Capítulo 30
Cody está a mi lado, ambos miramos como más de una docena de orígenes y hechiceros entran a nuestra comunidad. Hay jóvenes y adultos, todos miran con curiosidad el lugar, Caín va al frente con Natasha y los guían hacia el centro de la comunidad. En cuanto todos están dentro las defensas vuelven a levantarse.
Ya se nos había avisado sobre la venida de los nuevos, son nuevos reclutas entrenados escogidos por Caín desde hace tiempo atrás, él se había encargado de que mantuvieran un perfil bajo y entrenaran para estos días, vienen de diferentes partes del mundo para ayudarnos, sin embargo no es ni la mitad de gente que falta por venir.
–Parece un desfile. – Dice Cody.
Estoy de acuerdo. Todos parecen marchar con coordinación, sus rostros están serios incluso los de los menores.
–¿Tendrán miedo? – Pregunto
–¿Tú no?
–Claro que sí.
–Todos tenemos miedo, incluso los que no lo admiten.
Yo sí, lo admito, estoy aterrada pero en vez de dejarme dominar por el miedo, lo enfrento.
Busco entre la multitud el rostro de Jesse, él había salido con el grupo y no lo veo por ningún lado.
Le pregunto a Cody si logra divisarlo pero niega con la cabeza.
En ese momento escucho la voz de Caín a través del intercomunicador.
–Williams, Sammer y Rosewood diríjanse a Red Door, tenemos cargamento.
–Si señor. – Escucho decir a Cody y lo imito.
–Voy por Isabel. – Le digo antes de dirigirme al área de entrenamiento de armas. – Nos vemos en la salida. – Asiente.
Serpenteo entre la multitud y me topo con nuevos rostros y nuevas voces. Llego hasta Isabel y le hago un asentimiento para que venga hacia mi, caminamos juntas de regreso a la entrada en donde Cody nos espera junto a Caín.
–Estamos listos. – Digo por todos, Caín no me mira solo asiente y abre el muro invisible.
–Mantengan el perfil. – Dice cuando estamos del otro lado.
Los tres vamos armados y usamos las pulseras que Elías inventó para volvernos invisibles. Al salir nos encontramos con un Nissan negro, Cody lo desbloquea y se sube al lado del conductor, Isabel al lado del copiloto y yo en la parte de atrás.
–Las órdenes son que vayamos a la parte trasera del edificio, ahí nos esperará nuestro contacto, ustedes vigilarán los alrededores mientras que yo negociaré. – Dice Cody mientras me mira por el retrovisor. – Pueden vigilar desde arriba. – Ambas asentimos.
Aparcamos unas cuadras antes y nos dividimos.
Los edificios en esta zona están pegados pared con pared así que se me hará fácil caminar por las azoteas. El bar es un edificio esquinero pero detrás de este hay una especie de callejón en donde hay contenedores de basura y paredes llenas de grafitis. Ahí es el lugar de encuentro. Isabel está en el edificio del otro lado de la calle totalmente invisible al igual que yo. Sólo podemos vernos entra nosotros, nadie más.
Me apoyo en la barandilla viendo hacia Cody que espera paciente recostado a la pared.
–Se acerca. – Lo escucho decir por el intercomunicador oculto en mi oreja. – Es decir, se acercan.
Me pongo alerta enderezándome, mi mano viaja hacia el mango de mi cuchillo y lo saco preparada ante cualquier cosa.
Un camión se estaciona enfrente de la entrada el callejón, unos hombres bajan de este con cajillas de cerveza, o al menos eso es lo que los primeros dos hombres cargan.
Los otros dos se ayudan entre sí a cargar una caja grande de madera, parecen gorilas por su gran tamaño, el que supongo es el jefe se planta delante de Cody y este le da un fajo de billetes. Aumento mi audición para escucharlos mejor.
–Este domingo, nos reuniremos en el punto A, partiremos a las cuatro de la mañana, Caín los espera. – Murmura mi compañero.
El hombre rapado y con barba asiente. – Ahí estaremos con más. – Dice antes de hacerle señas a sus hombres para irse. El camión abandona el lugar y Cody nos hace señas para que bajemos. Coloca un dispositivo para hacer la caja invisible así como nosotros. Es algo extraordinario lo que la magia y la tecnología son capaces de hacer juntas.
Bajo por las escaleras de incendio aún invisible al mundo y escaneo rápidamente la caja, Isabel se acerca corriendo y sus ojos verdes brillan por la adrenalina. Si, aún no me acostumbro a verla así, prefiero sus ojos azules, así como los de Jesse.
–Ayúdenme. – Nos dice a ambas. Ellos son más fuertes cuando están juntos por su enorme conexión, es como si se convirtieran en uno solo.
Los tres forcejamos hasta que logramos levantarla y empezamos a caminar hacia el auto.
Antes me quejaba del sol y ahora parece darme más energía, amo los ambientes tibios, el café hirviendo y la tierra caliente bajo mis pies. Es de locos.
–¿No pudiste dejarlo un poco más cerca? – Digo tratando de vencer la tentación de limpiarme el sudor de la frente. Una gota cae dentro de mi ojo y me hace parpadear por el ardor.
–Tú fuiste la que dijiste que lo dejáramos ahí. – Me recuerda con voz borde.
–¿Desde cuándo me haces caso? – Pregunto justo en el momento en que una mujer pasa a mi lado y esta se sobresalta mirando a su alrededor.
Somos invisibles pero eso no quiere decir que no puedan escucharnos. Isabel me lanza una mirada asesina.
–Lo siento. – Le digo a la mujer, lo que es peor. Me aguanto una risa al ver como acelera su paso con rostro de horror.
Llegamos al auto y dejamos la caja en el maletero. Por fin logro secar mi sudor, Cody se sube al auto mientras yo cierro la puerta y me aseguro de que nadie nos observa y como nadie lo hace, me meto en el auto.
Somos recibidos por un Caín poco tranquilo.
Está hablando con Elías y Jordy cuando nos ve.
–Llegaron a tiempo, lleven las armas a la cabaña y quédense ahí. Hay reunión.
–¿James trajo información? –Pregunto. Asiente.
–Si, en hora buena.
Entre Cody, Isabel y yo llevamos la pesada caja y ahí ya están los hermanos Anderson, Galeano, Natasha, Aria y James. Le sonrío en modo de saludo y busco con la mirada a Jesse pero no lo encuentro y empiezo a preocuparme un poco.
Y aquí estamos de nuevo. Al principio me preguntaba por qué eran necesarias todas esas armas modificadas, por qué los cazadores a pesar de ser medio orígenes no morían como ellos, luego lo entendí. Los modificaron a tal punto que no son del todo medio orígenes, son más.
Ahora que se nos acababa el tiempo dormía tarde pensando y siempre empiezo por la historia del principio de todo.
Primero eran sólo los hechiceros, luego los orígenes, pero los hechiceros modificaron la sangre de algunos de los orígenes y crearon otra raza, los medio orígenes, serían tres razas pero hay algo más. Los hechiceros acogieron a los medio orígenes y los entrenaron para ser cazadores, sin embargo aún no se sabe qué más modificaciones les hicieron para ser mejores, son más rápidos que los medio orígenes e incluso su muerte es difícil de lograr eso significa que dejaron de ser medio orígenes normales, entonces no son tres razas, son cuatro. Cuatro razas enemigas.
Los hechiceros, los orígenes, los medio orígenes y los cazadores.
Y esas son las razones por las cuales no siento lástima por ellos, los cazadores. Porque no son medio orígenes como Zack o Sebastian, ellos tienen sus genes tan modificados que no son ni una cosa ni otra. Lo que sí sé es que son unos asesinos sedientos de sangre y venganza.
Caín entra junto a Elías y Jordy.
–Bueno empecemos. –Dice Caín inspeccionando la sala, de pronto frunce el ceño y me mira, seguramente preguntándose en dónde se encuentra Jesse. No lo sé así que sólo me encojo de hombros para que continúe. – Bien aquí James presente tiene información oficial de la localización de la reunión.
Todos lo miramos atentos. – Como ya se había dicho, la reunión será en Londres Inglaterra, hay un pueblo lejos del centro, está abandonado y todo está despejado para ese día.
–¿Cómo es ese pueblo? – Pregunta Aria. – Necesitamos saber los puntos en dónde debemos atacar.
–Traje unos planos. – Dice desarrollándolo en la mesa, ya no está en el centro, las cajas ocupan demasiado espacio ahora así que todos nos vamos a un rincón para ver los planos.
Y ahí está dibujado, hay incluso partes rayadas en forma de círculos.
No es muy grande, son unas cuantas calles que parecen dar a una misma dirección, no es como Old Town, que a pesar de ser pequeño tiene más terreno que eso.
–¿Por qué está abandonado? – Me atrevo a preguntar.
–Cómo puedes ver el pueblo parece inconcluso y es que lo es. Su fundador levantó el pueblo sobre un terreno vacío y poco fértil pero no era muy grande que digamos, sin embargo no se rindió, tenía sus planes y construyó lo que pudo, luego se dio cuenta de que su intento de pueblo parecía más una residencial que lo que quería lograr. Creo que ni siquiera hubo una apertura simplemente dejó el proyecto.
–Pero hay edificios ¿cómo es que nadie intentó levantarlo?
–La gente dejó de tomarle importancia luego se crearon mitos sobre "el pueblo embrujado" y esas cosas, ahora los únicos que quieren curiosear por ahí son los jóvenes idiotas en busca de popularidad por hacerse los machitos.
–Son como mínimo cinco horas de viaje. – Dice Zack calculando la distancia que hay entre Inglaterra y Old Town. – Creo que podríamos partir desde las cinco o cuatro de la mañana, nos dará tiempo de armarnos y prepararnos.
Esto estaba por suceder, realmente estaba por suceder.
–Ese es el otro punto, debemos ver nuestros puestos así que debemos estar ahí antes que cualquiera. – Dice Caín.
–Entonces ¿qué sugieres? – Le pregunto.
–Que partamos un día antes.
Hoy es Lunes veintisiete de Junio y tendríamos que partir un miércoles, no un jueves lo que significa que tenemos tan sólo un día más para prepararnos y luego al día siguiente debíamos prepararnos para irnos.
Siento que esto está sucediendo demasiado pronto.
–Estoy de acuerdo. – Dice Zack. – Tendríamos el tiempo suficiente.
–¿Pero cómo pasaremos la noche ahí? – Pregunto.
Sería escalofriante el hecho de que podrían encontrarnos.
–Hay varios edificios ahí, como dije antes desperdiciados. Ustedes pueden quedarse en uno de varios niveles, ellos no revisarán todos, puedo ofrecerme a "revisar" el edificio en que ustedes se encontrarán y dejarlos limpios. Sería uno de los más altos. – Dice buscando en el plano, su dedo se mueve hasta uno de los más altos, según el número de niveles este cuenta con ocho. – Este es perfecto, nosotros estaremos de frente, la reunión se dará en el centro, colocarán una tarima. – Señala el centro de todo. – Justo aquí.
–Si pero no todos podemos quedarnos en un punto fijo, debemos dividirnos. –Dice Caín. – Unos deben ir al este, otros mirar desde el oeste y es un grupo bastante grande así que creo que necesitaremos más de un edificio.
James tuerce el gesto. –¿Tienes más o menos un número de cuántos son?
–Somos más de doscientos. – Dice Caín con orgullo.
–Entonces no somos sólo nosotros aquí. – Caín niega.
–Aún faltan varios por venir y están esperando mi señal.
James se mira sorprendido. – Bien supongo que tendremos que usar las alcantarillas.
Natasha resopla. – Claro que no haremos eso. – Dice indignada.
–Están limpias, ese pueblo nunca fue habitado ¿recuerdas? – Le dice Caín
–Exacto. – Apoya James. – Están completamente limpias, sólo son estructuras y pueden servirles para desplazarse por todo el lugar ya que se conectan con todo el pueblo, hay varias entradas en cada calle.
–Bien tenemos eso resuelto, podremos escabullirnos por ahí.
–Me haré cargo de encontrar otros edificios adecuados, les señalaré varios puntos que pueden usar para apuntar con un arma.
–James. – Lo llamo, levanta su mirada de los planos.
–¿Si?
–Cuando los disparos se escuchen y la sangre sea derramada...¿qué harás tú?
–Me rebelaré contra ellos y lucharé junto a ustedes. – Dice decidido.
Asiento. Eso espero. – Hay algo que quiero decirte. – Dice él. – Tu madre, tu hermano y la madre de tu novio deberían quedarse aquí, por cualquier cosa.
–Tienes... tienes razón, si esto se sale de control ellos vendrán por quienes nos importan. – Miro a Caín. –¿Pueden quedarse aquí con las defensas activadas hasta que regresemos?
–Por supuesto. – Me contesta él. – Puedes traerlos hoy mismo si quieres.
Me siento aliviada y una vez más. Agradecida con él.
–Entonces, supongo que es tiempo de hacerlo oficial. – Dice Cody. – Hay que decirles a todos.
–Y llamar al resto. –Termina Caín. – Si, hay que hacer esto ahora, sólo tenemos un día para preparar lo último.
Miro a James y él me mira, sabe que es tiempo de ir por mamá.
James es el primero en irse y cuando estamos a punto de irnos Caín nos detiene.
–Esperen. – Dice él. – Hay más cosas por discutir, hay que ser precavidos y guardar algunas cosas para nosotros.
–¿Cuáles son nuestras armas secretas? – Pregunta Aria.
–Hay varias, una de ellas son los explosivos.
–Oh diablos, quiero uno de esos en mi poder. – Dice Cody sonriendo. Isabel lo codea para hacerlo callar.
–Los colocaremos en diferentes puntos, pero James no puede saberlo, no puede saber todos nuestros movimientos.
–¿Crees que puede traicionarnos? – Le pregunta Natasha.
–Cualquiera puede traicionarnos. – Contesta él mirándonos a todos y sé que tiene razón. –Abby deberías ir a buscar a tu madre y a tu hermano, puedes ir con quien quieras. Yo me encargaré del transporte.
Asiento. – Volveré pronto.
Todos salimos de la cabaña.
–¿Quieres que vaya contigo? – Pregunta Cody.
–Es mejor que vaya con Zack y Sebas así ellos traerán a su mamá. – Asiente.
–Está bien, lleva el intercomunicador por cualquier cosa.
–Entendido, llevaré el auto que dejamos fuera e iré a buscar a los chicos.
Corro hacia la cabaña de los Thompson y Zack abre la puerta aún vestido con el traje de combate que habíamos usado todos para la venida de los nuevos.
–Hey Abby ¿Jesse está contigo? no lo he visto desde que salimos.
Frunzo el ceño. ¿Jesse en verdad había desaparecido?
–No lo he visto en todo el día, pensé que estaría por ahí.
–Qué raro, él dijo que estaría contigo.
–Uh no, ni siquiera lo he visto, iba a decirte que te alistes y Sebas también. Es tiempo de traer a nuestras mamás aquí.
Estaba emocionada por ver de nuevo a mamá pero estoy preocupada por Jesse ¿y si le ha pasado algo?
Entro a la cabaña.
–Sebastian mueve tu trasero, iremos por mamá! – Grita Zack luego se gira. –¿Crees que deba quitarme el traje? puede que la asuste...
–No, déjalo puesto, no sabemos con qué nos encontraremos ahí fuera.
Sebas aparece en mi campo de visión. – Bueno, yo estoy listo.
–Yo igual. –Dice Zack entusiasmado.
Me miran. – Entonces es hora de regresar.
Le mandé un mensaje a Jesse antes de partir, si no lo contestaba para cuando regresemos de traer a nuestras madres entonces iré a buscarlo.
Yo voy en el asiento de conductor.
–Espero que también mejoraras tu manera de conducir, sino estamos fritos.
Lo miro por el retrovisor y resoplo con una sonrisa de lado. – Relájate.
–Lo haré cuando mis lindos piececitos toquen tierra de nuevo.
Ruedo los ojos ante su drama. Zack es como el rey del drama.
Sé que ellos están igual de nerviosos que yo, son muchas cosas que asimilar, demasiadas. Nuestras madres, la guerra, los preparativos, el estrés de todo junto y ahora la preocupación de dónde Jesse puede estar.
Mientras más nos acercamos más nerviosa estoy.
¿Qué dirá mi madre de mí? ¿Estará orgullosa? ¿Se espantará? ¿Se sentirá traicionada por mí?
Tengo leves sospechas de que ellos, los chicos que están sentados en la parte trasera del auto con las miradas perdidas en la ventana y las manos entrelazadas en sus regazos se hacen las mismas preguntas que yo y me hace querer tranquilizarlos pero ¿cómo hacerlo si yo estoy igual o peor que ellos?
Cuando aparcamos frente a mi casa nos quedamos en silencio.
–¿Quieres que te acompañemos? – Pregunta Sebas con voz nerviosa.
–No, no se preocupen. Vayan a casa y abracen a su madre, yo haré lo mismo con la mía.
–Gracias por traernos Abby. – Dice Sebas. – Nos vemos dentro de unos minutos.
Asiento. – Es tiempo chicos.
Las puertas del auto se abren, ellos cruzan la calle en dirección a su casa trotando. Zack y Sebas se dicen algo entre ellos antes de tocar su puerta. Yo sonrío antes de girarme a la mía. Es mí turno.
Avanzo con pies temblorosos, las botas militares de pronto se sienten pesadas con cada paso que doy hacia la acera de mi casa, mi mano tiembla cuando toco la puerta cuatro y cinco veces. Mi respiración se corta cuando la puerta se abre y veo a mi madre.
Nos quedamos en silencio y la preocupación me llena.
Sus ojos me escanean sin poder creer lo que ven.
–Mamá. – La llamo. – Soy yo.
Se lleva una mano a la boca y sus ojos empiezan a cristalizarse al igual que los míos. –Abby. – Me llama con un hilo de voz. Antes de que pueda reaccionar sus brazos me envuelven con fuerza y nuestros llantos se mezclan.
–Realmente eres tu mi niña. –Me acaricia el cabello. – Eres tu.
Sonrío. – Si mamá, estoy aquí, soy yo.
Se aparta para verme. – Dios, no puedo creer que te hayas ido, leí tu carta. Todo esto es una locura. Cuando nos dimos cuenta que estabas en el pueblo de inmediato fuimos a buscarte pero luego... – Su voz se corta. – Los chicos también se habían ido y tu no estabas.
–Sí, lo sé, sé que te lastimé pero todo es por ti, por mi hermano y por la gente que nos importa.
–No puedo creerlo Abby, te extrañé mucho pero no entiendo nada.
–Te lo explicaré todo cuando nos vayamos.
Su ceño se frunce. –¿Irnos?¿A dónde? – Pregunta confundida.
–A la comunidad, hay muchas cosas de las que te debes enterar.
–Pero...
–Por favor mamá, confía en mí.
–Sabes que lo hago, cruzaría el infierno sin pensarlo dos veces si me lo pides.
"El infierno" lo que se avecina no está muy lejos de eso.
–Entonces vamos, llama a Jared, es hora de irnos.
– ¿Irnos a dónde? – Pregunta una voz detrás de mamá.
–Jared. – Digo con alegría. – Tenemos que irnos.
Se ríe, lo hace de una forma macabra y entonces recuerdo sus últimas palabras y vuelven a romperme el corazón como la primera vez. – Oh. – Suelto al comprenderlo todo.
–Oh. – Repite él. – Abby ya no eres bienvenida en esta casa.
No puedo creer la maldad en sus palabras, la frialdad en ellas.
–Eso no es cierto. – Dice mi madre. – Las puertas de esta casa siempre estarán abiertas para ti hija.
–Lo sé mamá. – Digo mirando a Jared, tratando de borrar esas inmensas ganas de llorar que tengo en este momento. – Es hora de irnos, todos.
–Yo no me voy de aquí. –Dice él. – Ustedes pueden hacerlo si quieren.
–Jared. –Dice mamá. – Por favor no hagas esto...
Jared se hace a un lado con la sonrisa diabólica en su rostro. – Ve madre, ve a buscar tus cosas y deja a tu hijo aquí solo.
–No hagas esto. – Le digo con voz firme. – Debes pensar en su seguridad ante todo, la guerra inicia en tres días y debe estar segura, tú también.
–¿Te crees invencible sólo porque ahora sabes pelear? Ni siquiera eres un origen completo. –Dice con desprecio.
Sonrío, es mi turno de hacerlo. – Ahí es donde te equivocas hermano. – Digo yo.
Levanto mi palma en dirección hacia el cielo pero a la altura de mi pecho y de mi palma sale un espiral de fuego.
Mi madre se tapa la boca por la sorpresa y Jared abre los ojos como platos.
–Abby. – Dice ella con emoción. – Has cambiado amor.
–Sí, Caín me ha ayudado mucho.
Jared se burla. – Caín. – Repite con enojo. – El cabrón pirómano ¿cierto?
Aprieto mis dientes. – Cuida tus palabras. – Bramo. – Mamá ve por tus cosas ahora, es tiempo de irnos.
–Pero Jared...
–Si no comprende que tu seguridad es lo más importante entonces no es un buen hijo, si él se queda igualmente estará bajo protección, le diré a Caín que deje a un par de guardias cuidándolo.
Mamá nos mira a ambos y asiente antes de dirigirse dentro para empacar.
Jared y yo nos quedamos ahí, mirándonos con odio aunque yo no sienta eso por él.
–Eras un buen hermano, no sé qué pasó.
–Ah, yo si lo sé. Tú sucediste
Frunzo el ceño. –¿Yo?
–Sí, la hija perfecta. Por favor. – Hace una mueca. – De perfecta no tenías nada, eras débil, no eras ni humana ni orígen, no eras nada y aun así ante los ojos de mamá eras la perfección en persona.
–No seas ridículo Jared, ella nos ama a ambos por igual.
–No recuerdo que se emocionara tanto cuando yo cambié y si te pones a pensar en estos momentos de ha escogido a ti sobre mí, ella va a dejarme para irse contigo sin importarle si me pasa algo en su ausencia.
–No es verdad, planeo irme con ustedes dos, no hay discusión.
–No eres mi jefe.
–Ya madura Jared. – Digo cansada de esta discusión.
Mi celular vibra y leo el mensaje de Jesse. "Estoy bien, estoy en la comunidad"
El alivio llena mi pecho pero entonces ya no hay nada en mis manos, mi celular queda destruido contra la pared de mi casa. Jared lo a roto.
–¿Qué te pasa? – Pregunto. – Este no eres tú.
Sonríe. – Creeme siempre he sido yo, sólo que me cansé de fingir.
Me agarra del cuello con ambas manos y no reacciono más que con sorpresa. En un abrir y cerrar de ojos mi espalda está chocando contra las escaleras. El aire abandona mis pulmones mientras lo veo acercarse.
¿Qué hace? esto no puede ser verdad.
Me levanta de golpe y está por estrellar un puño en mi rostro pero lo esquivo.
–¿No piensas pelear? – Pregunta.
–No, no contigo.
–Bien, hagamos esto rápido.
Su palma se levanta envuelta en fuego y la dirige a mi rostro, a mis ojos.
Todo pasa en cámara lenta, escucho el crujido de algo antes de escuchar un grito y caigo de trasero en el suelo.
Ahí está Caín con la respiración acelerada viéndome desde la distancia antes de que la cruce y me ayude a levantarme. Me apega a él mientras veo la muñeca fracturada de mi hermano, está tirado en el piso gimiendo de dolor y mirándonos con odio irrelevante.
–Hijo de... – Gime de nuevo entrecerrando los ojos.
Miro a Caín delante de mí y sus manos recorren mi rostro lentamente revisando si hay daños.
–¿Estás bien? – Pregunta. –Dime que no he llegado tarde. – Pide.
Logro negar con la cabeza, estoy en shock.
Jared iba a quemarme la cara. No, él iba a quemarme los ojos, si lo hacía entonces me quedaría ciega permanentemente, nuestra curación no llega tan largo. Estoy asustada, mi propio hermano me estaba atacando.
Mi mano tiembla mientras toco la parte trasera de mi cabeza, punza de manera horrible. Cuando miro mi mano me doy cuenta de que hay sangre. Caín se acerca y me gira para ver de dónde viene el sangrado.
Siento sus dedos masajear mi cabello y luego detenerse. – Vas a sanar, no es nada grave.
Mi madre baja las escaleras con dos maletas, una que reconozco como suya y otra que no, otra que es de Jared. Cuando lo ve tirado en el piso nos mira a Caín y a mí.
–¿Pero qué...?
–Me atacó. – Logro decir. – Iba a quemarme el rostro pero Caín llegó a tiempo.
–No puedo creerlo. – Dice mamá mirando lo sucedido. – Jared...
–Ella no se merece tu amor. – Dice moviendo su mueca ahora sana. – Yo sí.
Mamá camina hacia él y deja su maleta en frente. – Puedes acompañarnos, cuidarme junto con tu hermana o puedes quedarte, tú decides. – Mamá está enojada, puedo notarlo en su voz.
Luego se gira hacia mi. – Abby. – Mira a Caín y se aclara la garganta. –Caín, es hora de irnos.
Caín la ayuda con su maleta y ambas empezamos a caminar fuera, escucho los sollozos de Jared, mamá no se detiene pero yo sí.
–Jared por favor...
–¡Vete! – Me grita con los ojos cristalizados. – vete ahora!
Mi pecho duele cuando me giro y mientras avanzo hacia el auto los recuerdos de él y yo empiezan a reproducirse frente a mí.
Siempre estuvo para mi ¿Eso fue mentira?¿todo fue mentira?
Las lágrimas caen de mi rostro al saber que mi hermano no vendrá con nosotros, al saber que está dolido y no puedo ayudarlo.
Por el intercomunicador llamo a los chicos, diciéndoles que es hora de volver.
Salen por la puerta abrazando a su madre.
–Nos iremos en nuestro auto. – Dice Seba.
Lilith me sonríe antes de besar a Zack en la mejilla.
Suelto aire. – Sabes el camino de regreso. – Le digo a este.
Zack asiente.
Me subo al auto, Caín conduce y yo me voy en la parte de atrás con mamá. Ambas lloramos en silencio durante todo el viaje.
–¿Así que tú eres el líder? – Le pregunta a Caín curiosa al bajar del auto.
–Si. – Contesta él de forma cordial. – Espero que se sienta cómoda.
–Pensé que eras el malo. – Admite. –¿Cómo es que eso cambió?
Caín me mira. – Era el malo, tenía planes para hacer el bien pero para lograrlo tenía que hacer cosas malas y luego vino Abby, ella me enseñó que habían otras formas de hacer el bien. Me abrió los ojos. – La sonrisa que le da a mamá nunca la había visto nunca. Parece un chico normal sonriendo así, parece tranquilo y sin preocupaciones, parece... no, no puede ser.
Carraspeo. – Bueno, es tiempo de que vea lo que has logrado.
Esperamos a que Lilith y los chicos bajen para empezar a caminar hacia la comunidad.
Llevo a mamá de la mano cuando estamos frente a la barrera. Miro a Caín diciéndole que estoy lista.
La barrera se levanta y mamá abre los ojos ante la sorpresa.
Todos entrenan, los nuevos también, las cabañas se alzan a la vista y los rostros se giran en nuestra dirección. – Mamá bienvenida a la comunidad, aquí estarás segura.
Miro a Jesse, estaba hablando con Sabrina y Sebastian cuando nos ve, él corre hacia nosotros y lo primero que hace es abrazar a su madre. Ambos caen al suelo de rodillas.
Escucho un sollozo y no sé si viene de Jesse o de Lilith.
James aparece también y siento a mamá ponerse rígida. Los miro a ambos.
–Puedes ir. – Le susurro.
Pero no hace falta que lo haga, él se acerca, me da una mirada como para pedirme permiso y cuando asiento la abraza. Mamá se deshace en sus brazos cerrando los ojos.
Miro a Caín y le digo "gracias" con la boca sin producir sonido alguno.
Me sonríe y asiente. Por un momento no puedo apartar la mirada de él y escucho sus palabras otra vez. Yo abrí sus ojos, realmente lo hice.
Cuando miro a Jesse descubro que me miraba, aparta su mirada mientras se levanta junto a su madre.
–Es tiempo de que lo sepas todo mamá.
Todos nos reunimos en la cabaña de armas.
James, Caín, los Thompson, mamá y yo. Nuestras madres empiezan a enterarse de todo. Nuestros planes, el porqué de todo esto, la verdad sobre los cazadores. Lilith llora contra el hombro de Zack y Sebas. Se enteran sobre el hechizo de las almas gemelas y de inmediato mamá mira a James.
–Todo esto. – Dice mamá. – Es una locura, no puedo quedarme aquí mientra que mi hija va a la guerra.
–Ni yo tampoco. – Dice Lilith. – Mis hijos lucharán con su madre sino, no harán nada.
–No, ustedes deben quedarse aquí a salvo, nosotros estamos entrenados, si ustedes van entonces nos distraeríamos pensando en dónde están, si están a salvo...y eso nos atrasaría.
–¿Oyen eso?. –Dice Lilith. –Es una chica de diecisiete años hablando como una soldado de cuarenta.
–Sí y es algo que no debería ser así. – Dice mamá. – Eres una niña.
–No mamá, tal vez tenga poca edad pero lo entiendo todo, sé cuáles son mis prioridades, las tengo muy claras y lucharé por ellas.
Mamá suelta aire. – Entiendo...creo que me perdí de tu crecimiento por creerte una niñita. LO lamento.
–No hay nada que lamentar pero por favor quédate aquí, tienen que quedarse aquí.
Mamá mira a Lilith. – Creo que es tiempo de dejarlos tomar sus propias decisiones ¿no crees?
Lilith mira a sus hijos con tristeza. – Sí, pero no estoy preparada.
–Ni yo, pero confío en ella.
Lilith sonríe. –Si, yo también lo hago. Si ellos dicen que es mejor que nos quedemos aquí y que estaremos a salvo... es porque es verdad.
–Entonces está hecho. – Dice Caín. – Estamos preparados para marcharnos, mañana será nuestro último dí aquí hasta la guerra.
Estamos todos saliendo cuando la escucho.
–James. – Lo llama mamá. – Cuídala mucho.
–La cuidaré como si de mi hija se tratara. – Contesta él.
Los Thompson no se separan de su madre ni yo de la mía, caminamos todos a la par.
–Llevaré a mamá a la cabaña. – Me dice Jesse. – Nos vemos luego.
–Está bien. – Es lo único que digo.
James camina junto a mamá y de momento a otro ambos se sumen a una profunda conversación.
–Iba a preguntarte si prefieres que tu madre se quede en tu cabaña o si necesitará una cabaña para ella sola. – La voz de Caín me hace girarme bruscamente, no lo había sentido cerca. – Lo siento. – Dice al ver mi reacción.
–Bueno, la quiero conmigo pero... – Los miro a ella y a James. –¿No tendrás una para dos?
Caín los mira también. – Creo que puedo conseguirla.
–Muchas gracias por dejarme traerla. – Se encoje de hombros.
–No es nada. Quería avisarte que anunciaré lo de nuestra ida en público por si quieres estar presente.
Asiento. – Si, ahí estaré sólo le avisaré a mamá.
Sonríe, es una sonrisa mínima, me pregunto por qué mira tanto a mi mamá. Sus ojos parecen brillar en su dirección y justo cuando estoy por preguntar, él me da la respuesta solo.
–Tienes suerte de tener a una madre como ella. – Suelta en lo que parece un suspiro. – Tienes que cuidarla, madres como ella casi no hay.
Caín extraña a su madre, ahora sí puedo leer su mirada. Es triste, debe serlo el perder a alguien a quien amas demasiado. No sé qué haría si le pasara algo, ella forma parte de mí, cuando ella muera, una parte de mi morirá con ella.
–La extrañas. – Digo en voz alta.
–Pasó hace bastante ya. – Suelta aire mientras mete sus manos en sus bolsillos.
–Pero no deja de doler ¿cierto? yo no he olvidado a mi padre, los recuerdos ya no son tan claros en mi cabeza pero siguen ahí.
Me mira con su mirada naranja. –¿Has considerado alguna vez que esté vivo?
–Al principio. – Admito. – Los primeros días esperaba que apareciera por la puerta, los primeros meses esperé a que alguien nos llamar diciendo que estaba vivo, los primeros años empecé a aceptarlo, sólo me quedé con los recuerdos de él levantándome en la mañana, jugando conmigo a la pelota, comiendo conmigo, yendo al parque... – Suelto aire porque el peso de los recuerdos duele. – Es duro, nunca deja de doler.
–Te admiro, a pesar de tu pérdida sigues de pie.
Su mirada es cálida al igual que él. – Yo te admiro a ti, no sé si yo hubiese podido lograr lo que tú.
–¿Matar gente? – Pregunta con suma tristeza.
–No, ser un líder. Si, al principio tenías ideas desviadas pero era porque estabas dolido, querías vengar su muerte y te cegaste por momentos...
Cierra los ojos y respira por la boca. – No sigas por favor.
–¿Seguir con qué?¿por qué siempre me dices eso? – Pregunto confundida.
Niega con la cabeza. – Yo...
–Te estaba buscando. – Siento unos brazos fuertes rodearme la cintura, la voz y los brazos son de Jesse.
Caín recupera su postura firme y mira a Jesse. Yo hago lo mismo.
–¿Buscándome? dijiste que nos veríamos luego...
Sonríe pero no es la sonrisa habitual en él, esta es fría, mecánica y sus ojos son demasiado oscuros.
–Sólo estábamos hablando sobre...
Jesse corta a Caín en media frase con un siseo. – No me interesa.
–Jesse ¿qué te sucede? – Le pregunto alejándome. Jesse no actúa así nunca.
Esta vez me mira a mi. –¿Acaso no te das cuenta? – Me pregunta entrecerrando sus ojos. –No puedo creer que no lo veas.
–¿Ver qué? – Pregunto.
Varias personas se giran en nuestra dirección incluyendo a varios de la comunidad, a mamá, James, Natasha, Cody e Isabel...
Con la mirada le pido a Jesse que pare.
Jesse mira a Caín con odio y luego regresa su mirada hacia mi. – Él está enamorado de ti Abby. – Dice con asco.
–No, eso no es verdad. – Digo convencida de que no es... cierto.
–Todo el mundo aquí se ha dado cuenta. – Dice señalando a las personas a nuestro alrededor. Miro a Caín, no parece enojado sino asombrado. – Todos menos tú.
–Jesse, es imposible, él quiere a Natasha, es su alma gemela. – La miro para que afirme lo que digo pero la mirada que me lanza también es de asombro.
Todo me cae como un balde de agua helada. Caín me había mentido. Mi pulso empieza a latir con fuerza, es casi doloroso. Y hay otra cosa que se me hace insoportable. Caín. Su mirada, su postura, es de ¿derrota?. Me recuerda a un niño pequeño al cual han humillado en público, su mirada está perdida en el suelo y en estos momentos no me desconcierta tanto el cómo Jesse dice las cosas, como si demandara que las entendiera, no, lo hace el impacto de estas palabras a Caín, él me lo confirma todo. Y luego empiezo a desenvolver la situación.
Por qué quiso que me uniera a él tan frenéticamente, por qué me trató tan bien durante mi estancia, por qué parecía dolerle tanto mi odio... todo, todo empezaba a encajar. Sus palabras, sus gestos, sus miradas, sus repentinos alejamientos.
Mi corazón se para por un mini segundo.
–Natasha no es tu alma gemela. – Digo dirigiéndome a él.
Sus ojos se levantan del suelo y lentamente recorren mi rostro. – No. – Admite. – Eres tú.
Mi mano cubre mi boca mientras niego con la cabeza. – No puede ser... yo...¿cómo es que no sentí la conexión?
–Todo está en el collar. – Dice señalando la piedra azul en mi pecho. – En cuanto supe que eras mi alma gemela me dije a mi mismo que no podías saberlo, la piedra está encantada, oculta nuestra conexión. – Toco la piedra con dedos temblorosos.
–Espera. – Digo. – Dijiste "cuando lo supe". Eso fue el mismo día en que ellos se unieron a nosotros. – Señalo a Jesse que se encuentra hecho furia detrás de mí.
Pero Caín no había empezado a actuar de esa manera desde ese día, lo había hecho desde antes.
Caín sonríe de manera triste. – No necesité una conexión para enamorarme de ti, Abby. – Y con esas palabras mi corazón se hace pequeño. No puedo describir lo que siento en estos momentos y tal vez sea porque estoy realmente impactada por todo. – Sin embargo no importa, tú lo amas a él y no me meteré en su camino. – Jesse me rodea con sus brazos de nuevo. – Por eso mismo hechicé la piedra, para que puedas decidir libremente. – Y con eso se va. Da media vuelta y camina a paso ligero con sus brazos a los lados y la cabeza baja.
Mi alma gemela es Caín, el chico que empezó siendo un villano y terminó siendo un buen líder, el chico cuyos padres murieron y eso lo hizo ser fuerte, el chico que tuvo que hacerse hombre desde temprana edad... Alguien bueno.
Miro a Jesse soltándome de su agarre no porque mis sentimientos por él hayan cambiado, no, eso no pasaría nunca. Sino porque en estos momentos estoy muy enojada con él, lo humilló en público, frente a su gente.
–No debiste hacerlo. – Digo negando con la cabeza.
–¿Qué?¿ahora lo defiendes? – Pregunta él. –¿Ahora qué sabes la verdad te irás con él?
Sus palabras duelen porque me doy cuenta de cuán poco Jesse me conoce. – Te dije que eso no sucedería. – Digo con voz firme. – Sigo aquí pero lo que has hecho no está bien, si sabías la verdad debiste decirla en privado no como un chico bravucón...
Sus ojos empiezan a despejarse de lo oscuro y baja la mirada al suelo sabiendo que hizo mal.
–Yo... lo lamento Abby...
Suelto aire. "Lo sé" pienso.
Me alejo de él y camino hacia mamá.
–Hay una cabaña para ti y James pero si quieres venir conmigo... sólo pregúntale a Zack en dónde queda.
No puedo estar más tiempo aquí. Miro a Jesse una última vez antes de dirigirme a mi habitación, ignoro sus llamados, en estos momentos quiero estar sola, despejar mi mente y saber el significado de este descubrimiento.
Mi alma gemela había estado siempre cerca y no lo había notado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro