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CAPÍTULO VEINTISÉIS -revelaciones

【 CAPÍTULO 26 】

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REVELATIONS
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ERA YA MUY TARDE EN LA NOCHE CUANDO LAS LUCES DEL DEPARTAMENTO FUERON APAGADAS, dejando que el brillo nocturno fuera la única luz que le permitiera a sus ojos ajustarse a cada figura de su pequeño cuarto.


Haley Rogers se cubrió hasta la cintura con las sábanas y el edredón, protegiéndose del frío nocturno mientras sus brazos hacían la función de contener las piernas contra su pecho por encima de la cama. Sabía que Diana tardaría un poco más en regresar de aquel evento, y siendo sincera consigo misma, aunque el vacío la hacía sentirse profundamente sola, prefería aprovechar ese momento para pensar con calma.

Un escalofrío súbito la hizo temblar de pies a cabeza, mordiéndose el labio inferior para suprimir las terribles ganas que tenía por echarse a llorar.

Estaba muy asustada, ahora más que nunca.

Su cuerpo entero se sentía como una hoja que podía ser impulsada con un solo toque, hacía días que no dormía bien y la desesperación que guardaba por dentro no ayudaba en nada a la hora de actuar delante de su amiga como si nada malo estuviera ocurriendo.

Era obvio que se acercaba algo terrible, podía sentirlo venir con pasos agigantados, y lo peor y más odioso de todo es que no tenía idea de qué se trataba. Ella era solo una pieza frágil del rompecabezas que estaban armando para crear el desastre, y ese pensamiento solo la hacía sentir más miserable. Lo único que se le permitía hacer era permanecer allí, encerrada, esperando a que algún día fuera lo bastante invencible como para que el mundo no la rompiera.

¿Pero qué esperaban? Era solo una humana. Sin poderes ni habilidades especiales, y en esos momentos más débil que nunca.

— ¿Peyton? —dijo en apenas un susurro, con los labios casi pegados a la pantalla de su celular.

Del otro lado de la línea, pudo escucharse un bostezo y el sonido de algo removiéndose. No sería extraño que acabara de despertarse con el timbre del móvil.

— Haley —logró pronunciar, un tanto sorprendida por la inesperada llamada— ¿Qué sucede? No hemos sabido de tí en... ¿dos meses?

— Lo sé —suspiró— He estado... un poco ocupada.

Mintió. Pero no podía esperar a que su hermana le creyera si la conocía tan bien.

— ¿Estás bien? —cuestionó Peyton— Porque no suenas bien.

La castaña quiso sonreír por la intuición tan acertada de su hermana mayor, pero lo único que le salió fue una mueca de angustia. En serio necesitaba hablar con ella, había echado tanto de menos escuchar la voz de alguien familiar...

— ¿Cuándo fue que te diste cuenta que querías quedarte en Montana?

Un largo silencio se extendió por unos segundos, en los cuales la mayor de las Rogers intentaba adivinar cual sería la intención detrás de esa pregunta. No sabía qué le estaba pasando, pero Haley sonaba muy triste, nostálgica... y podría decirse que hasta rota.

Se lo pensó correctamente antes de darle una respuesta, la cual no tardó en llegar una vez supo cuál era el sentido de las cosas.

— ¿Sabes, Hals? Cuando era muy joven ambiciaba muchísimos sueños, pero no fue hasta que maduré realmente que supe que lo único que quería era estabilidad —le dijo en baja voz— Un hogar y una familia que viviera feliz en el lugar en el que nací. No quería nada más.

— ¿Por qué yo no pude desear lo mismo, Pey? —la interrumpió, sin poder aguantar más sus lágrimas— ¿Por qué tuve que irme?

La mayor de las Rogers sonrió en medio de la oscuridad que abarcaba su habitación, en su hogar, lejos de donde estaba su hermana menor, acompañada por el cálido cuerpo de su hijo que dormía plácidamente a su lado.

Aquella era el tipo de vida que ella había escogido, para bien o para mal, con sus consecuencias y logros. Que ella se decidiera por ello no quería decir que Haley tenía que hacer lo mismo. Si ambas eran tan diferentes como para discrepar por su personalidad, también lo serían escogiendo caminos distintos.

— Cariño, cada uno escoge la vida que quiere vivir, y las decisiones que tomamos no siempre serán las mismas. Tú eres muy distinta a mí y siempre lo serás —le dijo— Eso es lo que te hace tan especial.

— ¿Y qué pasa si ahora mismo no sé qué es lo que quiero?

— Pero lo sabrás. Eres inteligente y encontrarás una manera de solucionar lo que sea que te tenga así de triste.

«Si tan solo fuera tan sencillo»

— Las cosas no son tan fáciles como crees, Peyton... tengo tanto miedo, yo... —tomó una profunda bocanada de aire— ¿Elias está bien?

— Tranquila, Hals. Y sí, él está bien, justo aquí a mi lado.

— Por favor, si algo pasa no dudes en llamarme.

— Ahora sí me estás preocupando, Haley Stephanie —el tono de Peyton se hizo más serio— ¿Estás segura de que no me estás ocultando nada?

— No. Yo solo llamé porque... p-porque quería decirte que los quiero.

Sabía que era algo loco de su parte formar todo aquel lío de palabras solo para decir las dos más importantes al final, luego de que su tormentosa cabeza intentara desahogarse con una de las personas a las que sabía que no debía involucrar en sus problemas por su propia seguridad.

Quizás había cometido un error en comunicarse con su hermana, pero no pudo evitarlo, la echaba mucho de menos, y más en esos momentos donde le hubiera gustado recibir un abrazo suyo para sentirse en casa nuevamente.

— Nosotros también te queremos a tí —correspondió después de unos segundos— y te extrañamos mucho.

— Cuídense los dos, y a mamá y papá.

— Haley, espera. Por favor no cuelgues.

— ¿Qué pasa?

Y como si supiera realmente lo que estaba pasando por su cabeza, una vez más, Peyton volvía a dar en el blanco:

— Sigue adelante... sé que harás lo correcto.

Aquella frase se quedaría grabada en su mente, repitiéndose al igual que una película, hasta que finalmente se rindió sobre las suaves almohadas.

Diana llegó poco más de una hora después, a medianoche, y cuando fue a realizar un rápido chequeo alrededor del departamento se encontró con ella profundamente dormida. Hecho que la hizo cerrar sus ojos con algo de alivio.

Tenía muchas cosas que decirle, pero primero que nada, ella también merecía un descanso por esa noche. Así que dejó el disco duro encima de su cómoda y prosiguió a darse una ducha antes de irse a la cama.

A la mañana siguiente, se despertó primero para preparar el café del desayuno y en lo que colocaba las rebanadas de pan en el tostador, la figura de su amiga envuelta en una bata de baño hizo acto de presencia en la cocina.

Su cabello castaño estaba mojado y el agradable aroma de su colonia de violetas se adueñó del aire que respiraban, haciendo del ambiente más ameno.

— Como vuelvas a robarme el perfume tendremos un problema —advirtió Wonder Woman con dos vasos de café en mano.

— El tuyo huele mucho mejor que el mío —respondió Haley, dando un pequeño sorbo a su bebida— Mmm ¿Tenemos zumo?

— En el refrigerador —contestó— ¿Sabes dónde está la manzanilla?

— Escondida en la alacena ¿Por qué? ¿Te vuelve a doler la cabeza?

— No, porque creo que vas a necesitarla después de lo que voy a decirte... —Diana la miró con los brazos cruzados sobre el pecho, decidiendo entre decirle o no— ¿Adivina quién estaba ayer en la gala de inauguración?

— ¿Bruce Wayne?

— En parte, pero me refiero a un periodista robusto, con gafas ridículas y una habilidad nata para meter las narices donde no debería.

— ¿Clark estaba allí? —la expresión de Haley pareció iluminarse al escuchar su descripción— ¿Qué estaba haciendo?

— A vista de todos, cumpliendo con su tarea como reportero. A mí entender, acosando al millonario y su acompañante.

— No tendría por qué... Wayne nunca ha hecho nada para provocarle.

— Pero sí la historia del murciélago.

La castaña frunció el entrecejo con curiosidad, ganándose una conversación mucho más larga:

— ¿Y qué pudiste conseguir que nos sirva para espiar a Luthor?

— El disco duro que le robé a Batman —dijo, sintiéndose orgullosa de su descubrimiento— Si antes nos quedaba alguna duda de que Bruce Wayne podría no ser el murciélago, pues entonces el que intentara robar información del sistema personal de Lex nos prueba que también está tras él.

— ¿Dónde está ese aparato?

—En mi habitación, podemos intentar desencriptarlo luego.

Haley suspiró cansinamente al tiempo que la otra mujer servía su desayuno, estaba pensando en la conversación que había tenido la noche anterior con Peyton y todo lo que eso la había hecho razonar.

De repente, a su cabeza regresaron los recuerdos donde volvía a ver el rostro de Superman y algo en su interior volvió a oprimirse de solo pensar que cada vez estaban más lejos el uno del otro. No obstante, él siempre estaría allí para el mundo... y para ella. Siempre.

Después de todo, no podía dejarlo atrás cuando ya poseía algo que no la haría olvidarle. El deber de convertirse en el héroe que necesitaba.

A partir de ese día debía ser más cuidadosa, pero por sobre todo, también atreverse a poner un pie fuera de aquel sitio si con eso podía ayudar a salvar al hombre que quería.

— He tomado una decisión, Diana —le dijo, y sus pupilas verdes parecieron brillar cuando lo hizo— No voy a echarme para atrás.

— ¿Sobre qué?

— Aunque sé que no puedo hacer nada más que esto, haré todo lo posible porque ese hombre no se acerque a mi familia.

— Cariño, ya te dije que te quedaras tranquila. Dudo que Lex pueda querer algo con ellos ahora, están a salvo.

— No me refería a ellos —con cuidado, tomó la mano de la semidiosa y suavemente la colocó sobre su vientre plano.

En un principio su confusión era demasiado grande como para hacer otra cosa que mirarla directamente y sin entender nada de nada, pero al salir de su estado de shock, lo único que pudo hacer Diana fue abrir la boca en un intento por formular alguna frase.

— ¿Estás...

Ella asintió.

— Por Zeus, lo que faltaba —exclamó, cubriéndose la boca con la palma de su mano— Estás encinta.

Riendo por su aparente sorpresa, Haley asintió varias veces para que pudiera aceptarlo, porque ninguna de las dos parecía asimilar el hecho aún cuando se lo confirmaba una y otra vez. Sin saber qué más hacer, Diana la rodeó por los hombros y la estrechó contra sí en un intento por ser ese apoyo que su amiga necesitaba en esos momentos, donde ninguna sabía se alegrarse o preocuparse aún más que antes.

Ahora debían decidir qué hacer a continuación, contando que ya tenían algo más por lo que luchar.

Segunda parte del maratón arriba !!!

Big surprise. Al final Haley si que está esperando un mini kryptoniano 😍 y en qué momento nomás ¿Quién creen que sea primero, Jonathan o Lara?

Jjjj

Qué complicado se va a poner todo ahora *inserte voz de maléfica*

Pero como soy tan buena les dejaré una escena del próximo capítulo por aquí abajito, seguida de un mensaje importante que NO PUEDEN DEJAR DE LEER.

Aka avance del capítulo 28:

Chaito y les dejo con la duda de si Haley le contará o no a Clark sobre su hijo.

Debbie.

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