Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

Estoy en la biblioteca después de una larga mañana de clases. Hay una gran pila de libros y no de los que leo por pasión, sino unos que escogí al azar para investigar sobre lo que me pasó la tarde anterior. El libro que tengo frente a mi tiene información sobre cristales, gemas y Cuarzos.

Me quedé con la excusa de que esperaría a que Jared terminara con sus entrenamientos, pero la verdad es que sólo me quedé para intentar recopilar información.

Sin embargo es una pérdida de tiempo o eso es lo que a mí me parece. Creo que incluso estoy perdiendo la razón, no puedo creer que esté leyendo un libro sobre mitos y leyendas, lo que más aún no puedo creer es que pude encontrar este tipo de libros en el instituto.

Todo es tan confuso, intento investigar sobre la razón por la que pude.... Ni siquiera sé cómo llamarlo ¿teletransportarme? No, porque según Jesse, seguía en mi habitación, actuando como loca pero seguía estando ahí.

Por último, al ver el resultado de mi investigación decido hablar un poco con orígenes expertos. No iba a decirle a Jared directamente sobre la piedra, iba hacerle preguntas claves, si con él no encontraba las respuestas que quería entonces preguntaría a otros.

Ordeno nuevamente los libros pero decido llevarme el de mitos y leyendas prestados.

La bibliotecaria me hace una ficha. Le digo que es para una tarea y me deja sacarlo. Tengo dos semanas para leerlo y ver si saco alguna buena idea o información.

Me dirijo hacia el campus. Los chicos sudorosos y sin camisa abundan. Miro a Jared en acción, él es el que lleva el balón. Y sé que no usa sus poderes para jugar, su velocidad es humana al igual que su fuerza. Karum le quita el balón a Jared, lo que lo hace enfadar. Karum está a punto de lanzar el gol, miro al portero y sonrío al ver a Sebastian.

Karum patea el balón y lo veo como si fuese en cámara lenta.

El balón sale disparado directo hacia la portería, Sebastian se adelanta, sus movimientos son perfectos y limpios. Salta y atrapa el balón en el aire y luego cae como un gato. Busca a alguien libre con la mirada y luego patea el balón. Jared lo recibe en el pecho, se mueve rápidamente mientras patea el balón hacia la portería contraria. Gol.

Los chicos gritan, Jared incluso le saca el dedo medio a Karum antes de tirársele encima y jugar a golpearse como suelen hacer siempre.

– ¡Abby! –escucho que me llaman, la voz viene de mi lado izquierdo.

Miro en dirección hacia las gradas. Zack está sentado ahí y me hace señas de que lo acompañe. Camino hacia él, el sol es fuerte y tengo que entrecerrar los ojos mientras lo hago.

– ¿Qué haces aquí? –Chocamos puño como saludo–. Pensé que no te gustaba el fútbol.

–No soy muy fan pero no quería estar sola en casa –me encojo de hombros mientras me siento a su lado–. Pensé que a ti no te gustaba.

–Bueno, te vi en la biblioteca y no quise interrumpirte, parecías bastante ocupada.

–Ah, no tenías por qué irte, me hubiera gustado estar acompañada. – Sonrío.

Parecías frustrada ¿terminaste la tarea?

–Si... –trago saliva mirando hacia el partido.

– Entonces, ¿encontraste todo lo que buscabas? –pregunta sonriendo. Es como si supiera la verdad.

–Me hace falta un poco de información.

–Bien, soy como un libro. Sé muchas cosas.

Su sonrisa parece sincera, pero eso me preocupa más, ya que las personas más tranquilas pueden ser las más peligrosas.

¿Podré confiar en él? Zack no parece ser del que corre a contar tus secretos, la cosa es que ni siquiera yo sé lo que pasa así que no sé cómo empezar.

– ¿Tienes secretos Zack? –Pregunto sin mirarle, me concentro en las barras metálicas que se usan de soporte para las gradas en las que estamos sentados.

No vacila al contestar. –Todos tenemos secretos. Unos más graves que otros –Zack no parece del tipo de personas con secretos graves. Pero las apariencias engañan algunas veces.

–Y esos secretos... ¿A quién puedes contarlos?

–Creo que eso depende según la persona. Yo prefiero tener secretos con mi familia, hay otros que prefiero guardar para mí mismo. Pero te digo una cosa Abby, también existen personas que se preocupan por uno. Tienes que escoger bien a esa gente y si sientes que puedes confiar en ellas entonces puedes desahogarte un poco.

Cuento los asientos en las gradas. Una y otra vez, procesando lo que me dice.

Lo tomo como doble sentido, puede que me esté diciendo que puedo confiar en él pero ¿Puedo hacerlo realmente?

–Has estado distraída –comenta sacándome de mis pensamientos–. Durante la hora libre parecías ida, no creo que tu ensalada fuera tan interesante –bromea riendo por lo bajo.

–Bien, si, tengo un secreto y necesito comentarlo con alguien. Es estúpido, es algo que te enseñan a no hacer en las películas de miedo.

Asiente. –Sí, suena un poco a lo que hago casi siempre.

–Necesito que me prometas no decir nada, incluso si es arriesgado para mí.

–Lo prometo –levanta su mano derecha en gesto de juramentación–. ¿Pero tan grave es?

–No lo sé –admito–. Ni siquiera estoy segura del tamaño de su gravedad.

Empiezo a contarle todo. Sobre la noche del bosque, omito la parte en la que me encontré con Jesse. Le cuento sobre el collar, incluso me lo quito y se lo enseño, él lo toma y empieza a examinarlo. Le cuento sobre lo que me pasó ayer en mi habitación. Sobre lo que sentí y mis hipótesis. Al final, acabo casi sin aire y siento algo en mi pecho como si estuviese libre de culpa por haber ocultado toda esa información. Zack se queda sorprendido.

– ¡Vaya! Y yo que pensaba tener problemas –dice mirando la piedra que parece volverse de un color más intenso con el sol–. Bien –se aclara la garganta–, aunque el cuarzo tenga beneficios hacia la persona que lo usa, no creo que fuese normal lo sucedido.

–Obviamente. – Lo miro sarcástica ya que está diciendo lo obvio.

–Pero –continua–, puede que esté encantado –me devuelve el cuarzo.

Abro los ojos sorprendida. – ¿Cómo que encantado? Así como por brujas o... no lo sé, no sé lo que pasa.

–Brujas no, hechiceros –me corrige–. Y antes de que lo preguntes, sí, ellos existen.

Me quedo sin habla, mamá nunca mencionó esa parte.

– ¿A poco no lo sabías? –parece sorprendido–. Pensé que la señora Williams tuvo esa charla contigo.

–La tuvo, pero al parecer omitió ciertas partes importantes.

Aún no sé qué pensar ¿hechiceros? ¿Qué más hay en este mundo? ¿Hombres lobo? Me daban infinitas ganas de hablar de esto con Natalia, ella haría miles de hipótesis sobre esto.

–Hay historias que te contaron de pequeña que son ciertas.

–Dime que no hay vampiros y hombres lobo –bromeo algo nerviosa–. O una entrada a Narnia.

Zack se ríe ante mis ideas.

–No me refiero a esas historias y no, no existe nada de eso –se queda pensativo–. O al menos no me he topado con ellos aún –rio al ver sus expresiones, era divertido hablar con Zack–. Me refiero a esas historias sobre el bien y el mal, esa lucha que nunca acaba.

–Los hechiceros existen –murmuro para mí–. La magia existe, todo es posible.

–Todo es posible –asiente.

Esto es, ¡Wow! No tengo palabras. Lo creo, si existen los orígenes ¿Por qué no los hechiceros?

–Pero esas cosas son peligrosas, por eso tu madre no te habló de esa parte. Verás, se cree que los cazadores tienen algo que ver con la hechicería.

– ¿Los cazadores son hechiceros?

–No, he dicho que tienen algo que ver, si fueran hechiceros lo sabríamos, incluso habría forma de matarlos fácilmente. Tampoco digo que todos los hechiceros sean malos, es como si dijéramos que todos los orígenes somos buenos –la mira despectivamente–, sabes que no es verdad. Siempre hay un equilibrio entre el bien y el mal. Incluso en el mundo humano, no todos los humanos son buenos ni todos son malos.

No todos los buenos son buenos y no todos los malos lo son.

Suelto aire, esto es mucho por procesar, es como si el día en el que supe sobre los orígenes se volviera a repetir. Pero esta vez sí creo, creo en lo que Zack me dice justo ahora.

–Te ayudaré a descubrir lo que pasa, aunque debo decir que mi hermano está en lo mismo que tú.

–Jesse –menciono su nombre en voz baja.

–Sí, el tampoco cree lo del origen novato.

– ¿Y tú qué crees?

–Creo que nada de esto está bien, creo que algo grande se acerca –se coloca pensativo.

– ¿Qué crees que sea el collar?

–No lo sé con precisión, pero algo extraño, lo que pudiste hacer –la observa un momento–, como te dije, debe haber un patrón o algo. Un porque del que tú hayas podido conectarte con la piedra. Tendrías que aprender a hacerlo.

–Pienso que el dueño tiene una conexión bastante fuerte con este collar, él estaba enojado, no, estaba –intenta encontrar las palabras adecuadas–, sofocado por encontrarlo, lo sentí todo. Era como una impotencia por hacerlo.

Frunce el ceño. – ¿Entonces no pudiste verlo?

–No, fue como si al tener yo la piedra, me convirtiera en él.

–Esto es extraño –lo escucho murmurar.

–Entonces, ¿me ayudarás?

–Claro, aunque también le prometí a Jesse ayudarlo –duda un momento–. No es por meterme pero... –parece temeroso de seguir.

–Tranquilo, puedes decirme.

–Me parecería mejor si unimos fuerzas con Jesse.

Me atraganto con mi propia saliva. Claro que no, él prácticamente me odia.

–Sé lo que piensas pero...

–No le agrado –le corto–, no me ayudaría.

–Si lo piensas bien te darás cuenta que nos ayudamos entre todos. Esto no se trata de que si ustedes dos se llevan o no, puede que el trabajo de investigación sea más fácil si lo hacemos entre tres. Juntamos partes y así logramos descifrarlo más rápido. Conozco a Sebas, él no querrá meterse en estas cosas pero Jesse sí, es demasiado obstinado y cabeza dura para quedarse atrás.

Unirme a Jesse Thompson, un chico malhumorado al cual no le agrado en absoluto. Zack tiene razón en algo, no se trata de si nos llevamos bien, si esto es grande debemos saberlo y prevenir lo peor. Él no podría ser tan egoísta como para negarse a colaborar por mí. ¿Cierto?

Suelto aire mientras asiento.

–La cuestión es, ¿él aceptará?

Y entonces los dos tomamos la decisión de dejar a nuestros hermanos aficionados por el fútbol e irnos a la casa de su familia para poder arreglar las cosas.

–Por supuesto que no –Contesta Jesse una vez que Zack y yo terminamos de proponer que me una a su grupo de búsqueda.

Está apoyado en su desayunador con el ceño fruncido y sus facciones alertas.

–No sé en qué pensabas al decirle todo esto Zack –lo regaña al ver la intrusión de su hermano.

–Woh, espera–levanto un poco mi voz–. Zack no me ha dicho nada, yo fui la que pidió su ayuda, él sólo sugirió que podíamos unirnos...

– ¿En qué? –pregunta negando.

Eran estos momentos en los que quería golpearlo. Pero justo ahora no puedo, es su casa, es el hermano de Zack, es Jesse. Podría romperme la muñeca al tratar de darle un buen merecido puñetazo. Sólo eso me lo impide.

–Tengo información, al igual que tú.

–Sí y tú eres tú y yo soy yo –responde irónicamente–. No pienso hacerlo –sentencia.

– ¡¿Por qué?! –me doy cuenta que parezco una niña pequeña–. No puedo creer que seas tan...

–Tengo razones Abigail –escupe secamente.

Me limito a quedarme en mi lugar al escuchar mi nombre completo y no decir cosas de las que podría arrepentirme después.

–Y esas son...

–Primeramente, eres prácticamente humana –me muerdo la lengua para evitar hablar, estaba echándole sal a la herida–. Lo cual te hace lenta y eso significaría llevar una carga.

No pienso permitir que siga insultándome.

– ¿Y tú que eres? sólo porque desarrollaste la habilidad de lanzar hielitos no te hace inmortal.

Puedo notar por la forma en la que me mira que se ha enojado.

–Déjame decirte, no seré inmortal pero si puedo curarme de heridas poco graves, en cambio tú –la mira de pies a cabeza–. Si te caes y te tuerces el tobillo...

–No soy así de torpe.

Jesse me mira divertido. –Eres débil

–Y tú un idiota –pero en vez de ponerse más enojado sus facciones se relajan.

Sonríe. –Gracias, ya me han dicho ese tipo de cosas.

Empiezo a maldecir y para calmarme me visualizo golpeándolo una y otra vez, luego quemándolo vivo y llevándolo a rastras hacia el bosque y ahí cavar un hueco y enterrarlo. Coloco algunas flores encima para no levantar sospechas.

–Podré ser débil así como dices tú, pero está chica débil tiene más valor que tú. Porque a pesar de ser lenta y torpe estoy buscando una solución para alejar los problemas de nuestras familias. Me arriesgué aquella noche y me sigo arriesgando por evitar atraer a los cazadores o Dios sabe a qué más nos enfrentamos ¿y tú? tú sólo te haces el idiota caprichoso queriendo trabajar sólo y ¿Por qué? ¿Por méritos? –Me mira serio, al decir lo último niega con la cabeza con la mirada baja–. Y pienso eso de ti porque demuestras ser un tipo terrible, no sé ni que creer que eres, así que no me culpes por llegar a esas conclusiones.

Zack escucha atento desde el sillón, yo estoy de pie cerca del desayunador, en donde se encuentra Jesse. Claro está que no obtendré su ayuda esta vez. Trato de no culparlo, es su manera de ser, cómo dijo aquella noche, no es bueno meterme en la vida de los demás.

–Zack, gracias por tu ayuda –trato de sonreír pero no me sale.

–No es nada Abby –ronronea tiernamente–. De todas formas te ayudaré, si ocurre algo con eso entonces me avisas.

Asiento. Le doy una última mirada a Jesse quien está desconcertado mirando hacia el suelo, Zack no mencionó lo del collar y yo menos, al menos en eso tengo ventaja.

Me doy la vuelta y camino hacia la puerta. La abro y salgo.

Algo evita que cierre la puerta detrás de mí. Miro hacia atrás. El agarre de Jesse es fuerte. Su rostro está lleno de culpa. Tal vez sea así realmente o tal vez sea mi manera de interpretarlo.

–Vuelve adentro –su voz apenas es un susurro.

No me muevo, no sé de qué más quiera hablar.

– ¿Te faltaron algunos insultos? –le pregunto indiferente. Mi voz sale más fuerte de lo que pretendía.

Jesse niega. –No yo... –mira hacia otro lado mientras se muerde el labio.

Demonios, que no haga eso.

– ¿Qué quieres entonces?

–No lo hago por méritos –dice al fin–. No soy así.

–No te conozco realmente –me defiendo.

–Lo sé, créeme cuando te digo que sólo mi familia me conoce, sólo las personas que quiero y que protejo son los que saben cómo soy y por qué.

Levanto la mirada y la mantengo ahí.

–No me interesa conocerte, sólo quiero saber lo que pasa y solucionarlo. Quiero que mi familia esté a salvo –mi voz es firme cuando hablo y me siento orgullosa de ello.

–Yo igual, pero tienes que entender muchas cosas.

–Entonces ayúdame a hacerlo y así podré ayudarte y ayudarme al mismo tiempo.

Sus ojos azules se mantienen fijos a los míos todo el tiempo.

–Bien –acepta y cometo el error de ver sus labios moverse mientras lo dice.

Suelto aire. –Bien.

Vuelve dentro –carraspea–, hay cosas que debo explicarte.

Estamos los tres sentados en el sillón. Yo en el grande, me quedo a la orilla mientras apoyo mi codo en el antebrazo del sillón. El cuero del sillón se siente frío bajo mi piel desnuda de mi brazo.

Los chicos también están sentados, pero en los sillones más pequeños.

–Mucha gente que nos importa a muerto –retoma el tema Jesse, volviendo nuevamente a su tono neutral–. Así que te advierto que no será fácil. Esa es la misma razón por la que nuestra madre no sabe nada.

– ¿Y Sebastian? –pregunto curiosa.

–Lo sabe, pero la información es nula, por lo que Zack y yo somos los que nos mantenemos más atentos, no queremos poner en peligro a muchos –sus ojos me analizan. Por otro lado Zack está muy cómodo leyendo. Como si nada pasara a su alrededor.

Sus piernas están puestas en los antebrazos, por lo que hace que él quede casi acostado.

– ¿Alguien de tu familia sabe? ¿O amigos?

Zack contesta por mí. –No, Natalia no sabe nada, ni Cody. El tipo no lo sabría ni aunque Abby lo mencionara, no pone atención a nada que no tenga que ver con chicas o deportes –el chico aún sigue leyendo mientras habla, incluso cambia de página.

–Bien, que siga así –asiento–. Por nada en el mundo se te ocurra decirle a tu madre, ella se lo diría a la mía y entonces no te gustará verme enojado.

Levanto las cejas. – voy a ignorar tu tono amenazante.

–Bien, creo que entiendes. Ahora, cuando te necesite para hacer alguna investigación quiero que estés en el lugar indicado sin llegar tarde.

–Bien –mi voz es seca, no puedo bajar la guardia con Jesse al igual que él no la baja conmigo.

Por eso ha faltado unas cuantas veces a clases, para investigar más a fondo y que su madre no sospeche de salidas tardes.

Le cuento lo que sé, le cuento del collar, se lo enseño. Me dice que lo mejor es que lo tenga guardado él pero me niego, se lo quito de inmediato. Por suerte acepta pero sé que tendremos que usarlo para rastrear a los culpables.

–Así que eso fue lo que pasó ayer –no es pregunta, es una afirmación–. Por eso estabas tan asustada.

Apoya los codos en sus muslos y se queda en esa posición pensante.

–Entonces estamos juntos en esto –veo a ambos al mismo tiempo.

Zack sonríe. . –Si, al fin alguien atractivo en el grupo –yo me sonrojo y río ante el comentario.

Jesse rueda los ojos. –Es obvio que no –su sonrisa maliciosa vuelve–. Nadie se va a quedar con mi puesto.

Pasamos unos momentos más juntos discutiendo sobre la piedra y el origen del bosque. Al cabo de un rato me voy cuando Lilith llega a casa. Jesse le dice que estábamos haciendo un trabajo de historia juntos. Asi que me despido de Zack y de Lilith con un abrazo.

Jesse me abre la puerta.

–Que pases buena tarde. – Digo odiando cuando me mira como si tratara de leer algo en mis ojos, se me hace más intimidante así.

–Es de noche –y alza una ceja acompañando su sonrisa.

Miro hacia la calle, está oscuro. Cierto, ya es de noche. Me aclaro la garganta.

–Pues, entonces buenas noches.

No dice nada, sólo sigue viéndome. Me hace querer irme corriendo, me hace querer hacer muchas cosas pero mantengo la compostura, no puedo ser tan débil por una simple mirada.

–Buenas noches Abigail –responde al fin.

No es de broma, no trata de hacerme enojar con mi nombre, lo dice serio. Observo su rostro, sus ojos y sus labios.

Su cara es hermosa, sin embargo no puedo decir lo mismo de su actitud. Quiero bajar la mirada, pero no lo hago, a pesar de que la suya me pesa lo miro a sus azules ojos.

–Buenas noches Jesse.

Y me voy.

No me volteo cuando llego a casa, ni miro por la ventana de mi habitación. Voy directo hacia el sillón, en donde mamá y Jared se encuentran.

Me siento junto a ellos. Están viendo una película de terror.

– ¿Cómo estuvo tu trabajo con Jesse? –curiosea Jared, su mirada fija en el televisor pero con una sonrisa burlona.

Entrecierro los ojos y respiro profundo. –Bien gracias.

No me siento enojada con ellos por no contarme todo el rollo, sé que lo hicieron para protegerme. Sin embargo siento que les faltó un poco de confianza en mí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro