Capitulo 27
Confirmado. David me ha hecho mierda la espalda. Me las va a pagar.
Me encuentro de pie dentro del bus que me lleva a la estación, donde debo hacer trasbordo e ingresar a otro vehículo. Observo a las personas que me acompañan en el viaje, muchos van en los brazos de Morfeo, unos hablando por teléfono, y otros como yo, con la mirada y la mente perdida, gracias a la música.
Tengo una profunda obsesión con Someone Else de Miley Cyrus, una vez que termine de escuchar la canción, vuelvo a repetirla hasta saciar mi oído.
Hoy tengo clase de circuitos, que fastidio. A principio de semestre mis calificaciones no eran tan desastrosas como lo son ahora. Por mucho que me esfuerce estudiando esas jodidas resistencias y circuitos en serie y paralelo, mi cerebro no capta nada. No entiendo si el problema es esta asignatura, o de verdad soy yo. Quizá lo mío nunca fue estudiar ingeniería. Quizá no, definitivamente no. Pero es muy tarde, dos años y medio tarde. Iré a esa clase sólo a que el profesor no apunte mi ausencia.
La estación está repleta de personas, no cabe un espíritu más. Que estrés.
Observo la fila para subir en el bus que me lleva a mi universidad, es realmente frustrante que estos buses pasen cada media hora. Cuando llegan, la mitad de los usuarios se quedan por fuera, se ven obligados a esperar media hora más otro bus.
Ni siquiera me doy cuenta en qué momento he entrado, sino hasta que noto que hay un montón de cuerpos desconocidos estrujándome y asfixiando mi pequeño cuerpo de 1.57 metros.
Love me or hate me we will be boys standing at that altar.
Sonrío. Esta canción me fascina. Claro, David, mis padres te detestan.
Can I have your daughter for the rest of my life?
Para mí, sería un total placer. Realmente no me importa lo que mis padres piensen de ti.
Why you gotta be so rude? I'm going to marry her anyway.
¿Rudo? Ese término no le llega ni a los tobillos al comportamiento que mi padre tuvo contigo. Si, una y hasta infinitas veces, sí.
You say I'll never get your blessing till...
¡Pero que rayos! Reviso mi teléfono, es una llamada. No reconozco ese número.
Mis padres no pueden ser, tengo sus números guardados en mis contactos. David tampoco, el no suele llamarme desde otro teléfono que no sea el suyo. De pronto es sólo la operadora de la empresa que me da el servicio telefónico, llamando para ofrecer alguna promoción que no me interesa.
Contesto la llamada.
- ¿Aló?
- Hola, si, ¿es este el número de Amelia?- es una mujer.
Mala espina, ¿cómo putas sabe mi nombre? Por lo menos acabo de detectar que no es una voz de mujer joven. Deduzco que es una mujer mayor.
- Si, si señora, esa soy yo, ¿con quién hablo?
- Hola Amelia, hablas con Carmen, la mamá de David.
Oh. Esto es inesperado.
- Buenas tardes doña Carmen, ¿cómo me le ha ido?
- Bien gracias a Dios, Amelia. ¿De casualidad tienes un tiempo disponible para que hablemos?
Genial. Aparte de escuchar a mis padres, lo cual es más que suficiente, ahora tengo que disponerme escuchar a mi suegra. Claro, ella no sabe que sigue siendo mi suegra. No tengo ni la menor idea de lo que me quiera decir.
- Si señora, claro que sí. Cuénteme.
- Amelia, me encuentro muy preocupada por David. Todo ese problema con tus papás, de verdad, no me agrada mucho. Tú sabes que mi hijo corre muchísimo riesgo al intentar formalizar una relación contigo. Yo quiero que él ubique su mente de nuevo, que no deje su carrera a medias por todos estos problemas que hemos tenido durante estos largos meses. Entiendo que conoces al pie de la letra todo lo que nos ha acontecido...
Pues claro, soy su novia.
-...además, mi muchacho ha cambiado muchísimo en este tiempo, y creo que va siendo hora que el mismo tome las mejores decisiones para su vida...
¿Acaso me quiere decir que no estoy incluida en ese gremio de "mejores decisiones"?
-... yo quiero que David conozca a una muchacha con la que pueda salir a un parque y tomarse unas cervezas...
No, no señora. Que vaya y beba con usted, pero conmigo no contará para esa actividad.
-... que no haya problemas entre la familia, que puedan juntos crecer y no hacerse daño mutuamente.
- Si, si señora. La entiendo.
- Amelia, yo sé que él te quiere muchísimo, y es por eso que sigue detrás de ti a pesar de toda esa situación de tus papás. Como madre te pido, que si de verdad lo quieres, lo amas, déjalo ir.
Mi mente se pasma. Es oficial, no es de discutirse que mi suegra me quiere lejos de su hijo.
- Deja que sea feliz con otra mujer. Permite que pueda vivir al lado de alguien más, de alguien que no tenga tantas prohibiciones y problemas como tú.
Esta mujer ha halado del gatillo. No entiendo por qué sus palabras me hieren tanto. En mi garganta se forma un nudo y mi corazón se acelera desenfrenadamente. Síntomas de que estoy a punto de llorar.
- Nosotras como mujeres tenemos el poder de destruir a un hombre, como también de hacer de ese mismo hombre el más afortunado de todos. Piénsalo Amelia.
- Si, si señora, usted tiene razón. No se preocupe, yo lo dejaré-. Inhalo y exhalo con fuerza- Mi clase ya va a empezar.
- Claro Amelia, gracias. Que tengas un buen día.
- Lo mismo para usted, doña Carmen.
Cuelgo la llamada. Puedo tachar de mi lista el ítem "engañar a tu suegra".
Camino y no entro a mi salón. No ahora. No puedo hacerlo.
Voy hacia el baño y entro a un cubículo, dejando mi maleta en el suelo. Lloro. No puedo creer que esto me esté sucediendo a mí, ¿soy tan mala compañía? No es posible, ¿acaso soy un asco de persona?
Mierda. Esas palabras entraron en mi corazón como una daga, con filo, sin misericordia y en el blanco.
Seco mis lágrimas con el dorso de mi mano, voy hacia el lavamanos por un poco de agua para limpiar mi cara.
Observo mi rostro reflejado en el espejo que tengo frente a mí.
No. No por esta nueva adversidad me rendiré y dejaré a un lado lo que siento por David.
Lo amo, aunque no se lo haya dicho aun.
Hemos pasado por cosas peores que una simple llamada de mi suegra pidiendo que lo deje en paz.
Muchos dicen que nuestra relación lo único que ha hecho es consumirme. Que él se hace más fuerte, que David no contribuye a mi crecimiento como persona.
Ellos no saben que David me ha ayudado a descubrirme a mi misma. Me ha enseñado a amar, perdonar y a rendir mi orgullo cuando sea necesario.
No sé cómo, pero haré que lo nuestro funcione.
Amelia Novoa
2015
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