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Capítulo 27

¿Cómo me siento? bueno, me siento diferente. 

Siento como en mis venas la sangre corre caliente, siento como mis huesos son más fuertes y mi piel arde. Me siento eufórica, de momento tengo deseo de correr, de saltar y gritar como para liberar esa extraña energía que siento en mí. Mi cabeza empieza a punzar y me tambaleo un poco. Es entonces cuando Jesse viene a mí, su rostro está lleno de preocupación, yo sonrío a pesar de que me siento como si tuviera una sobrecarga, mi corazón está acelerado y mis manos empiezan a temblar. Jesse está frente a mí. Los recuerdos de él muriendo hacen que algo se rompa en mi pecho, quiero abrazarlo, besarle y nunca dejarlo ir pero cuando está frente a mí y toca mi rostro por unos segundos, se quema con mi piel.
–Jesse. – Lo llamo al ver que sostiene su mano con una mueca de dolor. – Jesse lo lamento.
Intento acercarme pero luego me digo a mi misma que no es seguro.
Miro a mi alrededor, todos están ahí, rodeándonos a él y a mí.
–Es normal ahora. – Dice Elías. – Tu piel no está acostumbrada a esa temperatura, pero pasará.
Me quedo viendo a Jesse. –¿Cómo te sientes? – Me pregunta desde la distancia.
–Es como si no estuviera en mi cuerpo, es diferente. – Mi voz sale rasposa ya que mi garganta duele.

Levanto la mirada y la poso sobre Cody e Isabel, ambos sonríen y él dice. – Bienvenida oficialmente.
Sonrío y luego cierro los ojos, no vuelvo a abrirlos por no sé cuánto tiempo.
Todo a mí alrededor es blanco, no hay más que paredes y la camilla en donde me encuentro acostada. La luz se me hace muy molesta y me hace parpadear repentinas veces.

¿Cómo es que llegué aquí? lo último que recuerdo es haber despertado, Jesse y el resto estaban ahí y luego caí al suelo dormida.

La puerta metálica se abre y entra un hombre de unos treinta y tantos años, cabello negro y con barba, sus ojos grises haciendo contraste con unas cuantas canas.

–Hola Abby, has despertado.
–¿Quién eres? – Pregunto. Mi voz sale distorsionada y adormilada.
–Soy Jhon, un medio origen de sanación y por ahora soy tu doctor.
–¿Qué me pasó?
Se acerca a mí a paso tranquilo.
–¿Qué tanto recuerdas?
Me lo pienso un momento, recopilando todo lo que pasó desde que desperté.
–Caín hizo que mi poder despertara, me hizo ver y sentir cosas para que sucediera y luego desperté y había cambiado, pero al parecer me desmayé ¿Es eso normal?
–Tus recuerdos están bien y tú también lo estás. Es normal, tu cuerpo recibió una sobrecarga de poder, además de que no está acostumbrado a que tu temperatura sea tan alta. Te trajimos a la clínica de la comunidad. – Lo supuse. – Y te hicimos unas cuantas pruebas de sangre, te escaneamos y te estamos medicando para hacer más soportable los cambios de tu cuerpo y para ayudar a que se acostumbre a su nueva temperatura.
Asiento aunque algunas cosas no logro escucharlas claramente, debe ser que me han dado algún calmante.
–¿Dónde está Jesse?
Frunce el ceño. – Creo que te refieres al chico de cabello negro y ojos azules. – Asiento. – Acaba de irse, pasó toda la noche aquí pero lo obligamos a retirarse.
–¿Toda la noche?
–Sí, has estado dormida por un día entero.
La preocupación me llena, un día menos para entrenar. –¿Cuánto tiempo tendré que estar así? tengo que entrenar.
–Te voy a decir la verdad. – Su tono de voz me dice que no es una buena noticia. Asiento. – Lo normal sería que pasaras en revisión por al menos un mes.

–No, no puedo, tengo que entrenar, tengo que ir a la guerra.

Sonríe de lado. – Caín me advirtió que dirías eso.
Caín, recuerdo haberlo visto luego de despertar, era el único realmente aparto de mi mientras que todos estaban a mi alrededor, él estaba observando desde la distancia, recostado a un árbol.
–Caín, no tuve tiempo de agradecerle.

–Creo que sabe que le agradeces. Entonces, volviendo al tema de observación, es obvio que no te quedarás atrás mientras que todos entrenan. – Niego con la cabeza. – Bien, te tendremos en observación dos días más y luego quedarás al cuidado de alguien más.

–¿Y quién es ese alguien? – Pregunto.
–Caín.
Una enfermera me trajo el almuerzo y justo en ese momento Cody cruzó la puerta con un ramo de lilas. – Hola bella durmiente. – Me saluda con un beso en la mejilla y coloca el jarrón de vidrio en el suelo.
–Hola, son hermosas. – Digo viéndolas con una sonrisa.
–Sabía que iban a gustarte, deja que busque una silla. – Dice abriendo de nuevo la puerta y metiendo una silla metálica, la ubica al lado de mi cama. – ¿cómo te sientes? – Pregunta serio esta vez.
–Sinceramente no lo sé, aún no puedo creerlo ¿Sabes? incluso, hay momentos en los que olvido lo que pasó, estaba sedada y dormía y despertaba, cuando lo hacía me preguntaba que qué hacía aquí y luego todo volvía a mi mente.

–Te entiendo, así fue para mí. ¿Acaso no sientes como si pudieras hacer cualquier cosa? – Me pregunta.
–Sí, supongo que sí pero la energía que siento dentro de mi es insoportable y ya ni se diga el calor, estoy hirviendo.
Asiente. – Si, puedo sentirlo. – Se ríe.

Alarga su mano y con la punta de sus dedos toca la piel de mi muñeca, pasa sus dedo índice fugazmente y luego hace un poco más de presión antes de retirar su dedo.

–No sabes lo preocupado que estaba cuando te vi caer, nadie fue lo suficientemente rápido como para atraparte, luego te trajimos aquí, Caín te cargó ya que si Jesse te tocaba iba a quemarse pero él estaba raro.
–¿Jesse?
Sacude la cabeza. – No, Caín. Mantuvo la distancia siempre, desde que despertaste, luego te cargó y te trajo aquí pero se retiró al instante, es como si verte le doliera o quisiera alejarse de ti por alguna razón. – Así que no fui la única que lo notó. – No lo entiendo. – Termina de decir.
–No te quiebres la cabeza Cody, nadie lo hace. Mejor dime ¿cómo está Jesse?
– Se quedó contigo desde que te trajimos, pasó la noche aquí y luego Jhon le dijo que se fuera a descansar y hoy está entrenando.
Sonrío, Jesse está bien. –Una pregunta. – Dice dudoso.
–Dime.
–¿Qué viste ahí?
–Fue horrible Cody, Caín me hizo ver como todos ustedes estaban en una fila para morir y yo no podía hacer nada, estaba estancada en un edificio. ¿Qué te hizo ver a ti?
Su mirada se oscurece. –Mira, yo estaba muriendo y entonces todo vino a mi como una película, vi morir a mi madre, también a Natalia, alguien la alejaba de mí y le hacía una muy profunda herida en el cuello y luego estabas tú, vi cómo te lanzabas del precipicio y caías en el lago, sólo que no te vi salir nunca. Con cada cosa que pasaba sentía que algo crecía en mí y luego desperté pero ya no era el mismo, creo que la llave maestra es sentir dolor y entonces el dolor, te cambia, te hace más fuerte.

–Tengo miedo. – Admito. –¿Qué pasa si no lo controlo?

–¿Acaso no lo ves? en estos momentos lo haces, está calmada, lo estás controlando.
–Sí pero quiero dejarlo salir, tengo todo esto acumulado en mi pecho, siento como si mis menas están a punto de reventar y que saldrá lava de ellas. Me estoy quemando.

–Tienes que controlarlo Abby, tienes que ser fuerte. – Toma mi mano y hace una mueca de dolor.

–Cody no, te estoy haciendo daño. – Digo tratando de quitar mi mano de la de él pero no me suelta.
–Entonces no lo hagas más. – Dice tranquilo pero puedo ver en su rostro que le duele. – Visualiza el calor dejando tu cuerpo, imagina que tu poder te hace caso.

Trato de hacerlo, trato de hacer que mi tacto y el de él se mantengan pero no funciona y Cody no es capaz de aguantar por más tiempo así que retira su mano con una sonrisa sincera.

–Tranquila, lo lograrás pronto. – Se levanta y besa mi frente de manera rápida. – Tengo que irme.
Entonces me acuerdo de algo más, su asunto con Isabel.
–¡Espera! – Lo detengo. – Tengo que preguntarte algo importante.
–Entonces hazlo.
–¿La amas? a Isabel.
Baja su mirada hacia sus pies y... sonríe. – Si, me enamoré de ella y luego mi cariño se convirtió en amor.
–¿Y de eso cuando te diste cuenta?
–Pocos meses después de que estuviera aquí en la comunidad, ella me ayudó a que mi estancia fuera mejor, se convirtió en mi amiga y luego no pude alejarme de ella.
–¿Entonces por qué lo hiciste tan difícil?
–Porque el recuerdo de Natalia no me ha abandonado, ella fue mi primer amor, y los primeros amores nunca se olvidan.
–Pero eso no significa que no puedas continuar con tu vida después de ellos, te mereces ser feliz e Isabel te hace ser feliz, lo he visto.
–Pero lo arruiné con ella Abby, siempre lo arruino todo.
–No te fijes en el pasado, vive el presente sin mirar atrás y te darás cuenta que hay cosas por las que vale la pena luchar como por ejemplo, el amor.
–Pero siento que no puedo hacerlo, es como si al estar con Isabel traicionara a Natalia y al pensar eso traiciono a Isabel. ¿Entonces qué hago al respecto?

–Cody, tienes que ver cuál de las dos tienes a tu lado, tienes que ver quién ya no está y también pensar por cuál vale la pena luchar.
–Las quiero a las dos. – Dice en un susurro. – Pero Natalia es parte de mi pasado. – Me doy cuenta de que no me lo dice a mi sino a sí mismo, está pensando en voz alta. – Ella ya no está, siempre la voy a querer pero... amo a Isabel. – Esta vez me mira y hay una enorme sonrisa en su rostro. – Amo a Isabel. – Dice tocando su pecho y luego hace una mueca. – Pero qué...
–¿Qué pasa? – Pregunto confundida.
–Siento algo aquí. – Dice tocando su pecho. – Algo eléctrico y mi corazón está latiendo demasiado fuerte.
No lo pienso dos veces antes de decirlo. – Busca a Isabel Cody, busca a Isabel.
Se me queda viendo. – Ahora! – Demando y me hace caso, lo miro salir a toda velocidad por la puerta.
Me recuesto porque estoy cansada y pido a mil gritos que Isabel y Cody puedan estar juntos porque ambos se lo merecen.
Cody merece ser feliz.
Jhon entra con una silla de ruedas para llevarme a otra habitación.
–Te haremos otros exámenes. – Me aclara.

A pesar de que mi cuerpo está débil ahora es más fuerte y tuve mucho tiempo para razonar y en ese tiempo me di cuenta de que si me dejo hundir entonces no avanzaré, no puedo hacerme la enferma porque no lo estoy, estoy todo menos enferma. Así que esta es mi decisión, ahora que cambié no me dejaré caer, tengo que ser fuerte, tengo que ser valiente.

Sonrío a Jhon. – La silla de ruedas no es necesaria. – Y me levanto. Mis pies calientes tocan el frío de las baldosas.
–Qué bueno es saber que no te estás dejando caer.

Caminamos y llegamos a la otra habitación llena de aparatos, me hacen otros exámenes de sangre, una radiografía, miden mi pulso y los latidos de mi corazón y cuando terminamos y empiezo a ir de nuevo a mi otra habitación creo que sería mejor volver a medir mi pulso porque sé que se ha acelerado.
Mi habitación está llena de flores, hay una mesa metálica llena de tarros de helado, chocolate, dulces y hay un oso de peluche blanco en mi camilla. Alguien me abraza desde atrás y reconozco el frío que emana ese cuerpo. Es Jesse.
Estoy por alejarlo porque sé que mi toque lo hiere, lo quema pero él no me deja.
–Tranquila, llevo manga larga y unos guantes. – Se coloca frente a mí y mueve sus dedos debajo de sus guantes negros. – Estuve dándole vueltas toda la noche, quería tocarte, quería besarte y esta era la única forma. – Toca mi cuello, mi mentón y mis labios. – Te extrañé.
Murmura cerca de mi rostro.
–También te extrañé.
Nos sentamos, io en la camilla y él en la silla horas antes ocupada por Cody. Hablamos, me distrae y me hace se sentir mejor.
–Zack quería venir pero tenías que descansar...
–¿Seguro que por eso no lo dejaste? A mí me parece que me querías sólo para ti. – Me burlo.
–Bueno, me has descubierto. – Dice llevándose una cucharada de helado de chocolate a la boca.
–¿Has visto a Cody? – Le pregunto.
Baja la mirada. – Si... ¿por qué?
Frunzo el ceño. – Bueno, vino hace unas horas y hablamos sobre sus asuntos amorosos, le recomendé que fuera tras Isabel pero no sé si lo hizo. –
Jesse deja el helado a parte y acerca su silla más a mí.
–Abby... deberías descansar. – Dice tranquilo, demasiado tranquilo y de inmediato sé que algo está pasando.
–¿Ellos están bien?
Suelta aire. – Voy a contarte lo que pasó pero por favor no te alteres.
Dejo mi helado junto al suyo. – Jesse Thompson ya estoy alterada así que por favor sigue.
"Por favor que estén bien, por favor que estén bien"
–Cody si fue con Isabel pero pasó algo más. Abby, ellos son almas gemelas.
–¿Qué? Eso no es posible, su hubiesen dado cuenta desde el principio.
–Caín estuvo ahí y nos explicó lo que pasó. Había algo que hacía que el vínculo se ocultara y ese algo era el amor que sentía Cody por Natalia, él no podía olvidarla, seguía amándola y eso no permitió que viera o sintiera el vínculo pero ahora él dejó a Natalia atrás, Cody se enamoró de Isabel no por el vínculo sino por su amor ahora con el vínculo se aman más que nunca. Abby ¿lo entiendes? – Me pregunta agarrando mis manos con desesperación.
–Explícame. – Pido.
–Lograron engañar el vínculo, el hechizo. El amor que sentía Cody por Natalia era tan puro y tan real que pudo hasta con el poder del hechizo, eso significa que el amor lo puede todo ¿cómo es que no lo ves? Nuestro amor es así de puro, así de real y sé que nosotros también podemos vencer el hechizo, pasarlo. – Toma mi rostro en sus manos y me mira con deseos, sus ojos brillan y parecen reír. – No hay nada que el amor no pueda hacer, te amo Abby y no hay nada que pueda cambiar lo que siento por ti, ni el hechizo más poderoso lo hará. Sé que podemos vencer el destino, nosotros borraremos lo que escrito está y escribiremos lo que nosotros deseamos que es estar juntos. –
Sus palabras llegan a mi como el arcoíris después de una tormenta.
–También lo creo Jesse, ambos lograremos ser felices.

Cuando Jesse se va sigo pensando lo mismo y me siento realmente feliz por Cody e Isabel, aún me parece irreal lo que pasó entre ellos.
Cody amaba tanto a Natalia que fue capaz de ocultar el vínculo, logró engañar su destino pero luego se enamoró realmente de Isabel, no por el vínculo sino por él, por su corazón y eso hizo que el vínculo volviera y todo cuando aceptó que Natalia no era para él, el amor es grande y así como dijo Jesse, el amor lo puede todo.
En la noche ambos vienen a verme y me sorprendo al ver a Isabel, ha cambiado. Su cabello sigue siendo negro pero sus ojos, sus ojos son los de Cody.
Me levantó ignorando sus regaños y los abrazo con todas mis fuerzas y es entonces cuando me doy cuenta, no los he quemado, me he controlado.
–Estoy tan feliz por ustedes. – Mis ojos se llenan de lágrimas. – Sabía que ustedes merecían estar juntos, ambos se lo merecen.
Miro a Isabel. – Por favor cuida de él, a veces es demasiado impulsivo.
Isabel se ríe y se recuesta al pecho de él, ambos se miran tan felices, puedo sentir sus emociones llenar la habitación y deseo más que nunca que este sea el destino mío y de Jesse, que luego de todos estos problemas por fin podamos estar juntos y felices.
Cody e Isabel cambiaron su destino más de una vez pero al final de todo, están juntos.

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