Capítulo 3
Es viernes, la primera semana escolar estaba por terminar. Salgo de mi penúltima clase y voy directo al casillero. No veo a Natalia ni a Cody cerca así que deben estar en la cafetería. Me dirijo hacia ahí.
En cuanto abro la puerta se escuchan los murmullos de los estudiantes, las mesas están Busco a Natalia pero no logro dar con ella. Me meto entre los estudiantes para inspeccionar la fila, Cody está con una bandeja en la mano.
–Eh, los estaba buscando –miro a mi alrededor, sólo está Cody–. ¿Dónde está Natalia?
–¿Natalia? –Pregunta mirando de un lado a otro–. No está aquí –dice restándole importancia–. Pero les guardé lugar –señala delante de él los asientos vacíos.
Sacudo la cabeza. –Voy a buscarla.
– ¿Está todo bien?
No, ella está enamorada de ti y tú te comportas como un idiota.
Tampoco es que lo culpe, no sabe lo que sucede realmente.
–No, sólo iré a buscarla, por cualquier cosa.
– ¿Les pido algo? –asiente mirando la lista del almuerzo.
La fila avanza un poco y se mueven.
–Tal vez un jugo de naranja, algo ligero.
–Bien, las espero –sonríe dirigiendo su atención a la fila delante de el.
Salgo de la cafetería y voy directo al salón de su última clase. Me asomo a través de la puerta pero está vacío. Voy hacia su casillero pero no está ahí.
Abro la puerta de la biblioteca, Natalia y yo venimos aquí de vez en cuando. Pero ella suele venir cuando necesita estar sola o necesita pensar en algo. Pero no está sola. La miro reír en una mesa, hay un chico frente a ella, no veo su rostro ya que está de espaldas a mí pero sé quién es.
Su cabello castaño y su suéter lo delatan. Me escondo mientras los observo. Yo y mi mala costumbre de espiar.
–Concuerdo contigo, los libros me salvaron la vida –sonríe ella a la persona que tiene al frente.
Ella es alegre, siempre la miraré con una sonrisa en su cara y puedo decir que no es la típica chica que finge una sonrisa, no, ella sonríe realmente porque ama la vida. A veces es estresante, le busca el lado bueno a todo, incluso cuando no hay un lado bueno. Pero he aquí viéndola. Parece disfrutar mucho de la compañía de Zack.
–Me encantan los clásicos, no es que sólo lea de ese tipo pero la mayoría de mis libros son clásicos –admite sonriéndole a su amiga–. Podría prestarte alguno si quieres.
– ¡Eso sería asombroso! Por lo general no soy de las que presta sus libros, excepto a Abby, aunque ella nunca los devuelve, pero parecer ser del tipo que los cuida y regresa.
Están demasiado distraídos, así que aprovecho para colarme entre uno de los pasillos más cercanos a su mesa. Trato de no hacer ruido, Zack es un origen y su oído es sobrenatural.
Y entonces Natalia dice una frase que me parece muy familiar.
Desde este ángulo puedo ver el rostro de Zack, pero no el de Natalia. Zack la mira con una sonrisa pero a la vez está pensativo, como si no entendiera de lo que ella habla. De un momento a otro se le iluminan los ojos. Es eso o el resplandor golpeando el vidrio de sus lentes.
Natalia coloca sus brazos sobre la mesa, lo más cercano a coqueteo que he visto en ella.
Y entonces me doy cuenta de por qué las palabras se me hacen conocidas, ambos están citando parte de un el diálogo del libro favorito de Natalia. Con el tono en el que hablan, si no supiese de lo que se trata, seguro me hubiese espantado.
La situación se me hace tierna. No todos los días encuentras a un chico que comparte tus mismos gustos literarios y menos uno que cite tus frases favoritas contigo. Se forma una sonrisa en mi rostro.
–Me encanta ese libro –susurra ella mientras observa sus manos.
–Ya somos dos entonces, fue uno de mis primeros aunque debo admitir, la película es un asco.
–Es verdad, no le hace justicia –comenta ella.
La puerta se abre y entra Sebastian arruinando el momento.
–Zack, te necesito urgente –mira a Natalia, puedo ver una mezcla de temor y duda en su mirada.
Comprendo al instante el porqué de su tono y mirada. Para nosotros los orígenes, está prohibido el relacionarnos de esa forma con los humanos, es estúpido, eso de las almas gemelas también lo es, al menos para mí. Cada quien debería ser capaz de elegir a la persona que quiere en su vida, no el destino.
–Es mejor prevenir que lamentar Zack –le dice en un tono tosco Sebastian a su hermano.
Natalia se levanta lentamente, no sabía de lo que hablaban. Zack deja de mirar a Sebastian y mira a Natalia.
–Nos vemos pronto Naty –se despide con una sonrisa triste–. Fue un placer conocerte –inclina la cabeza a un lado en forma de despedida.
No me gusta la forma en la que Sebastian mira a Natalia. La quiere lejos. Natalia suelta aire en cuanto la puerta se cierra y se da la vuelta, justo clava la mirada en la pila de libros sobre mi cabeza. Demonios, iba a enojarse.
Pero se voltea rápidamente y recoge sus cosas. En cuanto se cierra la puerta me dejo caer en el piso tapizado.
Miro un punto fijo, un lomo de un libro al azar y pienso en como cambiarían las cosas para ella si supiera la verdad. "Es arriesgado" dice siempre mi madre, los humanos no pueden saber de nosotros, nos querrían muertos y quien sabe qué serían capaces de hacer. Natalia no me haría daño, lo sé, confío en ella. Además no entiendo el desprecio que sienten algunos orígenes por los humanos, yo me siento humana, si les quitara el poder de la velocidad, el de la fuerza y el poder del hielo y el fuego ¿Qué quedaba? un cuerpo humano, un humano. Un corazón latente.
Para mí los orígenes somos humanos con poderes especiales. Sin embargo, no todos los de mi raza piensan como yo.
Escucho el timbre y me levanto del suelo. La última clase pasa rápido. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba saliendo para buscar a Natalia. Estaba recostada en su auto cuando la encuentro.
–Me dejaron un trabajo pesado –admite medio gruñendo–. Tengo que hacer una maqueta sobre los átomos y sus partes.
–Puedo ayudarte a pegar los electrones –me ofrezco voluntariamente.
–Bueno, eso sería de mucha ayuda –acepta mientras sube al auto.
Aprovecho el silencio del recorrido para hablar sobre el asunto pendiente.
–Y dime ¿dónde estuviste en la hora libre? Cody y yo te esperamos. –observo fuera de la ventana para disimular mi mirada de acusación.
–En la biblioteca, tenía ganas de estar sola, tu sabes porque.
–Entonces... ¿estabas sola? –Sonrío maliciosamente.
– ¿Acaso me estabas espiando? –Frunce el ceño mientras pregunta indignada, puedo escuchar cierta molestia en su voz.
–Claro que no –niego rápidamente evitando ser descubierta–. Sólo preguntaba.
Natalia se relaja. –Estuve hablando con Zack –admite al fin.
– ¿Qué hacía Zack ahí? –pregunto aunque ya sabía la respuesta.
– ¿A qué se va a una biblioteca? –ríe sarcásticamente.
–Te estás volviendo demasiado sarcástica –me quejo al fin.
–Bien, él estaba ahí cuando llegué. Me sentía molesta otra vez, vi a Cody con esa chica de la falda corta. Entonces decidí darme un respiro, iba a avisarte pero Zack se sentó enfrente de mí y empezamos a charlar.
Bueno, esto se pone interesante. Me acomodo en el asiento para poder verla mejor y no perderme ningún detalle.
– ¿Y qué te dijo?
–Bueno, primero preguntó que qué hacía ahí tan sola.
–Ajá... –mi mirada de curiosidad la invade.
–Le dije que quería alejarme un poco del ruido y de la gente, me preguntó si requería de su compañía. Me agrada Zack, no es como los otros chicos.
–Lo sé –admito sonriendo–. Es tierno.
–En estos tiempos, ¿qué caballero pregunta si una chica requiere de su compañía? –Rie sonrojándose un poco–. No me esperé eso.
– ¿Y después? –pregunté intentando apurar la respuesta.
–Bueno, hablamos de libros, le gustan los clásicos, incluso se sabe las líneas de mi libro favorito.
Si bueno, eso ya lo sabía.
–Todo iba bien pero su hermano llegó y presiento que no le agradé.
Tuerzo el gesto. La manera en que Zack miró a Natalia esta tarde era de admiración. Me pregunto ¿Qué habría pasado si Sebastian no hubiese interrumpido en ese momento?, miles de escenas pasan por mi mente.
–Bueno, es porque no te conoce, cualquiera que lo hace se encariña contigo. Me agrada Zack, creo que deberían conocerse mejor.
–Hay un problema –suelta un suspiro.
– ¿Y es...?
–Que aún no supero a Cody, no logro sacarlo de mi cabeza.
–Dos cosas. La primera: Zack y tú pueden ser sólo amigos, no estoy diciéndote que sean pareja, no se han conocido del todo. Segundo: puedes olvidarlo, ese momento en el que estuviste con Zack ¿pensaste en Cody?
–No –sus manos se aprietan al volante.
–Por algo se empieza, debes buscar a personas que no te hagan daño.
–Creo que tienes razón, me encantaría ser amiga de Zack, es muy dulce.
–Bien, pero cuidado con cambiarme por él, te lanzo del segundo piso del instituto si llegas a hacerlo algún día –bromeo intentando cambiar la atmosfera que se había creado.
Pero veo su rostro, no es de diversión sino de confusión.
– ¿Qué pasa? –pregunto mientras miro en la misma dirección que ella.
Estamos en la parte poco poblada del pueblo.
–Natalia ¿Por qué escogiste este atajo? –El humo sale de algún lugar del bosque, es mínimo pero puedo verlo.
–Te dije que me habían dejado un trabajo, iba a comprar los materiales. ¿Ves el humo?
–Hay que llamar a los bomberos, pero no conduzcas cerca. Sólo hay que reportarlo –saco mi celular para realizar la llamada.
– ¿Y si hay alguien ahí? –Ella posa su mano sobre la mía–. Sería demasiado tarde para cuando los bomberos lleguen hasta ahí.
–No vamos a ir ahí Natalia –mi voz se torna gruesa, estaba hablando seriamente. –Sería una locura.
–Pueden haber personas ahí...
–No, no hay nadie.
Su expresión es de temor. –Hay que ir.
Pisa el acelerador y mi espalda golpea bruscamente con el asiento.
–Natalia, es peligroso –digo alarmada, con el fuego no se juega.
–Sólo veremos si alguien necesita ayuda –intenta vagamente calmarme–. Además conocemos el bosque mejor que nadie.
Estaciona el auto y antes de que yo salga siquiera, ella empieza a correr dentro del bosque. Me bajo a tropezones y la sigo. Escucho su voz preguntar si hay alguien herido, si alguien necesita ayuda. El olor a humo hace que mis ojos se irriten. Aparto las ramas que se interponen en mi camino.
–Abby, grita conmigo.
Gruño internamente, no había nadie. Seguro y lo que provocaron esto huyeron en cuanto se inició el incendio.
– ¡¿Hola?! –grito junto a ella– ¡¿Hay alguien herido?!
Como era de esperarse, nada. Esto es estúpido de nuestra parte. Miles de alarmas suenan en mi cabeza. Mis pesadillas de pronto me parecen realistas y me entra pánico. Saco mi celular y busco el número de los bomberos.
–Voy a llamar a los... –entonces miro hacia los lados, Natalia no estaba.
– ¡Natalia! –la preocupación me invade.
¿Cómo es que puedo ser tan imprudente? Más lo soy yo por seguirla. Grito su nombre una y otra vez mientras intento ver a través del humo, veo las llamas expandirse. Una rama envuelta en llamas cae a centímetros de mí, caigo al suelo mientras la esquivo.
La rama hace que las hojas cerca se incendien también, me levanto de un salto y corro para buscar a Natalia antes de que pase algo terrible. Sigo gritando hasta que escucho a alguien gritando tambien.
– ¡Ayuda! –No es la voz de Natalia–. ¡Ayuda por favor! –La voz es desgarradora.
– ¡¿Dónde estás?! –grito comenzando a desesperarme.
Cuando miro estoy rodeada de fuego, estoy en el centro del caos. Me siento observada. O tal vez sea por lo sofocada que estoy. Me lloran los ojos y me arde la garganta por el humo, mientras camino esquivo las ramas.
– ¡Natalia! –grito una vez más. No escucho la voz de Natalia, escucho un grito de horror.
Intento concentrarme de donde viene, no tengo ningún poder ahora, pero puedo intentar despertar esa parte de mí para escuchar mejor de donde viene el grito. Si tan sólo fuera útil, si tan sólo mi poder estuviese activado, yo sería capaz de controlar estas llamas y apagarlas, me ayudaría a encontrar a Natalia, pero ni para eso sirvo.
– ¡Ayuda! –es la misma voz de antes.
Sigo la voz, me guía más a la profundidad del bosque. Entonces miro su cuerpo entre las hojas.
– ¡Natalia! –corro hacia ella en un intento desesperado por protegerla.
–Me atacó –dice al borde del llanto.
Mi corazón parece una máquina a punto de desbordarse.
– ¿Quién te atacó? –pregunto mientras la levanto.
Puedo ver la sombra de alguien en medio del humo. Una persona entre las llamas, mi pulso se acelera al darme cuenta de que ese definitivamente no es humano. Debemos salir de aquí.
–Te sacaré de aquí.
Poso su brazo sobre mis hombros para apoyar su peso en mí. Aligero el paso, Natalia no para de sollozar. Ahora entiendo, esa sensación de ser observada no fue cosa mía, había alguien ahí, no alguien en peligro sino alguien peligroso.
La meto en el asiento del copiloto y corro hacia el lado del conductor, puedo sentir el pulso acelerado en todas partes, seguida por una corriente estática infernal. Arranco el auto y salgo a toda velocidad de ahí. Logro sacar mi celular y teclear nerviosamente el número de emergencia.
–Reporto un incendio en el bosque, al lado oeste del lago –cuelgo la llamada cuando escucho a la mujer del otro lado de la línea confirmando que ya habían llamado hace unos segundos por el mismo caso.
Sigo agitada, el miedo que sentí ahí me hacía difícil respirar, eso y el humo.
Marco a Jared – ¿Hola? –Se escucha la voz de Karum
–Necesito que Jared me recoja en casa de Natalia, es urgente –y cuelgo.
Ella está echa un ovillo a mi lados está llena de suciedad y ceniza. Me miro en el retrovisor, yo estoy igual, mi cara es gris. Sin embargo no es mi aspecto el que me preocupa, son los hechos.
–En mi bolso tengo...
–Estoy bien –dice susurrando–. Papá no está en casa.
Suelto aire. No sabía si era mejor o peor.
–Era un maldito pirómano –la escucho decir. La miro mientras siento que mi garganta se seca.
– ¿De qué hablas? –pregunto ahora más nerviosa.
–Había una persona ahí, lo escuché pedir ayuda y cuando llegué al centro del incendio me quiso quemar viva.
No fue accidental, no lo fue en absoluto.
–El que pedía ayuda intentó quemarme así como él.
Mis manos se aprietan al volante
– ¿Como él?
–Estaba en llamas, no parecía sentir nada.
Un origen de fuego, un estúpido origen que está incendiando el bosque. Eso sólo puede significar peligro, o el sustantivo de eso... cazadores.
–Lo que viste lo distorsionaste, el chico gritaba de dolor pero no lo escuchaste.
– ¿Gritaba? no, no lo hacía.
–Yo lo escuché, salió corriendo mientras gritaba de dolor.
–El miedo me estaba paralizando, no vi eso.
–Está bien Nat, ya pasó.
O eso espero.
La dejo en su cama y le busco ropa cómoda, está en la ducha cuando escucho la puerta de la sala abrirse, por instinto me enderezo. Veo la entrada, eran Jared y Karum. Bajo rápido las escaleras y abrazo a Jared, Karum y él me miran con horror.
–Abby, dime que no has provocado eso. – Dice Jared con angustia.
–Demonios, ¿De dónde sacaste tanto poder pequeña?
–No lo he hecho yo, no ha pasado aún –miro mal a Karum.
– ¿Entonces qué rayos hacías ahí? –estaba regañándome
–Creo que es mejor discutir... este tema en casa.
Me mira sin comprender.
–Ya veo –dice Karum dándose cuenta inmediatamente al ver mi nerviosismo–. Ese incendio no fue accidental como dicen los bomberos.
Niego con la cabeza mientras lo callo con un dedo y señalo hacia arriba.
–Es mejor ir a casa, hay mucho de qué hablar. Además mamá está preocupada.
–Sólo me quiero despedir de ella –digo mientras me dirijo a la escaleras.
Vuelvo a subir, ella está sentada en su cama. La abrazo y se acurruca a mi torso.
–Tranquila, ya pasó.
–Creo que debí hacerte caso –su voz es baja, hablaba casi en un susurro.
–Ya no importa, tienes que descansar.
Recuerdo lo de su trabajo, no debería forzarse tanto, está asustada por lo sucedido.
–Voy a hacer tu trabajo –intento tranquilizarla cambiando el tema.
–No, es mi trabajo –negando mi ofrecimiento.
–Tu misma dijiste que debiste hacerme caso, hazlo ahora.
–Te quiero Abby, gracias por sacarme de ahí y... –la abrazo más fuerte–, siento tanto haberte arrastrado a eso.
Sinceramente le agradezco eso, sin mí no puedo imaginarme en que situación estaría ahora. Lo que ese tipo pudo haberle hecho.
–Te quiero Nat, no hay nada que lamentar.
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Jared me mira una y otra vez por el retrovisor durante todo el camino. Karum bromea sobre que se le saldrán los ojos si no para. Lo entendía, era su hermana. Pero estoy bien y explicaría todo en unos minutos.
–Fuiste... no, fueron demasiado irresponsables –dice realmente enojado.
–Si bueno, déjale los sermones a mamá. – Me quejo con una mueca, ya estoy empezando a prepararme mentalmente.
–Oh ni te imaginas el par que te esperan tras esa puerta, agradece que los Thompson están ahí y su enojo disminuirá un poco.
– ¿Los Thompson están ahí? –pregunto horrorizada.
El regaño será público, genial.
–Sí, mamá estaba angustiada y llamó a Lilith, asi que ella llegó con sus hijos a casa y estaba a punto de mandarlos a buscarte cuando llamaste. Todos estábamos preocupados, no contestabas.
–Bueno como verás, la recepción en el bosque no es buena y el humo tampoco me dejaba ver bien. Estaba distraída buscando a Natalia.
– ¿Se separaron en el bosque? –asalta Karum crédulo–. Les Falta ver películas de miedo –admite sarcástico–. Siempre que te separas del grupo mueres.
–Lo archivaré para la próxima. Y tu, ¿desde cuando eres la novia de mi hermano? –le devuelvo la pelota–. ¿Por qué contestaste su celular?
–Bueno Abby, estaba ocupado alistándome para ir a buscarte –esta vez era mi hermano quien contesto.
Su cara estaba llena de preocupación y enojo, no era para menos. Llegamos a casa, Jared y Karum son tan caballerosos que me dejan pasar de primera. Abro la puerta y todos se ponen de pie enseguida.
–Estás en graves problemas –se burla Karum a mi lado.
Si, lo estaba. La expresión de mi madre lo dice todo.
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