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CAPÍTULO VEINTITRÉS -equipo de dos

【 CAPÍTULO 23 】

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TEAM OF 2
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«¿A DÓNDE IRÁS?» FUE LA PRIMERA PREGUNTA QUE LE HIZO ANNE CUANDO LA VIO EMPACANDO EN LA TARDE DE VIERNES. MÁS ELLA NO LE CONTESTÓ NADA EN LO ABSOLUTO, PUESTO QUE SE NEGABA A REGRESAR A MONTANA, PERO TAMPOCO QUERÍA DECIRLE QUE PRÁCTICAMENTE NO TENÍA TECHO. La advertencia de Lex Luthor había sido muy clara, no la quería cerca del Daily Planet, Clark Kent, Metrópolis y mucho menos cualquiera de las personas que residieran allí. En conclusión, muy lejos de su radar.

Por lo tanto, pudo pasar desapercibida por delante de los ojos de la rubia con la justificación de que había obtenido un nuevo empleo en Star City, y haciendo todavía más presión sobre el hecho de que acababa de romper con su relación, un cambio de aires le vendría bien.

Aquello fue suficiente para que su vecina asintiera que considerablemente, convencida de que algo raro sucedía con Haley tras ese comportamiento tan extraño y escueto, pero por respeto decidió no preguntar las razones con miedo a que estas dieran directamente con su vida privada.

Ese día ambas se despidieron con un fuerte abrazo cuando la rubia se fue a trabajar, y a pesar de que le pidió mil veces que la llamara, la joven Rogers sabía que no podría cumplir con esa promesa. Mantenerse en contacto significaría llevarla al peligro nuevamente, y hasta que el conflicto con Luthor no se resolviera no se permitiría volver a ver a Anne.

Afortundamente (y siendo guiada por su propia mentira) tendría tiempo para buscar un departamento libre en Star City que pudiera costear hasta encontrar un nuevo trabajo. Nunca había pensado en aquel lugar como una opción, pero decidió que si iba a comenzar con una vida totalmente nueva, el lugar que escogiera debía ser tan desconocido como la ciudad de Metrópolis la primera vez que llegó a ella.

Ya tendría tiempo de hacerlo cuando terminara de empacarlo todo, una vez guardara todos sus adornos y recuerdos, solo le faltaría llenar las maletas con su ropa y las cosas de Lyla. No quería dejar absolutamente nada atrás.

Mientras recogía las últimas estatuillas de porcelana encima de la mesa de noche, su mano se topó con el marco cuadrado de un portaretratos que había comprado en una rebaja. Dentro de este, solamente protegida por el fino cristal, había una fotografía con la imagen suya y del chico de Smallville.

Haley frunció el ceño entre tanto tomaba el objeto entre sus manos. En el momento que aquella foto fue tomada ambos ni siquiera eran pareja, pero por unos segundos logró entender el por qué había decidido colocarla en su habitación. Pues, era la única que compartían dado a que él no le gustaban para nada las cámaras, y ella había decidido llevar una en su viaje fugaz a Kansas.

Instintivamente, sonrió al recordar las tantas veces que intentó captarlo en una, pero él se lo impedía ocultando su rostro entre las manos o volteándose en el momento que el clic sonaba. Aquel hombre era un niño en cuanto a humildad se trataba, y de tan solo pensarlo su rostro volvía a entristecerse.

Iba a echarlo mucho de menos, eso no debía de cuestionarse.

El sentimiento hacia él era genuino y puede que fuera la única relación que realmente había valido la pena cada segundo de lo que duró. Sin embargo, por mucho que le doliera la idea de dejarlo ir, comprendía también que era su deber protegerlo a él y a su identidad.

¿Porque quién sabe lo que sería capaz de hacer el mundo al conocer un secreto tan ansiado?

Malas cosas pasarían, no se necesitaba ser adivino para saberlo.

Rápidamente, dejó el portaretratos en el interior del gavetero. Ya luego lo pondría junto a sus cosas en la maleta, por ahora solo se encargaría de trasladar la caja hacia el salón, donde la dejó encima de otras dos que ya estaban junto a la puerta.

Recién se percató de que todavía le quedaban los utensilios de cocina cuando alguien llamó a la puerta.

— Hola —saludó Lois Lane. La pelirroja estaba parada frente al umbral, notablemente nerviosa por la forma en la que se apoyaba en un pie para hacer descansar su cuerpo.

Haley respiró con profundidad, ladrando un poco la comisura de sus labios para no hacer notoria su sorpresa por verla allí.

— Hola.

— ¿Qué estás haciendo? —se aventuró a preguntar, aunque a sus oídos no llegaba a ser tanto una pregunta como una exigencia.

— Estoy empacando ¿Acaso no es obvio? —respondió alzando ambas cejas.

La pelirroja cerró los ojos pesadamente, tallándose el puente de la nariz mientras pasaba al interior sin siquiera pedir permiso antes, y justo como imaginaba, Haley ya había avanzado muchísimo con la idea de la mudanza. Tanto que puede que ya fuera demasiado tarde para hacerla cambiar de idea.

— ¿Por qué te estás mudando? —la miró con duda— ...y tu trabajo, Perry me dijo que habías renunciado.

Cuando todo ese lío retorcido inició a atormentarla jamás se le pasó por la cabeza que Lois Lane iría hasta su casa a exigirle una explicación. Si no se las había querido dar a nadie más, mucho menos se las daría a ella.

— Me mudo a Star City —mintió— conseguí un nuevo empleo donde me pagan mejor.

— No mientas —la interrumpió sin darle tiempo a continuar. Lois sabía que algo andaba mal, y no estaba dispuesta a irse de allí tranquila hasta saber qué rayos ocurría con su ex colega— Perdón, no tengo derecho alguno para venir a pedirte que me digas nada, pero... estoy preocupada por ti.

La aludida asintió con los brazos cruzados sobre el pecho. Siempre supo que Lois era muy intuitiva y astuta, más tendría que escarbar mucho en la tumba para encontrar los huesos.

No podía permitir que ella supiera.

— No tienes por qué, Lois.

— Tu no eres así. Sé que algo te pasa —insistió— Clark también lo cree. Él mejor que nadie sabe que no eres una persona así de inestable, tu luchas por lo que te propones, y sinceramente ahora es como si estuvieras rindiéndote ante algo.

— ¿Por qué les cuesta tanto creerme? Soy dueña de mi propia vida y puedo hacer lo que quiera con ella, así mismo decidiera irme a la Antártida.

— Él tenía razón... es como si no fueras tú.

Ya estaba harta, completamente harta de que ella hablara siguiendo sus palabras. No quería saber si Clark se había ido a desahogar con ella y contarle todo lo que había sucedido entre los dos, no quería el repentino apoyo de Lois a esas horas de tanto estrés, pero sobretodo no deseaba seguir teniendo esa conversación cuando solo le apetecía desaparecer.

— Lois, tengo todavía muchas cosas que empaquetar. Por favor, si eso fue todo lo que viniste a decirme...

— Dime ¿Qué está mal? ¿Qué te hizo cambiar de opinión tan súbitamente? —dijo la reportera, posicionándose delante de ella para bloquearle el camino a su habitación.

— Nada. Ya déjame en paz.

— Le rompiste el corazón. Lo lastimaste muchísimo, tendrías que verlo para darte cuenta de que sufre demasiado con vuestra ruptura, algo que tú no pareces tomar en serio.

— ¡Tú no sabes! ¡No sabes nada, Lois! —espetó duramente— ¿Crees que no sé qué es lo que estoy haciendo? ¿Lo que le hice? Si estuvieras en mi lugar te darías cuenta de lo difícil que es seguir adelante con todo este peso encima. Lamento si los decepcioné a todos, pero no puedo hacer nada más.

— Sí que puedes. Deja esta idea absurda de irte y regresa al Daily Planet.

— No puedo ¿Qué no te das cuenta de ello? —la miró, intentando controlar sus pensamientos para que no salieran por su boca— ¡Esto no ha sido mi culpa, rayos! No tuve otra opción que hacerlo o de lo contrario todos pagarían por ello.

— Nosotros podemos ayudarte, Haley. Solo tienes que contarnos que te está pasando.

— Si aprecias tu vida y la de Clark, mejor márchate y no vuelvas a preguntarme nada otra vez —era su última advertencia, y sin más que agregar, se giró para ir hacia la cocina a terminar su trabajo— Díselo también. No quiero ningún tipo de contacto con vosotros: no llamadas, no mensajes. Nada.

— Voy a descubrir qué sucedió, Haley.  Quieras o no.

La castaña asintió, sin siquiera molestarse en decir adiós:

— Solo encárgate de hacerle saber a Clark que deje de buscarme.

La insistente periodista se dió por vencida cuando finalmente cayó en cuenta de que aquella chica era mucho más fuerte de lo que creía. Incluso para soportar tanto, cuando cualquier otra persona en su lugar podría haber explotado.

No tenía conocimiento de aquello que la mantenía tan corta y distante, pero sí sabía que no iba a descansar hasta tener en sus manos la causa, o en todo caso, al causante.

Se despidió con un rápido «Adiós», abandonando el silencioso departamento donde su antigua inquilina se mantenía concentrada sellando la carga con cinta adhesiva. Eso, hasta que sintió nuevos pasos en el salón y una voz bastante conocida:

— No es por asustar, pero esa solo va a lograr que la maten.

— ¿Diana?

Efectivamente, la pelinegra estaba ocupando el mismo lugar donde antes había estado la reportera.

Con una sonrisa comprensiva, Diana Prince se acercó con las manos entrelazadas delante de su cuerpo al tiempo que escrutaba el lugar como si quisiera asegurarse de que lo que había llegado a sus oídos era cierto.

— Has empacado rápido —agregó sin mucha convicción.

— Mientras más pronto mejor... ¿Qué estás haciendo aquí?

— Vengo a llevarte conmigo.

La expresión de Haley se tornó dudosa ante la mirada cálida de su (ya no tan nueva) amiga, lo cual le hizo preguntarle:

— ¿Pero qué dices?

— Debo quedarme unos meses más por los alrededores debido a unos asuntos de los que debo encargarme. En Gotham mayormente, por eso he decidido que necesito una secretaria nueva que me ayude... y he pensado en ti.

La ojiverde negó rotundamente, justo como Diana pensó que pasaría:

— No. No lo entiendes —le dijo— esto va mucho más de lo que crees. Tengo que irme lejos.

— Estarás a salvo conmigo, Haley. No tienes por qué tener miedo.

— Solo intento protegerte.

— Oh créeme, cariño —agregó poniendo una mano en su hombro, un gesto que la hacía ver mucho más alta que la joven Rogers— Hace falta mucho más que un maniático millonario para acabar conmigo.

No supo qué extraña sensación la hizo pestañear varias veces en un intento por comprender el por qué esa frase le sonaba tan segura. En el poco tiempo que llevaba conociendo a la historiadora llegó a admirar su audacia a la hora de ser lo que se diría una mujer empoderada ante la sociedad, una que no se dejaba amedrentar por nadie, y eso era grandioso.

Pero había mucha diferencia entre ser valiente y luchar, que la de ser valiente y acabar muerto.

— ¿Cómo sabes...

— No interesa ahora cómo lo sé —aclaró— interesa que debo ponerte a salvo. Por eso te irás conmigo, y juntas encontraremos una manera de desenmascarar a ese hijo de puta.

Haley tragó en seco.

Probablemente, aceptar ese trato iba a ser una locura, pero una que cometería con tal de salvar al resto de las personas que tuvieran la mala suerte de caer en la mirilla de Lex Luthor.

— Vale —asintió.

— Okay —Diana suspiró con alivio— a partir de ahora somos un equipo de dos. Ninguna puede dar un solo paso sin consultar a la otra, y todo lo que debas decirme, por muy enorme que sea, tienes que decírmelo. Así como yo haré ¿De acuerdo?

— ¿A qué te refieres con eso de decirlo todo?

La vio esbozando una sonrisa ladina, y luego se apoyó en la barra de la cocina, justo a su lado, de manera que logró susurrar:

— Voy a contarte algo, pero primero debes esperar a que lleguemos a mi hotel...

¿Qué será eso que Diana nos tiene que contar ah?

No puedo creer que tenía tantas cosas que decir y ahora todas se me fueron de la mente maldi tasea.

Aviso: actualicé también Eclipse (Elijah Mikaelson) para la persona que los esté leyendo sepa que hoy ha sido día de cuatro actualizaciones.

Infinity me tiene emocionadísima jjjj nos esperan muchas sorpresas

¿Qué creen que esté pasando con Bruce Wayne mientras tanto? ¿O Clark? ¿Qué esperan que vaya a suceder con Claley?

Me entra el pica pica pro no puedo ser chismosa ni traicionar mi promesa de escritora que hace sufrir a sus lectores 😉 Solo les hago una promesa, y es que debido a la buena aceptación que ha tenido este fanfic he decidido traerles un regalito de Navidad el día 24.

*suenan cascabeles de trineo*

Debbie

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