Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO -final

【 CAPÍTULO 44 】

↺°. 🇺🇸 ▒ 🦸🏻‍♂️*☆
┏━━━━━━━━━┓
THE END
◆ ▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬ ◆




          — ¡Papá! —gritó el pequeño Jonathan desde la camioneta, justo antes de ponerse en posición y saltar a los brazos de su padre.

Rápidamente Clark lo sostuvo por debajo de los hombros y giró con él, simulando que podía volar mientras las risas del niño se escuchaban por todo el patio frontal del hogar de los Kent.

Haley y Martha alzaron el semblante, atraídas por la belleza de la escena para terminar riendo por lo adorable que les resultaba verlos compartir esa complicidad entre ellos. A veces resultaba increíble lo mucho que guardaban en común y que nunca llegaban a notar más allá de los rasgos físicos. Era algo mucho más profundo que sus sonrisas, o la expresión curiosa que hacían cada vez que arrugaban el entrecejo. Una cosa que solo les pertenecía a los dos.

La apellidada Rogers le echó un rápido vistazo al estofado, y se quitó los guantes de cocina luego de apagar el fuego para reunirse con su suegra afuera.

Solo entonces fue capaz de ver al resto de las personas que estaban allí, y eso la hizo sonreír.

A pesar de que Bruce Wayne había insistido más de mil veces en comprar  el nuevo restaurante de comida china en Metrópolis, Clark dejó en claro que aquel solo era un pequeño almuerzo para celebrar su victoria después de haber salvado el mundo otra vez, así que los lujos excesivos no estaban permitidos.

Mientras Haley y Anne caminaban juntas con dirección al simulado picnic, una llevando un cuenco de ensalada y la otra sosteniendo a la bebé en su cintura, Barry Allen culminó con su tarea de ayudarlas colocando el último mantel sobre la superficie del suelo, y de vez en cuando dedicándole una sonrisa a la chica rubia que todos conocían por Kylie, la hija de Victoria Odinsdottir, que se encontraba sentada en las escaleras del portón luciendo radiante con aquel adorable vestido de campo.

Sin embargo, la expresión coqueta del velocista desapareció en cuanto notó que los ojos furiosos de Aquaman estaban puestos sobre él. Arthur había adoptado cierta actitud sobreprotectora con la adolescente desde que se había jurado conquistar a su madre, y por consiguiente, convertirse en su padrastro. Pero Tori era un alma soltera difícil de domar, y aunque Curry no lo aceptara abiertamente, ella lo tenía besándole los talones con tan solo un chasquido de dedos.

— No puedes estar espantando a todos mis pretendientes —advirtió la menor de las mujeres Odinsdottir al atlante.

— Lo haré hasta que tengas treinta años. Además, eso no es un pretendiente, es un zángano. Mejor esperas a que el pequeño Kent llegue a la mayoría de edad.

— Mamá se va a poner furiosa si se entera de esto —canturreó.

— Mientras más le hables de mí todo queda bien, Kylie. Estará contenta de saber que te alejo del peligro.

Por otro lado, Diana Prince y Becca Barnes seguían en pie con su relación complicada y no tan complicada. Siempre pasando más tiempo fuera que dentro de los alrededores de Gotham, pero ahora que habían acordado ayudar a Bruce y Alfred para establecer una base de operaciones en la antigua Mansión Wayne, ambas estaban seguras de dedicar parte de su tiempo de trabajo buscando a otros metahumanos con el objetivo de agrandar el equipo.

Y Oliver Queen, quien no había podido acompañarlos debido a ciertos pendientes que le esperaban de regreso en Star City, les dejó saber que podían contar con su ayuda cada vez que la liga lo necesitara. Al fin y al cabo, estaban destinados a convertirse en algo mucho más grande.

Pero por el momento, se conformaban con saber que todo estaba en paz.

— ¡Jennifer Selina Wayne! —chilló la nombrada Anne Barton, al percatarse de que la bebé de rizos rubios acababa de estropear su ropa con las manitas embarradas de tierra— Dios mío, no puedo con esto, necesito un descanso ¡Alfreeed! ¿Podrías?

El mayordomo suspiró pesadamente, negando para sus adentros antes de ir en busca de la pañalera al auto y encargarse de vestir por tercera vez en la mañana a la señorita Jen.

Quizás los juramentos de la señora Wayne por convertirse en una madre a tiempo completo tendrían que extenderse hasta que su hija cumpliera los diez años.

Martha Kent y Diana Prince se echaron a reír. Acto seguido, esta última se apresuró en tomar a Jonathan en sus brazos para llenarle la cara de besos una vez que este quiso ir junto a sus tías, de forma que su padre y padrino pudieran charlar a solas mientras observaban la paz que reinaba a su alrededor.

— Un “Gracias” no me alcanzaría para agradecer lo que has hecho.

— Solo enmendé un error, eso es todo —respondió Bruce, haciendo un gesto con la cabeza que indicaba que no había sido nada.

— Cuidar de Haley y mi hijo mientras no estaba, traerme de vuelta y reunir a un equipo de personas para salvar la Tierra no suena como un error para mí.

— Pues, digamos que solo hice lo que era necesario.

Ambos asintieron al unísono y juntos se encaminaron de regreso hacia donde el resto del equipo los esperaban.

— Por cierto, felicidades —le dijo Batman, dándole una suave palmada en la espalda— tienes una familia hermosa.

— Podría decir lo mismo.

— Solo una cosa —advirtió— la próxima vez sí compraré el restaurante. A tu madre puede que le guste tener su propio negocio.

Tras negar varias veces, Clark dedujo que no tendría remedio irle a la contraria en nada más, por lo que simplemente lo dejó ir y abrazar a su esposa mientras él hacía lo mismo con la suya.

La encontró en el porche de la casa, mirando la escena con una sonrisa melancólica situada entre sus labios. Felíz por primera vez en mucho tiempo.

— Una moneda por todos sus pensamientos, señorita Rogers —la sorprendió por atrás, haciéndola dar un brinco en el lugar.

Haley dejó que sus generosos brazos la rodearan por la cintura, permitiéndose apoyar la cabeza sobre su hombro mientras ambos se dedicaban a disfrutar la dicha de volver a estar juntos, y esta vez, siendo una familia completa.

Porque eso era lo que significaban todas esas personas. Una familia.

Una que a pesar de sus diferencias, estuvieron de acuerdo en unir fuerzas y dejar de lado los antiguos conflictos para sacrificarse por el mundo. No eran parecidos, todo lo contrario, distaban mucho de ser semejantes en muchos sentidos. Pero allí estaban, compartiendo una victoria y el inicio de una nueva era que se avecinaba con la llegada de otros héroes.

Y entonces la apellidada Rogers supo que aún no teniendo ningún poder especial, o la copia de un suero de supersoldado en sus venas, nada le impediría pelear para mantenerlos a salvo. Porque ese era su principal deber. Proteger a su familia hasta el infinito.

Allí delante de sus ojos estaba la prueba de que ser solo humano, o una mujer, no era un obstáculo. Algunas solo se valían de flechas para enfrentarse a todo un ejército, como era el caso de Anne, otras solo tenían el poder de su voz o la potencia de las armas de fuego, al igual que Tori o Becca, y estaban las que como ella, solo tenían un escudo y su ingenio para salir de los grandes aprietos.

Así quedaba demostrado que detrás de cada super hombre, murciélago, atlante o semidiós, había un ser humano que los impulsaba a seguir adelante.

— Creo que, después de todo, sí encontramos nuestro propio paraíso ¿No es así?

El pelinegro asintió, todavía recordando la noche en la que ella pronunció esas mismas palabras en frente del edificio del Daily Planet.

— El Sol siempre se oculta para alzarse otra vez.

— No creo que esta halla sido nuestra última batalla —agregó ella— Después de todo, el mundo siempre necesitará de la Liga de la Justicia. Pero por el momento, solo quiero regresar a la normalidad.

— Opino lo mismo, y eso incluye que quizás, y solo si tú quieres, podríamos asentarnos de vuelta en Metrópolis.

— No me desagrada la idea en lo absoluto. Perry está deseando tenernos de vuelta. No puedo esperar a ver a Lois y contarle todo lo que ha pasado.

— Bien. Ahora solo nos queda un último plan que llevar a cabo.

— ¿Cuál? —preguntó con curiosidad.

— La boda, por supuesto.

La castaña ladeó un poco la cabeza para acercarse y dejar un suave beso sobre sus labios. Claro que su boda estaba entre sus planes futuros, cómo podría olvidarlo.

— Solo tengo que pedirte un favor.

— Lo que quieras.

— No dejes que Bruce sea quien la organice.

Esta vez fue el turno de Superman para echarse a reír.

— Tenemos un trato.

— Ahora si me disculpas... —agregó ella, tirando de su brazo para bajar las escaleras con intención de unirse a los demás— nuestros invitados nos esperan, Smallville.




No me queda nada más que decir que un “Hasta pronto”. Porque no es un adiós, eso seguro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro