mis palabras no hicieron mella en él. A veces pensaba que Bór no tenía sentimientos, que era de piedra, pero cuando se trataba de mi madre era el monstruo más amable y dulce de todo el mundo.
—Lo sé y no me importa lo que digas niño tonto —ambos reímos por lo bajo, pero nada de lo que dijera me hacía sentir mejor.
En medio de mi pecho existía este pesar, como si las cosas no fueran bien, como si algo muy malo fuera a pasar y tenía que estar alerta por si algo ocurría. Muy pocas veces me equivocaba y temía que esta no fuera la excepción.
Lilia bailaba con sus amigas, reía y lo pasaba bien. Enid platicaba con Boone, fingía y disfrutaba ser solo una chica en una fiesta de universitarios, Lorian se besaba con Landon, Eamon e Isla comían todo lo que encontraban por ahí y Bór vigilaba que no pasara nada malo. Era como un ave rapaz centrada en nosotros y cada uno de nuestros movimientos, atento a todo lo que hacíamos y a donde íbamos. Nos seguía con la mirada a donde sea, si íbamos a orinar también. Él siempre haría lo que mi madre le pidiera, si le decía que se arrojara por un acantilado no iba a dudar en hacerlo. El problema sería cuando mi padre despertara y se diera cuenta de todo, no tenías que ser un genio para darte cuenta de ese amor tan descomunal de Bór hacia mi querida madre.
Lilia regresó a mi lado para seguir bebiendo, nos besamos un poco antes de beber más y de vez en cuando morderla un poco. No se daba cuenta de lo que pasaba cada vez que enterraba mis colmillos en su suave piel, le hacía creer que eran marcas de mis dientes porque era salvaje con ella. Pobre e inocente Lilia, nunca hubiera querido esto para ella.
—¿Te puedo decir algo y no te enojas? —ya estaba un poco ebria, pero no la iba a dejar sola.
—Dime —me giré hacia ella por completo.
—¿Cuántos años tiene tu madre? Se ve muy joven como si tuviera veinte —ladeó la cabeza. Estaba confundida al igual que todas las personas que la conocían.
—Tiene sus años ya pero usa mascarillas y esas cosas, por eso se ve joven. Viene de herencia, su madre también se veía muy joven a su edad.
—Ah...¿Y tu padre? Nunca hablas de él.
Tuve que darle un trago a la cerveza porque hablar de mi padre siempre me sabía mal.
—Él falleció antes de que yo naciera —sus cejas se hundieron —. Pero mamá siempre nos habla de él así que no se siente como si se hubiera ido —subió su mano a mi mejilla, dejando una suave caricia.
—Lo siento mucho. Me imagino que fue un gran esposo y hubiera sido un maravilloso padre.
—De eso no tengo dudas.
No me gustaba hablar de mis sentimientos con nadie pero en el fondo extrañaba tanto a Caden, me hacía tanta falta, necesitaba de sus consejos, me hubiera gustado que fuera él quien me enseñara a cazar, destazar y comer. Me hubiera gustado que fuera él quien estuviera al lado de mamá todos estos años para que ella fuera completamente feliz.
—Esta noche mis padres no van a estar en la casa —susurró sobre mis labios —. Podemos ir y puedes hacer eso que solo tú sabes hacer con la lengua —su invitación era tentadora y no le iba a decir que no a una noche de sexo con ella.
—Encantado —dejé la botella a un lado para acunar su mejilla con mi mano, la iba a besar, estábamos a tan solo milímetros de besarnos cuando a lo lejos, en lo más profundo del bosque escuché un grito devastador que me hizo sacudir de los pies a la cabeza. Miré por encima del hombro de Lilia pero nadie se percataba de lo sucedido, busqué a Enid sin encontrarla, solo pude distinguir la figura de Bór acercándose pero cuando este dio un paso yo ya estaba corriendo dentro del espeso bosque, esquivando árboles, atravesando las ramas y destruyendo todo lo que se me ponía como un obstáculo. En mi camino se atravesó Isla, me detuve derrapando, tenía los ojos blancos como si hubiera sido poseía y señalaba un punto fijo en la distancia.
—Ahí —dijo al mismo tiempo que Lorian gritaba una vez más.
—¡No, no! ¡Déjenme en paz! —suplicaba. Corrí de nuevo hasta llegar a ella, había al menos ocho hombres vestidos de negro que la arrastraban por el bosque para llevarla quien sabe donde.
—¡Déjenla! —se detuvieron de golpe, al mismo tiempo que lo hacía yo. Quisieron atacar pero antes de que pudieran hacer algo en mi contra los arrojé al suelo. Lorian cayó al suelo, tenía algunos golpes y sangre en el rostro, su ropa estaba desgarrada de algunas partes y me dolió verla en ese estado tan penoso. Llegué hasta ella para ayudarle a ponerse de pie pero antes de coger su mano uno de esos demonios descubrió su cabeza y me atacó. Nos rodearon, imposibilitándonos para escapar —. ¿Qué le iban a hacer?
—Mató a dos de los nuestros —respondió el demonio que había revelado su rostro —. Será un ajuste de cuentas.
—¿Qué le hicieron a Isla?
—Sirvió como carnada —se burló.
Quisieron atacar, pero Enid junto a Boone (este en su forma lobuna) llegaron frente a nosotros. Miraron a su alrededor sorprendidos por la escena.
—¿Qué demonios pasa aquí? —no lo pensé ni un segundo y aproveché esta distracción para arrancar sus cabezas de tajo, cortar cuerpos, desmembrar y masacrar como tanto me gustaba hacerlo.
Lorian abrió los ojos aterrada ante la escena que tenía frente a ella, Enid ya no se sorprendió con lo que hice y Boone vomitó al ver tanta sangre y cuerpos destrozados. La pequeña pelirroja gritó tan fuerte como pudo, quizá por el miedo, quizá por mi culpa, quizá porque no se esperaba que eso pudiera suceder precisamente este día.
Bór y Eamon aparecieron justo en ese momento, segundos después lo hizo Landon, que no dudó en acercarse a Lorian y ella a él para abrazarse. Sentí una punzada en el pecho al ver que el imbécil se llevaba todo el crédito cuando no hizo nada por ella y yo, una vez más, mataba y me manchaba las manos con sangre por defenderla.
Lorian
Tenía que quitarme de la cabeza que un día algo se pudiera dar entre Corban y yo. Tenía que dejarlo atrás. ¿Y por qué no podía? ¿Por qué cada vez que pensaba que pasaría un día sin pensar en él mi mente evocaba esos pequeños y cortos encuentros que tuvimos unas cuantas veces? ¿Por qué mi corazón seguía anhelando ser amada por él? ¿Por qué me gustaba sufrir de esta manera tan cruel?
No sería fácil pretender que no existía cuando se exhibía con Lilia como si fueran los reyes del maldito pueblo. Parecía que lo hacía a propósito solo para hacerme rabiar y si ese era el caso se iba a quedar con las ganas de verme celosa o reclamarle. Corban rompió todas y cada una de mis ilusiones al decirme que odiaba el lazo que nos unía, que detestaba la idea de amar a una mujer a la que no conocía en nada. Juntos podemos ser invencibles, dominar el mundo si nos lo hubiéramos propuesto pero él se conformó con follar con una humana a la que no amaba y nunca iba a amar.
Me alejé de Landon un rato, el chico era dulce pero me empalagaba demasiado así que fui con Isla que había perdido a Eamon, lo buscaba con desespero, era su siguiente víctima y no le iba a quitar el ojo de encima hasta tener algo con él. Y cuando decía algo me refería a tener sexo como dos salvajes.
—Donde pones el ojo, pones la bala —le entregué una botella.
—Pero esa bala ya se perdió —hizo un puchero.
—Tal vez fue al baño —me miró con ojos entornados.
—¿Tanto tiempo?
—Titi, es un demonio, no sabemos como sea su resistencia al alcohol.
—Por eso, es un demonio no un humano —se quejó. Bebió de golpe la cerveza sin siquiera respirar.
—Y tú eres una bruja borracha —se rio sin ganas.
—Lo voy a buscar —no pude decirle que no fuera porque ya se estaba alejando de mí.
Sentía una fuerte mirada clavada en mi espalda, cuando giré era Corban quien no dejaba de mirarme tan intensamente. Hui de su mirada y fui con Landon, quien para este momento ya había bebido de más y si seguía así se iba a emborrachar y no me gustaba que llegara a ese punto en el que olvidaba todo lo que hizo la noche anterior. No es que lo hiciera pero si lo podía evitar lo haría.
—Ya no bebas —le pedí haciendo un puchero —. Por favor —aparté la botella de sus manos.
—Sabes que no te puedo decir que no y por eso te aprovechas de mí —sonrió. Me acorraló entre el tronco de un árbol y su trabajado cuerpo —. Eres tan bonita, Lorian —subió la mano derecha para pasar su pulgar sobre mis labios —. Si tu padre nos viera ya me hubiera encerrado en una celda —sonreí tímida.
—Entonces que no sepa lo que hacemos —sugerí con un tono de voz seductor. Me quitó la botella de la mano y las dejó a un lado, subí los brazos para rodear su cuello y atraerlo a mí. Tenía tantas ganas de besarlo, de enamorarme por completo de él pero mi corazón masoquista y tóxico necesitaba otro tipo de amor que solo alguien como Corban me podía ofrecer.
Deja de pensar en él.
Me odiaba tanto por estar pensando en alguien como Corban Edevane cuando tenía frente a mí a un chico como Landon, sacaba buenas calificaciones, era atento y dulce, todo lo contrario a Corban.
Deja de pensar en él.
—¿Te puedo besar? —preguntó después de algunos segundos en los que jugaba con mis labios, los pellizcaba con dos dedos y acariciaba.
—Eso no se pregunta —sonrió y segundos después apretó sus labios a los míos. Su beso era suave y lento, pero en este momento necesitaba un poco más. Solo un poco más.
Nos separamos cuando ninguno podía respirar y nuestros pechos estaban agitados.
—¿Te puedo robar a mi amiga? —ambos pegamos un respingo cuando Isla habló tan cerca y apareció como si fuera un fantasma.
—¿Estás bien? —le pregunté. No asintió, no dijo nada.
—Vamos, te voy a mostrar algo —habló un poco mas entusiasmada. Cogió mi mano sin permitirme decir algo y tiró de mí para llevarme con ella a quien sabe donde.
—¿A dónde me llevas? —Entramos al bosque. Isla iba dos pasos delante de mí —. ¿Me escuchaste?
—Vi algo que te quiero mostrar —sino fuera por mi excelente vista de loba seguramente hubiera caído a un agujero en el suelo o me hubiera golpeado con un árbol.
El camino se hizo más difícil cuando se nos atravesaron troncos y grandes rocas.
—¿Qué me vas a mostrar...? —toqué su hombro y se giró hacia mí, sus ojos eran blancos, completamente blancos y vacíos. Di un paso atrás pero choqué contra algo, mejor dicho contra alguien. Me giré sobre mis talones para darme cuenta de que a nuestro alrededor había al menos ocho hombres con capucha, eran parte de la misma secta que aquellos dos que matamos ese día en el bosque —. ¿Isla? —no parpadeaba, no se movía.
—Tú vienes con nosotros —uno de ellos me tomó del cabello y entre los demás me arrastraron por el suelo, me golpearon un par de veces, lastimando mi cuerpo y mis brazos.
—¡Ayuda! ¡Qué alguien me ayude! —Isla se quedó en su lugar sin mover ni un músculo —. ¡Titi, ayúdame! —le pedía con gritos lacerantes pero mi amiga se quedó en su lugar. Estaba poseída.
—¡Déjenme, por favor! Que alguien me ayude —me retorcía de un lado al otro para intentar zafarme pero eran muchos y tan fuertes que solo me hacía daño —. ¡No, no! ¡Déjenme en paz! —Un inmenso poder colisionó a nuestro alrededor.
—¡Déjenla! —se detuvieron de golpe, miraron hacia atrás y ahí estaba Corban. Se notaba rabioso, lleno de ira oscura. Los demonios quisieron atacar pero antes de poder hacer algo Corban los arrojó al suelo y yo caí también. Tenía esa mirada triste y melancólica pero no sabía si debía confiar de todo en él. Llegó hasta mí pero antes de tenderme la mano uno de los demonios se quitó la capucha revelando su rostro. Yo conocía a ese hombre, era el dueño de la panadería. Nos rodearon impidiendo que pudiéramos escapar —. ¿Qué le iban a hacer? —Corban se mantenía frente a mí, protegiéndome.
—Mató a dos de los nuestros —respondió el sujeto que hasta hace unos minutos consideré era un hombre amable —. Será un ajuste de cuentas.
—¿Qué le hicieron a Isla?
—Sirvió como carnada —ahora entendía todo.
Los demonios quisieron atacar de nuevo pero Enid y Boone aparecieron, mi hermano en su forma lobuna, mostrando los colmillos, dispuesto a atacar si era necesario.
—¿Qué demonios pasa aquí? —preguntó Enid. Aquel momento de distracción sirvió para que Corban atacara, masacrara y destrozara los cuerpos de todos esos hombres. Les arrancó la cabeza con sus colmillos, los descuartizó y exhibió sus entrañas como si fueran una obra de arte. Su rostro y ropa se cubrió con sangre y pedazos de carne humana, miró el desastre que había provocado y lo único que pudo hacer fue degustar la sangre en sus labios, se chupó algunos dedos y sonrió satisfecho mostrando sus colmillos, con una sonrisa petulante y santurrona.
En ese momento, aparecieron Bór y Eamon, ambos confundidos por la escena. Enid no decía nada, tal vez no le sorprendía ver lo que su mellizo provocó pero Boone, aún en su forma lobuna se dio la vuelta para vomitar. Grité tan fuerte que mis pulmones dolieron y mi garganta ardió, me sentía morir, tenía golpes y heridas por todo el cuerpo. Detrás de Bór y Eamon apareció Landon, ni siquiera lo pensé tanto para ponerme de pie aún con el dolor atravesando mi cuerpo. Se acercó y me abrazó con cuidado.
Todo se sumió en un silencio sepulcral, doloroso y lacerante. El miedo recorría cada hebra de mi cuerpo, frágil y adolorido por los golpes. Nos separamos solo para que Corban lo arrojara contra el suelo y lo pusiera en pie con la misma velocidad.
—¿¡Qué haces!? —le grité despavorida —. ¡Suéltalo! ¡ Déjalo en paz! —me quise acercar pero Enid me detuvo cogiendo mi mano, negando con la cabeza.
—¿¡Por qué no la cuidaste!? —empezó a levitar por los aires. Tenía los ojos oscurecidos, rabiosos, cargados con energía oscura y poderosa —. ¡Responde! —lo arrojó contra un árbol y se acercó para tomarlo del cuello y obligarlo a ponerse en pie.
—¡Corban, suéltalo! —le grité pero estaba cegado por el odio —. ¡Déjalo! —ni siquiera me escuchaba.
Hizo aparecer una daga en la mano de Landon que llevó a su cuello.
—¡Detenlo! —sacudí a Enid hasta que reaccionó. Intentó acercarse a su hermano pero este la detuvo sin detenerse a mirarla. No sé que clase de hechizó usó para que todos, incluido Bór, no nos pudiéramos mover ni un ápice.
—Hazlo —Landon se resistía a seguir las órdenes infundadas de Corban, pero tan solo era un humano que poco podía hacer ante semejante poder —. ¡Hazlo! —usó la voz, esa voz fría, siniestra, calculadora y distorsionada que te ordenaba hacer algo, que aunque no lo quisieras, harías sin importar nada más.
Las venas de su cuello se marcaban negras y gruesas, levitaba unos centímetros del suelo mientras que Landon luchaba por no ceder pero su fuerza de voluntad era nula ante el inmenso poder de Corban.
—¡Qué lo hagas! —y sin temer más enterró la daga en su cuello.
—¡No! —Mi grito doloroso retumbó por todo el lugar. El pecho me ardió, las lágrimas fluyeron de mis ojos como un río de lava ardiendo, caí al suelo de rodillas y todo terminó en un sonido sepulcral y lamentable.
El cuerpo de Landon cayó al suelo, todos regresaron a su estado natural mirándose entre ellos, sin entender bien lo que estaba pasando. Gateo hasta llegar a él, quien yacía con los ojos abiertos y la daga enterrada en su cuello, la sangre seguía saliendo a borbotones.
—Ayuda —murmuré. Metí la mano bajo su cuello para atraerlo a mi lastimado cuerpo —. ¡Alguien que me ayude! —grité furiosa. La primera en acercarse fue Enid quien no dudó en hacer lo que sea para salvar a Landon.
Puso ambas manos en su pecho, cerró los ojos para concentrarse pero no podía traerlo de regreso.
—¿Qué pasa? —abrió los ojos y miró a su hermano, yo ni siquiera me atrevía a mirarlo, sentía tanto coraje en este momento que no iba a dudar en arrancarle la cabeza —. ¿¡Qué pasa!?
—No puedo traerlo de regreso, no soy tan fuerte —miré a Boone quien estaba regresando a su forma humana, se pasó las manos por la cabeza. Corrió hacia los cuerpos de los demonios para quitarle la ropa y vestirse.
—¿Cómo que no puedes? —la agarré del brazo con fuerza agitándola un poco —. Tienes que hacer algo...Tienes que hacer algo —seguía llorando sin poder evitar sentir rabia y dolor, pesar y una inconmensurable ira que crecía más y más dentro de mí —. Por favor —le pedí al borde del colapso.
—Yo sé quien nos puede ayudar —habló Bór y sin dudarlo unos segundos cargó a Landon en sus brazos para regresar a casa.
Boone
Aún no entendía como todo se fue al carajo tan rápido. ¿En qué momento lo que sería una fiesta se convirtió en una masacre? Corban perdió el control y desató al monstruo que lleva con él, hirió a Landon y estaba más que seguro que Lorian no se lo iba a perdonar. Tal vez no quería a Landon pero era importante para ella y Corban lo lastimó, le hizo daño. le quitó la vida en uno de sus arranques.
Llegamos a la mansión y entramos a la propiedad sin avisar lo que había pasado. Bór cargaba a Landon en sus brazos, Enid venía con Lorian, yo venía detrás vigilando que nadie nos viera con el cuerpo de Landon ya sin vida. Eamon y Corban se quedaron en el lago para deshacerse de los cuerpos de los demonios y ayudar a Isla.
—¡Bryony! —Enid subió de prisa las escaleras, Bór fue hacia la sala para dejar el cuerpo de Landon —. En el baño hay toallas —informó —, traigan todas las que puedan.
—Yo voy —le dije a mi pequeña hermana cuando se adelantó para ir ella. Me sonrió de manera triste y la vi sentarse en uno de los sofás.
Entré al baño, busqué en el mueble debajo del lavabo y ahí había algunas toallas que no dudé en coger y llevar a la sala como lo pidió Bór. Al llegar Enid y Bryony ya estaban ahí.
—¿Pero qué pasó? —los cuatro nos miramos de manera cómplice, sin saber si decirle a Bryony que el responsable de esto fue su hijo.
—Fue Corban —empezó a explicar Enid —. Creo que se enojó por lo que pasó con los demonios.
—¿Qué demonios? —preguntó extrañada. No entendía nada y yo estaría igual que ella si mi hija llegara con el cuerpo de un chico así nada más.
—Después te explico todo, ma, por favor tráelo de regreso —Bryony asintió y sin dudarlo más se puso de rodillas frente a Landon, sus manos quedaron sobre su pecho a unos centímetros, cerró los ojos y empezó a murmurar algo en otra lengua de la que no entendía ni una palabra. Una especie de luz blanca salía de sus manos intensificando su brillo entre más pasaban los segundos. Me acerqué a Lorian y cogí su mano, estaba tan pálida que parecía papel, solo quería abrazarla y que olvidara lo que pasó esta noche.
De un momento a otro Landon abrió los ojos de golpe, tomó una gran bocanada de aire y miró a su alrededor extrañado, llevando la mano a su cuello, justo donde se había enterrado la daga.
—¿Qué hago aquí? —se apartó unos centímetros. Bryony se puso de pie con la ayuda de Bór y se quedó a su lado.
—Yo te explico —Lorian se puso de pie pero fue interceptada por Bór.
—¿Podemos hablar todos? —nos miró a Enid y a mí también. Nos alejamos hacia el lobby, dejando a Landon solo en la sala —. Independientemente de lo que pasó esta noche y no estoy defendiendo a nadie —se refería a Corban —. ¿No creen que ese chico está en peligro? —su mirada fría se quedó fija en Lorian.
—¿Qué quieres decir? —le preguntó mi hermana. Tenía los ojos llorosos.
—Es un humano, un simple humano rodeado de brujas, vampiros y licántropos, lo mejor para él sería que olvide todo lo que ha pasado y...
—¿Estás diciendo que le borren la memoria? —Bór asintió a la pregunta de Lorian —. No, ¿por qué? Él no le hace daño a nadie.
—Pero a él le pueden hacer mucho daño, cariño —le explicó Bryony con ese tono de voz dulce —. Bór tiene razón y lo mejor que puedes hacer por él es alejarlo —Lorian negó sutilmente con la cabeza y derramó un par de lágrimas.
—No quiero, no puedo —la abracé con cuidado de no lastimarla.
—Lo siento mucho —Bryony sostenía su mano —, pero es lo mejor para él. ¿Lo entiendes?
—Sí —musitó con dolor —. Voy a hablar con él.
—Yo te acompaño —le dijo Bór —. Después lo llevo a su casa.
—Y ustedes me van a decir lo que pasó —fuimos a la cocina a preparar té y ahí contarle a Bryony todo lo que pasó esa noche, desde que Lorian desapareció hasta que llegamos a la casa para que nos ayudara con Landon.
—...Eamon y Corban se quedaron para deshacerse de los cuerpos y buscar a Isla. Estaba en un trance, como si la hubieran hipnotizado —Enid se llevó la taza a los labios para darle un sorbo.
—No lo puedo creer.
—Y Corban no ayudó en nada con esto —Bryony le dio la razón a su hija.
—Tenía que haber sabido que algo así iba a pasar —Enid miró a su alrededor como si alguien faltara aquí —. No debí permitir que tu hermano saliera de esta casa.
—Como si Corban hiciera caso a algo que le pidas. Por cierto, ¿dónde está Camille?
¡Ah! Con que era eso.
—Me pidió que la ayudara a dormir ya que estos años no lo ha hecho bien y necesita descansar, no va a despertar hasta mañana a medio día.
Levantamos la cabeza hacia la puerta cuando Bór se acercó y nos pidió ir con él a la sala. Lorian estaba platicando con Landon antes de que Bór le borrara todos los recuerdos que tenía con mi hermana y los reemplazara por otros, en los que ella no era la protagonista. Sería doloroso para mi hermana pero lo mejor para el pobre Landon, esta vez la libró pero quizá la segunda no sería lo mismo.
Nos quedamos bajo el umbral de la puerta mirando como Bór fragmentaba la mente de Landon, quitaba recuerdos, los reemplazaba y metía otros que nunca pasaron para él pero para nosotros sí.
—Es lo mejor, hija —le dijo Bryony —, es lo mejor para él.
—Lo sé, pero no deja de doler —dejó un beso en su sien a la vez que la abrazaba.
—Hablé con sus padres y les dije que se van a quedar aquí, que todo está bien —nos miró a Lorian y a mí —. Les tienen que decir lo que pasó, es lo mejor, no ocultarles nada.
—Lo haremos —le dije —. Ellos tienen que saber esto —sonrió satisfecha de mi respuesta.
Bór terminó de hacer lo que sea que hizo con Landon y este se miraba confundido, observando a su alrededor.
—¿Qué hago aquí? ¿Quiénes son ustedes? —Lorian casi se echa a llorar pero contuvo las ganas y se quedó en silencio. Landon la miró unos segundos de más.
—Creo que estabas de fiesta y bebiste de más —le explicó Bór —, te caíste y lastimaste —señaló su cuerpo —. No sé como llegaste aquí pero te ayudamos en lo que pudimos —Landon se rascó la nuca.
—Gracias —Lorian se aferraba a los brazos de Bryony.
—Te llevo a tu casa —le sonrió Bór a lo que Landon le dijo que sí.
—Gracias de nuevo, a todos —la puerta se abrió y Corban junto a Eamon e Isla iban entrando. Bór y Landon pasaron a su lado para salir y llevar a este a su casa.
—¿Qué pasó? —preguntó Corban. Lorian se apresuró a él pero antes de que alguien pudiera hacer algo ya le había soltado una bofetada que resonó por todo el lugar. Ni siquiera Bryony hizo algo para defender a su hijo.
—¡Todo esto es tu maldita culpa! —escupió —. Ahora Landon no sabe quien soy, ni todo lo que pasamos juntos. Si tan solo te hubieras contenido, si tan solo no lo hubieras obligado a enterrar esa daga en su cuello todo esto no estaría pasando. ¡Te odio, Corban! ¡Te detesto tanto! —escupió con hastío, mirandolo de arriba abajo.
—Te hice un favor al alejar a ese humano de ti —de nuevo lo quiso abofetear pero esta vez Corban no se dejó y cogió su mano en el aire.
—Vete al infierno —espetó soltándose de su agarre.
—Hija, vamos a que te des un baño y duermas un poco —Bryony rodeó los hombros de Lorian con sus manos y llevó a mi hermana hacia arriba. Miró a Corban negando con la cabeza. Las vimos desaparecer por el pasillo y esta vez centramos toda nuestra atención en Isla que seguía en el mismo trance, solo que esta vez no tenía los ojos blancos pero sí la mirada perdida.
—Estaba en el mismo lugar donde se quedó —empezó a explicar Eamon, queriendo dejar de lado lo que pasó segundos atrás —. No sé que le hicieron pero fue algo muy fuerte para que no pueda salir de ese lugar.
—Mamá la va a ayudar, así como lo hizo con Landon —Enid se acercó a Isla para llevarla a la sala e intentar hablar con ella. Mientras tanto nosotros fuimos a la cocina para no estorbar y ver que iba a pasar con Isla.
—Bór le borró la memoria a Landon —aquello más que una pregunta fue una afirmación de Eamon a lo que dije que sí —. Pobre chico —se sirvió un poco de té.
—Reemplazó algunos recuerdos que tenía de Lorian y metió otros más que nunca existieron para nosotros —suspiré —. Fue lo mejor para Landon, pero no para Lorian —Corban se puso de pie pero antes de que diera un paso lo detuve —. ¿A dónde crees que vas? —aferré mi mano a su brazo.
—Voy a hablar con Lorian.
—¿No crees que ya has hecho suficiente esta noche? Entiendo que no quieras unirte a ella, que detestes la idea de pasar una eternidad a su lado pero creo que por hoy ya ha sido suficiente. No he querido intervenir en este asunto porque eres el hermano de Enid y es algo que no me incumbe pero déjame decirte que eres un gilipollas, no te mereces a alguien como Lorian y espero de verdad que puedan romper su lazo porque tú la vas a hacer sufrir nada más.
—¿Qué dijiste? —mis dedos se enterraron en su chaqueta. Gruñí dejando ver mis colmillos al igual que él lo hizo —. No te tengo miedo, Cyrus.
—Ni yo a ti, Edevane.
—Que bonita escena —Eamon miraba todo desde su lugar, fascinado con la idea de que en cualquier momento nos despedazaramos, pero eso no iba a pasar, no ahora.
—Deja a mi hermana en paz, aléjate de ella.
—Sabes que no puedo —gruñó.
—¿No puedes o no quieres? —alcé una ceja.
—¿Qué pasaría si te digo que las ambas? —Eamon recargó la espalda contra el respaldo, fascinado con lo que tenía frente a él.
—¿Por qué eres tan imbécil con ella? ¿Te gusta verla sufrir? ¿Es eso?
—Quiero verla sangrar —usó ese tono de voz tan siniestro que hasta a mí me hacía temerle.
—Eres un demente —una de sus comisuras se estiró hacia arriba.
—No te imaginas cuanto —lo solté en el momento que Bryony entró a la cocina. Tal vez se dio cuenta de lo que estaba pasando pero no hizo ningún comentario al respecto.
—Ya se está duchando, en cuanto salga subiré para que pueda dormir bien —intercaló la mirada entre su hijo y yo —. ¿Como está Isla?
—Mal —respondió Enid entrando a la cocina —. No sale de ese trance, tienes que ayudarla —Bryony había cogido una taza para servir más té pero al contrario fue a la sala a ver que pasaba con Isla que seguía en este estado de hipnotismo.
Fuimos detrás de ella y se sentó al lado de Isla, estaba seria y su mirada se encontraba perdida, mirando a la nada.
—Vamos a ver que hicieron contigo, cariño —se frotó las manos y puso sus pulgares en medio de la frente de Isla cerrando la mano en su cabeza, cerró los ojos y pasaron algunos segundos en los que el silencio reinó la casa. Enid miraba a su madre, Corban se mantenía alejado pero prestando atención y Eamon bebía té sin dejar de observar a Isla, se miraba preocupado por la pequeña bruja.
Isla parpadeó en el momento que Bryony apartó las manos de su cabeza, miró su entorno y cuando se dio cuenta de que era Bryony quien estaba frente a ella sonrió con pena.
—¿Qué hago aquí? —todos nos miramos, preguntándonos quién le iba a decir que la usaron para atraer a Lorian y hacer de ellas quien sabe qué.
—Yo te explico, ven conmigo —Bryony la cogió de la mano y la llevó con ella a la cocina —. ¿Te gusta el pastel de chocolate? —preguntó.
—Me encanta —Bryony se rio.
—A mí también.
Las dos desaparecieron en la cocina.
—Que noche —Enid se acercó a mí, la abracé con fuerza apretándola contra mi cuerpo y dejando un beso en su sien.
—¿Se dan cuenta que se repitió lo mismo que pasó hace años? —los tres miramos a Eamon —. Bryony mató por primera vez a un licántropo casi en el mismo lugar y ahora su hijo masacró a ocho demonios y casi mata a un humano —chasqueó la lengua —. ¿No creen que es una coincidencia?
Su pregunta me dejó pensando que tal vez lo era, una escena que se volvía a repetir una vez más pero esta vez con diferentes protagonistas. Era raro todo lo que estaba pasando, pero nadie te prepara para este tipo de cosas. Teníamos que estar atentos a todo lo que ocurría a nuestro alrededor para que algo así no se repitiera de nuevo.
♛♛
¡Hola!
¿Qué tal el capítulo? Espero que les haya gustado porque la verdad sí quedó un poquito largo pero la situación lo amerita, no quería dividirlo y dejarlas con la intriga.
Algún comentario aquí:
Twitter:
elena_santos92
Instagram:
elena_santos.92
librosdeelenasantos
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro