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Capítulo 5

Jesse Thompson se cierne sobre mí sin aplastarme, su cuerpo frío más el suelo medio húmedo me hacen temblar. No puedo disimular el alivio en mi rostro cuando descubro que es él y o un cazador o uno de esos hombres de hoy.

– ¡Maldición! –Exclama medio sorprendido y medio enojado–. Casi te mato, tú no deberías estar aquí.

Quito su mano bruscamente de mi boca. – ¿Y tú sí? Casi me matas de un susto idiota –miro la posición en la que estamos–. ¿Puedes quitarte? me estás aplastando.

Jesse mira hacia abajo mientras se da cuenta que sigue sobre mí, se levanta rápidamente y yo hago lo mismo, mi espalda duele demasiado cuando lo hago, y se debe a que él es fuerte y rápido pero mi cuerpo sigue siendo humano, frágil por eso un golpe como este me duele lo suficiente como para torcerme un poco. Miro a mi oscuro alrededor, todo está en silencio salvo por nuestras respiraciones.

–Estás loca –lo escucho murmurar.

Lo miro mal. –Me refiero a que no deberías estar sola aquí –su ceño se frunce y se lleva una mano a su oscuro cabello–. ¿Qué pretendías hacer?

No voy a decirle por dos razones. Primero: Puede que arruine mi plan y segundo: Mi plan se escucha demasiado estúpido en voz alta y conozco muy poco a Jesse, pero sé que me restregaría ese hecho en la cara. Porque, ¿Quién sale de noche a buscar pistas sobre un posible asesino?

–Bueno, no soy la única loca, tú también estás aquí –levanto la mano señalándolo.

Me alarmo por un momento ¿y si más Thompson estaban aquí? Mi voz tiembla mientras pregunto.

–Digo ¿estás sólo verdad? –Seguro mi expresión es de horror porque me mira raro.

–Sí, estoy sólo pero podría decirle a tu madre yo mismo sobre encontrarte en medio del bosque.

– ¡No! –exclamo demasiado alto y él se acerca maldiciendo.

–Baja la voz –su tono es de molestia.

Miro otra vez hacia atrás y a mis lados. –Lo siento sólo... no digas nada.

–Bien, entonces vuelve a casa, no voy a estar cuidándote.

–No te lo estoy pidiendo –me cruzo de brazos–, vine aquí por mi cuenta y me voy por mi cuenta.

Jesse niega la cabeza mientras ríe. – Aún no tienes tus dones, van a matarte.

–Entonces quiero saber quién lo haría. Vine aquí por eso.

Un momento ¿Qué hace realmente aquí? él fue uno de los que estuvo de acuerdo con que un origen novato fue el causante de todo esto.

– ¿Qué haces aquí? ¿Qué buscas?

No me mira así que me planto frente a él, me mira serio.

–Vine a lo mismo que tú, sólo que con un mejor plan, claramente –contesta con voz gruesa y poco amable.

–Entonces sabes que no fue un accidente –ignoro su evidente comentario como si no fuera verdad.

–No lo fue –niega lentamente con la cabeza.

– ¿Y por qué estás sólo? tus hermanos también son orígenes, así que podrían ayudarte a investigar.

–Vuelve a casa Abby –su mandíbula se tensa–, no voy a cuidarte –me da una mirada intimidante antes de empezar a caminar.

Su ropa negra se camufla perfectamente con la noche, su paso es masculino y lento pero en un abrir y cerrar de ojos desaparece.

Vuelvo a estar sola.

Jesse Thompson de verdad que es un idiota. Toco mi bolsillo trasero, mi celular no está ahí. ¡Maldición! Me pongo a buscar a ciegas, lo único que siento son hojas secas y mugre.

Esto no es inteligente. Venir de noche al bosque y perder mi celular en el proceso. Si esto fuera una película de terror yo ya estaría muerta y sino, de todas formas mamá lo hará, no por venir, eso no puede saberlo. Pero va a preguntar por mi celular y entonces reamente se enfadará.

Me escabullo entre los árboles mientras busco el lugar en donde encontré a Natalia.

Escucho a un búho en algún árbol, también veo ramas que se mueven pero me digo a mi misma que son ardillas. Estoy caminando a ciegas y estoy consciente de que debería regresar, ni siquiera puedo ver la hora en mi reloj. Este es el lugar, puedo sentirlo. Aquí huele a azufre, la tierra está negra, los árboles con ramas gruesas caídas.

Piso algo duro, levanto mi pie. Algo brilla ahí. Mi cabello cae sobre mi cara cuando me arrodillo para ver qué es. Aparto la tierra quemada, está un poco enterrado, quito hojas y me encuentro con un cordón negro.

Jalo de él hasta que libero lo brillante. Lo alzo ante mis ojos, es una piedra amarilla, un collar.

El cordón se ata a una pequeña argolla que se une a la piedra, en si la piedra es extraña, sus colores son brillantes entre amarillo y naranja y tiene forma de lápiz, dos puntas en los extremos y lisa a los lados excepto por los bordes afilados en esta.

Sostengo el colgante en mi mano, no pesa nada. Tal vez es lo que busco, una pista. Si logro averiguar qué piedra es y su significado podría dar con algo.

Pienso en meterlo en mi bolsillo pero me da cierto temor perderlo, así que decido usarlo.

Ato el cordón a mi cuello, se nota en donde este se reventó. Está un poco sucio y siento la tierra quedar en mi cuello. La piedra queda escondida bajo mi camisa, siento como si mi pecho quemara con el contacto de la piedra, pero no de una manera dolorosa.

–Hay que irnos –escucho detrás de mí–. Aquí no hay nada.

Me giro ante la gruesa voz de Jesse.

–Pensé que te habías ido –mi voz es neutral.

–Hay que irnos –se encoge de hombros mientras lo vuelve a decir dándose la vuelta.

–Como te dije, vine aquí por mi cuenta y me voy por mi cuenta.

Se gira bruscamente.

– ¿Viniste en auto?

Carraspeo avanzando. –No, caminando.

Lo paso de modo que queda detrás, él me sigue.

–Entonces ¿volverás caminando? demonios ¿no te duelen los pies? aún eres...

–Sí, aún soy una débil humana –ruedo los ojos–. Pero soy capaz de volver a como vine.

Lo escucho caminar aún detrás.

– ¿Cómo es que escapaste? ¿Por la ventana?

Frunzo el ceño, claro que no. No estoy loca.

–Por la puerta.

Bufa. –Eres una pésima chica mala.

–A ver, me imagino que tú saltaste por la ventana.

–Claro, no quería ser escuchado, tengo a tres orígenes viviendo conmigo –comenta como si fuese lo más obvio del mundo.

–Solo te diré esto: no me descubrieron y si me tirara del segundo piso probablemente moriría.

De momento a otro lo tengo a mi lado.

–Tienes valor, mi pregunta es... ¿Qué hubiese pasado si un origen o cazador te hubiese atacado en mi lugar?

–Bueno –pienso rápido–, si fuese un origen me escondería, posiblemente treparía a un árbol bajo, si fuese un cazador... bueno, no hay cazadores en Old Town y si estuviese en esa situación posiblemente el cazador me vería como una humana más ya que no tengo la esencia de un origen aún. Mi temperatura sigue igual, no como la tuya, con solo tocarte se sabe que eres un origen de hielo por lo frío que estás siempre.

Se queda pensativo, no sé si fue por lo último que dije que presiento que debí omitir o por el resto de mi contestación.

–Respuesta inteligente, aunque lo que harías frente a un origen no sería lo más apropiado, probablemente estarías frita si de alguno malvado se tratara.

Gruño mentalmente, Jesse parece tener respuesta a todo.

–La cosa ahora es que nada me atacó y estoy bien, con un origen sarcástico pero por lo menos viva –bromeo.

Sacude la cabeza riendo, su risa es ronca y... no, sólo es una risa y ya. Bloqueo mis pensamientos sobre él mientras miro al frente.

– ¿Por qué mejor no me cuentas de ti? todos hablan del chico misterioso –digo restándole importancia al asunto.

Suelta aire, lo miro de reojo. Mira al frente con la mirada perdida.

– ¿No te lo contó tu mamá?

–Mi mamá no me cuenta todo –admito porque es verdad, lo poco que sabía lo había escuchado a escondidas junto a Jared.

–Nuestro pueblo se llenó de cazadores y decidimos venir a Old Town.

– ¿Ya habías estado aquí antes? –tenia curiosidad.

Gira la cabeza hacia mí y dejo de verlo de reojo.

–Creo que preguntas demasiado.

–Estaba buscando un tema de conversación... pero si no te gusta me callo y ya –digo un tanto enfadada por su descortesía, es verdad, no debo preguntar sobre la vida de los demás pero no justifica su forma tan grosera de contestar.

Nos quedamos en silencio. Trato de ver mi reloj, el sueño me está dando un poco de dolor de cabeza.

Pero aunque se mira un poco más claro no logro ver la hora del todo. Puedo adivinar que serán las tres y media de la mañana. Miro al cielo, está un tanto más claro.

–No lo tomes a mal –habla sorprendiéndome–. No me gusta contarle mi vida a extraños.

Sin embargo su respuesta sólo empeoró la anterior para mí. Por suerte la salida del bosque ya está visible.

–Creo que a veces deberías quedarte callado, la gente se ofende menos, créeme.

Y con eso empiezo a caminar más rápido, casi a trotar hacia la salida. Siento el pavimento bajo mis pies y corro.

No por Jesse, ¡Al demonio Jesse! Tenía que llegar antes de que alguien se diera cuenta de mi ausencia.

Cruzo el centro comercial, cruzo el bar que antes estaba lleno, ahora ya casi no hay nadie. Y para cuando llego a mi casa estoy casi muerta. Mi respiración es entrecortada, mi vista se nubla de pronto y siento el corazón en mi garganta. Abro la puerta sin hacer ruido alguno, casi lloro de felicidad al ver a nadie en la sala esperándome. Subo las escaleras con sumo cuidado. Escucho los ronquidos de Jared y la habitación de mi madre en silencio. Queda la última prueba. Mi habitación. Si mamá no está aquí entonces si me felicitaré realmente por mi gran trabajo.

Cuando tomo el pomo de la puerta me tiembla la mano.

Pero la habitación está vacía.

Me quito la sudadera lentamente y la dejo en mi closet, me pongo mi ropa de dormir y me meto a la cama. Lo logré, nada malo pasó y logré conseguir algo que puede ayudarme a descubrir lo que pasó ese día. Me duermo con una sonrisa victoriosa en la cara.

La luz me golpea en la cara, mi ventana está abierta y hace que me meta más entre las sábanas. Empiezo a gruñir, tengo la necesidad de dormir por más tiempo.

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Mi celular vibra y abro un ojo. Veo la pantalla de mi celular, son las dos de la tarde, suspiro mientras abro ambos ojos y dejo que me acostumbre a la claridad.

Siento algo que jala mi cuello. Me llevo la mano a la garganta y siento un cordón. Me acuerdo de lo de anoche... No, lo de hoy hace unas horas atrás.

Me siento en la cama mientras me quito el collar, la piedra naranja –amarilla parece brillar más esta mañana. La coloco frente a la claridad.

Es realmente hermosa. Pareciera contener fuego por dentro. Me llevo el cordón a la nariz, huele a tierra, humo y algo más... Un aroma masculino.

El cordón es de cuero negro y parece trenzado. Me levanto y me dirijo hacia el escritorio. Con una pañuelo empiezo a limpiarlo. Quito la tierra de la piedra y lo dejo como nuevo. Reparo la parte en donde se reventó y lo modifico para que pueda hacerse más corto o más largo y pueda ajustarse al cuello.

Luego me meto a internet y empiezo con mi búsqueda. Pruebo con cosas locas como "Piedras preciosas"

Hay varias piedras parecidas a la que tengo en mi mano pero ninguna imagen es exacta. Borro mi búsqueda y pruebo con "piedras en collares"

Algo tonto pero de buen resultado. Hay decenas de imágenes con piedras parecidas, su misma forma. Sigo bajando las imágenes, ningún color es igual. Hay una que llama mi atención, es de color lila y morado. Le doy clic y sale su nombre. Hay algo parecido...

Busco el nombre de la piedra, Cuarzo, doy clic a la imagen y me aparecen varios estilos del mismo color lila.

Borro mi búsqueda y pruebo "Cuarzo naranja", y doy clic en buscar.

Mi pecho se acelera, lo he encontrado. En las fotos aparece la piedra, incluso la foto de la piedra en el collar.

Es esa.

Cuarzo Citrino naranja. Busco la información y no sé si sentirme asombrada o decepcionada, no es lo que esperaba.

"Según los expertos en gemología esotérica, hace renacer las motivaciones, la esperanza y la dicha de la vida, a su poseedor. Para ello, reduce las tendencias auto destructoras y eleva el nivel de su propia estima. Por ello, recomiendan los amuletos de citrino a las personas que atraviesen momentos difíciles, de sufrimiento o de depresión, o que quieran enfrentarse mágicamente a sus fobias o manías."

Algo interesante pero no me dice mucho. Estos pueden venderse en todos lados.

"El citrino es una piedra que nos devuelve la alegría de vivir. Es la dorada piedra de la riqueza que atrae la fortuna y nos ayuda en los negocios."

No encuentro mucho. La decepción me invade, tal vez debí buscar algo más en el bosque, no sólo quedarme con una tonta piedra.

¿En qué podría ayudarme ahora? ¿A mejorar mi ánimo? Si claro.

Me doy una ducha y me visto. Me pongo el colgante de todas formas, debo admitirlo, me gusta. Sólo pienso en el pobre diablo que le he robado la "suerte."

Paso la tarde con mi familia. Al principio por cualquier pregunta me tensaba. Contaba los segundos hasta que se dieran cuenta, luego supe que lo que hacía era una locura, no iban a saberlo si Jesse no les decía nada.

Y no va a hacerlo, él también estuvo ahí.

No veo a los Thompson en todo el día, mamá y Lilith salen en la noche y Jared, no hace nada más que ver fútbol con la excusa de que en pocos días iban a empezar de nuevo a entrenar. Lo que significa que los viernes de borrachera en Old Town iban a volver.

Me encierro en mi habitación a leer, el grupo que creamos Natalia y yo para escribirnos con Cody está sin mensajes, ni siquiera estoy de humor para empezar una conversación. Así que me pongo a leer pero no tardo en llevar a mi mente a otro lado.

Empiezo a pensar en la gravedad del asunto y que tal vez ya no quiera descubrir la verdad, estaba aterrada.

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Es lunes por la mañana. El tiempo es frío y las nubes eran nuevamente grises.

Al llegar al instituto ayudé a Natalia a llevar su trabajo hasta el salón correspondiente. Me encontré con Zack y Sebastian al dirigirme a mi clase de historia.

Al entrar al salón de historia con unos minutos de retraso, me doy cuenta de que el asiento a mi lado está vacío. Por alguna razón se me ocurre que lo que pasó anoche tiene algo que ver. ¿Será que Jesse encontró algo importante? ¿Será que les contó a sus hermanos su escapada de la madrugada?

Ignoro mis pensamientos y me centro en la clase. Sin embargo no dejo de echarle miradas al asiento de al lado.

Entro a la cafetería luego de dejar mis libros en mi casillero, no tengo apetito por lo que me dirijo directamente en donde están Cody, Natalia y... Zack.

–Hola –los saludo sentándome junto a ellos.

–Abby, iba a preguntarte si Zack podía comer con nosotros pero se me pasó –explica Natalia.

Zack no es ningún problema, es más, me agrada bastante.

–Está bien, debió ser por lo del trabajo, casi ni hablamos en el camino –le recuerdo.

Tuve que viajar en el asiento de atrás para ir pendiente del trabajo ya que podía romperse o caerse. Cody come en silencio viendo a Zack detenidamente.

–Bueno, al parecer se te pasó por alto también mi presencia Natalia –le recuerda Cody.

Zack se limita a comer su ensalada. –Sí, lo siento –se excusa Natalia simplemente.

–Zack entonces –Cody saborea su nombre–. ¿De dónde vienes?

Se acondiciona sobre sus codos sin dejar de verlo desafiantemente. Zack se acomoda las gafas, gesto que he aprendido usa cuando está nervioso.

–Bretder –dice con una sonrisa–. Creo que te gustaría estar ahí.

Cody frunce el ceño. – ¿Eres psíquico o algo?

Zack se endereza. –Sólo es un comentario –borra inmediatamente su sonrisa–. Bretder es tranquilo, nieva la mayoría del tiempo.

– ¿Y por qué no te quedaste si te gustaba tanto?

Miro con advertencia hacia Cody. Este me mantiene la mirada.

–Mi madre quería volver –se encoge de hombros.

Cody pone esa cara de superioridad. – ¿Y tu padre?

No sé porque hace esto, Ni siquiera le interesa realmente.

–Basta de preguntas personales le digo con advertencia en mi voz–. ¿Por qué mejor no preguntar... si te está gustando el pueblo?

Me mira agradecido. –Sí, me está gustando.

– ¿Te gusta el fútbol? –le pregunta Cody

Zack niega. – No, me gustan más las cosas tranquilas.

–Como leer. – Agrega Natalia con una sonrisa tímida.

Cody hace una mueca. – ¿Eres igual de nerd como ellas? – Nos señala con su tenedor de plástico. – Al parecer soy el único normal aquí.

Zack y yo nos volteamos a ver al mismo tiempo.

"Si supieras".

–Bueno, debo decir que si, mis hermanos dicen lo mismo. Que soy algo nerd.

–No eres nerd –lo defiendo–. Eres intelectual –arreglo finalmente la frase.

Cody ríe. – ¿Eso te dices a ti misma que eres? sería más cool que fueras una animadora –sonríe de manera malévola.

–No me gusta lo plástico. – Hago una mueca al pensar en mi de esa forma.

–Bueno, bueno ¿Y entonces que te gusta hacer? además de esa cosa de leer.

Zack se queda pensativo. –Me gusta la música...

– ¿Qué género? –Cody ya empieza a interesarse realmente en la conversación.

–Me gusta la música clásica –Cody hace gesto de desagrado.

– ¡Oh vamos! ¿No te gusta el rock?

Zack se aclara la garganta. –Como dije, me va más lo tranquilo, además ese tipo de música es relajante.

–El rock también es relajante – Cody sonríe de manera sarcástica–. ¿Tocas algún instrumento?

–Sí, el piano –De nuevo la sonrisa de Cody cae, es increíble cómo se decepciona rápidamente.

–Hermano, las cosas que espero que digas simplemente no las dices, intentemos con películas.

–Me gustan las de ciencia ficción.

Cody lo señala con el dedo. –Al fin una –se ríe.

Al final Cody dejó de ser tan idiota como lo era al principio y se deja llevar con Zack. Aún recuerdo el primer encuentro entre Cody y yo, eso me hace sonreír de manera automática.

Al salir de clases me encuentro con Jared recostado a mi casillero. Cuando me mira se dirige hacia mí.

–Abby, hoy llego tarde a casa.

– ¿Por? –Pregunto metiendo mis libros en el casillero–. Hoy inician las prácticas –dice como si eso fuese lo más obvio–.Y mamá está de turno así que...

– ¿Qué pasa con mi castigo?

Gruñe. –Te libero pero que mamá no sepa.

–Bien, pero llega a tiempo para llevarle la cena.

–Claro, procura no meterte en problemas.

–Bien. Procuraré no hacerlo –actúo seria. Me mira mal y río–. Es broma.

–Pórtate bien –me besa en la frente y se aleja.

Me uno con Natalia en su auto, le cuento que Jared estará practicando y que estaré sola.

– ¿Quieres que te acompañe?

–No –corto rápidamente–. Voy a estar bien, haré las tareas, leeré un poco y se pasará el tiempo volando –aseguro tranquilizándola.

Pero no pasó así. Son las una y media, terminé las pocas tareas que tenía y me busqué algún libro para pasar el tiempo. Pero leía sin hacerlo realmente, tenía que releer un párrafo una y otra vez porque no prestaba atención.

Ni siquiera tengo auto. A mi mente vienen ideas de lo que podría hacer si tuviera uno. Podría ir a la heladería más cercana, a esa que queda junto al parque de duraznos. Pero de repente mis pensamientos son interrumpidos por algo extraño.

Todo es oscuro de pronto. Me levanto de la cama y cuando miro al frente me encuentro con árboles y pasto. No me muevo pero se mira como si lo hiciera. Es como si frente a mí se encontrara una gran pantalla. Escucho una respiración, no es mía. Miro hacia atrás y al hacerlo miro más árboles. Es el bosque. Siento una presión en el pecho. ¿Qué está pasando?

Escucho voces a lo lejos, pequeños murmullos dentro de mi cabeza pero siento como si alguien estuviese a mi lado, como si esa persona me hablara y provocara esos murmullos pero no miro nada, sólo el bosque mientras según lo que veo avanzo.

Es como... si estuviese en el cuerpo de otra persona y esta es la que camina, siente y escucha. Como si yo estuviese en su cabeza. Los murmullos se hacen más claros.

–Tengo que encontrarlo.

La voz es gruesa y varonil y está llena de preocupación y enojo. Así es como me siento, como la persona se siente.

–No sé porque es tan importante...

–Si no quieres perder la lengua es mejor que te calles Natasha –escucho nuevamente esa voz, es como si viniera de mí.

Trato de parpadear, no quiero seguir viendo esto, quiero regresar a la realidad. O despertar, ni siquiera sé si me dormí o si esto realmente está pasando.

–Sabes que es peligroso estar aquí –esta voz es diferente, no menos masculina, sino menos grave. Pareciera de un adolescente.

–Un momento –de repente parecen dejar de caminar, él se gira hacia todas partes, haciéndome ver perfectamente donde están. Donde encontré el collar.

– ¿Qué pasa? –pregunta la chica al dueño de la voz.

–Algo está mal –siento ira, su ira–. ¡Demonios! –exclama realmente molesto. Todo desaparece ante mis ojos.

No sé cómo lo hice pero estoy de regreso en mi habitación. Me golpeo la cabeza con la cama al caer estoy jadeando, me falta aire, ¿Qué acaba de pasar?

Me llevo la mano al pecho para sentir mi corazón, pero siento lo duro de la piedra. Parece palpitar en mi palma. Algo está mal ¿Cómo hice eso? Me levanto del suelo justo cuando mi ventana se abre de golpe y me hace volver a caer gritando del susto.

– ¿Estás bien? –pregunta Jesse mientras se acerca para levantarme.

– ¿Qué demonios haces aquí? –Alzo la voz asustada por su repentina presencia–. Van dos veces que me asustas de muerte.

Me arreglo el cabello revuelto. Jesse me mira divertido.

–Lo siento, pero estabas gritando.

¿Lo hacía?

Me aclaro la garganta. –Estaba soñando –intento disimular–. No es la primera vez, creo que deberías acostumbrarte ahora que vives en frente.

Me mira frunciendo el ceño – ¿Eres sonámbula? –se cruza de brazos.

Vaya, sus músculos parecen volverse más grandes en esa posición. O tal vez debería comprarse unas camisetas más grandes.

Levanto mi mirada hacia sus ojos azules y reacciono.

– ¿Sonámbula?

–Si –asiente–, caminabas de un lado a otro como si no reconocieras tu propia habitación –ya no sé si su expresión es de verdadero desconcierto o si es de diversión.

Entonces esto de verdad pasó, de verdad pude ver lo que el dueño del collar ve, sentir lo que él siente. Suelto aire.

–Yo... –No se me ocurre nada ¿qué podría decir? ¿La verdad? es obvio que no–. Bueno, no estaba dormida, estaba practicando un pedazo de mi obra favorita.

Eso suena peor en voz alta, lo menos convincente posible. Jesse intenta no reír.

– ¿Es enserio? es la peor excusa que me han dicho hasta ahora –me quedo callada, asustada por lo anterior y desconcertada al mismo tiempo. Mi corazón aún late demasiado rápido.

–Estas asustada –ya no hay diversión en su voz o en su rostro.

–Bueno, no es normal que un chico se meta por mi ventana así que...

–No es por eso. –se acerca lentamente.

–Eh, calma ¿qué haces? –digo preocupada.

Solamente se inclina un poco mientras parece concentrarse en algo.

–Tu corazón, está acelerado ¿qué te pasó realmente? ¿Alguien estuvo aquí?

– ¿Qué? ¡No! ya te dije, sólo me asustaste.

Me siento en la cama, intentando recuperar un poco el aire.

– ¿Acostumbras hacer eso cada vez que tus vecinas gritan? – Bromeo.

Su sonrisa pícara vuelve. –No tan seguido.

Río negando con la cabeza. El susto poco a poco va pasando.

Miro hacia su casa. – ¿Y tus hermanos? –cambio de tema.

–Están en la práctica de fútbol.

–Oh, ¿Zack también? él no es fan de eso.

–No –niega con la cabeza–, él está esperándolo en las bancas mientras juega. ¿Y tu mamá?

–Está de turno. Hoy tengo que llevarle la cena con Jared.

– ¿Cocinar? ¿Tú? –pregunta burlón.

Levanto una ceja. –Sí, y cocino delicioso.

Lo cual es cierto, las sopas instantáneas me quedan deliciosas. Claro que no iba a mencionar lo mala que soy en esa área.

Parece divertido. –Mira, sé que algo pasó –mi sonrisa se borra–. Si necesitas ayuda en algo sólo llámame –su voz parece sincera, así que asiento–. Me tengo que ir, nos vemos mañana en el instituto.

–Adiós –digo tratando de no mostrar emociones en mi rostro, así como él.

Se queda dónde está, parece querer saber lo que pienso. Niega con la cabeza y se va. Se lanza de la ventana y me levanto para asomarme.

Él cae de cuclillas, se endereza y mira hacia mi ventana, no sonríe, no hace ninguna mueca. Su rostro como siempre en blanco mientras se da la vuelta y regresa a su casa, lo veo entrar y cerrar su puerta. No espero a que suba a su habitación, sería extraño y acosador así que regreso a mi cama.

Niego con la cabeza para despejar mí. Empiezo a preocuparme realmente, esto es más grande que lo que pensaba. Esta piedra alrededor de mi cuello no es una piedra cualquiera, ese grupo de muchachos andan rondando por el bosque, por el pueblo y aún no sé a qué juegan y a estas alturas, ya no sé si quiero descubrirlo.

Me pregunto ¿Cómo eso fue posible?

Fue como estar ahí, ahora estoy segura, ellos lo hicieron, ellos incendiaron una parte del bosque, regresaron por su collar ¿Por qué es tan importante para él? la misma chica Natasha lo preguntó. ¿Quiénes son? ¿Qué quieren? ¿Qué hace realmente esta piedra? claramente no es lo que leí en internet.

Pienso en ello hasta tarde, hasta que Jared viene y lo ayudo a cocinar. Pienso en ello mientras él conduce al hospital y vamos a donde mamá. Pienso en ello mientras volvemos y me encierro en mi habitación y no paro de hacerlo durante toda la noche.

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