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Capítulo 9

Todo va de mal en peor. El sábado Lilith vino a ver a mamá, estaba apenada por lo que había pasado, el problema no fue mamá, fue Jared. Mamá le dijo a Lilith que lo entendía, que entendía a Jesse porque era como su padre. Le dijo que estaba bien, que seguía siendo bienvenida en casa al igual que sus hijos. Eso sí, le dijo que lo había hecho Jesse no estaba bien pero que entendía porque actuó de esa forma. Esa respuesta me dejó desconcertada. Claro, yo fingía ver la televisión así que no podía pregunta a que se refería con eso. Karum se fue por la mañana, mucho antes que la visita de Lilith, pero la opinión de Jared hizo peor la situación. Bajó justo en el momento en el que mamá decía lo de "siempre serán bienvenidos en esta casa".

Jared actuó de forma descortés delante de Lilith, la cual no tenía culpa de nada. Después del palabrerío de mi hermano sobre la mala influencia que "ese" chico era para nosotros y sobre lo agresivo y descontrolado que estaba le pidió a Lilith que lo mantuviera lejos de nosotros, ella aceptó apenada. Mamá claramente se molestó, incluso a mí me dejó con mal sabor de boca. El culpable de todo era Jesse no Lilith, pero eso era algo que Jared no entendía.

Sin embargo después del fin de semana comprendí que no sólo Jesse se mantenía a distancia, sino también Sebastian y Zack. Me los encontraba en medio pasillo y era como si nunca nos hubiésemos conocido, me dije a mi misma que era lo mejor. Al final, todo pasa por algo.

Jesse no entró a clase de historia el lunes a pesar de que si había ido al instituto. Me pregunto si piensa reprobar sólo por evitarme, era más que obvio que "el mantenerse lejos" no aplicaba en las clases pero él no lo vio así.

Karum estaba como nuevo, su cara de niño bonito estaba intacta, su dignidad por otro lado...

Los rumores corrieron rápido, se habló de eso a toda hora, todos los días. Se inventaron rumores sobre lo que hacía Jesse luego de la escuela. Rumores baratos y poco creíbles que sólo los idiotas creen. Pero no valía la pena desmentir nada, porque él no valía la pena.

No seguí investigando, sólo leía el libro de mitos y leyendas que por cierto fue un fraude ya que la mitad del libro estaba en blanco. Tal vez un error de impresión o quien sabe a qué se debe, pero ya no importaba. Seguí usando el collar, más no tuve ninguna otra visión sobre el dueño. Todo parecía tranquilo por los momentos.

Natalia y Cody se miraban lindos juntos, aunque a veces las escenas de besos me parecían repugnantes. Su relación se hizo oficial públicamente el lunes. Por los pasillos podía escuchar a las chicas murmurar cosas como "no lo merece", "¿por qué ella?" y las típicas palabras de las envidiosas. Pero no le molestó ni a Natalia ni a Cody. Salimos los tres juntos a la heladería. A la misma que fui con Jesse y Zack. Y así nos la pasamos haciendo durante el transcurso de la semana cuando Cody terminaba las prácticas del fútbol.

Hoy era jueves.

Natalia y yo salimos al campus. Esta vez por suerte tenemos la clase libre ya que están practicando para el juego de mañana. Así que nos mandan a sentarnos en las bancas.

No soy fan del deporte, ni Natalia tampoco lo era pero ahora que Cody es su novio aprendió algunas cosas sobre el juego y parece más interesada.

Miro a mi izquierda, los Thompson están ahí. Zack sentado leyendo, Sebastian y Jesse charlan dos bancas abajo de la de Zack.

No puedo negarlo, ya no los miro de la misma forma. No por lo ocurrido sino por las locas hipótesis de Jared. Le pedí que no hablara más de ello, ya las dudas las tenía no quería más.

– ¿Ahora si podrás ir a la fogata? –pregunta viendo hacia los chicos mientras juegan.

Suelto aire. –No estoy de humor, además creo que tú y Cody deberían disfrutarlo.

A pesar de estar distanciados no me gustaba hablar sobre Nat y Cody frente a Zack, me parecía mal.

–Pensé que ahora que la reunión se había cancelado...

Ah sí, la falsa reunión que inventé.

No iba a ir al bosque mañana por la noche, ni para espiar ni para divertirme.

–Sí, se canceló pero no quiero ir. Además habrá otras.

–Si cambias de opinión me avisas, podemos pasar por ti.

Asiento mientras finjo ver el juego para matar el tiempo.

–Creo que son geniales, les ganaremos a las panteras –me comenta con entusiasmo.

–Si –digo con falso interés–. Son buenos, siempre ganan.

Y es verdad. La gran mayoría de veces los lobos de Amadeo ganaban los partidos. Karum mete un gol y todos se levantan, Jared lo mira mal mientras se pone en posición.

–No sé si hablar con él –sigue Natalia viendo el juego.

– ¿Con quién? –pregunto ahora curiosa.

–Zack –puntualiza.

Miro hacia la dirección de él.

– ¿Por qué no lo harías?

–Lo sabes –susurra como si no deseara ser escuchada.

Me doy cuenta de lo que habla. –Oh sí, ya capté –asiento dirigiéndome a ella–. Bueno Nat, no puedes dejar de ser su amiga sólo porque estás con Cody.

–Pero... me siento extraña porque... no lo sé.

–¿Te gusta?

Se queda pensativa. –No lo sé. Cody es lo que siempre he querido. Zack en cambio llegó en un momento justo, cuando estaba deprimida. Me encanta charlar con él, hace que sienta cosas raras en mi estómago, pero ahora estoy con Cody y estoy feliz. No me entiendo.

Analizo la situación. Tal vez le gusta por cómo es con ella Zack, pero Cody le ha gustado por años a pesar de todo lo que pudo haber hecho.

–No puedes tenerlos a ambos de igual forma. Pero puedes ser amiga de Zack, no dejes que eso te quite su amistad. Es peor no tenerlo del todo.

Tal vez sea un mal consejo pero eso es lo que pienso.

– ¿Qué pasa si me incomoda el estar con Zack?

–No tiene por qué incomodarte. Digo, van a ser amigos. Pueden salir, ver una película, contarse cosas...

Ella suelta aire, algo incomoda y confundida.

– ¿Y si Cody se incomoda?

–Bueno, creo que Cody es inteligente. Es un buen chico y entenderá que te llevas bien con Zack, además puedes tener amigos hombres, así como antes de que se volvieran novios.

–Tienes razón –asiente con un nuevo semblante.

Sonrío palmeándole la rodilla.

–Yo siempre la tengo, ya deberías saberlo.

Lo triste era, que daba buenos consejos vida a los demás pero no sabía qué hacer con la mía. Miro hacia los Thompson, Jesse está de perfil conversando con Sebastian. Su rostro está tenso, su boca se mueve acorde habla, cuando me mira yo aparto mi mirada.

......................................................................

Me siento en la mesa con Cody, Natalia aún no ha venido.

– ¿Qué tal? –lo saludo mientras me siento al frente suyo.

Se lleva la manzana a la boca y la muerde. – ¿Vendrás con nosotros? –Habla con la boca llena.

–No, ya te lo había dicho –niego con la cabeza.

–Sí pero somos los tres, después vas a quejarte diciendo que nunca te tomamos en cuenta.

–Por esta vez está bien, pero prométeme que la cuidaras –mi tono es serio.

Se endereza colocando los codos en la mesa.

–Lo prometo, ¿pero qué puede pasar? –Se encoge de hombros–. Es sólo una fiesta de adolescentes.

Frunzo el ceño ante su comentario. La verdadera pregunta era: ¿Qué no puede pasar?

–Más te vale –le advierto.

Natalia llega y se sienta besando fugazmente a Cody.

–Hola a los dos –saluda llena de buena vibra.

– ¿Qué tal te fue? –pregunto concentrada en mi comida.

–Me fue fantástico, en astronomía vimos el estudio de la tinta ultravioleta –parece animada.

Cody frunce el ceño. –El estudio de la tinta ultravioleta, me pregunto, ¿para qué te servirá eso?

–Bueno, tal vez para cuando quiera escribir en mi diario, nadie lo vería –tuerce la boca en señal de que no le importa su comentario.

– ¿Tienes un diario? –Pregunto sintiéndome traicionada–. ¿Por qué no lo sabía?

–Porque es un diario, nadie puede saberlo.

–Yo te enseñé mi diario.

–Tenías ocho –dice obviando la respuesta y dedicándome una sonrisa sarcastica.

–Como sea –me rio de sus gestos.

Natalia para de reír y mira hacia atrás. Frunzo el ceño.

– ¿Qué pasa?

–Nunca había visto a los Thompson comer en la cafetería –sigue mirando en la misma dirección.

Me giro disimuladamente. Ahí están los tres, conversando e ignorando al resto de los estudiantes. Ahora que lo miraba bien. Jesse parecía cansado. Tenía unas pequeñas bolsas oscuras bajo los ojos.

Me doy cuenta de que he estado viéndolo por mucho tiempo así que vuelvo a mí enseguida. Natalia y Cody me miran de forma extraña.

– ¿Qué?

Cody sonríe de una manera que parece el gato del país de las maravillas. –Te has quedado viéndolo demasiado tiempo –levanta una ceja aun sonriendo.

– ¿Qué? No, sólo me pareció extraño el que estén en la cafetería. Sólo es eso.

Natalia es ahora quien me mira pícaramente.

–Seh, sólo eso y los marcados músculos de Jesse.

Carraspeo. –Cody yo que tú le digo que no siga viendo... músculos de extraños.

– ¿Músculos de extraños? ¿O de Jesse? –Pregunta haciéndome rodar los ojos.

– ¿Por qué me importaría? –Le resto importancia a sus palabras.

Era verdad, nada de lo que Jesse haga me importa, tampoco me importa el hecho de que las chicas a mi alrededor lo vean sin pudor alguno, a pesar de que días atrás hablaban sobre su salvaje comportamiento. ¿Quién rayos las entiende?

– ¿Y no te importa el que te esté viendo ahora cierto? –Natalia centra su atención en su jugo.

Mi espalda se tensa y me pongo recta. Me digo a mi misma que no voltee, que no vale la pena. Pero tengo la necesidad de voltear, de saber si es cierto.

Recuerda lo que hizo. Me digo. Recuérdalo

Volteo. Me encuentro con su mirada azul. Mi cuello comienza a hormiguear.

Parece analizarme, no parpadea, no se mueve. Sebastian y Zack hablan a su lado pero él no está en esa plática. Trago saliva. ¿Por qué siempre que me mira quiero correr lejos?, no es mi amigo, no es mi alma gemela. ¿Por qué entonces?, me digo a mi misma que no está bien. Jesse es diferente, no sabe cómo tratar a las personas y no puede ser un buen amigo ni un buen acompañante. ¿Por qué su rostro tiene que ser perfecto? ¿Por qué su cuerpo tiene que ser perfecto? ¿Y por qué su actitud no lo es? Su mirada me atrapa, quiero girarme, no quiero verlo pero al mismo tiempo quiero seguir haciéndolo. Entreabre sus labios, sólo un poco y pareciera que dice algo, que me dice algo. Basta, deja eso, le digo con la mente, deja de mirarme de esa forma.

Mi respiración se agita y luego la conexión se rompe. Sebastian sacude a Jesse y este parpadea unas cuantas veces antes de alejar su mirada de la mía. Suelto aire y me vuelvo a girar.

Los chicos me miran con los ojos como platos y una sonrisa socarrona en el rostro. El timbre suena y me levanto.

–Ya déjenlo –y salgo del comedor.

Estoy molesta, molesta conmigo por permitirme aunque sea mirar en su dirección. Jesse es un mal chico. No tiene sentimientos buenos, es odioso y me exigió que me alejara de él, lo he hecho, más por mí que por él. También es un idiota, el rey de ellos y era tan frío... como si su corazón también se hubiese congelado con el cambio, lo volvió insensible, incapaz de sentir, de ser un buen chico. Pero era imposible no verlo de reojo, el idiota era físicamente perfecto, tanto como para utilizar su rostro para dibujarlo. Inmortalizar sus bordes y líneas, deleitarse con cada línea trazada para copiar su exquisitez. Y también estoy molesta conmigo misma por pensar exactamente en eso. En él.

¿Era una idiota por pensar así? Digo, si es guapo, si es físicamente perfecto pero hasta ahí llegaba mi interés. Nada más.

Me doy cuenta que me he quedado parada frente a mi casillero y que parezco una idiota viendo a la nada, me regaño internamente mientras cierro de golpe mi casillero y me voy a clases.

Sin embargo no dejo de pensar en lo mismo mientras estoy en clase, cuando termina y camino hacia el pasillo. Mientras me encuentro con Natalia y subo a su auto dirigiéndonos a mi casa. Mientras subo a mi habitación y me quedo ahí, sentada en mi cama, mientras miro por mi ventana y sé que debo parar, que es estúpido.

Me pongo a leer y así pasa rápido el tiempo.

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Estoy en el acantilado, viendo hacia el lago. Estoy al borde, la parte delantera de mis botas militares están fuera de tierra. Siento el viento fresco mientras veo como la puesta del sol se refleja en las cristalinas aguas. Miro hacia la orilla y siento satisfacción.

Hay personas ahí, decorando con luces esa parte del bosque. La alegría de esos jóvenes me molesta demasiado, pero su felicidad no será eterna. Río

Las imágenes inundan mi mente. Veo fuego, fuego por todas partes. Las personas gritan y corren como cucarachas. El fuego se esparce y todo explota. Caen, mueren y yo sonrío.

"Todo va a cambiar, mi propósito se logrará".

"Muchos morirán, muchos sufrirán y rogaran que pare, pero no lo haré porque apenas estaré comenzando".

Me alejo del acantilado y siento el poder en mis venas intentando salir. Lo dejo y mi cuerpo se envuelve en llamas, siento mi calor y el calor de mi poder. Me dejo consumir por él.

Me despierto y grito. Me quito las sábanas de encima y me levanto como loca. Me toco los brazos, el torso y la cara comprobando frente al espejo que estoy bien. ¿Estaba envuelta en llamas? No, no lo estaba, está bien.

Mi frente estaba sudada y un poco caliente pero no nada más. No es hasta que restriego mis ojos que me doy cuenta que estaba llorando.

Me siento en la cama. Fue doloroso, sentí como si mi cuerpo se quemara, como si mi el cambio se estuviese presentando. Pero sólo fue por algo que soñé.

Fue tan real, las sensaciones fueron tan espantosas que aún tengo las secuelas en mi cuerpo. Ni siquiera puedo recordar lo que soñé, ni una pizca. Tal vez sean las pesadillas, en donde corro por el bosque y los cazadores me asesinan de una manera dolorosa. Pero entonces algo cambió. ¿Por qué ya no puedo recordar lo que sueño? Sólo siento un mal gusto en mi boca o remordimiento en mí ser. Como si hubiese hecho algo malo.

Miro hacia la ventana estaba atardeciendo, el sol estaba empezando a descender. Escucho como alguien toca la puerta y me sobresalto. Bajo las escaleras y abro la puerta.

– ¿Qué haces aquí? –Pregunto realmente sorprendida–. ¿Y con todas esas cosas...?

– ¿No es obvio? –Señala las cosas que se trae en mano–. Necesito que me ayudes a vestirme para mañana.

Entra con varias bolsas de compras y maletas pesadas.

Mi cama está llena de ropa, en mi piso hay varios pares de zapatos, yo estoy tratando de no perderme entre la ropa, no quiero terminar en Narnia.

–Date vuelta –me ordena Natalia, como las otras veinticinco veces anteriores cuando ya está lista y quiere que la vea.

Usa un vestido plateado con un cinturón negro al igual que sus botines.

–No me convence –le soy franca–. Vas a una fogata no a una pasarela.

Gruñe y me hace señas de que me voltee de nuevo mientras la escucho como el vestido cae por algún lado y sus botines también.

Miro hacia la pared, siento algo extraño, como un mal presentimiento. Siento como si algo malo está a punto de pasar. Tal vez tenga que ver con el sueño, no recuerdo nada pero aún recuerdo el dolor. Esto me dejo muy pensativa

–Voltea –repite Natalia.

Sin embargo no dejo de pensar en lo mismo.

Me giro, está hermosa. Su vestido floreado es suelto en la parte de abajo, encima usa una chaqueta azulona y unas sandalias planas de cordón dorado.

–Me encanta –digo levantándome para observarla mejor. Observo su chaqueta–. Buena elección –comienzo a asentir.

–Oh Dios, ya era hora de que algo te gustara.

–Esto lo hace, creo que a Cody le encantará. Espero que me llame para escoger su guardarropa también –le sonrío tiernamente.

–Espero que le guste.

–Ya le gustas –digo en un susurro–. Le encantas, así que la ropa no importa mucho.

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Hoy es el día, escucho como murmuran por los pasillos lo buena que va a estar la fiesta. Claro, esas son las chicas. Los en cambio chicos no dejan de hablar del partido. Jared había salido con Karum antes que yo y estaban muy emocionados, mamá hizo galletas con chispas para celebrar, así que Jared me dejó agarrar una y el resto las metió en su mochila dentro de un envase.

Natalia iba a cambiarse en su casa luego y me avisaría cuando estuviera lista para irse. Cody me llamó por la noche preguntando lo que Natalia llevaría. Le dije que usara una de sus camisas azulonas, que combinarían perfecto y también le deseé suerte en el partido. Me sentía culpable por el hecho de que Sebastian no podría participar en el juego de hoy, sabía que era bueno y también que estaba obsesionado con ese deporte al igual que Jared pero ya era tarde como para pedirle a mi hermano que lo dejara entrar, lo que si es que le diría que para el próximo juego le dé una oportunidad.

No me encuentro con los Thompson en todo el día, se me hizo raro pero no pregunté a nadie por ellos, después de todo no era mi asunto.

Natalia y yo tenemos clase juntas antes de la hora libre. Prácticamente el profesor no enseñó nada sobre el tema, nos dejó el tiempo libre así que ella y yo hablamos sobre Cody. Debía admitir que yo ya estaba teniendo ganas de ir pero no quería meterme en su noche.

Estaba contratiempo, el profesor de economía nos dejó de trabajo hacer una lista sobre los principales problemas económicos del pueblo. El timbre suena justo cuando estoy a la mitad del trabajo, mi mano se mueve como un rayo, mi mente poco a poco se va quedando en blanco, pero logro llenar toda la página y levanto mi cabeza para ver al profesor pero me doy cuenta que los alumnos ya se están levantando y saliendo. El escritorio del profesor está vacío. ¡Demonios!, esto vale puntos. Arranco la hoja y salgo corriendo en busca del profesor, dejando mis cosas atrás.

Los pasillos están llenos de personas emocionadas. Doy codazos mientras paso. Todos se preparan para el juego y yo sólo quiero encontrar al profesor.

– ¡Profesor Landom! –Grito cuando lo veo doblar el pasillo. Sigo corriendo para alcanzarlo y justo cuando estoy doblando también, siento como algo golpea mi frente fuertemente cayendo sobre mi trasero.

–Auch –toco mi frente por el impacto, por suerte no hay sangre.

Alguien se arrodilla frente a mí, un chico de anteojos y cabello café oscuro.

–Oh por Dios, lo siento. ¿Estás bien? –Parece alarmado.

Maldigo en mi interior mientras asiento.

– ¿Con qué me golpeé? –Pregunto poniéndome de pie con ayuda de la mano que me tiende.

El chico sonríe apenado y señala la puerta de su casillero.

–Estaba abriendo mi casillero. Lo siento.

El dolor es un tanto agudo, estoy segura de que se inflamará feo.

–No, yo lo siento estaba corriendo como loca –me río para tranquilizarlo y para también hacerlo yo–. Creo que fue una señal de que parara.

El chico se arrodilla en el piso y me tiende la hoja de mi trabajo.

–Esto es tuyo –me lo tiende–. Soy Elías –me da la mano y se la estrecho, su sonrisa es cálida, parece un buen chico.

–Soy Abby –es bastante atractivo, sus ojos son cafés y sus pómulos están bien marcados, sus brazos son anchos y su cabello esta desarreglado de una forma rebelde. Si no fuera por los lentes y su amabilidad diría que es uno de esos chicos rebeldes y busca pleito.

–Oh Abby, Abigail Williams estoy contigo en matemáticas –se emociona ante el descubrimiento.

– ¿En serio? Pero no te había visto –digo desconcertada. Yo conocía a la mayoría de mis compañeros en cada clase.

–Soy nuevo ingreso –se encoge de hombros.

Es cuando me doy cuenta que ya no iba a alcanzar al profesor así que decido quedarme a charlar con Elías.

– ¿Enserio? ¿De dónde vienes? –Pregunto curiosa.

–De California, ¿has ido alguna vez?

–No –hago una pausa meditando el asunto–. Pero si quisiera ir.

–Es hermosa, si necesitas recomendaciones te las daré con gusto.

–Pecfecto, tal vez algún día tenga la oportunidad de ir...

Siento náuseas y todo parece ser un borrón por segundos. Que no sea eso ruego en mi interior.

– ¿Estás bien? –Pregunta acercándose, el también nota mi bajón.

Me alejo. –Sí, creo que es mejor que me vaya, nos vemos otro día fue un placer –salgo corriendo de nuevo, a pesar de no ver muy bien por donde voy.

Esta vez todo sucede diferente. Las imágenes aparecen en mi cabeza como recuerdos.

Veo el lago desde arriba, veo unas botas militares luego veo el bosque mientras corro, y entonces miro como me prendo en fuego. Mis brazos, mis piernas... pero lo más importante, recupero mis recuerdos. Esos horribles recuerdos sobre muertes y sangre... sobre esta noche en la fogata.

¿Qué está pasando? Me recuesto en los casilleros.

¿Es eso lo que soñé? ¿Es él?

Siento como empiezo a marearme y la adrenalina empieza a llenarme. ¿Por qué el pensaría en eso?

Un horrible pensamiento me llega a la cabeza ¿Y si se trata de su siguiente movimiento? No, no puede ser.

¿Y si sólo fue un sueño?

Pero lo extraño era que esos sentimientos no eran míos, eran de alguien más.

¿Esto es real? Si era real... tenía que hacer algo. 

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