2.- Mar trágico
Aquel último día de ese año, el señor de los mares les permitió salir a la superficie para buscar la razón de su infinita existencia. En la costa, la gente se preparaba para a la medianoche reventar pirotecnia mientras, Febo Apolo con su carro dorado paseaba por el límpido cielo ofreciendo un digno espectáculo para ese día.
Enterró su tridente cerca a un banco de arena y convirtió su caracola en un dije que se enzarzó en una cadena y salió a la superficie vistiendo unas pantalonetas negras con el torso al descubierto. Su cabellera oscura corta lucía perfecta para su condición de gobernante de las aguas profundas, sus ojos verdes se adaptaban al brillo vespertino y sus pies felices festejaban el tocar la arena caliente.
Él le había prometido que bajaría a la costa el último día del año para pasar juntos esas dos horas que tenía de permiso. Shura se sentía nervioso por ese encuentro, su humano favorito ese año había cumplido 20 años y era un hermoso hombre cuyos ojos azules lo hipnotizaban tanto como las danzas de las nereidas.
—¡Aquí estoy!—ni había avanzado quinientos metros y la voz varonil de Aioros lo atrapó—te esperaba...
El joven estaba oculto entre unas rocas cercanas al mar, vestía una pantaloneta blanca y una camiseta mangas cortas gris que resaltaba sus músculos armoniosamente labrados. Shura sintió una especie de orgullo nacer en su corazón, aquel niño que salvó hacía unos once años atrás era un hombre digno de ruborizar a las diosas.
—¡Aioros!—sus brazos morenos lo estrecharon—Vine a cumplir mi palabra y...
—Y también para hallar la razón de tu larga existencia—completó algo triste el joven—¿ De verdad no sientes algo por alguien?
—Es algo que aún no sé si se aplica a mi—sus largos dedos blancos se enterraron en la espesa y corta cabellera castaña que fue interpretado por el joven como una clara señal de sus sentimientos—¿ Y tú?
Aioros decidió callar, no era momento, Shura desde su último encuentro hace casi un mes cuando el castaño cumplió la segunda década de vida pasaba muy nostálgico y ese día lo pilló mirándolo tan profundamente que se ruborizó. Como regalo de cumpleaños, el tritón le obsequió una pulsera elaborada con conchas marinas que con su cadena de caracol le daba un look de un tritón travieso.
Si Afrodita surgió de la espuma por obra y gracia de los genitales cercenados de Urano, él era más que un simple hijo de deidades...
Un perfil soberbio y creado por las oceánides, con tez de la espuma marina y cabello del tono de los abismos donde criaturas inimaginables pululaban sin descanso. Tan hermoso como la riqueza existente en las aguas profundas.
—Pero, no que...
—No tienes que ocultarme nada, lo sé perfectamente—un dedo repasó con delicadeza los gruesos labios del joven quién cerró los ojos ante el roce—he vivido mucho y he visto muchos de mis seguidores deshacerse en la suave espuma del mar una vez que el amor se les niega. Las historias entre tritones y humanos suelen ser trágicas Aioros, no son como vives en la tierra en forma humana y ya.
El joven no aguantando más se abalanzó sobre él aprisionándolo entre su cuerpo y la arena, desesperado se restregó contra su intimidad mientras unas gruesas lágrimas brotaban de sus orbes. Hundió su rostro entre la curvatura de su cuello mientras se desahoga.
Su corazón pugnaba por salir ante la confirmación de sus sospechas, regaló un suave beso en la coronilla mientras esperaba que se calmara para hablar con más tranquilidad.
—Pareces al niño llorón que rescaté, pero en versión adulta.
Aioros alzó la mirada enfadado.
Shura rodó los ojos ante el berrinche y sin pensarlo lo empujó cayendo el otro de trasero en la arena, era un golpe a su orgullo, el sentirse rechazado por quién quería en secreto fue la gota que derramó el vaso.
—¡Entonces vete al diablo!—escupió con desprecio mientras se sacudía la arena impregnada en su camiseta—¡Idiota!
Se marchó enfadado, maldiciendo en inglés y todos los idiomas que sabía, dejando confundido a Shura que se dispuso a seguirlo y calmar su rabieta con un pequeño canto sobre las hazañas de los dioses marinos.
—¡No me sigas!—siseó deteniéndose—¡ Lárgate a tus dominios!
Lo perdió de vista luego de aquel roce, resignado se dejó caer en una roca mientras veía la danza de los mares cuya música lo aisló del ruido externo; quizá si aceptaba, sus encuentros con el joven humano serían más frecuentes y no cada cierto tiempo y por dos horas...
¡ Quizá si amaba a Aioros!
Pero luego estaban las hermosas nereidas que pugnaban por ser su compañera y Poseidón que no desdeñaba la idea de unirlo a una de ellas.
De repente un golpe seco lo sacó de sus cavilaciones.
—¡ Ay mío dios!—una mujer gritó con voz rota por algo que presenciaba en esos momentos—¡ Una ambulancia!
Shura sintió un profundo dolor en su pecho, una desolación indescriptible ante aquel grito. Abandonó su lugar para encaminarse hasta el sitio donde provenían los lamentos. Vio el dije de Aioros sobre la arena arrancado de su cadena y a muchas personas arremolinadas alrededor de un cuerpo ensangrentado en la calzada a pocos pasos de donde él se hallaba. Sus pies se negaron a seguir ante lo que su corazón presentía...
Metros más adelante un vehículo era abandonado por un hombre quién huyó a precipitada carrera, negó aterrado ante la imagen que se formó en su mente.
—¡Fuera!
Varias cabezas se giraron a mirarle.
—¡Fuera he dicho!
—Pero este joven...—dejaron un espacio para que pueda ver a Aioros quien no había visto aquel vehículo acercarse—¡Llamen una ambulancia!
Aioros gimió al verlo, nadie podía auxiliarlo, nadie sólo ese tritón al cual zahirió era el único al que le importaba. Una oleada de dolor asaltó su cuerpo golpeado, la sangre no cesaba de salir y sentía que estaba pagando sus errores.
—¡Shu..! ¡ L...lo ssss.
—No—besó su frente en tanto sus brazos se colaban bajo su espalda provocándole un terrible grito que estremeció a la doliente multitud—estás conmigo, sólo resiste un poco más.
El joven intentó sonreír, sus dientes ensangrentados se mostraron mientras apoyaba su cabeza sobre la tetilla de Shura que aturdido comenzó a caminar en busca de la salvación de Aioros aunque sabía que no era posible. Eran heridas de muerte y él como dios de las profundidades sabía que la vida se le escapaba como el aire a un globo.
—Yo si te amo, pero no como tú imaginabas—le reveló-no puedo intimar contigo como crees, soy una especie distinta el cual si ama un humano no tiene derecho a regresar a los mares. Y yo soy hijo de Poseidón, sólo podría velar por ti.
La mano fría de Aioros se posó sobre sus labios como respuesta a sus palabras. La besó sin poder evitar que sus ojos se humedecieran.
—G..grac...—balbuceó para luego cerrar los ojos un poco más tranquilo.
Caminó con su cuerpo exánime hasta la orilla del mar. Las gotas de sangre parecían rubíes llorones sobre la arena. Destrozado maldijo el inmenso mar y sus leyes en tanto estrujaba en su pecho al joven que agonizaba producto de las heridas.
—No puedo hacer nada... No puedo salvarlo, las parcas me lo arrebatan cruelmente...
Una nereida apareció al oír su lamento, agitando su vestido verde mar se apersonó para tomar el cuerpo de Aioros quién en esos momentos moría. Sus brazos se tornaron rígidos, sus ojos se desbordaron cual manantial que bañó el bello rostro del joven cuyo amor correspondía pero de una forma casta.
—Mi señor—dijo ella con suavidad ante su aturdimiento—un humano no debe...
—Lo merece Tetis—susurró mientras sus ojos verdes se dilataban ante el dolor—algo se ha roto en mi y solo su esencia puede sanarme...
Tethis acató la petición. Ella sabía que hacer y lo ejecutaría en la noche, tiempo en que ningún curioso humano pasaría por la playa, hasta eso, se encargaría de lavar y ungir el cuerpo para los ritos.
Con la sangre del castaño sobre su cuerpo, Shura caminó por la playa ignorando las voces de la gente quién aún consternada comentaba sobre el accidente que costó la vida de un joven cuyo cadáver fue arrebatado por otro que gritó que nadie lo toque.
—¿ Por qué?—se dejó caer en la arena mientras el sol poco a poco se ocultaba, quería que las lagrimas se secaran en sus ojos y no llorar más, quería que la confusión lo convierta en su presa y fundirse finalmente con la espuma del mar como un vago aliento de un dios moribundo en las profundidades de la tierra.
" En un mar profundo, la muerte no llega,
En la tierra fértil y caliente, ella siempre vaga
Desde que el amor surgió de la espuma,
Dioses y hombres son sus esclavos..."
Esos ojos azules bondadosos que le agradecieron el salvarlo de la inmensidad terrorífica y mística del mar, esa sonrisa pura que retrató en su corazón inmortal, sería su lienzo eterno.
Un mar trágico que se tiñó de melancolía.
Permaneció con la cabeza gacha durante toda esa noche de Noche Vieja, con los ojos tan abiertos que sus cuencas parecían dos pozos sin fin. Cuando el tronido de los juegos pirotécnicos anunció el cambio de año, reaccionó y tomando su inseparable caracola, la rompió en mil pedazos dispersándolos por la arena la cual formó raudales que desembocaron en el mar.
—¡ Son mis lágrimas Poseidón! ¡ Te las ofrendo antes que mi memoria se borre!
No se movió de su sitio hasta el amanecer cuando Tethis lo halló sentado aún con la sangre de Aioros sobre su torso, con la vista en el horizonte calmo que le parecía una burla a su estado anímico.
—Ya está listo mi señor, solo debe hacerlo antes del mediodía para que...
Su parlamento fue interrumpido por el correteo de otra nereida que nerviosa se acercaba para informar de algo extraordinario que aconteció en esos momentos.
—El cuerpo...
—¿ Qué pasa con él?—irritado por el tartamudeo de la nereidas quienes dejaban caer sus adornos en forma de estrellas, conchas y pequeños corales de sus cabellos y vestidos etéreos, Shura las apartó y se encaminó hasta donde Aioros aguardaba para convertirse en la joya que lo acompañaría toda la eternidad.
Algo se movía sobre una pequeña plataforma que Tethis instaló en la arena, vio un lienzo blanco que colgaba pero el movimiento no cesaba. Corrió hasta donde acontecía aquello y ahogó un gritillo de incredulidad que pronto se tornó en un sollozo ante la proeza que sus ojos presenciaban...
Un bebé castaño oscuro gateaba sin ningún tipo de vigilancia, del cuerpo herido e inerte de Aioros quedaba aquel infante que hacía soniditos que lo enternecieron. Tethys informada de la novedad, se acercó hasta el tritón quién comprendía el mensaje.
Poseidón conmovido por su dolor, le otorgó aquel regalo al inicio de un nuevo año. Shura dejó escapar una lágrima cuando el pequeño estableció contacto visual con él, esos ojos aguamarinas le sonrieron, él había vuelto a sus brazos.
—Mi señor—la nereida tomó al pequeño que jaló su largo cabello—temo decirle que el joven no recordará nada cuando crezca, tendrá su mismo físico, pero sus memorias junto a usted serán un vago recuerdo... Es como un nuevo ser humano.
—Ayer él murió en mis brazos, su sangre bañó mi rostro y pecho—una angustia indecible se instaló en su corazón cuando el niño estiró sus bracitos para que lo cargue—y hoy, me dices que él no me recordará cuando crezca.
—Pero su infinito amor lo acompañará en esta nueva oportunidad de vida que le fue concedido—se lo dio cuidando que su cuerpecito estuviera cubierto por el lienzo—su vida de nuevo está en sus manos y tiene la oportunidad de evitar que se repita lo mismo de ayer.
El bebé se aferró a su cuello feliz de tener su protección, Shura estaba en un dilema.
Las nereidas se marcharon, él con el infante quién se había dormido comenzó a caminar por la playa sin tener las más absoluta idea de cómo actuar ante esos casos. Una cosa era un joven, otra era un bebé.
—¿ Qué haré contigo?
Funcionó como un comando para el niño que despertó y balbuceó algo que para oídos del tritón fue inverosímil pero a su vez la única solución aunque le costara todo lo que conocía.
Poseidón azotó iracundo las costas al conocer la abrupta decisión del tritón quién entregó al niño a una pareja quienes recientemente perdieron a su retoño por una mala praxis. Shura no regresaría al mar por un espacio de dos décadas tiempo en el que su protegido sería el joven que había expirado en sus brazos.
—Cuando regrese recuperaré mi privilegio Aioros-le susurró antes de darlo a sus nuevos padres—mientras te cuidaré...
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Último capítulo a la vuelta :3
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