Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 28

Yo ya no tenía tres semanas para entrenar, tenía dos.
Había pasado una semana desde que nos reunimos y armamos nuestros planes, desde entonces las armas no dejan de llegar al igual que los medicamentos y la gente no deja de entrenar. Yo pasé dos días más metida en esa habitación blanca mientras me chequeaban cada dos horas. Creo que si me hubiese dejado vencer por los dolores de mi cuerpo no estaría hoy aquí, parada en medio del espacio en donde cambié, estoy bien, me siento bien. Hoy por la mañana al fin salí de ahí, no es que me trataran mal, nada de eso pero me sentía inútil pero por suerte eso terminó. Aquí mientras espero a Caín trato de relajarme, cierro mis ojos y me dejo llevar por los sonidos ahora más intensificados del bosque, escucho al viento mover las ramas, escucho a las ardillas morder sus nueces y luego unos pasos que se acercan, luego de dos días y medio veo a Caín, camino sólo en mi dirección con un bolso que parece pesado pero que a él no le hace sacar ni una mueca. Tenía muchas cosas que preguntarle, como por ejemplo el caso de Cody e Isabel, quería saber todos los detalles pero cuando veo su rostro, totalmente tenso y serio me doy cuenta de que es mejor no decir nada. Lleva esa máscara que se pone siempre que hay gente cerca, esa máscara de líder sin sentimientos.

Deja el bolso en el suelo y revuelve lo que hay dentro hasta que saca el collar que me dio, toco mi cuelo, no está. Debí haberlo perdido el día en que cambié con todo ese bochorno y movimientos bruscos.

–Primero que nada, quiero que te lo pongas. – No se acerca demasiado, está a la distancia correcta como para alargar el brazo y tenderme la piedra.

Frunzo el ceño.
–No tengo lepra. – Digo en tono cortante.
–No sé a qué te refieres. – Dice confundido.
–Estás extraño.

–¿Acaso no me creías extraño? – Ladea la cabeza un poco mientras me mira.
–Bueno si, pero ahora estás más extraño de lo normal. Quise darte las gracias pero no te vi.

Asiente con la cabeza mientras su mirada baja al suelo. – No hay problema, Jhon mencionó eso.
Hago de mis labios una línea, estaba claro que no quería hablar. – Bien. – Tomo el collar de sus manos sin tocarlo y me lo pongo. – Aún no sé por qué quieres que lo haga, sé que es para protegerme pero no me harías daño realmente.
Suelta aire. –¿Ahora piensas así? vaya evolución hubo en tu cabeza.
–No discutiré contigo, es mejor que empecemos.
Ahora si se acerca pero a paso lento, casi me asusta su manera de caminar, como si temiera que algo malo sucediera.
–¿Te sientes bien? ¿No sientes nada raro?
Frunzo el ceño, si, estaba demasiado raro hoy. – No, estoy bien. Excepto por mi piel, sigue demasiado caliente.
Toma mi brazo y lo mira. – Estás perfecta.
Me sonrojo y odio eso. Aparta la mirada, como si leyera mis pensamientos y se aleja también él. – Lo primero que aprenderás es como controlar en qué partes de tu cuerpo debes mantener el fuego, me refiero a que si quieres manifestarlo no puedes encenderte como un árbol de navidad. – Levanta una ceja. –¿Cierto?
–Cierto.
–Lo que tienes que hacer es visualizar el fuego salir de tus manos. – Levanta su mano derecha y con un movimiento de muñeca esta se incendia, miro fascinada como de su palma y dedos sale fuego, un fuego completamente controlado. Luego con otro movimiento lo apaga. Es todo un experto. – Ahora tú.
Miro mis manos y luego el traje que llevo puesto. –Oh. – Exclamo. – Así que para esto es el traje, por si me incendio toda. – Parece de latex, no lleva mangas largas y es de color gris oscuro. Caín asiente.
–Sí, pero trata de no hacerlo por favor.
Me paro derecha y suelto aire para concentrarme, visualizo, así como Caín dijo, el fuego saliendo de mis manos pero no, no pasa nada.
Los minutos pasan y estoy empezando a enfadarme. Miro a Caín pero él está serio, observando como fracaso.
–¿Puedes mostrarme de nuevo como lo hiciste? – Pregunto.
–No. – Dice. Le lanzo una mirada asesina.
–¿No vas a ayudarme? ¿Ni un poco?
Respira profundo mientras se acerca. – Abby ya te dije qué es lo que tienes que hacer.
–No es tan sencillo a como lo pintas.
–Tienes que sentirlo. – Dice tomando mis muñecas con delicadeza. Luego desliza sus suaves dedos por mis venas, su temperatura es incluso más baja que la mía. –¿Lo sientes? – Pregunta distraído.

Miro la yema de su dedo dibujar el camino de mi vena caliente desde mi muñeca hasta mi antebrazo, deja un camino de electricidad a su paso, me hace contener un poco de aire. Lo siento, siento como mientras sigue pasando su dedo sobre mi piel esta empieza a chisporrotear. Mi boca se abre de asombro, él se aleja unos pasos mientras ambos vemos mi brazo empezar a marcar con intensidad mis venas y luego este incendia por completo. Observo fascinada como las llamas lo consumen, luego el pánico me invade cuando el fuego se esparce hasta mi hombro y luego hasta mi pecho.

–Caín. – Lo llamo con frenesí. – No funcionó.
Ahora mis dos brazos, pecho, cuello y torso están cubiertos por las llamas.

No quiero que llegue a mi cabeza, intento sin éxito que se apague pero lo que logro es que se esparza hasta el lugar que no quería. Parezco un árbol de navidad, de pies a cabeza.

–Intenta apagarlo. – Me dice a través de las llamas. Yo me muevo de un lado a otro tratando de hacer lo que me dice. – Así no! visualizalo Abby.

–No es tan fácil! – Grito de regreso.
–Inténtalo por favor. – Lo escucho decir.

Me quedo quieta respirando con dificultad, miro mis manos y luego cierro mis ojos. Visualizarlo, visualizo el fuego reduciéndose a nada.
Puedo hacerlo.

Dejo de sentir aquel calor en mis pies y luego poco a poco esa sensación de vacío sube por todo mi cuerpo como una manta que apaga el fuego. – Ahora que sólo sean tus manos.
Lo primero que pienso cuando él me dice eso es que lo he logrado así que la emoción me hace continuar.

Aprieto mis ojos y me dejo llevar, imagino la sensación del fuego en mis dedos y al momento Siento una electricidad, segundos después puedo percibir las llamas saliendo de mis dedos. Abro los ojos de golpe, mis manos cargan fuego. Las muevo delante de mí con una sonrisa satisfecha. Miro a Caín y puedo ver algo de orgullo en su mirada.

–Eso es. – Dice acercándose a mí con pasos felinos. – Ahora lánzalo hacia mí.
–¿Qué? ¿Estás loco?
Se encoge de hombros pero sigue dispuesto. – Puede. Ahora hazlo.
Miro la llama sin saber qué hacer. – Forma una bola de fuego, une tus dos manos para que el fuego de ambas manos se una, luego lánzalo como una pelota de béisbol.
"Nunca he jugado béisbol" quiero decirle pero en vez de hacerlo, trato de hacer lo que me explica.
Coloco mis manos juntas y luego las separo poco a poco, en medio de ambas, flotando está una bola de fuego, muevo mi mano derecha y esta se mueve con ella. Es hermoso, da latigazos de calor, me recuerda a un vídeo que vi sobre el sol, tengo un sol miniatura en mis manos. Sostengo el fuego con mi mano derecha y luego la lanzo hacia él, me concentro en su dirección y me acuerdo de las lecciones sobre lanzar cuchillos. Cuando la bola de fuego sale desprendida de mi mano va dirigida hacia el rostro de Caín pero este la alcanza antes de que impacte contra él, la sostiene como una verdadera pelota de béisbol, incluso la pasa de una mano a otra con aire despreocupado.

–Muy bien, aprendes rápido. –Me mira con ojos retadores y sé que va a hacer un movimiento secreto. Nos movemos en círculo siempre frente a frente y luego veo como lanza la bola de fuego hacia mí. Las imágenes de mis entrenamientos vienen a mí en segundos. Proyecto energía a mis manos y es como un imán para el fuego, lo atrapo, al igual que Caín, no con los mismos movimientos cómodos y experimentados pero al menos no me quemé la cara.

Le sonrío pero todo rastro de felicidad se desvanece al ver como Caín proyecta más bolas de fuego, ahora son dos.

–Esquiva el fuego. – Me grita.

Mido la distancia y cuando llegan a mí me muevo rápido, demasiado rápido, he olvidado que ahora mi velocidad es mejor. El fuego no me roza, al menos no las primeras, más se avecinan a mí, una pasa rozando mi hombro y bajo a tiempo para esquivar la que iba a golpearme justo en la frente, luego me enderezo y empiezo a seguirle el juego. También proyecto bolas de fuego, esta vez no una, sino dos. Las tiro en su dirección como dagas y a tiempo doy un giro hacia atrás para bloquear las que se dirigían a mí, me da tiempo de ver como este logra esquivarlas con facilidad. Chasqueo la lengua contra mi mejilla mientras proyecto más. Nos retamos, con los movimientos, las miradas e incluso con las respiraciones. Lanzo mi poder hacia él y rápidamente creo más y hago lo mismo que la vez anterior. Cuatro bolas de fuego van en línea recta hacia él, pero algo lo protege, estas chocan contra lo que parece un escudo invisible. Me sonríe socarrón.
–Eso. – Lanzo otra bola la de fuego. – No. – Y otra. – Es. – Lanzo dos. – Justo. – Ninguna lo golpea.
Prácticamente corre hacia mí y ahora lo que viene no sólo es una minúscula parte de su fuego, son llamas enormes que salen disparadas hacia mí, no sé cómo protegerme así que hago lo primero que se me viene a la mente. Pelear fuego contra fuego.

Me preparo y libero mi poder, llamas poderosas salen de mi también y chocan contra las suyas, se detiene de golpe luchando contra mi, doy todo de mi así como él también lo hace.

Las llamas se consumen entre sí y de momento a otro parecen ser una sola.
Algo eléctrico pasa por mis dedos, por mis venas hasta mi brazo y se me eriza el vello de esa parte. Trato de no prestar atención a esa sensación que admito, se siente bien. Esta vez no es el poder, no es el fuego, es algo más. Algo que se siente bien.

El fuego deja salir de mis manos y entonces el fuego de él me golpea lanzándome hacia atrás. Lo escucho gritar mientras mi espalda choca contra la tierra y la grama. –Auch. – Me quejo.

Cuando abro los ojos lo primero que veo son los suyos escaneándome con preocupación. – Fue mi culpa. – Dice agitado. –¿Estás bien? – Asiento con la cabeza. – No te levantes, puede que estés mareada.

–Me recompondré. – Le digo. – Soy una origen ahora, si algo sucedió curará rápido.

Me ayuda a levantarme. – No sé lo que pasó, creo que fui muy duro contigo. Me dejé llevar.

–No, está bien. Me sentí bien, el error fue mío, no sé qué pasó. De momento a otro me sentí... extraña y perdí la concentración.

Me inspecciona con la mirada y entonces sus ojos se tornan oscuros. – Entiendo. – Dice. – Creo que es mejor que descanses antes de volver a las lecciones. – Se aleja y va hacia su bolso.

Lo miro sin palabras. De momento está bien y luego ya no. ¿Qué le sucede?

Pasamos horas practicando, mejoré mis lanzamientos, Caín colocó dianas y me hizo dar en el blanco incluso en movimientos. Por hoy tenía listo lo que era el control y lanzamiento, terminamos de practicar cerca de las cuatro de la tarde y ambos terminamos exhaustos.

Me encontré con Isabel y Cody, me fui a su cabaña ya que estaba libre y cenamos juntos, a las ocho de la noche fui a visitar a Jesse, todavía nuestros contactos dolían, era algo que aprendería a acostumbrarme con el tiempo, luego me fui a descansar.

–¿Cómo hago parea que el contacto con Jesse no duela? – Le pregunto a Caín mientras pinta círculos rojos en algunos de los árboles, deja de hacerlo unos segundos.

–Tu piel aún no se acostumbra. – Es lo único que dice.

Me estiro más mientras trato de no rodar los ojos. – Lo sé pero te pregunté cómo hago para que sea diferente.
–Supongo que te acostumbrarás. – Dice distraído.

Dejo de estirarme y lo miro mal.
–Otra pregunta, esta es más seria. – Digo llamando su atención.

Deja la lata de aerosol y se gira a verme con rostro aburrido. –¿Ahora con qué vas a salir Abigail Williams?
Sonrío antes de hacerle la pregunta.

–¿Los hombres también tienen sus días?. –
Su rostro se llena de confusión y luego veo como se ríe negando con la cabeza.

–¿Qué demonios? ¿A qué viene esa pregunta?

–A que te estás comportando como un idiota, primero estás bien, luego estás mal. Primero te miro en todos lados, mis entrenamientos, en mi hora de comer y luego ya no sé nada de ti por días... así que si, estás actuando como una chica hormonal.

–No deberías hablarme así. – Dice negando con la cabeza pero sé que quiere reírse a pesar de que su tono es serio.

–Si claro.

Volvemos a entrenar así como el día anterior sólo que esta vez practicamos más el cómo bloquear el fuego con un tipo de escudo. Caín me lanza bocanadas de fuego y yo resisto y resisto. Al final del entrenamiento nos estiramos de manera tranquila. Estoy tomando agua cuando se acerca a tomar mi mano, lo miro con el ceño fruncido.

–¿Qué haces? – Pregunto. – Al ver lo muy cerca que está.

–Quiero sentir tu temperatura. – Murmura tanteando mi mano. Me relajo. – Te recomiendo que envuelvas hielo alrededor de tus manos, así tú te acostumbrarás a la sensación del frío y al mismo tiempo tu temperatura bajará a lo normal.

–Gracias. – Le sonrío. – Por todo.

Suelta aire pero no mi mano. –Me imagino que Cody ya te dijo lo que sucedió.

Asiento. – Si, me dejó pensando mucho.

–¿Puedo escuchar? – Pregunta y asiento.

–La verdad es que la idea no sólo es mía, Jesse también lo cree y es que el hechizo de las almas gemelas no es tan poderosa como creíamos, Cody pudo romper el lazo que lo unía con Isabel porque amaba a otra persona así que pienso, no puede ser el único ¿cierto?
–No lo sé, si te pones a pensar, él siempre sintió atracción por Isabel, incluso cuando amaba a alguien más.

–Pero no fue a causa del vínculo, fue porque ambos se dieron una oportunidad.

–Ahí lo tienes. – Dice. –Lo quieras o no, el hechizo sigue ahí, cumpliendo su propósito. Su destino era estar juntos, pudieron ocultarlo, tratar de evadirlo pero al final el resultado fue el mismo.

–¿Acaso no tienes esperanza? – Le pregunto molesta por su negatividad. –¿No te gustaría tener libertad de elegir a la persona que quieres?

Se ríe y lo hace de una forma cínica. –Yo ya amo a mi alma gemela.

–¿Ya la conociste? – Pregunto sorprendida. – Parecías no haberlo hecho.
–Mis asuntos personales no son cosa tuya pero respondí a tu pregunta, no, no necesito cambiar eso porque estoy satisfecho con la persona que me tocó.

Trato de pensar en alguien cercano a él pero la única que se viene a la mente es Natasha, ella está enamorada de él y él a pesar de que no se lo demuestra, confía en ella. Debe ser Natasha, sino ¿quién más?
–Si claro, se lo demuestras mucho. Si quisieras a Natasha así como dices entonces no la tratarías de esa forma. – Bramo yo.

Sus cejas se juntan y luego se recompone. –Como dije, eso no es asunto tuyo.
Me mira antes de irse y sus ojos están cargados de ira.

–A veces quisiera entenderte. – Le digo a la nada.
Corro a casa de los Thompson pero Jesse no está ahí, está entrenando.

Estoy sentada con Zack mientras Sebas cocina.
–¿Cómo te fue hoy? – Me pregunta Zack mientras vemos "The Walking Dead"

–Hoy sólo repasamos lo de ayer. – Me meto un puñado de palomitas de maíz a la boca. –¿Y a ti cómo te fue? – Le pregunto.

–Bien, Paul nos enseñó como proyectar nuestro poder, yo ya lo manejaba más o menos pero fue un reto para él. – Señala a su hermano con la cabeza y este desde la distancia rueda los ojos. – Paul dice que en es capaz de controlar la mente de alguien y hacer que haga lo que diga o vea lo que él quiera si se lo propone.

Lo miro impresionada. – Que genial! – Exclamo. – Sebas eso significa que puedes hacer que sea Zack quien prepare las galletas. – Zack me codea para que me calle.

–Ya lo he pensado, creo que tendré a una doméstica pronto. – Se burla él y me río de Zack.

–Malditos. – Dice negando con la cabeza. – Lo sabía de mi hermano porque bueno, es mi hermano pero tú. – Dice señalándome con dedo acusador. – Eso no lo esperé de ti, traidora.

Después de que vimos toda una temporada entera y Jesse no apareció decidí irme a mi cabaña, en donde no aguanté mucho tiempo por el aburrimiento. Salgo de mi habitación y me meto en mi baño, me cambio a ropa para entrenar, me llevo un juego de dagas, ato mi cabello y salgo.

Casi no hay gente fuera, la mayoría está en sus cabañas, cuando llego a la parte de entrenamiento con armas veo a Jesse lanzar una flecha en el centro de la diana.

Me oculto en las sombras, el cielo está oscureciendo poco a poco pero hay suficiente luz como para entrenar.

Veo a Jesse usar el arco de manera tan ágil, tan masculino. Sus ojos están fijo en su flecha mientras la coloca en el arco, luego lo levanta y su mano queda a la altura de su nariz, respira profundo y apunta a la diana a su izquierda, cuando miro hacia arriba, en la dirección al árbol al que estoy recostada me doy cuenta que también tiene una diana así que salgo.

–Te estuve esperando en tu cabaña. – Digo haciéndolo sobresaltar. Cuando me mira cuelga su arco en su hombro y camina hacia mi para besarme, trato d no tocarlo con mis manos, dejando que el único contacto sea el de nuestros labios. Sus labios fríos y suaves se mueven contra los míos tibios y con ganas de los suyos.

–Ya me iba. – Dice. –¿Vienes conmigo?

Sonrío viéndolo a los ojos. Quiero estar con él, pero también tengo que entrenar, no puedo sólo manejar la parte de mi poder, tengo que seguir practicando mis estrategias.

–Más tarde. – Beso castamente sus labios. –Tu hora terminó, ahora vengo yo.

Hace una mueca. –Bien ¿Puedo dormir contigo esta noche? – Pregunta animado.

–Claro que sí, no tienes que preguntar. – Besa mi mejilla antes de despedirse. – Te veías sexy con el arco. – Lo escucho retener el aire

–Te espero. – Dice con una de las comisuras de sus labios elevadas
Cuando se va empiezo a entrenar.

Corro por el terreno hasta que siento como mi corazón golpea mi pecho a un nivel alto, golpeo lo maniquíes con todas mis fuerzas, luego practico con las dagas, las hago girar en mi mano antes de golpear todas las cabezas de estos luego agrego algo más.

Visualizo el poder en mis manos y entonces con una ráfaga de fuego los derribo a todos. Estoy jadeante y sudorosa pero al ver lo que he hecho me siento orgullosa de la persona en que me he convertido, saber que aún tengo mucho que aprender no me agobia, me hace tener aún más esperanza en mi misa.

Por el rabillo del ojo capto un movimiento, Caín está ahí, escondido entre las sombras pero por alguna razón sé que no acaba de llegar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro