CAPÍTULO 20.
Definitivamente las sombras del señor tenebroso comenzaron a invadirlo todo. El cielo constantemente se cubría con nubes grises que no dejaban dar paso al sol, las construcciones se desplomaban sin motivos aparentes y Theo Nott cada día se iba sumiendo más en sus pensamientos.
Theodore tampoco había salido ileso de Lord Voldemort. Él como buen hijo de mortífago había sido reclamado por el señor oscuro y no había podido hacer mucho, valoraba su vida y sabía que tarde o temprano sucedería, por ende se fue aislando poco a poco de todos quienes estaban a su alrededor pues de cierta forma ya no podía hacer nada más por él hasta que Potter venciera. Nott tenía la esperanza en ello aunque no pudiera decirlo en voz alta.
Mientras tanto se alejó de quienes quería; sentía que los colocaba en peligro por el simple hecho de que estuvieran cerca de él.
De todos, sin excepciones.
De todos incluso de Luna.
Theo sentía que la engañaba, pensaba que estaba siendo parte de una mentira que la Ravenclaw no merecía; indirectamente estaba implicado y no podía hablar por más que lo deseara. Mientras subía las escaleras para ir hacia el gran comedor pensaba en todo, pensaba en lo que había visto durante el verano; cuando él y Draco se tatuaron la marca tenebrosa , analizaba las visiones por las que Voldemort se comunicaba con ellos con el fin de que nunca dejaran de sentir su presencia. En una de esas visiones algo le causó tal aflicción que no era capaz de mirar a la rubia de frente sin sentir que le traicionaba.
El Slytherin había visto a Viktor hablar con el señor tenebroso, había visto que él tenía una misión para con él y tenía el presentimiento de que Luna tenía que ver en todo aquello, sentía que la chica era un medio para que el búlgaro obtuviera lo que Voldemort necesitaba. Luna era una joven que jamás se vincularía con las fuerzas oscuras y probablemente ella sería parte de un daño colateral de la investigación del mago, no era como si este la hubiera involucrado a propósito ¿oh sí?, pero sintió mucha rabia, rabia de que la vida fuese tan injusta y que esta haya lanzado a Luna a los brazos de un espía, de un mago que se había infiltrado con una bruja que jamás tenía un mal pensamiento sobre alguien, que no le hacía daño a nadie y sólo tenía amor para entregar.
Recordó el día en que volvieron a toparse en Hogsmeade, luego de que él le golpeara, después de enterarse de quien Viktor era realmente. Sus miradas se cruzaron y Theo no desaprovecharía la oportunidad de enrostrarle lo que sabía, no desperdiciaría la opción de generarle incomodidad, de hacerle saber que conocía su secreto y que podía ponerlo en evidencia cuando quisiese.
—Colega, ¿ya terminaste la tarea que te encomendó el señor tenebroso? —habló de forma directa y sin detenerse a encararle hasta que Viktor se quedó en su sitio al escucharle mencionar esas palabras afiladas.
—No sé a qué te refieres, no deberías intentar generar discordia entre Luna y yo; eso no va a suceder.
—El señor tenebroso nos muestra todo a través de sus visiones, o al menos a los mortífagos reales; no a los espías o carroñeros de poca monta— siseó.
—¿Te importa mucho ser un mortífago? Vaya, veo que sabes ocultar muy bien tus reales aspiraciones Nott; quien hubiera pensado que realmente querías poder, si siempre estabas metido entre criaturas mágicas y tonterías de niños de no más de cinco años.
—Estás asustado, lo sé. Quiero que sepas que esto sólo te voy a decir una vez Krum.
—No me amenaces, no tenemos nada que ver tú y yo—le interrumpió con la voz llena de rabia.
Claramente Viktor no contaba con que Theodore Nott supiera sobre él.
—Sí, claro que tenemos que ver—mencionó haciéndose frente al mago—, tenemos al mismo Amo; cumplimos las misiones para él ¿no es así? Espero que tu misión no se trate de Luna, ojalá que ella no esté involucrada; porque de ser así te juro que voy a hacer algo al respecto, no permitiré que la involucres para obtener tus fines.
Viktor entrecerró los ojos con cautela, sabía que desde ahora en adelante iba a tener que cuidarse la espalda, en ese sentido Theo contaba con una ventaja con respecto a él.
—Luna no tiene nada que ver ¿acaso no lo entiendes? Ella me quiere a mí, por favor deja de entrometerte.
—Y yo le quiero a ella —soltó el Slytherin sin pensarlo —, y como dicen los muggles en la guerra y en el amor todo se vale. Yo jamás le haría daño a Luna, sin embargo no me quedaré viendo como un estúpido musculoso sin cerebro la engaña frente a mis ojos. Si tengo que delatarte voy a hacerlo, así que espero que pronto te armes de valor y se lo digas, o lo que sería mejor, es que te fueras —terció con la ira brotando de su cuerpo —debes tener varios enemigos, Krum; te advierto que yo soy uno de ellos, tenlo presente y espero que nunca se te olvide.
Theo no era así, no era una persona que se dedicara a amenazar a los demás. Tampoco gozaba de hacer daño al resto, de hecho se sentía sumamente mal por el hecho de saber lo que sucedía con Draco y no poder comentarselo a Astoria, se sentía un maldito de no poder hablar con su mejor amiga con claridad, no obstante no era su decisión.
Con Luna era diferente, al parecer sus sentimientos por ella habían ido en aumento a pesar de que esta sólo le había ofrecido amistad. Su corazón no había podido evitarlo y cada vez que la Ravenclaw merodeaba cerca de ella, este latía con fuerza y se sentía culpable por no tener el suficiente coraje y decirle toda la verdad.
Antes probablemente no le hubiera importado y hubiera actuado de la manera en que él pudiera sacar provecho.
Ahora sabía que eso causaría dolor en la rubia.
Y Theo no quería causarle dolor a la bruja por ningún motivo.
Él estaba enamorado de ella y uno jamás quiere dañar a la persona que ama.
Se sentó junto a sus compañeros cuando hubo arribado al comedor, sin embargo no les prestó atención, estaba muy ocupado masticando pausadamente su cereal mientras recordaba todo lo que había llevado a que se sintiera así por Luna. Quizás había sido su extraña manera de ver al resto del mundo o la vida misma; puede que haya sido su forma de ser,Luna era cálida, educada y siempre tenía una palabra de aliento para entregar, pensaba más en los demás antes que en ella, era bondadosa y se ponía en el lugar del resto –cualidades que él no estaba acostumbrado a ver–. A todas luces era perfecta para él, si tan sólo la hubiera conocido antes y las cosas se hubieran dado a su favor...
Intentó no cruzar la vista con nadie y se concentró en no observar en la mesa de Ravenclaw, no quería toparse con los ojos celestes de la rubia pues probablemente no opondría resistencia y le hablaría sin recordar la norma que se había auto impuesto.
Astoria estaba hablando con su hermana mientras le daba miradas furtivas a Draco que estaba en el otro extremo de la mesa. Tampoco le interesaba hablar con alguno de ellos, no sentía ánimos de nada, sus compañeros a estas alturas le parecían ridículos y sin un tema de conversación decente; todo tenía que ver con el señor tenebroso y los aurores que custodiaban el castillo.
Como si no tuviera suficiente de eso ya.
Tenía que lidiar con él mismo y con su marca todos los días, no necesitaba que se lo recordaran en todo momento.
De pronto la voz de Blaise Zabini captó su atención.
—¡Oigan veo que los astronautas han arribado a la Luna! ¿Te has perdido de mesa, Lunática?
Escuchar hacer mención del nombre de la bruja que rondaba su mente le hizo levantar la cabeza y tensarse. Ella ya le había visto e iba en su dirección, no podía pararse y dejarla en ridículo frente a todas las serpientes, pues sería descortés y no quería hacerla sentir mal.
—¡Al fin te encuentro!—manifestó con una sonrisa en el rostro—¿Dónde has estado estos días?
Sí, en efecto no colocaría resistencia alguna.
Y eso implicaba poner en peligro a la chica.
—Luna...—no tenía ninguna excusa para justificar su comportamiento, debido a que efectivamente la había estado evitando a cómo de lugar.
—Creo que últimamente todos han estado apartados de mí, siento que quieren alejarse y no entiendo porqué— señaló como una afirmación, no como una pregunta.
—No creo que sea así realmente, dudo que Astoria te esté ignorando.
—Pero tú y Viktor sí —dijo hablando sin rencor, sólo haciendo mención a lo que estaba sucediendo—. Los torposolos siempre consiguen que estas cosas sucedan, ya estoy acostumbrada.
Theo sonrió de forma seca y se colocó de pie.
—¿Podemos conversar o tú vas a seguir ignorándome? Al menos deberías decirme qué es lo que te sucede ¿He hecho alguna cosa que te hizo sentir mal? —preguntó con suma preocupación. A Theo lo consideraba un amigo realmente importante y Luna no toleraría el hecho de haberlo lastimado con alguna actitud o comentario por más mínimo que fuera.
—No te ignoro —mintió —, vamos fuera ¿te parece? —le sugirió pues no quería hablar con ella con todos sus compañeros con los ojos puestos en él. Era sumamente molesto darse cuenta de lo entrometidos que eran.
Ambos estudiantes caminaron en dirección al lago negro, Luna no sabía si sentarse o quedarse allí, le hacía sentir incómoda la actitud que él estaba teniendo; pero lograba ser empática y colocarse en el lugar de él con respecto a los sentimientos que había dicho tener por ella, más nunca dijo que quería alejarse por ese motivo.
—Theo, ¿tú ya no quieres ser mi amigo? —le preguntó tratando de ser amable al mismo tiempo que firme.
El Slytherin frunció el ceño y denegó con la cabeza, esas no eran las intenciones de él realmente. Al menos no con querer.
—¿Por qué dices eso, Luna?
—Pues porque has estado distante y no entiendo el porqué.
La curiosidad del chico no le permitió contestar aquello y aclaró su garganta para formular otra pregunta.
—Dijiste que Viktor había estado ignorándote ¿por qué lo dices? —le interrogó debido a que tenía la necesidad de saberlo.
—Pues sí, temo que le haya sucedido algo. Le he estado escribiendo y no he obtenido contestación de su parte, no le veo desde las fiestas y me preocupa mucho.
El mago trató de ignorar el hecho de que Luna estaba preocupada por ese imbécil. Viktor no tenía intenciones de decirle nada a Luna y eso lo molestaba, le incomodaba y conseguía que la rabia aflorara de su interior. Ella no merecía ser ignorada o tratada así.
—Luna, ¿puedo decirte algo sin que te ofendas o te enojes conmigo?
La bruja asintió y sus orbes celestes le observaron con intriga.
—Creo que deberías poner atención con él, tengo la idea de que no es una buena persona.
—Theo, agradezco tu preocupación pero es mi novio...
—¿Y un novio decente se iría y te dejaría sin saber noticias sobre él así como así?Sé que no desconfías de nadie y eres buena persona, pero por lo mismo deberías tener en consideración que hay muchas personas que se aprovechan de las personas como tú.
Eso no estaba en sus planes, no explotar de esa manera.
—¿Sabes algo que no me has contado?—sus ojos se llenaron de una expresión de preocupación.
Mintió.
—No, sólo digo que deberías tener más idea de cómo son las personas, la última visita en Hogsmeade lo ví entrar en su casa con un chico de su edad al parecer— dijo refiriéndose a Ilarion—, por lo que no creo que se encuentre fuera o lo que sea que vaya a decirte.
—Theo.
—Y sí, me he alejado porque tengo sentimientos por tí y no tolero el hecho de verte con alguien que según yo no es bueno para tí.
—Necesito que seas mi amigo, Theo—declaró —. Eres mi mejor amigo.
Suspiró y tomó la mano de Luna.
—No quiero alejarme de tí, Luna. Pero no puedo ser tu amigo, no mereces tener un amigo como yo, además lo sabes; no me gustaría ser tu amigo.
Luna no supo que decir ante esas palabras.
Theo se arrepentiría de haberlas mencionado.
Pero ya estaban dichas y habiendo sucedido aquello no había más que hacer.
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