*****
—No voy a repetirlo otra vez —siseó la metálica voz de Bellatrix Lestrange al mirar a Ilarion —, si ella no tiene ninguna información concreta no voy a llamarlo ¿Crees que el señor tenebroso tiene tiempo para mirar la cara temerosa de una prisionera? ¡No!
—Madame Lestrange— murmuró el aludido—; ella y su padre han estado ligados a las reliquias desde hace años, ella. . .
—Ella es una chiquilla insignificante, una insignificante muchacha que estuvo en el lugar y momento equivocados— comentó la mortífaga —, es culpable de ser hija del imbécil de Lovegood ¿Ha soportado torturas por defender a Potter no es así? —dijo observándola de pies a cabeza como si se tratara de la criatura más estúpida del universo— ¿Qué te hace pensar que ella va a hablar, carroñero acéfalo?
Ilarion tragó saliva para controlarse, todos esos dichos los estaba mencionando delante de otros y eso significaba el ridículo y la vergüenza colectiva; dejar de ser útil y morir si es que el señor tenebroso amanecía de mal humor. Suspiró y miró a Bellatrix con desprecio, esta no hizo más que reírse por lo patética que estaba tornándose la situación.
—Pues tenemos muchos métodos por los que podemos hacerla hablar.
La bruja oscura se acercó a su oído y disparó las venenosas palabras para continuar burlándose de él.
—¿Esto lo haces por tu hermanastro? Oh, claro. Él no pudo sacarle información a esta inútil y tú quieres hacer algo por él para que mi señor no se desquite ¿no es así? ¿buscas su aprobación, su aprecio? Nunca pensé que fueras tan aberrante— sentenció sin mirarle.
—Tú no eres quién para decirme qué o cómo actuar—gritó mientras sacaba su varita y cortaba parte de la piel del brazo de Luna. Esta se quejó del dolor, no entendía qué era lo que pretendían, qué querían de ella, lo único que sabía era que sentía un dolor punzante y que pronto se incrementaría; él le había practicado un hechizo al cortar, no era una simple laceración.
—¡Entonces le llamaré!— gritó Bellatrix al levantar la manga de su vestido—, le llamaré y te darás cuenta de que esta insípida chiquilla no tiene nada que ofrecernos y nos matarán a todos.
La pelea había comenzado a tener una magnitud gigantesca, los pocos mortífagos que frecuentaban la mansión Malfoy hasta ese entonces se alejaron, pues todos sabían lo que pasaba cuando Bellatrix se alteraba, probablemente se cansaría de la situación y comenzaría a lanzarles maldiciones asesinas a quien se pusiera por delante de su campo visual.
—Pues, házlo. Veamos a quién le encuentra razón.
En ese momento un grupo de hombres entró con varios chiquillos que habían salido pillados en las rondas que solían hacer para descartar coincidencias y personas que pudieran llevarlos hasta Potter. Viktor estaba entre ellos y al ver a Luna sangrar no pudo evitar palidecer ya que era su hermano quien estaba a punto de cometer una estupidez.
Rápidamente Bellatrix le increpó y le hizo frente.
—Espero que puedas resolver esto antes de que cometa una locura y sea por lo que me devuelvan a Azkaban, si vuelvo a ver a esa chiquilla nuevamente ante mí; acabaré con ella antes de que Ilarion lo haga ¿me oyes? Ház lo que quieras con su vida, no me interesa perder mi tiempo, ojalá que con ello también te lleves a tu hermano.
Viktor fue rápidamente hacia ellos mientras la bruja se entretenía tratando de reconocer en uno de los jovencitos a Harry Potter.
—¿Qué demonios hace Luna, aquí? —el búlgaro increpó a Ulianov, él ya quería dejar todo ese tiempo atrás, había pedido misiones descomunales en sitios terribles con el fin de alejarse lo máximo posible de todo lo que había sucedido con la rubia, pues no la veía desde el día de la boda. Sin embargo ahora estaba ante sus ojos, herida y sin saber muy bien lo que pasaba.
—Solucioné el problema, ella tendrá que hablar tarde o temprano. Te traería problemas el haberla dejado ir así como así— declaró con una sonrisa que a Viktor le pareció catastrófica.
—¡Yo lo decidí así maldita sea, ya le había hecho demasiado daño, por eso dejé todo como estaba! ¡Sin involucrarla, hijo de puta!
—Ella. . .
—Ella mis pelotas, Ilarion. Ella me importa y por eso dejé que no se viera involucrada. Por eso no hice nada más y decidí que mi destino tendría lugar en donde y como al señor tenebroso le conviniera ¿y tú qué haces?
—Quería protegerte.
—¿Desde cuándo? Maldita sea, Ilarion. Me cagaste, jodiste todo lo que había logrado hasta ahora ¿De qué me sirvió averiguar, dejarla huir de la red de mentiras en la que le involucre? ¿Para qué el hecho de deshacerme de Katrina? ¿Para que tú la secuestres?¡Con qué objeto!
—¡Tú no cumpliste con lo que debías! Él se desharía de tí.
—¡Y eso lo hacía más fácil para mí!¿Qué te importa a tí aquello?
—Pues sólo quería hacer esto por tí.
—¡No! No mientas, quisiste hacerlo para hacerme sentir mal. Por todo lo que por mi culpa no tuviste, por todo lo que pasó con nuestros padres, porque siempre sentiste que tuviste menos oportunidades que yo, me odias en realidad y quisiste hacérmelo pagar con ella.
—¿Qué dices, imbécil?
—Sabías lo importante que era para mí, aunque ya no hubiera posibilidad. Sabías lo mucho que le quiero a pesar de lo maldito que fui con ella, y sin pensar fuiste a atacarla para hacerme daño. No te engañes diciendo que lo hiciste a mi favor, pues no es así.
Narcissa Malfoy quien había presenciado la disputa de ambos hermanos, decidió usar la magia y llevar a Luna nuevamente a las mazmorras, si bien no podía darle una salida ventajosa, sabría que había alguien en ese lugar que haría lo que fuera para ayudar a Luna. Narcissa había visto sufrir a muchos chicos a lo largo de esos meses, todo lo que hacía era con la finalidad de defender a Draco, ahora que su hijo estaba tan implicado actuaba por inercia, siempre pensando en protegerlo.
Pero esta vez estaba pensando más allá de su hijo, también pensaba en la rubia y todos quienes conocía que le querían y que estarían preocupados por saber que se hallaba en su casa y en esas condiciones.
—¿A dónde te la llevas? —bufó Krum al ver que Narcissa la adormecía para poder cargarla.
—A un sitio donde pueda estar sin oír su asqueroso intercambio de intereses— espetó—, les recuerdo que este sitio no es una beneficencia ni una sátira de televisión, así que si tienen líos familiares les recuerdo que pueden ir al mundo muggle y buscar un abogado de familia que les ayudará a resolver sus problemas de hermanos a medias.
—No vengas con clases de moral.
—Mira Krum, no te doy clases de moral; aquí todos somos malvados a nuestro modo. Pero hacerse el ofendido después de ser un maldito no te queda, recuerdalo siempre, cuando llegue el día en que seamos juzgados ante el ministro, sea del lado que sea, todos tendremos algo por lo que responder y ninguno de nosotros está limpio completamente.
Las palabras de Narcissa habían calado hondo en la mente del búlgaro y haría algo al respecto, ya no podía ignorar la culpa que sentía por haber conducido a Luna a la situación en la que se hallaba por su responsabilidad. Esa noche al ponerse las estrellas buscó a la mujer y dijo lo último que haría por Luna Lovegood.
—Sé que Draco es amigo de Theo Nott. Sé que está resolviendo los asuntos que el señor tenebroso le encomendó, pero él puede ayudar a Luna y sacarla de aquí, lo sé— siseó —. Sé que puedes buscarlo porque averiguando supe que es tu ahijado.
—¿Por qué haría yo eso por tí?
—Porque sé que quieres que tu hijo esté a salvo. Draco no arregló el armario evanescente por él mismo como le dijo a Lord Voldemort, yo lo hice.
Narcissa se colocó de pie y sintió la tensión recorrer sus hombros.
—Sé que vas a pedirle a Nott que vuelva porque no quieres que esto se lo diga a Voldemort, si no lo haces; voy a hacerlo y diré que no hice mi misión por estar ayudando al inútil de tu hijo —pronunció —Necesito que alguien se deshaga de Ilarion, él quiere acabar con Luna, estoy demasiado implicado en ello, ya no quiero causarle más daño.
La mujer le observó con calma, por un largo rato, ya había tomado una determinación, pero no sé lo haría tan fácil.
—Dalo por hecho, pero no creas que te salvaré de tus propias tretas con el señor tenebroso.
—Eso no me interesa, quiero que ella esté a salvo.
Y ese fue el último en el que Viktor tendría influencia en la vida de Luna Lovegood.
Con ese acto, él salía de su vida para siempre.
Muy a su pesar era definitivo.
*****
Theo Nott había acudido al llamado que Draco Malfoy había hecho para con su persona. El Slytherin había mencionado a Luna Lovegood en aquella conversación que habían tenido a través del teléfono público ese día lluvioso.
Había estado encargándose de la larga lista de sangres sucias que Lord Voldemort esperaba que eliminara del mundo mágico. A través del paso del tiempo esperó haberse vuelto más insensible, no obstante al escuchar el nombre de la chica de Ravenclaw se percató de que no había sido así.
Llegó a la mansión Malfoy sin pensar en lo que diría por presentarse allí, si no era llamado por el señor tenebrosa a través de la marca, significaba que su presencia no era requerida, lo que indicaba que no estaba cumpliendo las funciones para lo que fue enviado, por ende estaba cometiendo faltas que no agradaban al mago tenebroso.
Se escabulló por entre los pasillos con la finalidad de llegar a los túneles de las mazmorras. Desde niño había visitado ese lugar que lo había acogido tantas noches que se quedó junto a su amigo cuando apenas sí sabían usar una varita.
Pero aquel día no todo saldría como lo había planeado. Más bien dicho, no tenía nada planeado, su idea era llegar, sacar a Luna e irse con ella, sin detenerse a pensar que a eso le faltaba lo más importante.
La lógica.
Cuando oyó la temible voz de Bellatrix en la sala no fue un buen indicio. Se ocultó detrás de una columna de piedra y esperó para poder oír lo que alegaba, pues Draco se hallaba presente.
¿Era posible que justo en ese instante debía dejarse caer Potter? ¿No podía haberse dejado capturar después de que él saliera del lugar?
—¿Qué mierda haces aquí?
La voz de Ilarion Ulianov salió de las sombras y consiguió que se sobresaltase. Draco ya le había platicado sobre él.
—¿Qué te hace pensar que te lo diré?
—Sabía que te hablarían de mí, desde que la señora Malfoy se las dió de consejera maternal hace unos días atrás.
—No te conozco, no me interesa lo que puedas decir —comentó Theo, provocando claramente a Ilarion.
Este no le dió tiempo de salirse por la tangente y sacó la varita disparando un hechizo que no pudo repeler. Como pudo desenfundó la suya y contestó a esa provocación, no tenía que preguntar cuál era el motivo por el que el carroñero vigilaba las mazmorras.
—No te la llevarás, ella es mi garantía.
Theo siguió lanzando y respondiendo hechizos, sin contestarle, usando la varita de manera mecánica y precisa, no podía darse el lujo de fallar en ese momento, menos con Ilarion vuelto loco.
Ilarion por su parte sabía que si perdía a Luna, Viktor terminaría por odiarle, y a pensar de que habían tenido esa discusión por su causa, tenía la esperanza de poder sacar algo de provecho con haber secuestrado a la bruja. Si Theo llevaba a cabo su cometido más le valía huír de allí lo más rápido que le permitieran sus piernas.
—Tú estás loco, no puedes estarme atacando a causa de nada—dijo con él fin de distraerlo.
—No, tú quieres llevarte a Lovegood y si te soy sincero prefiero que ella muera antes de liberarla. No la traje aquí por nada, de algo debe servir, no arriesgué todo para que vengas y te la lleves, porque si es así prefiero matarla yo mismo en este instante.
Allí fue cuando Viktor oyó las conversaciones y la pelea que se estaba montando. Lo oyó por sobre los gritos de Hermione y las súplicas de Weasley y Potter por ayuda para su amiga, él tenía que ayudar a quien fuera a salvar a Luna.
Se odió cuando vió que Theo se peleaba con su hermano pues sabía lo que significaba.
Pero él ya había dado un paso al costado.
—Ilarion ¿Qué haces?
En esa fracción de segundo cuando el aludido perdió la concentración y se volvió hacia Viktor; Theo se apresuró a atacarle por detrás y así enterrar una daga a la altura de su pulmón derecho, que se colapsaría por la sangre en pocos minutos.
Ilarion cayó al suelo y Viktor sabía lo que significaba, pero había ayudado a conseguirlo, lo hizo a conciencia. Sabía que la misión de Theo era rescatar a Luna y eso no podría llevarse a cabo con Ilarion vivo.
Ellos jamás habían sido buenos hermanos, no obstante Viktor se dispuso en el suelo para sostenerlo mientras la luz se iba de sus ojos. Era el último momento que tendría con él.
—Viktor. . .
—Perdóname—respondió el búlgaro, pero Ilarion Ulianov ya no podía contestarle. Aquel filo había sido fatal.
Viktor observó la forma en la que Theo Nott ayudaba a un elfo doméstico a forzar una cerradura y vió como abrazaba a Luna al verla allí, notó la manera en la que esta le miraba, después todos desaparecieron en una nube de caos y gritos, eso era todo para él, su estadía en Londres había terminado.
******
—¿Theo? ¡Theo! —chilló Luna al notar que lo tenía entre sus brazos y aparecía en una playa lejos de los muros que la habían mantenido cautiva durante meses.
—¡Luna! ¿cómo no supe que estabas allí? Maldita sea, lo siento tanto. . .
Ambos jóvenes se abrazaron largo y tendido. Ajenos a lo que los demás magos hacían en la playa, lejanos al dolor de Harry por la pérdida de Dobby, los dos necesitaban abrazarse pues sabían que probablemente no volverían a verse.
—Theo yo. . . ¡Merlín estás vivo! No sé cómo explicar lo que pasó, pero supe que estaría bien—siseó —¡Ví a mi mamá! quizás fue una alucinación pero desde que ella me dijo que estaría bien, apareciste tú. . .
—Gracias a Merlín estás bien, pero no puedo, debo irme, debo. . .
Luna se percató cómo Harry la observaba desde lejos y como este se daba cuenta de aquello. El elegido esperaba que él hiciera lo que debía, Luna cayó en la cuenta de que Theo era un mortífago y que esa realidad en este momento no cambiaría.
—¿Qué cosa? ¿Qué debes hacer?
Después de observarla profundamente y sonreír por el hecho de volverla a ver se volvió al buscado trío de oro.
—Pueden llamar a los aurores, no huiré a ninguna parte.
Luna tomó sus manos de forma instintiva, estaba comenzando a ser irracional.
—¿Estás consciente de que ellos te llevarán para hacerte juicio?
—Es hora de hacer lo correcto Luna, sólo puedo pedirte que me des un abrazo ¿Eso es posible?
Y así fue, Luna lo cobijó entre sus brazos pensando en que sería la última vez que le vería en un largo tiempo. Quizás no tanto si es que Harry salvaba al mundo mágico, pero era una última vez em mucho tiempo que dolía más que muchas cosas.
Cuando los aurores llegaron a la playa, él besó sus manos antes de dejar la varita en el piso para dirigirse hacia ellos.
—No me olvides Luna Lovegood, no me olvides y con eso podré existir.
Los ojos de la rubia estaban anegados de lágrimas. Aquel chico callado y sombrío que una vez fue su compañero de clases le había robado el corazón y ahora se iba.
Se iba después de cometer el mayor acto de amor que recordase haber visto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro