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천왕성 - Urano

Demasiado malo

Pero es demasiado dulce, demasiado dulce.

[it broke my heart] — me rompió el corazón.

Jin dejó a los tres muchachos en su departamento cuando decidieron que era hora de volver. Taehyung dijo que se quedaría a dormir con Jungkook y Jimin, así que no era necesario llevarlo hasta su casa. Cuando los otros se despidieron, Jimin movió ambas manos en el aire, saludando a los cuatro sobre la camioneta, sin despegar los ojos de Yoongi. Quería que Yoongi lo saludara también con la mano, pero sólo recibió un movimiento de cabeza.

Jin dejó a sus otros amigos en sus respectivas casas, dejando a un cansado y adormilado Yoongi en los asientos traseros de la camioneta, cabeceando de camino a casa. Cuando la camioneta frenó en el domicilio, Yoongi bajó escondiendo su cuello entre sus hombros y envolviéndose entre sus propios brazos. Con los ojos medios cerrados, Jin caminó a su lado, cruzando la florería y adentrándose al pasillo de su hogar.

—Ve a acostarte, Suga. Descansa y duerme bien —susurró Seokjin, dándole una palmadita en la espalda antes de entrar a su habitación.

Jin no sabía nada. No sabía sobre su relación con Seung, pero sabía que algo andaba mal. Aún así, no decía nada. Yoongi agradecía tener un amigo como él, a pesar de sentirse culpable por no poder contarle nada a él ni a sus otros dos amigos, Hoseok y Namjoon. Tenía el deseo de dejar de ocultarse detrás de una mentira, pero también tenía miedo a hacerlo. Miedo a ser rechazado, juzgado, abandonado.

Fue hasta su cama con la oscuridad de su habitación, chocándose con las cosas en mitad del camino y tirándose de un salto a ella. Se quitó las zapatillas y así se quedó dormido, abrazando la almohada con el recuerdo de un día agridulce.

Manos entrelazadas, un llanto incontrolable. No quería alejarse, no quería soltarlo. Sus labios se pegaban y susurraban un triste "te quiero", como si fuese el último de todos. Yoongi no podía ver el rostro de la persona frente a él, pero sus roces eran familiares, sus caricias eran parte de él, sus besos eran su alimento.

¿Cuánto tiempo? preguntó Yoongi. No pudo escuchar su propia voz.

—En otra vida —prometió el otro—. Nos volveremos a encontrar en otra vida.

Yoongi permitió soltar un espasmo entre el llanto, arrodillado y abrazando a la persona que amaba con locura.

Esperaré... te esperaré cuantas vidas sean necesarias.

Y yo vendré a salvarte.

El frío repentino lo hizo despertarse de un salto, teniendo la sensación de haber caído de golpe. Yoongi pestañeó ante la poca luz que se adentraba a través del ventanal y giró su cuerpo perezoso, estirándose y bostezando al mismo tiempo. Buscó su celular tirado en la cama y se fijó la hora. Las 13.36 pm. Un mensaje titilaba con una luz verde, marcando el nombre de Seung.

12.45:

Suga, quería pedirte perdón por lo de anoche.

12.48:

¿No has despertado aún?

12:51:

Escríbeme cuando despiertes.

Yoongi rezongó y se mordió el labio, aún medio dormido.

13.38:

Estoy despierto.

13.39:

Anoche estaba borracho y probablemente dije cosas que ahora lamento.

13.40:

Por favor, perdóname.

13.40:

La cosa es, Seung, que siempre ocurre lo mismo.

13.42:

Estoy intentando luchar por esta relación. Siento que soy el único que hace algo por nosotros.

Yoongi achicó los ojos. Un nudo se le formó en la garganta y se obligó a sí mismo a sentarse en la cama, tecleando rápidamente en el chat.

13.43:

No me lo creo. No eres el único que lucha. ¿Por qué tienes que decir algo como eso?

13.44:

Estoy pidiéndote disculpas por lo que hice y haces como si no fuera nada.

13.45:

Lo que hiciste no se olvidará sólo con una disculpa. Las disculpas no son nada si no se dicen con sentimiento.

13.46:

Estoy disculpándome con todo el arrepentimiento que un hombre puede tener. Lo siento tanto, Suga, que no puedo parar de llorar por haberte herido. Estoy terriblemente arrepentido de lo que hice y lo que dije. Odio la persona en la que me convierto cuando bebo, por eso, mi amor, perdóname. No volveré a hacerlo.

Yoongi se quedó mirando la pantalla de su celular, respirando despacio, intentando no romper el celular bajo sus manos. El cuerpo le temblaba y ahora era él quien se sentía culpable, después de todo. El nudo en la garganta no parecía querer irse.

13.49:

No llores. Está bien. No quiero pelear más.

13.50:

Yo también te debo una disculpa.

13.50:

¿Por qué no me llamas?

Yoongi esperó por la respuesta sin soltar el teléfono.

13.55:

No puedo llamarte ahora, el micrófono de mi celular se ha roto.

13.56:

Gracias por entenderme, Suga. Yo tampoco quiero que peleemos.

13.56:

Te amo.

13.57:

También te amo.

Una vez más, su corazón traicionó su consciencia y la realidad se distorsionó frente a sus ojos.

...

Una pincelada cruda, cruel, impregnada de rabia insensata. Jimin pintaba con el ceño fruncido y apretando el pincel bajo su mano, consumido en una sensación que no sabía de dónde había salido, pero que estaba. Soltó un suspiro que había estado conteniendo hace rato, observando lo que había dejado en el lienzo. Una galaxia con rosas y flores, y unos ojos que parecían tener una mirada profunda e infinita. Estaba a gusto con el final, pero se sentía agotado. Se sentó en su cama y revisó su celular, teniendo notificaciones por doquier.

Al parecer, el amigo de Yoongi había creado un nuevo grupo de chat.

Jung Hoseok ha creado el grupo Bangtan Boys

Jung Hoseok te ha agregado

16:17 — Jung Hoseok: hola, hola!!!!~

16:18 — Kookie: Buenas tardes, hyung!

16:18 — V: Aaa~ Siempre quise estar en un grupo con amigos.

16:20 — Seokjin: La foto de perfil es linda.

16:21 — Jung Hoseok: Lo sé, verdad!??!:D

16:22 — Yoongi: Oh por Dios, qué es esto.

16:23 — Namjoon: J—Hope creyó que hacer un grupo de chat con siete personas sería una buena idea.

16:24: Pero, ¿por qué ese nombre?

Jimin miró la pantalla de su celular con gracia.

16:25 — Yoongi: Hope no tiene sentido, así que ni le preguntes.

16:25 — Jung Hoseok: Aigoo, qué rudo.

16:25 — Jung Hoseok: Lo puse así porque creo que todos podemos enfrentar los problemas que nos ponga la vida!!! Es un nombre optimista, no como Suga hyung 😂 Es cool, cierto??? ;D

16:26 — Kookie: wooo, es cool, hyung!

16:27 — Yoongi: Sí soy optimista. Tengo un alma optimista. Tal vez tienes envidia de lo muy optimista que soy, J—Hope.

16:27: 😂😂😂

16:28 — Seokjin: Eso es discutible

16:29 — V: Suga es una persona muy optimista. Su lema es "vivamos al máximo con un increíble espíritu de lucha y así venceremos"

16:29 — Yoongi: De tan solo leer eso ya me han dado ganas de abandonar el grupo.

16:30 — Namjoon: Un gran optimismo y positividad.

Siguieron hablando de tonterías, riéndose el uno del otro y haciendo chistes que, a veces, no tenían ni una pizca de gracia, y otras veces, donde las carcajadas no paraban más. Era extraño para Jimin; él no era una persona que fuese suelta con desconocidos, pero con estos chicos se sentía cómodo, a gusto, como si se conociesen de hace mucho, incluso si sólo los conocía desde hacía dos días.

Después de hacer el vago por un rato, Jimin se levantó de su cama y decidió ir nuevamente hacia la florería por flores para su madre. En la mañana, había recibido un mensaje de ella que expresaba lo mucho que le habían gustado, tanto su aroma como su color. Para hacerla feliz y rodearla de un olor que le gustase, Jimin se vistió y se encaminó a su destino.

Tomó el primer taxi que cruzó por la calle y llegó al lugar en no más de diez minutos. Cuando bajaba del coche, lo primero que oyó fue una maldición en voz alta. Se giró sorprendido, observando el muchacho de cabellera rubia que se agachaba para levantar algo del suelo.

—¿Hyung? —inquirió Jimin, ladeando la cabeza y acercándose con pasos curiosos. Yoongi levantó la mirada, sosteniendo entre sus manos un jarrón roto.

—¿Jimin? —Yoongi se puso de pie, sosteniendo entre sus manos las piezas de vidrio—. ¿Qué haces aquí?

—Ah... venía a la florería —respondió, mirando las palmas del contrario—. ¿Estás herido?

Ante la pregunta, Yoongi agachó la mirada y observó sus manos. Los vidrios del jarrón habían lastimado la piel de sus palmas, y la sangre comenzaba a brotar levemente.

—Mierda —maldijo otra vez en voz baja, abriendo la puerta de la florería y haciéndose a un lado para que Jimin pasara—. Espérame aquí, iré a limpiarme.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó el menor, siguiéndole el paso de atrás. Se sintió preocupado cuando Yoongi levantó la mano en el aire y negó con la cabeza sin dejar de caminar. Jimin, por supuesto, tuvo que hacer caso a su seña y permaneció inquieto entre las flores del lugar.

No esperaba encontrarse al otro en la florería para nada. Menos enterarse que esa florería era suya y de Seokjin, y que allí también vivían ambos. Se quedó pensando en la vez que fue a comprar flores a su madre y se quedó inmerso en la música que sonaba al otro lado de la tienda. La pregunta que rondaba en su cabeza era si el compositor de aquella melodía había sido Yoongi desde el principio, y de tan sólo pensarlo, un escalofrío recorrió su columna vertebral.

Cuando la silueta de Yoongi volvió a atravesar esa puerta, Jimin se irguió y llevó sus ojos a las manos del otro, observando la venda que una de ellas tenía. Yoongi, al ver el rostro de Jimin, dijo:

—No es grave, sólo me la vendé para que parara la sangre.

—¿Duele?

—Nah.—Yoongi caminó detrás del mostrador y se colocó el delantal negro que colgaba de un gancho—. ¿Qué flores llevas?

Jimin pestañeó varias veces. Por un momento había olvidado que la razón de su presencia se debía a sólo una compra.

—Oh, sí, claro —dijo, sacudiendo la cabeza. Miró a su alrededor. Observó unas flores blancas y se acercó a ellas, dejando que Yoongi caminara a su lado.

—Esas de allá —señaló Jimin.

—Camelias blancas. Buena elección.

Yoongi se acercó a las flores y comenzó a sacar un ramo después de que Jimin le dijera la cantidad. El menor ladeó la cabeza, contemplando la imagen del joven sosteniendo el ramo con delicadeza. La elección de camelias blancas fue por la simple razón de que a Jimin se le pasó por la cabeza de que aquellas flores se verían bien en las manos pálidas de Yoongi, y no estuvo equivocado. De cierta manera, con la luz del sol y el aura que el rubio emanaba, aquella escena se podía contemplar casi como una obra de arte.

Yoongi levantó la mirada y sus ojos se encontraron por unos segundos. Jimin no pudo contener morderse el labio al sentir su corazón palpitar con fuerza, viendo el color rosado que se había subido a las mejillas del mayor.

—¿Quieres algún papel en especial? —preguntó Yoongi, sin atreverse a volver a enfrentar miradas. Aclaró su garganta cuando Jimin tardó en contestar.

—Ah, no, cualquiera está bien, gracias.

Cuando el envoltorio quedó perfecto y las flores blancas resaltaron con un papel rojo, Yoongi las extendió hacia las manos de Jimin, recibiendo el dinero a cambio. Jimin se quedó viendo las manos heridas de Yoongi con una expresión alejada.

—De verdad estoy bien, son sólo rasguños superficiales. No tienes de qué preocuparte.

Jimin sonrió, porque la insistencia del otro para que su preocupación se fuera le parecía linda.

—Entonces no me preocupo —dijo, asintiendo una vez.

Antes de que Jimin pudiese despedirse, la campanilla de la puerta de la tienda sonó, llamando la atención de ambos. Seung, quien caminaba directamente hacia ellos, no despegó los ojos del castaño, arrugando el ceño casi de forma imperceptible. Jimin giró a mirar a Yoongi. Su expresión rompió su corazón.

—Suga —llamó Seung, caminando hasta su lado. No se acercó a tocarlo; se quedó a un costado del mostrador, observando a los dos.

—Ah, Seung... Ve adentro, en un momento voy contigo —mencionó Yoongi sin apartar la mirada de Jimin.

—Luego voy. Puedo esperar aquí —indicó Seung, sonando indiferente. Yoongi cerró los ojos por un segundo, soltando un suspiro agotado.

Jimin tragó saliva. Quería decir algo, quería quedarse y, por alguna razón, enfrentar a Seung. En cambio, sus palabras fueron:

—Gracias por las flores. Que tengan buenas tardes.

Yoongi hizo una mueca, asintiendo con la cabeza.

—Adiós, Jimin.

Cuando decidió despegar los ojos sobre la espalda del menor, Yoongi se giró hacia Seung, quien ahora caminaba hacia el pasillo de la casa. Él le siguió el paso después de soltar otro suspiro.

A pesar de que se habían arreglado y que de ambas partes se pidieron disculpas por lo ocurrido, Yoongi aún se sentía incómodo. Caminó lento hasta llegar a su habitación. Seung estaba sentado en el borde de la cama, sonriéndole con la cabeza ladeada. Golpeó con suavidad la parte continua a él en la cama, haciendo que Yoongi se sentara a su lado.

—Estoy feliz de volver a verte. —Seung pasó un brazo por el hombro de Yoongi y plantó un beso en su mejilla—. ¿Ese era el mismo que entró cuando estábamos hablando en el bar?

—Sí —respondió Yoongi, mirándose las manos. Seung ni siquiera había notado sus heridas—. Pero no hay problema. Vino sólo a comprar.

—Bueno... Espero que las cosas ya hayan quedado aclaradas.—Él no esperó a que Yoongi respondiera, en cambio, se acercó aún más y juntó sus labios en un beso que el rubio no rechazó.

...

Jimin se adentró a la casa de su madre en silencio, habiendo dejado decenas de suspiros en el camino por el que anduvo. No podía despegar de su mente el rostro de Yoongi cuando vio entrar a Seung. Era una expresión de puro dolor, aunque intentó disimularlo con una sonrisa rota, haciéndola desaparecer en un segundo. Después de lo que había pasado aquella noche en el bar, Jimin se mordía la piel dentro de su boca con ansiedad, preguntándose constantemente si Yoongi estaría bien. Se dijo a sí mismo que no había nada de qué preocuparse, encaminándose hacia la habitación de su madre.

—¿Má? —llamó, asomándose. Escuchó la voz de su madre del otro lado de la casa.

—¡Estoy en la cocina! —dijo ella en voz alta. Jimin se volvió en sus pasos y vistió una sonrisa para entregarle las flores—. ¡Oh! ¿Qué es esto? Ya no es mi cumpleaños —rió, tapando su sonrisa bajo su mano.

—¿Debe ser tu cumpleaños para poder recibir un regalo de tu hijo? —preguntó Jimin, sin borrar la sonrisa de su cara. Se aproximó a ella para plantar un pequeño beso en su mejilla, entregándole el ramo de camelias.

—Son hermosas, Jimin —musitó su madre, mirándolo con cariño. Cuando vio sus ojos, su expresión cambió rápidamente—. ¿Pasa algo?

Jimin pestañeó, viéndose sorprendido por la repentina pregunta.

—¿Qué? —preguntó, forzando una sonrisa, intentando que no se le notara en la cara. Su madre no era tonta.

—Ay, ay, mi cielo —suspiró ella—. Te conozco desde hace veintidós años. ¿Crees que no sé cuando algo anda mal con mi niño?

—No soy un niño.

—Para mí sí lo eres. Ahora dime, ¿qué es lo que te preocupa?

Jimin tragó saliva y desvió la mirada. No podía mentirle, ni siquiera ocultarle cosas. Arrastró la silla y se sentó, dejando que su madre se sentara frente a él.

No sabía cómo decirlo porque en realidad su preocupación era ajena, no tenía nada que ver con él y apenas conocía a la persona en cuestión.

—He... conocido a alguien —comenzó—. Pero no en la manera en la que piensas. Nos estamos haciendo amigos, creo, y tiene un grupo con el que nos llevamos bien.

—Bueno, al parecer estás conociendo a muchas personas. ¿No es eso bueno?

—Claro que es bueno. Pero, la cosa es... Creo que me he enterado de algo que no debí, y ahora siento que debo hacer algo al respecto. —Jimin hizo una pausa mientras se miraba las manos—. La persona que conocí parece estar en una relación que no es buena, pero él probablemente no se da cuenta de ello. Y me siento impotente porque no puedo hacer nada para sacarlo de allí porque yo no soy nadie para él.

Su madre lo miró con ojos calculadores, visualizando cada expresión que hacía su hijo. Se relamió los labios, pensativa, antes de hablar.

—Pues... conviértete en alguien para esa persona y ve si puedes hacer un bien en él. Pero, Jimin, si él no quiere alejarse de esa relación y tú insistes, serás el malo de la película. No te entrometas en donde no te necesitan. No quieres lastimar a los otros y, por consecuencia, salir herido también, ¿cierto?

Jimin soltó el aire que había estado conteniendo en sus pulmones, bajando la cabeza ante las palabras de la mujer que le dio la vida. No sabía cómo lo hacía, pero su madre siempre sabía qué decir en el momento indicado.

Y es que Jimin entendía que sería descarado intentar decirle a Yoongi que aquella relación no parecía saludable. ¿Qué sabía él, de todos modos? Haber escuchado una única conversación no le hacía entender nada más que sacar sus propias apresuradas conclusiones. Quizás y ni siquiera pelean seguido, quizá se llevan mejor de lo que Jimin puede ver en los ojos de Yoongi.

Pero la expresión del mayor aún permanecía en su cabeza, como un recordatorio de la melancolía que escondía bajo un rostro de indiferencia.

Jimin observaba el cuadro ahora colgado en su habitación, inmerso en un pensamiento vago, dando vueltas el celular en su mano. Los ojos de Yoongi parecían contemplarlo a través del cuadro como si en verdad Jimin se hubiese basado en su apariencia para deslizar los pinceles sobre el lienzo.

Miró el nombre en su pantalla y tragó saliva, secándose el sudor de las palmas y atreviéndose a escribir.

21.13:

Yoongi hyung.

Esperó con paciencia a que el mensaje llegara y fuera leído. Unos minutos más tarde, las tildes se marcaron en el chat.

21.15:

¿Jimin?

21.16:

¿Estoy molestando?

21.16:

No, claro que no, estoy solo.

21.16:
¿Hay algún problema?

21.17:

Oh, no, no pasa nada. Sólo... Estaba aburrido.

Se arrepintió de haber mandando ese mensaje. Se sentía patético y la pena se le había subido a las mejillas.

21.18:
Oh.

21.18:
Está bien. ¿Quieres hablar de algo?

Jimin soltó una risa. Aquella conversación era tan ridícula y sus nervios eran inexplicables. Tomó aire, intentando calmarse y quitar la molestia que sentía en su estómago, pero la sonrisa no se le podía borrar de la cara.

Y entonces comenzaron a hablar de cualquier cosa. Cosas graciosas, cosas serias, cosas profundas. Se sintió como si se conocieran desde hace mucho tiempo y la charla se diera naturalmente. Era extraño, Jimin no iba a negarlo. Hablar con una persona que apenas hace unos días conocía y sentirse tan... etéreo. Deseó inconscientemente que aquello siguiera, que no se cortara nunca el sentimiento que le provocaba entablar una conversación con un extraño, con Yoongi. Se rió de sus propios pensamientos.

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