Capítulo 2
Le demoró un par de minutos despertar por completo, las difusas imágenes ensombrecían sus ojos y lo mantenían en una suerte de trance del cual lentamente apenas comenzaba a regresar, aclaró su mirada y con lo primero que se topó fue con Chickari, inconsciente frente a él, se levantó un poco y vio al resto de su gente regada por el suelo. Escuchó como alguien lloraba, a pesar de que las alarmas no habían cesado podía escucharlo perfectamente.
Alzó la vista y encontró a Lylum sollozando en una esquina.
—Ly —pronunció con voz áspera y débil. Ella volteó, llegó hasta él y lo ayudó a levantarse—. ¿Qué ocurrió?
—Khroll...
—Maldita sea —se apoyó contra una pared y buscó tranquilizar su respiración. Lentamente los demás comenzaron a despertar.
—Cielos... es como despertar luego de una fiesta Lapáth —dijo Minck, se levantó al igual que los demás.
—¿Dónde está Shepard? —cuestionó confundido y temeroso de no verlo ahí, pensaba que los había abandonado, o peor, que los derrumbes y explosiones le hubieran costado la vida.
—Allá —respondió Chickari. El Stack estaba a la mitad del pasillo. Caminaron hacia él. Jonh se agachó y lo sacudió buscando despertarlo.
—Shepard, Shepard, despierta —lo siguió sacudiendo—. Shepard —le propinó una bofetada, finalmente abrió los ojos. Casi arremete contra Jonh por haber despertado tan abruptamente. Minck caminó hasta el final del pasillo y miró hacia su derecha en otro, se escuchaba un golpeteo tras una gran puerta que bloqueaba el paso, entonces, el metal comenzó a ser cortado, un láser color esmeralda lo abría.
—Eso no es bueno —regresó con los demás—. Chicos, más problemas —la puerta cedió, y entró un pequeño escuadrón Untark, portando armas de fuego y armaduras.
—Mierda —soltó Shepard levantando su ametralladora. Se cubrió en una esquina y miró hacia el pasillo, seis Untarks habían entrado.
—Atrás de mí —le indicó a Jonh a los demás mientras sacaba la pistola que había conseguido. Era una Bletz 5.
Entonces, Shepard salió de cobertura, disparó sin contemplación contra los Untarks, logrando acabar con dos. Los demás dispararon contra él, rápidamente se puso a cubierto.
Jonh levantó el arma justo cuando uno de ellos cruzaba el pasillo, tres mortíferas balas atravesaron su pecho y cuello, rápido se acercó y abatió al segundo que se acercaba, dos disparos justo en las piernas y uno a la cabeza, cayó regando su sangre por el suelo. Shepard recargó su arma y salió junto con Jonh, los últimos dos Untarks cayeron, Shepard disparó una ráfaga que los hizo caer, luego Jonh remató disparando hacia sus cabezas. Después de eso ambos se quedaron unos segundos analizando los cadáveres, hasta que Shepard lo sujetó y estrelló contra la pared.
—¡No estás autorizado para portar armas! —rugió directamente.
—Un simple gracias me hubiera bastado —lo empujó en respuesta—. Idiota, de no haber sido por mí hubieras muerto.
—Hubiese preferido morir a manos de esas cosas antes que haber sido salvado por un traidor como tú —nuevamente lo sujetó, y Jonh a él, ambos estuvieron a punto de comenzar una pelea.
—Eso se puede remediar —aseveró. El Comandante Shepard giró la cabeza tras escuchar la recarga de un arma, se topó entonces con Minck, quien portaba un rifle de plasma Untark—. Suelta al Capitán o regaré tus honorables sesos por las paredes.
De mala gana le obedeció , tomó su arma y Minck bajó la suya, miró a los otros para finalmente acabar mirando fijamente a Lylum, agachó la cabeza y suspiró.
—Hay que seguir, el hangar no está lejos —siguió caminando.
Jonh soltó el cartucho vacío de la Bletz y la guardó en su bolsillo, tomó un Sub-fusil Untark y siguió a Shepard.
Mientras recorrían los pasillos nuevamente una alarma azotó en sus oídos, esta era más aguda y sonora, Shepard miró las luces rojas con terror, inclusive se había puesto pálido.
—¿Qué ocurre? —preguntó Lylum al verlo tan aterrado.
—La nave está colapsando —se aproximó a una vitrina de cristal de la cual extrajo un juego de máscaras que entregó a cada uno—, colóquenselas ya, los sistemas de oxigenación no tardaran en inhabilitarse, debemos salir de aquí antes de que los sistemas fallen por completo —comenzó a andar con mucha más prisa.
—¿Qué pasará cuando los sistemas dejen de funcionar? —Se adelantó a preguntarle Altham unas vez que se colocó la mascarilla adherida a un tanque de oxígeno.
—Todo se irá al carajo. —Zanjó.
Mientras avanzaban, ocasionalmente miraban en los pasillos, encontrando Untarks, tripulantes moribundos o algunos peleando, pero rápidamente perecían en el fuego cruzado, continuaron hasta que encontraron un pasillo cubierto de una gran cantidad de piezas metálicas bloqueando el paso.
—Mierda —Shepard dejó su arma de lado y sujetó una pieza, jaló hacia arriba pero fue inútil, el peso era abismal, incluso para un Stack con armadura biomecánica.
—¡Untarks! —avisó Minck, sujetó el rifle y disparó contra ellos.
Jonh intentó ayudar a Shepard, otra vez nada.
Se giró y disparó contra los Untarks también, mientras el fuego cruzado azotaba el pasillo, Altham miró a Lylum.
—Tú puedes mover eso —exclamó completamente convencido.
—¿Qué? No, yo no...
—Claro que puedes, solo tienes que centrar tu mente.
Miró como sus amigos enfrentaban a los Untarks, eran demasiados, pronto se terminarían sus balas y con ello, no tardarían demasiado en perecer. Ella levantó sus manos, cerró sus ojos, y respiró profundamente. Un aura azul la cubrió por completo y a los escombros también. Lentamente estos comenzaron a levitar gracias al aura azul, incluso los Untarks detuvieron momentáneamente su ataque al ver eso.
Lo cual aprovecharon para asesinarlos. Lylum movió con absoluta dificultad los escombros hasta el final del pasillo, donde los dejó caer sin más. Tras eso, cayó fulminada contra el suelo.
—¡Lylum! —Jonh corrió hacia ella, colocó su oído en su pecho—. Aún respira.
—¡Más compañía! —alertó Minck y volvió a disparar.
—Hay que irnos —la cargó delicadamente y la llevó en sus brazos.
La nave comenzó a inclinarse progresivamente, casi todos cayeron, pero lograron sujetarse, Shepard se adelantó y colocó su palma en el panel de acceso de una puerta, esta se abrió. Aquel enorme sector estaba repleto de naves y vehículos de la Federación, al igual de centenares de soldados y tripulantes quienes buscaban a toda costa escapar de la nave. Más explosiones azotaban con fuerza y progresivamente hacían el lugar colapsar.
Bajaron apresuradamente por unas escaleras y comenzaron a buscar la nave a toda prisa.
—¡¿Dónde mierda está mi nave, Shepard?!
—¡Por aquí!
Atravesaron las ruinas llameantes de lo que alguna vez fueron parte del hangar de la Nexus y la vieron, la Infinity se alzaba sobre las demás, su diseño y pintura la volvieron reconocible al instante, como un rayo de esperanza en medio de la adversidad. Llegaron al vehículo tras librar las explosiones y el pandemonio. Los tripulantes abordaban las Cápsulas de Salvamento y rápidamente eran expulsados fuera de la nave. Minck abrió la puerta principal y todos entraron.
Jonh fue directo a su camarote y dejó sobre la cama a Lylum, llegó hacia la cabina a toda prisa y se sentó frente al volante.
—¡Minck, Copiloto! —bajó unas cuantas palancas arriba suyo y preparó el motor.
—¡A la orden! —se sentó a su lado y se puso el cinturón. Jonh Riley volteó y solo encontró a Altham y Chickari dentro de la nave.
—Puta madre —se levantó a toda prisa y buscó en el nivel inferior, no había nadie. Llegó hasta unos anaqueles y encontró un comunicador—. Marco, ¿Marco, me recibes? ¡Marco! —solo encontró estática al intentar contactarlo.
—¡Jonh! —escuchó la voz de Altham y subió a toda prisa. Tanto él como Chickari miraban hacia el hangar y contemplaron a Shepard, quien corría a toda velocidad con otros dos Stacks.
—¡Mierda! —exclamó Minck, rápido activó los cañones delanteros y apuntó contra un escuadrón de Untarks que se dirigían a ellos. Los proyectiles laser los destrozaron en segundos. Una gigantesca explosión azotó, y los restos de la nave finalmente comenzaron a caer en picada—. ¡Capitán, debemos irnos!
Jonh miró a Shepard y a sus compañeros, quienes corrían sin parar a la nave. Salió casi por completo y apuntó la Bletz, Shepard estuvo a punto de dispararle, cuando las balas pasaron por encima de ellos y se alojaron en un par de Untarks que corrían tras ellos.
—¡Rápido! —les gritó, y se regresó a su asiento—. ¿Todo listo?
—Así es, Capitán. —Farfulló el agitado alienígena.
—¿Anclaje, motores?
—Funcionando a la perfección —Shepard y los demás soldados rezagados entraron finalmente, Chickari cerró la puerta.
—¡Listo! —avisó con fuerza y Jonh asintió.
—Entonces hay que largarnos de una maldita vez
Aceleró de lleno y condujo la nave a través de los derrumbes y obstáculos en el camino. Dirigió la nave a toda prisa hacia un enorme cristal que aún no se rompía del todo. Disparó dos misiles y el cristal estalló. Todos se sujetaron y apoyaron en cualquier superficie que les fue posible antes de que Jonh aplicara la máxima potencia, las turbinas escupieron fuego celeste y cruzaron en cuestión de segundos el cráter en el metal, saliendo nuevamente al exterior.
Giró a toda velocidad y todos pudieron contemplar con horror los despojos de la Nexus, solo la mitad prevalecía, pero no por mucho. Caía a toda velocidad y cada vez más las explosiones la cubrían. Mientras que las demás naves de la Federación seguían batallando contra las fuerzas de Khroll.
—¿Qué pasó con Marco y los demás? —su pequeño copiloto miró con apuro a Jonh.
—No recibí respuesta... —estaba cubierto de sudor, manchas de aceite y sangre, tampoco dejaba de temblar—. Seguro... seguro alcanzaron a escapar... —fue lo único que se le ocurrió decir para de alguna manera tranquilizarlo.
Minck asintió con pena y sus puntiagudas orejas descendieron con tristeza.
—¿Ahora qué haremos? —dudó Chickari al ver que prácticamente todo a su alrededor era una batalla.
—Debemos llegar al planeta Stronghold y seguir con la misión —dijo el Comandante.
—Fija el curso a Dunkai, Jonh, La Orden sabrá qué hacer —le dijo Altham.
—¡Cierren la boca, los dos! Lo primero que debemos hacer es contactar a Marco y rescatarlos.
—¡Capitán! —tanto Minck, como una alarma le avisaron que alguien les había disparado.
—¡Acciones evasivas, todos sujétense! —giró la nave precipitadamente, pero no logró evitar el impacto, un proyectil colisionó contra el casco de la nave. Las alarmas sonaron sin parar.
—¡Una fragata Untark!
Una aeronave oscura y de mayor tamaño comenzó a perseguirlos y a dispararles.
—¡Necesito a alguien en los cañones y...! —otro impacto le llegó justo en el alerón derecho. La nave comenzó a caer—. ¡Mierda!
Mientras la batalla se desenvolvía a su alrededor, la Infinity caía. Jonh buscó desesperadamente en la localización y se percató que aún no salían ni siquiera del Sistema solar. Aceleró a tope, y comenzó a dirigir lo mejor que pudo la nave hacia la Tierra.
Cada vez se veía más cerca y la fragata no dejaba de disparar. Jonh tecleó un par de comandos y sujetó con firmeza el volante.
—Veamos si pueden alcanzarnos —bajó una palanca y la nave se alejó en cuestión de segundos de ellos. Entraron a la órbita terrestre, la Infinity se sacudió violentamente y el alerón expulsó una gran cantidad de humo en un ligero estallido—. ¡Hora de un aterrizaje forzoso! —avisó a todo volumen.
Edificios ya se alcanzaban a ver y la lluvia cubría todo, Jonh volvió a evadir unos cuantos rascacielos, mientras que Minck presionó un botón de su lado del panel.
Las turbinas de la nave giraron hasta estar de forma vertical y justo cuando comenzaban a aminorar la velocidad del descenso, perdieron el control del alerón dañado.
La nave impactó violentamente contra el techo de un pequeño edificio, los escombros volaron por doquier, mientras, la nave siguió sin control hasta que se estrelló contra la acera de la calle, derrapó sin control hasta que en un abrir y cerrar de ojos impactó en el interior de un edificio, luego de eso se apagó.
Jonh levantó el rostro del volante, por el impacto su frente había resultado herida, se limpió la sangre y miró a Minck, él ya se había ocultado en el interior de su caparazón.
—¿Estamos vivos? —asomó su pequeña cabeza y Jonh asintió, mientras recuperaba poco apoco el aliento.
—Eso parece... —se levantó tambaleante y se apoyó contra una pared—, ¿están todos bien?
—Eso creo —Chickari se levantó adolorida y los demás igual.
—Eres un maldito demente —soltó uno de los Stacks, se quitó el casco y dejó al descubierto su rostro.
Era una chica, de piel morena, ojos verdes, cabello negro con algunos mechones blancos, se veía en su rostro que era bastante ruda. El otro Stack le secundó, era un hombre, de piel igualmente morena, ojos amarillos y cabello casi inexistente debido al corte militar.
—¿Ustedes nunca dicen gracias o qué? —negó con la cabeza y comenzó a caminar hacia su camarote.
—¿En dónde estamos? —dudó Chickari. El pequeño copiloto encendió el panel principal de la cabina y trató de ubicarlos.
—En... ¿Los Ángeles? —exclamó pasmado, miró nuevamente la localización en el dañado panel de la nave y efectivamente se encontraban en dicha ciudad.
Jonh abrió la puerta, Lylum estaba abrazada de sus rodillas en el fondo de la habitación.
—Lylum —la llamó con delicadeza.
—Jonh, ¿qué pasó? —Se veía un tanto desorientada.
—Escapamos, es lo importante —la ayudó a levantarse.
—¿Y ahora qué haremos? —Miró sus enormes y brillantes ojos sin saber exactamente qué decirle.
—No lo sé, supongo que lodescubriremos sobre la marcha.
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