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CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE -cerca de lo absurdo

【 CAPÍTULO 39 】

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CLOSE TO THE ABSURD
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MIENTRAS SU CUERPO TEMBLOROSO Y ADOLORIDO POR LOS RASTROS DE LA BATALLA SE APOYABA EN LA PARED CONTRARIA A LA HABITACIÓN DONDE TORI Y OLIVER SE ENCONTRABAN DESCANSANDO, Haley se permitió respirar de forma profunda y pausada, repasando lo riesgoso que había sido el enfrentarse a un enemigo de tal gravedad como lo era Steppenwolf. Aunque la verdad, ninguno de ellos lo había sabido exactamente hasta que estuvieron cara a cara con el peligro.

Después de que la lucha contra los parademonios estalló, y Diana se encargara de mantener ocupado al titán mientras ellos se hacían cargo del resto, el equipo supo que si querían vencerle, indudablemente no podrían hacerlo sin un plan de fondo, y uno muy bueno que no incluyera llegar de golpe o pelear sin llevar a cabo la más importante de las reglas: Trabajo en equipo.

Afortunadamente, habían logrado salvar a todos los científicos que se hayaban cautivos bajo tierra, pero al costo de que dos de sus amigos terminaran postrados sobre una cama con un golpe en la cabeza y una contusión en el tobillo.

Suavemente, se dejó caer en el suelo al tiempo que los dedos de su mano comenzaban a masajearle las sienes al igual que el leve tacto de un pétalo de rosa.

Habían estado tan cerca, tan cerca... que su conciencia todavía se encontraba en shock por todo lo que sucedió.

En un momento se encontraba disparándole a los demonios alienígenas, espalda con espalda a sus amigas, y en el otro, tanto ella como Tori se vieron bajo el manto espectral de su propia muerte. Fue justo en el momento de escapar, cuando el maldito de Steppenwolf logró huir, no sin antes dejarles un pequeño regalo que consistía en una pared destruida y toda el agua del puerto de Gotham colándose en el interior de los túneles.

No recordaba haberse sentido tan desesperada como en el día que intentó llegar hasta la kryptonita, y las imágenes de ella ahogándose en el interior de aquella foza llegaron a su mente en el mismo instante en el que vió aquella ola acercarse rápidamente hacia ella y Tori, dejándolas incapaces de hacer otra cosa que mirar mientras esperaban ser devoradas por la corriente.

En ese preciso momento, el rostro de su hijo fue la última cosa que evocó en su memoria, llegándose a preguntar si el verdadero Jonathan Kent sintió ese mismo miedo interno cuando supo que ya su final era definitivo.

No había podido hacer otra cosa que abrazarse al cuerpo de su amiga, segura de que ella también estaría pensando en su hija mientras veía que su tiempo se acababa en cuestión de segundos.

Pero entonces surgieron aquellos ojos dentro de las brumas del caos, y el poder de un tridente empuñado por las manos del atlante que luego conocerían como Arthur Curry logró aplazar la llegada del tsunami hasta que ambas lograron llegar a la nave con ayuda de su equipo.

Fue algo impresionante de vivir, pero que indudablemente no deseaba repetir nunca más. Y tal fue su agradecimiento, que no pudo contenerse para abrazarlo cuando todos estuvieron a salvo y repetirle más de mil veces un bien sentido gracias por haberles salvado la vida a todos.

Con ello podemos decir que el ego de Aquaman se elevó de tal forma que una sonrisa satisfecha lo acompañó en todo el trayecto del puerto a la Batcueva. A su vez, compartiendo las mismas inquietudes que el resto cuando, a pesar de la decadencia que causó el saber que dos de las Cajas Madre (las que pertenecían a las amazonas y los atlantes) ahora estaban en manos de Steppenwolf; resultó siendo un alivio y una nueva interrogante el saber que una de ellas estaba más cerca de lo que creían.

Junto a ellos.

- Haley... -la castaña giró su cabeza hacia su hombro izquierdo, encontrándose con la mirada generosa de la joven Kylie, quien le regaló una leve sonrisa- Está bien, puedes bajar con los demás. Yo me encargo de ellos.

- ¿Estás segura?

- Absolutamente. Cualquier cosa que necesite, solo llamaré a Alfred.

Con un leve asentimiento, la apellidada Rogers se levantó de su sitio, y tras darle una palmadita en la espalda a la adolescente, se encaminó hacia el elevador que la llevaría directamente a la guarida donde los demás la estarían esperando.

Afortunadamente, había llegado justo en el momento donde se iniciaban las conversaciones.

Los demás había hecho un círculo alrededor de la mesa donde reposaba la famosa caja, que a su parecer, no pasaba de ser un cubo metálico cualquiera.

- Hay una mancha oscura en mi flujo de datos -murmuró Cyborg, con el volúmen suficiente para que los demás pudieran escucharlo- Puedo sentir a las otras dos cajas. Sé que están despiertas, pero no puedo ver dónde están.

- Bueno, no podemos atacar si no sabemos dónde está la base -contestó el apellidado Curry, y también el miembro más reciente de la Liga.

- Incluso si lo supiéramos, nunca he visto un ser tan fuerte como Steppenwolf... -Diana se mantuvo mirando el objeto con atención- Tal vez solo otro.

- Superman -respondió Barry al instante.

Haley no quería mostrar su incomodidad por cada vez que mencionaban el alias de quien había sido el hombre más importante de su vida, como si no bastara todo lo que aún continuaba sufriendo para seguir escuchando su mención a cada instante, así que se mantuvo con la mirada inexpresiva concentrada en repasar cada uno de los rostros presentes.

- Mientras la tercera caja esté dormida, no podrán verla, sólo sentirla -agregó Victor- Tenemos que seguir moviéndonos para que no puedan alcanzarnos.

- No -fue el turno de Bruce para negar- Es solo una estrategia para perder más lentamente, no para ganar.

De repente, el velocista de cabello oscuro alzó una mano para captar la atención, y todos automáticamente posaron su vista en él.

- Recuérdeme ¿Los lanzallamas no existen? ¿Por qué no solo la destruimos?

- Imposible -negó Anne, pidiendo una explicación coherente al único que podría saber de ello- hablamos de artefactos alienígenas más antiguos que la propia humanidad, no puede ser tan fácil.

- El fuego no destruye las cajas. Son una forma de materia desconocida. Les encanta el calor, lo absorben, lo retienen en sus núcleos.

- Bueno, tú sabes mucho sobre estas cajas y eso te hace pensar -agregó Arthur, dirigiéndose directamente al moreno.

- Víctor ¿Dónde encontraste la caja? -preguntó Hals sin más miramentos.

- ¿Intentas decir algo?

- No intento decir nada, solo...

- Por supuesto que sí -la interrumpió nuevamente el atlante- ¿Cómo sabemos que no trabajas para ellos?

- Arthur... -comenzó, pero Anne la detuvo para ser ella quien se dirigiera al nuevo.

- Quieto ahí, pececito. No estamos aquí para crear conflictos.

- Sin ofender, señora Wayne. Me agradaba mucho más cuando estaba en el piso de arriba.

- Suficiente -lo detuvo, volteándose hacia el moreno otra vez- ¿Qué ibas a decir?

- Mi relación con una de las cajas es parte de una historia larga.

Cansado por cómo las cosas parecían ir en cámara lenta dentro de aquel sitio, Aquaman puso los ojos en blanco y rezó a todos los dioses porque aquel interrogatorio acabara pronto.

- ¿Tienes otro lugar donde estar?
-inquirió con fastidio- Porque yo sí, y es en el ala médica, para visitar a mi chaparrita explosiva. Así que comienza de una vez.

Victor se concentró en ignorarlo a la vez que prendía la luz roja de su cabeza y esta se reflejaba sobre la mesa en forma de un nuevo holograma.

- Los nazis encontraron la caja al final de la Segunda Guerra Mundial, enterrada bajo un monasterio italiano. Los aliados la interceptaron de camino a Hitler. La trajeron de vuelta a los Estados Unidos en el 44. Objeto desconocido 6-1-9-8-2. Recolectó polvo en los archivos del Pentágono durante 70 años hasta que el Departamento de Defensa comenzó a estudiar la nave de Superman. Un investigador de Laboratorios STAR hizo una conexión entre la nave y este. Entendió que ambas eran tecnologías extraterrestres se civilizaciones diferentes, pero con propiedades similares y aunque la caja había dormido por miles de años, el investigador formuló una teoría sobre cómo despertarla. Y así lo hizo...

» Entonces, tuve un accidente que debería haberme matado. Pero en un acto de desesperación o locura, el investigador aprovechó el poder de la Caja Madre y liberó una tecnología extraterrestre que no entendía del todo. Usó ese poder para mantenerme vivo.

Algo en la mirada perdida del chico logró conmoverla por completo, y no precisamente por el hecho de haber perdido parte de sí mismo y su familia a través de esa historia, sino por la dura realidad de haber sido forzado a convertirse en eso solo para aferrarse a la idea de vivir sin tener una vida de por sí.

- Vivo... pero convertido en esto -susurró- La caja se volvió a dormir y nunca la devolvió. Ese investigador era Silas Stone. Mi padre.

- Espera -lo detuvo Barry con los ojos muy abiertos- ¿Tu padre te salvó la vida con una de estas cosas? ¿No son máquinas asesinas psicópatas?

- Son máquinas de cambio. Las cajas no piensan en términos de curar o matar. Reorganizan la materia a voluntad de sus manos, regeneran, reintegran...

- ¿Reintegran? -cuestionó Diana.

- Una caja tiene el poder de restablecer las relaciones de las partículas anteriores.

- Entonces, quieres decir en la forma de que las partículas de la materia no pueden ser creadas o destruidas y sus relaciones solo se transforman.

- Si se quema una casa, las partículas siguen existiendo, solo que se convierten en partículas de humo.

- Cualquiera con una cerilla puede convertir una casa en humo -la semidiosa miró al atlante.

- Pero una Caja Madre... -prosiguió este.

- Vuelve a convertir al humo en una casa. -culminó Bruce.

- Como si nunca hubiera dejado de serlo -Anne contuvo la respiración, impresionada por haber entendido eso que todos estaban compartiendo.

- Sé que estamos pensando lo mismo ¿Quién lo va a decir? Yo no lo voy a hacer.

Haley estaba confundida. Intercambió una rápida mirada con Becca, quien se había mantenido callada en una esquina por toda la conversación, algo extremadamente raro en ella, y finalmente miró hacia delante para encontrarse con algo que la dejaría desarmada emocionalmente.

Sus sistemas se dispararon cuando vió el holograma que Victor estaba reflejando delante de todos, uno que mostraba la figura con capa del héroe que el mundo conocía, pero que igualmente habían olvidado.

- Podemos traerlo de vuelta.

- No.

Ante tan clara y directa negativa, la mayoría de los presentes desviaron su atención hacia Haley, quien por primera vez desde que habían iniciado ese debate, les dejaba saber su opinión a través de las seguidas negaciones que realizaba su cabeza moviéndose de un lado a otro.

No podía creer que siquiera estaban pensando en ello. La desesperación por ganar esa guerra indudablemente acababa de quemar sus cables.

- No, no... -continuó diciendo.

- Haley.

- Es que no entendéis -dijo, y su voz se alzó considerablemente- Él ya cumplió su deber con el mundo. Lo hizo y no merecía terminar así por los errores que cometimos ¿Pero ahora ni siquiera en la muerte pueden dejarlo en paz? No, lo siento, me niego a participar en esto.

A pesar de que Bruce intentó hablarle para hacerle comprender el por qué habían llegado hasta el punto de considerarlo, ella se negó rotundamente a continuar allí dentro, discutiendo sobre algo en lo que no estaba de acuerdo. Más por creer que era algo completamente antinatural, que por pensar en el bien del mundo a costillas de la resurrección de Superman, un hombre que murió defendiendo a quienes le habían dado la espalda.

Cuando la vieron desaparecer por la puerta, un silencio incómodo se adueñó del ambiente de tal forma que la tensión podía pincharse con una aguja.

Muchos comprendían su postura de alguna forma, mientras que otros ni siquiera sabían el por qué de su reacción. Preguntándose a qué se debía tanta renuencia.

- ¿Pero a ella qué le sucede? -exclamó Barry Allen con el ceño fruncido por la confusión- ¿Quién es? ¿La líder de su club de fans?

- Es su esposa -contestó Becca en tono cortante, siendo la única en apoyar la decisión de la castaña, y provocando que todos alrededor volvieran a quedarse callados por la sorpresa.

Haley estaba exhausta de todo: de fingir que estaba bien, de pretender que no le hacía falta cuando la verdad era que lo extrañaba todos los días, deseando siempre que las cosas hubiesen sido distintas. Había llorado por meses, y aún existían noches en las que lo hacía sola, abrazada a la almohada que dejaba a su costado para lograr concebir el sueño.

Lo extrañaba sí, pero esa no era razón suficiente para convencerla de perturbar su descanso cuando sabía perfectamente lo mucho que él deseó alcanzar la paz.

¿Por qué las cosas tenían que volverse tan complicadas?

El mundo exigía ayuda, y ellos simplemente estaban tan desesperados que recurrían a la única vía capaz de hacerlos ganar. Traerlo de vuelta.

Pero... ¿Y si lo volvían a perder? ¿O a cualquiera de ellos? Sin darle tiempo siquiera a respirar.

Haley no estaba muy segura de encontrarse psicológicamente preparada para afrontar algo así, y si querían llamarla egoísta por ello, entonces lo era.

Pero no iba a apoyarlos con aquella idea absurda, así que mejor los dejaba obrar por su parte, ya ella encontraría la forma de irse de allí.


El capítulo de ayer fue pasado para hoy, sorry, no lo logré terminar. El sueño me venció.

Uno menos para la resurrección.

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