Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

성운 - Nebulosa

No me devuelvas a ese lugar, no me arrebates lo único que tengo. Mi otra vida consumió y encendió mi alma en llamas. Esta vez, quiero ser libre de todos mis pecados y demonios. Esta vez, quiero mantener vida dentro de mi pecho.

[you give me and you snatch me] — me das y me arrebatas.

El pulso se le aceleró cuando oyó la motocicleta acercarse tan rápido como un rayo. Sabía que todo estaba por irse a la mierda en unos segundos; y por eso mismo disfrutó de las pupilas de Jimin un momento más, porque sabía bien que ellas cambiarían en el instante en que supiera lo que ocurría.

Se puso de pie cuando el vehículo aparcó frente a ellos. Yoongi mantuvo una mirada seria, sin atreverse a girar hacia el menor. Incluso así, podía sentir sus ojos clavados en su nuca como dagas heladas.

Seung se quitó el casco y lo primero que hizo fue sonreírle descaradamente al castaño. Yoongi arrugó la nariz con desagrado y se aproximó a su pareja, apretando los labios para contener una maldición dentro de su garganta.

—¿Te divertiste? —preguntó Seung, ladeando la cabeza mientras sus ojos se achicaban y examinaban de arriba abajo el cuerpo de Yoongi. Él se quedó con la boca pegada; nada se le venía a la cabeza.

—Yoongi hyung.

Se quedó estático, porque la voz de Jimin fue tan fría que todos los pelos de su cuerpo se pusieron de punta. Volteó con toda la tristeza plasmada en su rostro, encontrándose con los ojos desilusionados de un Jimin con hombros caídos. Nunca se imaginó que aquella mirada podría causarle tantísimo dolor en su pecho.

—Yo... debería estar yéndome —anunció Yoongi, rascándose la nuca con manos temblorosas.

—¿Cómo te fue, amor? —inquirió Seung, tirando de la chaqueta de Yoongi y pasando un brazo por detrás de su cuello. Le sonrió y plantó un pequeño beso en su mejilla, para luego volver la vista a Jimin. Y Jimin ni siquiera se movió.

Con disimulo, Yoongi apartó el brazo de Seung y volvió la vista a Jimin.

—Dile a tu madre que pasé una muy buena tarde, y que espero que ella también la haya pasado bien —mencionó, suspirando y haciendo una mueca. Jimin asintió una vez, sin darse cuenta de que su ceño estaba más que fruncido.

—Se lo diré, no te preocupes.

Seung achicó los ojos y su sonrisa se ensanchó, provocándole un dolor de estómago al rubio.

—¿Qué dicen si entro a saludar a la cumpleañera? —preguntó con el tono más feliz que podía.

Yoongi giró perplejo, abriendo la boca para decir algo y al instante cerrándola. Colocó una mano frente a Seung cuando lo vio bajarse de la motocicleta.

—¿Qué estás haciendo? —entonó Yoongi, su voz levantándose un poco más.

—¿Cómo que qué hago? Sería irrespetuoso no saludar a la madre de Park. —Seung llevó sus ojos gélidos hacia Jimin y ladeó la cabeza—. ¿No es cierto?

Jimin estaba quieto. Cualquiera diría que estaba calmado, pero Yoongi sabía que no era así. Toda su aura rebosaba una rabia que jamás había sentido.

—Te acercas a mi casa y te rompo la cara. —La voz de Jimin salió más fuerte de lo normal. Yoongi tragó saliva porque sabía que nada de aquello saldría bien.

La cara de Seung cambió de un segundo a otro; ya no mostraba sonrisas fingidas, ni ojitos de inocencia. Su expresión era completamente la de un enfermo de ira.

Yoongi supo qué es lo que iba a hacer cuando tiró su cuerpo hacia adelante con los puños cerrados. Se puso en su camino y lo detuvo con un empujón.

—Seung, súbete a la maldita motocicleta y vámonos de aquí —espetó, manteniendo las manos hacia adelante para detenerlo, pero Seung ni siquiera lo miraba.

—Tú —dijo él, señalando su dedo índice hacia Jimin—, veo cuáles son tus intenciones, pedazo de mierda. No te acerques a Suga porque voy a destrozarte.

—¡Súbete a la motocicleta, Seung! —bramó Yoongi, empujándolo de nuevo. Esta vez con más fuerza, casi tumbándolo al suelo. Seung hizo caso, se colocó el casco y arrancó el motor furioso, esperando impaciente a que Yoongi se sentara detrás de él.

Y el rubio sólo pudo dedicarle una simple mirada a Jimin llena de disculpas y remordimientos.

—Lo siento —se escapó de sus labios, casi inaudible. La garganta le pesó por el nudo que se formó en ella. Tomó aire profundamente y apretó los labios, desviando la mirada cuando el vehículo arrancó y se alejaron a toda velocidad.

Jimin se quedó mirando las luces de la motocicleta iluminar toda la calle. Sus puños tiritaban por la fuerza que ejercía y la pobre voz de Yoongi se repetía una y otra vez en su cabeza, provocándole escalofríos que necesitaba detener.

No podía creerlo. No podía creer que Yoongi sólo estaba jugando con él cuando le pidió un beso. No le cabía en la cabeza la posibilidad de que aquél beso haya sido construido entre mentiras descaradas y una mente egoísta y cruel. No lo creía porque sabía que esos ojos no eran capaces de ocultar nada cuando lo miraba, que se volvían tan transparentes y puros como el agua misma.

Así que corrió hacia la cochera y saltó dentro del auto de su madre, arrancándolo lo más rápido que pudo. No lo dejaría escapar. No soportaría verlo alejarse ni un minuto más; no cuando era con Seung con quien se iba.

Y Yoongi le gritaba a Seung mientras éste manejaba, envuelto en una rabia que no podía contener. Insultos se escapaban por su boca, maldiciones, bramidos. Y a causa de eso, Seung aceleraba y aceleraba para detener toda esa ira que le nacía en el pecho.

Cuando Yoongi comenzó a sentir todo su interior revolverse por la rapidez, se calló un momento.

—Seung —llamó—. ¡Seung! ¡Hey, para ya! —Pero él no respondía; apretaba cada vez más el acelerador y la motocicleta parecía volar. Yoongi avistaba las casas y luces a sus costados como si fuesen una sola cosa homogénea. El corazón se le subió a la garganta debido a la adrenalina y envolvió sus brazos en el cuerpo de Seung para no caer contra la acera—. ¡Seung, baja la maldita velocidad, mierda!

—¡Estoy tan cansado de Park y de toda su mierda, voy a hacerle saber lo que es mío, ¿me entendiste?!

Jimin intentaba alcanzarlos, pero la motocicleta parecía alejarse cada vez más por el sendero y los nervios lo azoraban al punto de estar temblando completamente. Veía que esquivaba coches como si fuera nada, que no paraba ni un segundo en las esquinas. Estaba aterrado.

Sus palmas mojaban el volante y sus pupilas se movían rápido ante las luces que creaba la motocicleta de Seung y los demás coches.

En un momento, sintió todo frío. No el frío del invierno que caía sobre su techo; sino un frío perturbador, turbio y silencioso. Su garganta dejó escapar un grito cuando miró, frente a él, una luz llegando a otra.

Entre tantos gritos, Yoongi se quedó en completo silencio cuando vio que a su costado algo se aproximaba. El viento contra su cuerpo por la velocidad no fue nada en comparación al impacto de otro coche contra la motocicleta en marcha.

Lo vio todo como si fuese en cámara lenta. No sintió dolor sino después, cuando cayó al suelo despatarrado y el color rojo manchó las calles nocturnas. Gritó y se revolcó sobre la acera, casi incapaz de moverse. Ya no temblaba, ni tenía frío. El inmenso dolor acaparó todo y lo enceguecía por segundos. Sin embargo, sus ojos rápidamente buscaron el cuerpo tendido de Seung sobre el suelo, a unos metros de él.

No se movía. Parecía no respirar.

La ansiedad lo acorraló y casi pierde la cabeza en ese mismo instante, de no ser porque su nombre resonó en el vecindario y la silueta de Jimin se acercó corriendo a él. Echó un vistazo a su rostro empapado de sudor y lágrimas, la desesperación marcada en sus pupilas. Jimin gritó algunas cosas que no oyó muy bien, seguía llorando y temblaba como una pequeña hoja de otoño, arrodillado a su lado. Yoongi se preguntó en ese instante si él seguía decepcionado, o si alguna vez lo perdonaría. Pensó en ese momento en el sabor de sus labios, que eran muy suaves y que quería volver a probarlos una vez más. Quiso en ese segundo que Jimin lo abrazara y le dijera que todo estaría bien. El tiempo parecía haberse estancado, porque en ese minúsculo instante pensó tantas cosas que creyó estar muriéndose.

Yoongi observó la gente amontonándose alrededor, vio algunas personas con sus teléfonos llamando; supuso a la ambulancia. Y luego volvió la vista hacia el cuerpo de Seung. Fue incapaz de enfocar la vista y parecía que todo se alejaba, se borroneaba y desaparecía. Nada salió de su boca, quiso arrancar palabras desde el fondo de su garganta, pero le fue imposible expresarse y, al final, sus ojos se cerraron ante la inconsciencia.

...

El olor a café mañanero lo despertó. Le costó abrir sus ojos por la repentina luz blanca que lo rodeaba. El silencio de la habitación lo acogió suavemente, pero el dolor despertó en su cuerpo junto a su consciencia. Se removió y vio, junto a él, la cabeza recostada de Namjoon sobre la camilla. Después vio el yeso que cubría la mitad de su brazo y las vendas que tenía en varias partes de su piel. Suspiró e hizo una mueca de dolor, echando la cabeza hacia atrás y pegando la mejilla en la almohada.

—¿Te quedarás durmiendo todo el tiempo? —preguntó Yoongi, provocándole un salto a Namjoon en el cual casi cae al suelo. Se quedó mirándolo por un segundo con los ojos bien abiertos.

—¡Dios, qué susto nos has dado! —exclamó, alcanzando su mano hacia el hombro de Yoongi, a lo cual éste ahogó un chillido—. Ah, lo siento, lo siento.

Yoongi arrugó la nariz y se acomodó en la cama.

—¿Dónde está Seung? —preguntó, tragando saliva. Ante su propia pregunta, el corazón se le aceleró y sus extremidades picaron.

—No te preocupes, él está bien. Despertó hace rato pero volvió a dormirse —indicó. Namjoon se quedó callado un momento y apretó los labios—. Seokjin casi se desmaya cuando Jimin lo llamó, sabes. Todos nos asustamos mucho, Yoongi.

El mayor giró su cabeza para ver sus manos; estaban raspadas, rojas por las heridas superficiales. Le ardían y apenas podía moverlas.

—Cuando se me vino aquél coche... pensé que no la contaría —admitió en voz baja. Esta vez, Namjoon apoyó su palma en la mano de Yoongi con cuidado.

—Pero aquí estás y apenas estás herido. Todo está bien —dijo, intentando sonreír—. Hobi se fue a comprar algunos aperitivos con Jungkook y Taehyung. Seokjin acaba de salir; dijo que sacaría afuera a Jimin porque no quería despegarse de tu lado. Estuvo toda la noche aquí sin dormir, esperando a que despertaras.

Yoongi agachó la mirada y se mordió el labio cuando sintió su corazón hundirse y retorcerse. Pudo imaginarse la situación, la preocupación de todos y el miedo instalado en sus cabezas. Odió la sensación que se arraigó en el medio de su pecho, extendiéndose hasta la punta de sus dedos provocándole hormigueo.

—Tus padres están en el pasillo. ¿Quieres que los llame?

El rubio sacudió la cabeza, negando.

—No, todavía... no. —Yoongi cerró los ojos y se le vino a la mente todas las imágenes de la noche anterior, el golpe contra su cuerpo y el silencio entre gritos—. Necesito... sosegar mi cabeza, siento que se me va a explotar. Es que aún no puedo creer lo que ha pasado y, de verdad Namjoon, pensé que Seung estaba muerto —dijo; su labio inferior temblaba—. Tuve tanto miedo por un momento, sentí que todo se acababa, incluso para mí.

El otro hizo una mueca y suspiró.

—Estuviste unas horas inconsciente. A pesar de que no recibiste heridas muy graves, todo tu cuerpo estaba cubierto de lastimaduras. Sangrabas por doquier —comentó—. O eso es lo que nos contó Jimin. Cuando nosotros llegamos, no pudimos verte. —Namjoon se tocaba las manos mientras hablaba—. Y Seung tuvo un golpe fuerte en la cabeza, por eso se desmayó al instante.

—¿Tendrá consecuencias?

—Los médicos dicen que estará bien. Afortunadamente, ninguno de ustedes tendrá dificultades en el futuro.

Yoongi miró su brazo enyesado y frunció el ceño.

—Hoy era la última audición. No seré capaz de tocar por un tiempo —dijo como un susurro. Una risa corta e irónica salió de entre sus labios—. Seung me dio la oportunidad de tocar el piano y también fue él quien me la arrebató —su voz salió ronca y sus ojos miraban un punto perdido entre las sábanas que lo cubrían—. La vida a veces me asusta.

Namjoon le dijo un par de cosas más, lo alentó, le dijo que saldría bien y que pronto volvería a tocar. Llamó por él al director Kang y le avisó de la situación. Yoongi escuchó cuando Kang le dijo a Namjoon "es una lástima, estaba seguro de que él quedaría para la obra".

Qué sentimiento de mierda. Tuvo ganas de llorar en ese momento, pero no lo hizo.

Al rato entraron sus padres; su madre lo llenó de besos y su padre no paró de llorar. Yoongi pensaba en ese momento cómo lo verían cuando supieran que estaba enamorado de un hombre, se preguntó si seguirían besándolo, abrazándolo y queriéndolo como lo hacían ahora. Incluso por un segundo la valentía se le cruzó por la línea y estuvo a punto de decirles justo ahí mismo. Pero luego miró la carita de su madre, sonriéndole con ojos llorosos, y se arrepintió. Quiso, por lo menos, tener un poco más de ese cariño y disfrutarlo, porque ya parecía tener un final cercano.

Sus amigos llegaron un tiempo después. Eran tan chillones y molestos que, por un rato, Yoongi se olvidó por lo que realmente estaba pasando. Incluso se enamoró del peluche de Kumamon que Taehyung le consiguió al pasar por una máquina de juegos de camino a la tienda, y sonrió al sostener esa carita tan tierna y estúpida del personaje. Seokjin empezó a tirar esas bromas viejas las cuales nadie se reía, sólo su risa de limpiacristales se escuchaba en la sala.

Aunque había muchas risas en la habitación todavía se podían sentir los nervios, a pesar de que ya no existía el miedo. Seokjin ya estaba pensando en ir a reclamarle a Seung y cuestionarle qué diablos hacía con Yoongi. En su cabeza, miles de posibilidades se armaban y desarmaban; por el momento, era incapaz de comprender del todo la situación. Sólo entendía que Yoongi, Seung y Jimin sabían algo que ellos no. Sin embargo, estaba harto de hacerse el tonto y dar vuelta la cara. De algún modo u otro se enteraría de la maldita verdad, le gustase a quien le gustase.

...

Le dieron el alta poco tiempo después. Recogió todo lo que los chicos le habían traído en un pequeño bolso, metió la ropa sucia en él y se la colgó en el hombro que menos le dolía. Se estaba yendo solo porque sus amigos estaban o trabajando, o en la universidad. Estaba bien porque ya no quería quitarles su tiempo, estaba harto de eso.

Él obviamente no daría un paso fuera del hospital sin haber visitado la habitación de Seung.

Sabía que no lo dejarían entrar en ese momento, así que esperó en el pasillo junto a la puerta de la sala, fingiendo mirar su celular. Enfermeras iban y venían; lo único que tenía que esperar era la soledad en el corredor y que la puerta quedara abierta cuando la enfermera saliera.

Unos minutos de pie y una mujer salió de la sala, caminando por el lado contrario en el que estaba él. Sin que ella se diera cuenta, Yoongi colocó la mano para detener la puerta y se metió cuando nadie lo veía.

Y allí estaba él, con la espalda apoyada sobre una almohada blanca y cómoda, con una pierna rota y la cabeza vendada. Miraba la televisión con la tranquilidad del mundo, tan despreocupado de todo. No obstante, su mirada cambió cuando vio a Yoongi entrar y cerrar la puerta detrás de sí. Lo miró de arriba abajo, analizando todas las heridas visibles y sus ojos se ensancharon.

—Sug...

—Cierra tu maldita boca —interrumpió Yoongi, apretando los dientes. Lo apuntó con su dedo índice, temblando de rabia—. Tú hiciste todo esto, ¿para qué? ¡Dime para qué! —exclamó, conteniéndose a sí mismo para no gritar más fuerte y que alguien de afuera lo oyera—. Te vi y pensé que estabas muerto, Seung. Por Dios, pude jurar que te vi sin vida, tirado frente a mí. ¿Sabes lo que sentí, pedazo de imbécil? ¿Sabes el miedo que tuve? Dime, ¿qué demonios hago yo si te mueres?

Seung lo observaba callado, con los ojos bien abiertos, atónito y sin palabras.

Yoongi quería golpearlo, pero sabía que no era el momento adecuado. Escupió todas las palabras que creía eran lo más cercano a lo que sentía.

—No voy a soportar que me arruines la puta vida, Seung. Esta vez cruzaste la línea y no voy a perdonártelo —declaró—. Me importa una mierda todas tus amenazas, ¡si quiero yo mismo les digo a mis padres que me cojo a un hombre! Pero no me metas en tus locuras, no me hagas formar parte de ellas, no me contagies tu demencia. —Tuvo que detenerse un momento, porque sentía que el aire no entraba bien a sus pulmones.

Seung se removió en la camilla y logró levantar un poco más el cuerpo, sin despegar los ojos del otro.

—Suga, debes escucharme y...

—No, joder. Esta vez escúchame tú a mí —dijo. Tomó aire y su voz se calmó—. Existen peores cosas que la muerte y una de ellas es perder el respeto por uno mismo. Por favor, no me conviertas en alguien que odiaré.

No dejó que él respondiera; Yoongi levantó la barbilla y salió a toda prisa de la habitación, azotando la puerta detrás de sí. Una vez en el pasillo, un espasmo se le escapó de la garganta como si hubiese llorado, pero las lágrimas ni siquiera se habían acercado a sus ojos. Fue ahí cuando vio un cuerpo parado a su lado y su cabeza giró rápidamente a verlo.

Jimin tenía el ceño fruncido y no se movía de su lugar. Lo miraba fijo, en silencio. Lo único que Yoongi pudo hacer fue aclararse la garganta y seguir caminando. Cuando oyó los pasos del otro seguirle por detrás, sin dejar de caminar, dijo:

—Pensé que no ibas a venir.

—Seokjin me dijo que ellos no venían, así que me ofrecí a llevarte de vuelta.

—Deberías dejar ese hábito tuyo de escuchar detrás de las puertas —indicó sonando indiferente. Jimin no respondió a eso.

Los dos salieron del hospital y se subieron al coche, calentándose con la calefacción que éste ocupaba. Cuando Jimin arrancó el motor, el silencio entre ambos se agrandó por varias calles; sin miradas, sin comentarios.

Yoongi tenía tantas ganas de sentir sus brazos envolverlo y quedarse ahí, acariciando la espalda de Jimin con la yema de sus dedos y sin despegarse. Sin embargo, ni siquiera se atrevía a voltear la cabeza porque tenía miedo de que la mirada del menor doliera más que cualquier herida física que pudiese tener en él.

Jimin simplemente manejó sin apartar la vista de las calles y Yoongi no quitó los ojos de la ventanilla, helado por la distancia entre ellos.  

ALÓ, MI PEOPLE (?

Este capítulo va dedicado a mi best chingu ssempiterno <33 que me jodió tanto para que le dedicara un pinshi capítulo 🙂 ahr

Y, Dios, yo no sé qué pasó pero esto se descontroló 

SENTÍ TANTA PRESIÓN CUANDO EMPEZÓ A SUBIR TAN RÁPIDO, AAAA ahre bueno me calmo

En serio, muchísimas gracias a los que leen y comentan en cada capítulo, no se dan una idea lo feliz que me hacen 💕✨ Espero que sigan disfrutando de la novela como hasta ahora 🌺

Ah, y les hago una pregunta: ¿prefieren que haga capítulos cortos (alrededor de 2000 palabras o menos) y que suba rápido, o capítulos largos (entre 4000 palabras o más) y que me tome un poquito más de tiempo? 

Normalmente me tomo una semana o menos para subir cap, aunque a veces me he súper bloqueado y lo he subido en dos o tres semanas JAJAJ Haré lo que la mayoría piense que estaría bien ✨

Eso es todo chinguz, un saludo a mis amixes de IBT, los amo a todos 💕💕

Si ven algún error, por favor avisar <3 Muakis

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro