Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 27.

—Los párrafos en cursiva son relatos flashbacks.

*****

La boda de Bill y Fleur era un evento que quería entregar paz en la comunidad mágica. Sin embargo para Luna Lovegood sería un momento decisivo.

Ella conocía lo que traería a su vida ese instante.

Lo había esperado por semanas, sería la oportunidad que tendría de escurrirse por la casa como se le antojara, poder hurgar entre los recovecos que estaban escondidos y ver si es que descubría algo de la verdadera historia que había acabado con su familia.  

Apenas el parte de matrimonio llegó a sus manos supo que sería la instancia perfecta para poder llevar a cabo sus investigaciones. Salió de la ducha y observó el lindo vestido que yacía sobre su cama, estaba segura que todos esos lindos atuendos los había escogido su madre con cuidado para ella. Soñaba despierta pensando en que ella había disfrutado haciéndolos para que después, cuando fuera mayor los usara en ocasiones como esta.

Sí tan sólo supiera.  .   .

Fleur había sido tan considerada; ella misma le había llevado la tarjeta a casa, pues sabía que los Lovegood siempre habían sido muy cercanos con la familia de su prometido.

«—Luna—le saludó con aprecio, a pesar de que nunca habían intercambiado muchas palabras.

—¿Fleur?, necesitas algo—la rubia siempre se sorprendía cuando alguna chica demasiado popular conversaba con ella, ya que por lo general no congeniaban

La francesa sacó de su bolso una delicada tarjeta de papel perlado y se la entregó a la joven bruja. Luna acarició la hoja con suavidad, el aroma que desprendía era sumamente sutil y fragante.

—Sé que tu familia siempre ha sido muy cercana a la de mi prometido y futuro esposo—sonrió— Quizás te puede parecer tonto que quiera casarme pensando en todo lo que está pasando en el mundo mágico. .  .

—No necesitas explicarme, estoy muy contenta de tu felicidad —contestó Luna que lo decía de todo corazón— ¿Tú me invitas a tu boda?

—Estaré muy feliz de que puedan asistir, junto a tu padre claro. Mi familia política estará muy a gusto de que puedan acompañarnos.

Luna sonrió y le dedicó una mirada cariñosa.

—Luna —pronunció la bruja antes de irse— perdón si es que mi comentario te parece indiscreto; sólo quería saber si es que no te molesta que invite a Viktor.

Aquello llamó la atención de la nombrada.

—A él le considero un amigo desde el torneo de los tres magos, he sabido que ustedes tuvieron algo. .  . —declaró tratando de no usar ninguna mala palabra— Me gustaría que él pudiera asistir, sin embargo si él comentó algo inapropiado contigo no tendré ningún inconveniente en dejarle fuera, sé que tú y tu familia son importantes para William y eso es más importante para mí.

Ese tipo de compañerismo femenino era muy extraño de ver en la actualidad.

Luna realmente lo agradeció.

—No es necesario que lo excluyas, es tú amigo y tu boda. No hay ningún problema, Fleur; gracias por tenerme en consideración. »

—¿Cariño, ya estás lista? No quiero que lleguemos tarde, no quiero llegar tarde al inicio de la ceremonia, eso es de muy mala educación.

Xenophilius la sacó de sus pensamientos al golpear a su puerta, con el fin de que se apresurara. Luna tomó un bolso y un pequeño abrigo blanco, pues sabía que por la noche caería llovizna y la pesada niebla.

—Ya estoy lista— señaló al aparecer en las escaleras—. Me iré caminando sin zapatos, pues los tacones se me entierraran en el césped de las colinas— explicó.

—Oh, linda. Te ves preciosa, si tu madre te viera estaría orgullosa.

Aquellos comentarios no dejaban de provocar punzadas en el corazón de Luna. Tenía muchas ganas de gritar y de acabar con todas sus dudas de una vez por todas, pero debía ser juiciosa.

No respondió nada en relación a aquello. Su mente estaba concentrada en la celebración y en la manera en que se escabulliría de ella cuando nadie se percatara.

Apenas supo por boca de Fleur que Viktor asistiría a la fiesta tomó el valor y le pidió reunirse de inmediato. Algo debía suceder, iba a cobrarle la palabra, pues él le había pedido que cualquier cosa que necesitase se lo pidiera.

El búlgaro sentía que le debía algo y Luna necesitaba información supuestamente verídica. Acudió a él, sabiendo que quizás se exponía a peligros, a algunas falsedades y a estar cerca de riesgos que no debiese asumir. No obstante aquellos cuestionamientos ya los había dejado de lado. A medida que caminaba recordó las últimas palabras de Viktor el día en que le contactó.

«—Tus padres eran muy conocidos en El Profeta. No tuve que preguntar mucho para obtener información —relató —, Rufus Steele le recordaba a la perfección, incluso mencionó que ellos eran muy amigos en la escuela y en el tiempo en que trabajaron juntos.

—¿Qué podría saber él?

—¿Alguna vez has visto algún espacio secreto en casa, alguna habitación que no conozcas o a la que sólo él tenga acceso?

—No.

—Pues Rufus recordaba muy bien la habitación que había en el ático de tu casa, Luna. Me contó que muchas veces ellos se habían emborrachado ahí cuando eran jóvenes.

—Pero esa habitación ya no existe, la única habitación anexada es donde papá instaló su oficina.

—No lo creo, mi compañero me indicó que se hallaba muy cerca de donde está el árbol con las naranjas dirigibles. Dijo que era una especie de lugar secreto, que ahí él guardaba todas las investigaciones que deseaba conservar en secreto. .  . »

Apenas llegaron a la colina de los Weasley, las cortinas que separaban la carpa del exterior, se abrieron por sí solas. Todos llevaban trajes y capas muy elegantes; Luna notó de inmediato a la señora Weasley muy arreglada y distinguida, era entendible ya que era el primero de sus hijos que contraía matrimonio, además que Bill era el mayor. Xenophilius se encaminó a donde estaba la familia para poder saludar y compartir con sus amigos y antiguos colegas.

— Vaya ¡Te ves muy hermosa, Luna!— dijo Luna al saludarla. Ella llevaba un vestido que resaltaba todos sus atributos. Para la rubia ser halagada por Ginny era algo realmente increíble, teniendo en consideración el estilo y el arrastre que tenía la Gryffindor para con el público tanto femenino como masculino. 

—Tú eres quien destaca aquí, creo que incluso hasta opacarás a la novia—señaló la aludida. 

— Pues aquí la francesa se lleva todas las miradas sin importar lo que uno haga— respondió—, y eso está bien; es su día. 

—Ya debes quererla, creo que ha demostrado estar realmente enamorada de Bill, ya bájale a tus celos de hermana, mujer.

—Tienes razón, pero sabes que necesito de un motivo para pelear ¿y tú? ¿vienes dispuesta a reconquistar a un búlgaro que te observa desde la lejanía?

Los ojos de Luna fueron en dirección a donde Ginny indicaba, no pudo evitar comenzar a sonrojarse, pues efectivamente los ojos oscuros de Viktor eran demasiado penetrantes; la estaban observando de una manera que no dejaba lugar a dudas ni a disimulos ni a otras intenciones. La estaba viendo como solía hacerlo cuando fueron novios, tenía aquella mirada que provocaba que Luna se sintiera afortunada.

Ahora todo era diferente. 

Sin embargo ella comenzó a mirarlo de una forma curiosa, no obstante en su cabeza sonó una voz que consideró familiar. 

"¡No le creas nada! Él ya no es quien era"

Negó con la cabeza como para concentrarse en la plática con Ginny.

—¿Estás bien, Luna? —inquirió la pelirroja al verla algo perturbada. 

Luna sonrió. 

—Sí es sólo que no quiero toparme de lleno con él. 

—Bueno, han venido bastantes familiares de Fleur, quizás te prendas de alguno de los franceses que han venido desde Beauxbatons— sonrió la Gryffindor. 

—Eres una atrevida— acotó, sus pasos se fueron adentrando y saludó a algunos magos y brujas a quienes conocía. Vislumbró a su padre conversar con quienes asumía eran los padres de Fleur por lo bien vestidos que estaban. 

Se acercó a la mesa a sacar una copa con jugo, no tardó en sentir una presencia que le generó un escalofrío en la espina dorsal. Viktor la había estado observando muy inquisitivo cuando ella hablaba con la pelirroja Weasley, él se ponía al día con Hermione. Ahora había llegado a su lado, su padre la observó como si estuviera preguntando si todo estaba bien, a lo que ella asintió con la cabeza de manera disimulada. 

— Luna ¿Es muy atrevido de mi parte si te digo que te ves muy hermosa esta tarde?

Iba a regalarle una sonrisa por cortesía, cuando nuevamente la voz en su cabeza hizo de las suyas. 

"No le contestes, no vayas en esa dirección"

¿Qué acaso se estaba volviendo loca?

—Hola— mencionó de forma escueta y claramente aquello no pasó desapercibido para el mago.

—¿Te encuentras bien?

—Sí, solamente estoy nerviosa, discúlpame— se excusó dándole un sorbo a su bebida. 

—¿Recuerdas bien en momento en que saldremos hacia tu casa?

Ya se habían puesto de acuerdo. En el momento en que los invitados comenzaran a bailar, se mantendría unos minutos cerca, ya que sabía que su padre querría bailar con ella, después se reuniría con Viktor donde se hallaba la laguna para que ambos emprendieran el retorno a la casa de Luna, donde buscarían el supuesto escondite que contenía las investigaciones a las que el mago había hecho mención. 

El día había llegado, si existía algo que no sabía sobre su familia; pues este sería el día cuando lo descubriría. 

—Sí, te esperaré en la laguna. 

—¿Ya notaste el colgante que tu padre lleva en el cuello?

Ella no había reparado en el aspecto de su padre, estaba más elegante sin dejar de usar los estrafalarios atuendos que solía usar siempre. Sus orbes celestes fueron a dar a un símbolo que conocía. Su padre le había contado la historia de los tres hermanos miles de veces cuando era niña; él llevaba el símbolo de las reliquias de la muerte alrededor de su cuello. 

¿Será que su obsesión por el tema estuviera hasta el día de hoy?

—Las reliquias de la muerte— enfatizó Luna. 

—Creo que hasta el día de hoy.   .   .

— Calla, una cosa es que me estés ayudando y otra muy distinta es que opines sobre mi familia, que de eso me encargo yo— respondió resuelta, yendo hacia donde todos iban. La ceremonia comenzaría en cualquier momento—, te espero, ya quiero acabar con todo esto pronto.

Habían cosas que a la Ravenclaw la colocaban de mal humor; y una de ellas era que quisieran hacerle creer cosas, que trataran de meterse en su mente, que quisieran hacerle creer situaciones sin una prueba fehaciente, sin que ella pudiera poner una contra respuesta, sin dar otro argumento. Desde que Viktor le mintió, sentía que estaba más pequeña ante lo que podían decirle, después vino todo esto de su padre, cada vez se iba sintiendo más insignificante; el conocimiento la hacía poderosa y cuando no sabía algo se estresaba y sentía que todo el mundo era mejor que ella. 

La ceremonia estuvo hermosa, Luna veía el amor con el que los novios, ahora esposos, se observaban. Pensó en el caso de sus padres, si al casarse se miraron así, si alguna vez su madre se dejó de sentir enamorada. En caso de que su padre le hubiera.   .   . 

No podía pensar así. No ahora, no aún. 

Observó la manera en que Bill y Fleur bailaban, como ella le observaba destilaba amor por él y así mismo él por ella. Fleur tocaba sus cicatrices, las acariciaba, él la observaba con toda la devoción que un hombre podría mirar a una mujer. Y pensaba en que le gustaría que alguien la viera de ese modo. 

"No necesitas que alguien te observe así, puedes ser grandiosa por ti misma y verte así a ti misma"

Otra vez aquella voz. 

—¿Me concedes esta pieza? —Su padre quería bailar con ella. Respondió ante ello y cogió su mano; todos estaban tan felices, ella también quiso ser feliz por unos momentos más, decidió sonreír y sentirse poderosa, tal como la voz en su cabeza se lo indicaba.

—Claro, papá. 

En ese baile decidió engañarse, decidió creer en que su padre era el hombre maravilloso que le concedió a su madre los días bellos, los días en los que planificaron una familia y que eran felices. Los días en que aún estaban juntos, quiso aferrarse a eso pues después sus pies las llevaron a la laguna.

A la laguna donde ella y Viktor se reunirían. 

Después de eso, una vez en casa; ambos tomaron sus varitas y comenzaron la búsqueda. 

Mientras tanto en la boda, los mortífagos se dejaron caer.

Ilarion Ulianov estaba entre ellos, comenzó a buscar a Luna entre los asistentes. Si Viktor no hacía su parte, tendría que hacerlo él. No permitiría que su hermano tuviera problemas por culpa de sus sentimientos inapropiados.

Luna encontró una puerta que jamás había visto. Allí habían cajas que aparecieron después de utilizar un Revelio.

—Puedo ayudarte si es que quieres— susurró Viktor. 

Luna observó una figura femenina al final de las cajas, rubia, de tez clara y ojos claros. 

—No, dile que no quieres su ayuda; con él no estarás a salvo. 

Luna la reconoció como la chica florista del cementerio. 

Era Katrina y quería advertirle, ella ya no era parte del mundo de los vivos. 

Por culpa de Viktor. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro