Capítulo 32
¿Por dónde empezar? Tal vez por el hecho de que no estaba del todo lista para dejar este lugar.
Habíamos pasado la noche juntos, reunidos alrededor de la fogata, empezamos hablando de nosotros, algunos hablaron sobre su pasado, las historias eran graciosas, otras eran tristes y otras inspiradoras pero al final todos llegaban a algo en común. Los cazadores se llevaron algo de cada uno y por eso ahora todos estamos reunidos aquí, planeando cómo vengarnos.
Crecí convencida de que la venganza no es buena, que el castigo llegará a esa persona tarde o temprano pero pienso que eso no es del todo cierto. Algunas cosas son peores que otras y esas otras a veces son difíciles de olvidar, como el hecho de que tu padre está muerto por culpa de alguien más, si, eso no se olvida nunca. Y me pregunto ahora... ¿Sería justo dejarlos a todos esos cazadores vivos sabiendo que han arrebatado muchas vidas más? No, para mí eso no es justo, si, son seres vivos pero al parecer carecen de corazón, o al menos la mayoría y puedo apostar que el cazador que asesinó a mi padre no es la excepción.
Nos habíamos levantado temprano, tanto que el cielo aún era de color negro azulado carente de estrellas. Habíamos empacado nuestras cosas y ayudamos a subir todo a los camiones, yo me levanté aún más temprano que el resto a observar primero a mi madre dormir y luego salí a mi porche por aire frío. Ahí estaba ese sentimiento de euforia y miedo, corría por mis venas y se alojaba en mi estómago. Luego poco a poco fui viendo como las luces dentro de las cabañas se iban encendiendo poco a poco hasta que ya no había ninguna en la penumbra, entonces me di cuenta de que realmente era hora, mi madre estaba acostada e inquieta así que decidí despertarla, le dije que era hora de levantarse para que me viera partir y ahí juntas, ella en la cama y yo de rodillas junto a ella nos pusimos a llorar, me dijo lo fuerte y valiente que era por hacer esto y le creí y prometí regresar, le prometí que cuando lo hiciera iba a llevarla con Jared y juntas le avisaríamos que todo había terminado. No iba a romper mi promesa.
Me bañé y me vestí con el traje especial de combate, ya no se sentía tan pesado, me sentía orgullosa de portarlo. Me hice una coleta y me coloqué los guantes que dejaban mis dedos al descubierto y salí. Mamá tenía los ojos rojos de tanto llorar y cuando me vio lista lloró de nuevo.
La tranquilicé de nuevo y la dejé en la ducha para después salir y reunirme con el resto. Todos estaban levantados y listos para irse.
Al primero que divisé fue a Caín y luego con él Cody y Zack. Este último sostenía un mapa y señalaba con el dedo índice el lugar exacto en donde Old Town. Cerca de Inglaterra.
–Calculo unas cinco horas de viaje. – Dice Zack convencido. – Si paramos...
–No lo haremos. – Le corta Cody. – No podemos.
–Bien, entonces, sumando el tiempo de tránsito digo que unas seis horas. Estaremos ahí a las diez, diez y media de la mañana.
–Bien. – Caín asiente. – Tenemos suficiente tiempo para ubicar las bombas, de noche es aún más peligroso.
–Hablando de las bombas. – Dice Cody. – Ya las metimos en el camión, pero les indiqué a los que le toca viajar en el que sostengan las cajas sobre sus piernas para evitar que se muevan demasiado.
–Bien hecho. – Caín me mira. – Buenos días. – Me saluda Caín una mínima sonrisa torcida. – Iba a decirte, iremos en un camión aparte, todo el grupo, al parecer logró sobrar uno de los camiones más pequeños así que lo aparté para que vayamos más cómodos.
–Genial. – Digo. – Estoy lista ¿qué más hace falta?
–Vamos preparándonos en la cabaña de armas. – Dice. – Para las armas propias.
Todos ya están ahí, Jesse está probando un arco y apunta hacia la pared, luego me mira y camina hacia mí.
–Hola. – Dice pegado a mi cuello. – Te estaba esperando.
–Ya estoy aquí. – Digo separándome. – Te ves bien con el arco. – Coqueteo con él. Se ríe y pone cara presumida.
–Gracias, muchas gracias. Y tú te ves tierna con tus dagas. – Lo golpeo en el hombro.
Tierna mi abuela.
Voy con Sabrina y escojo mis armas.
Llevo varios pares de cuchillos ocultos en todo mi cuerpo, enfundo dos armas de fuego.
Veo los cuchillos de luna creciente de colores metálicos. El azul se mezclaba con el verde y se hacía un color verde bajo luego se hacía amarillo y habían tonos rosa por aquí y por allá. Eran perfectos y hermosos, ahora los usaría.
–Mira estos. – Dice Sabrina sujetando un cuchillo con agarradera de nudillos de un azul metálicos. – Creo que los llevaré.
–Yo llevaré estos. – Le enseño los míos y apunto las afiladas puntas hacia ella para que las vea.
–Ohhh si pudiera utilizarlas te las quitaría. – Dice tocando las puntas con cuidado.
–Uh mala suerte querida. – Digo colgándolas en mi cinturón.
Jesse aparece tras de mi. – Deberías llevar un arco, por cualquier cosa. – Dice. – Te enseñé muy bien, creo que eres capaz de utilizarlo.
–No lo creo, no hoy. Recuerda que la verdadera batalla será mañana, hoy sólo colocaremos las trampas.
–Bueno, tienes razón. Sigue con tus dagas. – Me besa la mejilla y ruedo los ojos.
Afuera se escucha la voz de Elías llamando por nombres a cada uno con sus respectivos jefes de grupo. El grupo de Caín estaba aquí, armándose hasta los dientes.
Entre todos nos miramos.
–Es hora. – Dice Caín.
Es hora de irnos. Mi corazón parece temblar. – Pueden ir a traer sus últimas cosas, nos veremos en la salida.
Asentimos mientras empezamos a salir, Natasha se queda junto a él, no la aparta y me siento feliz por ellos, tal vez el odio de Natasha hacia mí se desvanezca pronto. Miro a Jesse ya afuera.
–¿Irás a despedirte? – Le pregunto. Asiente.
–No dilataré, te esperaré fuera.
–Bien. – Digo, mi garganta arde y mis ojos se llenan de lágrimas. No quiero llorar, no puedo, tengo que ser fuerte, tan fuerte para ambas. Mi madre y yo.
Abro la puerta y se me parte el corazón, mi madre está en la cocina preparando una lonchera llena de comida. "No llores, no llores por favor" me pido a mí misma.
Me acerco a ella sonriendo lo más que puedo, ella se gira con lágrimas en su rostro.
–Sé que no es mucho pero te dejé varios sándwiches de jamón y queso, puedes compartir con tu grupo. Metí tu celular ahí, no te llamaré porque sé que es peligroso pero quiero que me llames cuando estés por regresar, James tiene tu número y escribí el de él ahí así ustedes dos también pueden comunicarse.
–Mami. – Digo al borde. – Te amo tanto.
Y la abrazo, aspiro su aroma, me encanta su aroma.
–Te esperaré aquí. – Me dice. – Prométeme que te volveré a ver. – Me pide llorando.
–Lo prometo. – Digo sin dudar. Sobreviviré por ella, la volveré a ver. – Prometo que nos volveremos a ver.
–Entonces ve con cuidado. – Dice tomando mi rostro. – Tú eres mi ancla hija, no dejes que navegue sin ti.
–No lo harás, siempre seré tu ancla.
Fue doloroso.
Me había alejado de ella hasta la salida, Jesse ya estaba ahí y me tendió la mano, la cual tomo sin dudar y ambos miramos una última vez a mamá.
–Hasta luego señora Williams. – Se despide Jesse.
–Cuídala. – Le pide mi madre con voz débil.
–Lo haré, con mi vida.
Y le creo.
–Adiós mamá. – Me despido yo.
Camino tratando de no llorar mientras me alejo de la cabaña que resguarda a mi madre, veo a los que se quedan, humanos y algunos orígenes y brujos, el resto ya están listos en los camiones.
Lo crea o no, estoy preocupada por James, él ya no está en Old Town, está en su hogar haciéndose pasar por uno de ellos y alistándose para mañana en uno de los hoteles más caros de Inglaterra junto con sus compañeros, nos mandará más información cuando lleguemos a nuestro destino.
Jesse y yo nos encontramos con el grupo. Zack, Sebas, Sabrina, Sebastian, Cody, Isabel, Caín y otros que no conocía de nombre nos esperaban al borde de la salida.
–Es hora. – Digo yo mirando hacia unos ojos azul zafiro. – Estamos listos.
Caminamos todos a la salida y cuando cruzamos la barrera Caín se encarga de cerrarla. No veo a la comunidad sino a grupos de viejos árboles y pasto verde así como el resto del bosque detrás de mi.
–Dupliqué las defensas. – Dice Caín. – Ellos están protegidos.
Vamos hacia donde los camiones están.
Caín les hace señas y uno tras otro van saliendo de las entrañas del bosque, sólo queda un camión que a como dijo Caín, era el más pequeño.
–Cody va conmigo al frente. – Avisa él, el resto va atrás. – Todos obedecemos, me impulso apoyando mi pie en una esquina del camión y entro, otra diferencia es que no hay carpa en este sino que estamos dentro de un container metálico con banquetas y agarraderas, todo es de color verde musgo y hay una rendija de vidrio desplazable para comunicarnos con la cabina. Me voy al borde de la banqueta y tiro mi bolso lleno de armas a mi lado, me quedo viendo la lonchera en mis manos y la sostengo con fuerza.
Jesse me ayuda a abrochar lo que parecen ser cinturones de seguridad en forma de equis. En cuanto las puertas dobles se cierran con todos dentro, Caín pone en marcha el camión y de inmediato enciendo mi intercomunicador.
La cabina se comunica con la parte trasera así que desde aquí todos podemos ver la carretera frente a nosotros, me distraigo con eso, trato de no pensar en nada más.
Creo que hasta ahora el viaje es lo más difícil, vi cómo dejábamos el pueblo y poco a poco íbamos dejando otros atrás. Me animo a charlar un par de veces pero la mayoría de las veces me desconectaba de todos a mi alrededor, incluso de Jesse quien estaba sentado junto a mi agarrando mi mano fuertemente.
Me doy cuenta de que me dormí en cuanto sentí la sacudida del camión y me enderecé de golpe mirando a mi alrededor, seguía aquí sentada con Jesse a mi lado, mi cuello estaba adolorido y mi cabeza dolía. El camión ya no se mueve y cuando miro hacia el parabrisas me doy cuenta de que todo el paisaje está totalmente cambiado, no es nada que haya visto antes en persona.
–¿Hemos parado por gasolina? – Le pregunta a Jesse. La expresión de su rostro es seria y triste aunque finja una sonrisa tranquilizadora.
–Hemos llegado Abby.
–Oh. – Es lo que sale de mi boca, no estoy preparada aún.
–Tenemos que bajarnos con cuidado, revisar el perímetro primero.
Asiento mirando a todos, luego miro hacia la cabina y mi mirada se encuentra con la de Caín gracias al retrovisor.
Bajamos del camión llevando armas con nosotros, cuatro se quedaron en nuestro camión para vigilarlo. El clima es templado, el cielo es gris y cuando miro lo que está frente a mí me quedo sin aliento. Es Inglaterra, a lo lejos puedo ver los grandes edificios de cristal y hierro, el sonido de la ciudad llega hasta aquí, a las afueras. No puedo creer que me perdiera las vistas de Inglaterra por dormir.
No estamos en el pueblo aún, estamos estacionados justo frente a el, el camino no es tan ancho y pareciera que este parte a un bosque por la mitad, a nuestra izquierda se miran los edificios y el centro, hay también una charca llena de lama, de hecho todos los árboles estaban casi cubiertos por completos de lama, justo frente a nosotros está un letrero de madera desgastado con enredaderas cubriendo casi todo de el y dice "Bienvenido a" no se lee el nombre del pueblo en el. El camino nos lleva a los primeros edifico frente a nosotros. Nosotros somos los únicos en bajarnos y revisar el perímetro, el resto de los grupos se quedan en los camiones, llevo mi mano al intercomunicador para revisar si está encendido y luego me coloco junto a Jesse. Quiero seguir viendo el paisaje que me resulta hermoso y tenebroso a su vez, huele a humedad y por el color del cielo me doy cuenta de que en cualquier momento puede llover. Caín va al frente y ya ha cruzado la frontera entre el bosque y el pueblo, me pregunto cómo sería si no estuviera abandonado, si los edificios a sus costados no fuesen grises y no estuviesen desintegrándose.
Así como dije antes, los edificios son grises y en verdad dan miedo, cuando camino y llego a la entrada veo que el cemento del suelo está agrietado y la grama ya está empezando a crecer aquí, me lo imaginaba más pequeño pero no lo es tanto así como lo describió James.
–Activen sus pulseras. – Nos indica Caín sin girarse a nosotros.
La luz azul parpadea y luego me hago invisible para los que no la llevan activada también.
Saco la m9 y apunto al frente imitando a los del frente. Llegamos a un tope donde nos guiaba a tres diferentes calles, y estas llevan a otras.
–James dijo que uno de los problemas es que todas las calles llevan justo al mismo lugar. – Dice Caín. – Estoy seguro de que ahí será el punto central de su reunión. – Divídanse y nos encontraremos en el mismo punto.
Miro a Jesse, indica que sigamos a los que se dirigen a la calle de en frente pero antes de girarme miro a Caín quien por su mirada descifro que esperaba que lo siguiera a la izquierda. Miro a Jesse.
–Iré con ellos. – Señalo al grupo opuesto a ambos. Me mira con el ceño fruncido pero asiente.
"Cuídate" mueve sus labios sin producir sonido, lo beso antes de seguir al grupo.
Los edificios son todos iguales, altos huecos, las pocas casitas están en las mismas condiciones y sus techos están en el suelo, me recuerda a los pueblos fantasmas de las películas de terror. Así como dijo James, todas las calles llevaban a un mismo lugar, nos dividimos incluso más para cubrir todos los caminos y al ir cruzando edificio por edificio todos llegamos a un punto, divididos en calles. Logro divisar a Cody junto a Jesse en una de las calles de enfrente.
Me parecen extrañas las divisiones, todas llegan hasta aquí y hay una gran parte de terreno vacío y por lo que veo forma un círculo.
Un sol, me recuerda a un sol, de esos que dibujaba de niña. El círculo vacío excepto por grama, suciedad y basura es como el centro del sol y las calles vendrían siendo las líneas dibujadas que simbolizan los rayos del sol. Todos nos acercamos y nos reunimos en el punto vacío.
–No hay rastros de cazadores. – Dice un chico asiático de cabello negro.
–Cubrimos todas las calles y no hay nada, ni movimientos en los edificios. – Avisa alguien más.
–Bien, entonces hay que traer al resto.
Quiero preguntar si realmente dormiremos aquí aunque sé que es obvio pero siento repulsión al saber que tendré que toparme con una que otra cucaracha o alguna rata. Sin embargo no digo nada, ya es medio día y se nos acaba el tiempo para prepararnos.
–Tengo que confesar que da miedo. – Me dice Jesse en voz baja. – Siento que en cualquier momento los zombies saldrán de los edificios y tendremos que ver como se comen a nuestros compañeros.
Miro The Walking Dead junto a Zack, Sebas y Jesse, nunca me dio miedo pero ahora que Jesse lo menciona, el lugar me recuerda a ciertos lugares de la serie, los edificios tienen esos tonos grises, amarillos y negros, algunas ventanas están rotas y el aire parece estar contaminado.
Lo golpeo en el hombro con fuerza porque ahora que me pongo a pensar en qué pasaría si eso llegara a pasar cosa que no lo hará, me da un poco de miedo. Se queja riendo.
–No te hagas el chistoso. – Ruedo los ojos. – Sabes que no me da miedo.
–No deberías. – Sonríe para él mismo. – Yo estoy aquí.
–Por Dios, serías el primero en gritar como nena.
–No es verdad. – Se ríe y se forma una arruga por sus ojos lo que lo hace ver incluso más sexy. – Debemos admitirlo, el chino sería el primero.
Es mi turno de reír. – Es asiático. – Le aclaro.
–Como sea, es lo mismo. – Dejamos de reír mientras esperamos y vemos como todos empiezan a venir con bolsos y municiones. –¿Tienes miedo? – Me pregunta. Sé que el momento de bromear pasó, su rostro está fijo en el mío y sé que si le pidiera irnos, él no dudaría en seguirme, su rostro me lo dice todo.
–Si. – Admito. – Ahora todo parece más real, la guerra está a la vuelta de la esquina. Tengo miedo de perder a alguien que amo. Tengo miedo de perderte.
Suspira.
–No puedo mentirte, en algún momento nos separaremos, no podremos luchar espalda con espalda porque tendremos que movernos rápido y en diferentes direcciones pero no bromeaba cuando te dije antes que estoy aquí, te protegeré Abby, sin dudarlo.
Mi boca tiembla por una sonrisa o tal vez es una mueca de dolor por sus palabras.
Me aterra el pensar que podría perderlo. No quieto hacerlo porque entonces se volvería muy real para mí.
–Yo también estoy para ti Jesse, mataría a cualquiera con tal de protegerte.
Me besa y los edificios de aspecto macabro desaparecen y todo se vuelve azul, digo azul y no de color roda porque azules son sus ojos y desde el día que lo vi, mi color favorito se volvió el azul.
Me quedo sin aliento al igual que él, nuestras manos se aprietan con fuerza antes de que nos separemos y vayamos a ayudar en lo que podamos.
Dejamos todo en el suelo y nos ubicamos juntos para escuchar las próximas orientaciones. Caín habla con sus amigos brujos, por lo que puedo escuchar a través de los murmullos es que han tratado de registrar algo extraño en el lugar, ya sean dispositivos, cámaras o cualquier cosa pero no hay nada aquí, realmente estamos encubiertos.
Caín nos pide que prestemos atención.
–A continuación. – Dice sacando un plano del lugar. – Lo que hicimos sobre los grupos y líderes será diferente ahora. Necesito arqueros, pistoleros, encargados de las bombas, hechiceros y aquellos que lucharemos abajo completamente organizados. Así que vuelvan a agruparse pero esta vez por habilidades, yo les indicaré su labor.
Miro a Jesse. – Eres un arquero. – Le digo. – Eso significa que no estaremos cerca.
–No lo sabemos aún. – Se defiende.
–La verdad es que no lo haremos y lo sabes. Nos perderemos entre la multitud, será difícil diferenciarnos.
–Yo estaré arriba, te cuidaré la espalda desde ahí. – Me sonríe de manera tranquilizadora y luego se dirige hacia el grupo de arqueros. Yo por otro lado me dirijo a aquellos que pelearán desde abajo mano a mano o en mi caso cuchillo a mano.
Me alegro al ver que Cody, Isabel, Zack y Sebas están en mi grupo.
Veo a Natasha caminar hacia el grupo en donde Jesse se encuentra, no sabía que era arquera pero no me sorprende, ella es buena en todo.
Caín pasa de grupo en grupo dando indicaciones y cada uno de ellos camina dispersándose entre las diferentes calles, nuestro grupo es grande, demasiado y cuando Caín llega a nuestro grupo se le nota lo orgulloso que está de eso en su mirada.
–Bien, quiero que Zack y Sebastian vengan conmigo de este grupo, los necesitamos en otro grupo.
–Pero no soy bueno con el arco o a disparar.
Caín niega con la cabeza. – No, nada de eso, tú y tu hermano irán a las alcantarillas a ubicar bombas. – Dice pisoteando el suelo. Y es de esperarse que los escojan ya que son chicos muy inteligentes, estoy segura de que sabrán manejar las cosas, la sonrisa de Zack me lo confirma.
–Está bien. – Dice acercándose a él.
Empiezan a hablar y señalar el suelo, luego a un grupo de unas diez personas a lo lejos y luego ambos hermanos caminan hacia ellos, Caín se gira a nosotros. Ahora sólo quedan Cody e Isabel junto a mí, la hermana de Natasha no cuenta tanto como conocida, nunca hemos cruzado palabra.
–Ahora ustedes. – Dice recorriéndonos con la mirada. – Son un grupo grande, necesito al menos cinco de ustedes en la entrada. – Se escoge a cinco, yo no estoy en ellos ni tampoco los amigos que me quedan en el grupo. – Nosotros atacaremos desde abajo, el resto estará sobre los edificios o bajo tierra, estaremos esparcidos por todo el lugar.
–Me imagino que en el momento de su llegada activaremos las pulseras ¿cierto? – Pregunta una chica levantando su muñeca para hacer énfasis a su pregunta.
–De eso es lo que hablaremos ahora mismo. Nuestro plan de ataque.
Nos dividimos e inspeccionamos edificios, Caín tenía señalados en los planos los edificios que estaban en mejores condiciones, y cuando digo "mejores condiciones" me refiero a que no sean como el resto, que las paredes están tan destruidas que puede verse el interior de estos, algunos están tan huecos que no hay piso alguno, no hay suelo sino un gran agujero que da a Dios sabe dónde. Cuando logramos encontrar los suficientes como para que alcancemos todos empezamos a llevar las armas a ellos. Durante los recorridos dirijo mi mirada hacia arriba para intentar localizar a Jesse en uno de los edificios pero no distingo sus rostros y so trae a mí una idea. Me digo a mi misma que le de mi idea a Caín luego.
Los responsables de los explosivos ya están bajo tierra, según Caín, ellos calcularán hasta qué punto el terreno será destruido para mantenernos lo suficientemente alejados de la explosión. El cielo se oscurece poco a poco y con cada hora que pasa soy consciente de la gravedad del asunto, trato de mantenerme ocupada quitando las piedras enormes de los caminos con ayuda de mis compañeros, lo peor es la limpieza de los edificios, me encuentro con ratas tanto muertas como vivas y diferentes insectos, trato de no hacerme la idea de que estos pueden meterse en mis oídos durante la noche. Estoy en uno de los edificios, subimos por unas destruidos escalones, todo está desalojado, no hay muebles, espejos o cuadros, son lugares vacíos pero aun así, muy sucios. Puedo ver por los agujeros lo que hay fuera, son muchos de estos y me acompañan durante el recorrido hasta arriba, este tiene cinco pisos y juntos colocamos lo que son las armas, bolsas de dormir y algo de ropa en el suelo, nos movemos juntos, trabajamos juntos.
Me hago amiga de varias personas que no conocía antes y cada vez que hablo con alguien nuevo me pregunto cuál es su historia y el por qué está hoy aquí.
Cuando está oscuro y el trabajo atestado ya ha pasado por hoy entonces Caín llama a todos por los intercomunicadores para que se detengan y caminen al centro.
Jesse besa la coronilla de mi cabeza, está sudado y hay suciedad en su rostro pero no me alejo, siento sus labios pegados a mí y me siento en las nubes.
Está muy oscuro por lo que llamo voy hacia Caín.
–Algunos de nosotros podemos hacer fuego para poder ver con claridad. – Le sugiero.
–Que no sea por mucho tiempo. – Dice. – Cinco orígenes de fuego por favor vengan aquí, me quedo donde estoy, Jesse está cerca de mí, hay una hilera de nosotros y Caín está en el centro.
Siento el fuego correr por mis venas, fuego empieza a salir de mis manos, de las manos de los seis que estamos aquí y los rostros de la multitud ya empiezan a verse. La luna y las estrellas nos ayudan un poco con la claridad.
–Después de los planes que estoy por comunicar no necesitarán más líderes de grupo porque todos tendrán claro lo que tendrán que hacer. – No se equivoca en ninguna palabra, no duda, no se pone nervioso y se mantiene firme.
Las llamas en mis manos danzan en espiral y las admiro fascinada.
–Ustedes lo saben, muchos de nosotros moriremos, no saben en qué momento, cómo ni en qué posición pero recuerden porqué lo hacemos, por qué no estamos arriesgando. Lo hacemos por la libertad de nuestra especie, no lo olviden.
Aplausos llenan el lugar y hacen eco a través de los edificios y el aire, somos uno solo y venceremos.
–Ahora. – Dice Caín elevando la voz. – Escuchen con atención... esto es lo que haremos.
Los planes se ponen en la mesa, todos escuchamos y cuando Caín pregunta si hay sugerencias, varios de nosotros hablamos y nuestras ideas son aceptadas con gusto. Todo empieza con mi idea, lo que no sabemos es cómo terminará.
El fuego en mis manos produce brasas que salen flotando hacia arriba y se pierden en la oscura y fría noche. Miro a Jesse y admito que lo hago con lágrimas en los ojos.
Esta noche nos dirigimos a los edificios llenos, llenamos los pisos con temor a que en cualquier momento caigamos todos encima de los otros gracias al peso.
Esta noche nos acostamos todos en un mismo suelo sucio y nos damos calor entre sí.
Esta noche dirijo unas palabras a aquellos a los que guardo cariño, es prácticamente una despedida, todos lo hacemos.
Esta noche nuestras diferencias quedan a un lado.
Esta noche miro a Jesse como si fuera la última noche que pasaríamos juntos ¿la sería? no lo sé...
Esta noche miro hacia los agujeros en el techo y miro las estrellas empezando a rezar, es lo último que hago luego de abrazarme a Jesse y acomodarme para dormir.
Tengo pesadillas, en ellas miro a todos morir de maneras inimaginables y me despierto con mi mano sujetando el mango de mi cuchillo con fuerza. Siento calor a pesar de que Jesse me abraza con fuerza y me regala un poco de su frío. Entonces me doy cuenta del cambio en el cielo, ya no es de noche, parece ser de madrugada porque el cielo está unos tonos más claros y veo la silueta de Caín a la par de uno de los agujeros más grandes que dejan las vistas hacia afuera. Camino hacia él, se encuentra sentado viendo el horizonte. Me siento frente a él en silencio y acomodo mi cabeza sobre mis rodillas y veo lo que él ve.
Las estrellas brillar en la oscuridad.
–Somos como esas estrellas. – Digo en voz baja para no despertar al resto.
No gira su cabeza para verme, sigue distraído. Pero contesta de igual forma.
–¿Por qué lo dices?
–La oscuridad es nuestra vida Caín, las estrellas somos nosotros y las nubes que las cubren son ellos. Somos capaces de brillar en la oscuridad, somos capaces de brillar aunque intenten taparnos. En este caso sería... vivimos en la oscuridad, en un mundo diferente lleno de secretos y cosas... bueno... – No encuentro las palabras.
–¿Macabras? – Propone él. Asiento.
–Si, vivimos en un mundo diferente y macabro lleno de muerte y sangre pero a pesar de eso, a pesar de que ellos quieren taparnos, tapar nuestra existencia, seguimos vivos, seguimos respirando.
–Me gusta esa teoría. – Dice esta vez girándose para verme,
Me doy cuenta de que la idea de que muera me hace sentir temerosa, sé que él estaría dispuesto a morir por la libertad del resto pero me pregunto si lo detendría si está dispuesto a dejarse ir de esa forma y me pregunto si él me dejaría hacerlo. La respuesta para ambas preguntas es... no.
El anochecer se eleva y cae la madrugada, el tiempo de levantarse pero ni Caín ni yo dormimos esta noche y a pesar de eso estamos más despiertos que nunca.
Es tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro