Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22

 Ha pasado un mes.

Ha pasado un mes desde que vine a la comunidad, desde que dejé a mi familia y a Jesse, también desde que me enteré de que Cody estaba vivo gracias a Caín y desde que entreno para la guerra. Debo admitirlo, fue duro y no estoy hablando sólo de mis entrenamientos sino el hecho de no estar con mis seres queridos, los primeros días fueron como si aún no comprendiera del todo lo que era dejarlos, pero la tristeza se esparció de una manera tormentosa a partir de la primera semana, Cody e Isabel lo sabían, les contaba todo y me ayudaron mucho, me dijeron que usara eso no en mi contra sino a mi favor. Me centré en entrenar y a cumplir lo que me había prometido a mí misma, ser la mejor.

Caí, me sacudí y me levanté, eso decenas de veces en un día. Pensé que los dolores físicos de los primeros días habían pasado por la costumbre pero luego vinieron nuevos entrenamientos, cada vez más pesados y difíciles. Tenía nuevos horarios, ahora no sólo practicaba métodos de lucha y poder, sino que practicaba con armas. Los cuchillos hasta ahora se volvieron mi "algo" soy buena con ellos, al principio cuando tenía que lanzarlos y dar en el blanco, terminaba con heridas en las manos y no daba en el punto de la diana pero como el resto de los entrenamientos, no me rendí y seguí esforzándome.

Ahora sabía luchar, Elías me había enseñado muy bien las técnicas de lucha, golpes, llaves, patadas altas, también me enseñó cómo podía suavizar una caída, por otro lado Jordy cada vez se ponía más exigente sobre cuando mi poder florecería, esa parte de mi aunque quisiera aún no lograba dominarla del todo, podía bloquear el fuego y expulsarlo fuera de mi alcance pero mi propio fuego no existía y eso me frustraba demasiado, Jordy también era el que me enseñaba las tácticas con cuchillos, creo que le compensaba lo mal que iba con el entrenamiento anterior con este. Había pasado un mes y ahora podía decirlo y creerlo. Era fuerte y podía defenderme sola.

Caín dejó de ir a verme en cada entrenamiento desde aquella noche en que le entregué el collar de regreso, en otras palabras me ignoraba y si, lo entendía. Lo había llamado monstruo y estaba en todo su derecho de enfadarse.

El primer fin de semana que pasé en la comunidad él salió con un grupo, su grupo de confianza, no regresaron hasta en la noche y lo hicieron con cajas enormes y pesadas que entre varios de nosotros ayudamos a cargar, según la información de Cody, eran armas especiales para acabar con los cazadores y estaban muy bien guardadas en aquella cabaña, la primera que vi cuando Caín me trajo aquí y me convenció de unirme a él, luego volvieron a salir, cada vez con más frecuencia y luego, cuando él incluyó a Cody y a Isabel en sus misiones también quise ir.

Me había acercado a él y le había dicho que quería ir, no sólo quería hacerlo para saber lo que pasaba y sentirme parte de ese grupo íntimo sino también porque había una posibilidad de toparme con alguno de los míos, pero Caín se había negado.
Aún no estás lista me había dicho y antes no lo había entendido, ahora sí.
Antes si me hubiese cruzado con un cazador, habría actuado de forma instintiva, no sabía más que dar puñetazos, de eso Jesse estaba consciente. Pero ahora era diferente, ahora sabía que debía hacer en caso de encontrarme con uno, sabía manejar armas, sabía luchar mano a mano y aunque no fuera una origen completa era muy poderosa.

Hoy es sábado y aunque en los fines de semana no hay entrenamientos yo siempre practico lo que aprendí en la semana, no soy la única, algunos de mis compañeros están en la zona de práctica de cuchillos, saludo a Sasha, una de mis compañeras y me dirijo hacia donde los estantes movedizos llenos de armas se encuentra.

Agarro uno con mango rojo y lo muevo de un lado a otro probando su peso, luego voy hacia el maniquí que ocupamos para el combate y lo ocupo como objetivo, no solo empiezo a lanzarlo desde la distancia, golpeando el pecho y la cabeza, también practico movimientos para atacar si el oponente está lo suficientemente cerca de mí. Mis movimientos son rápidos y ágiles, eso gracias a que mis brazos ahora no son tan delgados como antes, no es que tenga músculos sino que mi piel se endureció en esa zona y es más fuerte.
Doy un paso hacia atrás mientras miro fijamente el maniquí, luego corro hacia él y agarro impulso, salto y apoyo mi peso en lo que serían los hombros, mi cuerpo gira en el aire y con un movimiento rápido antes de caer, mi cuchillo se clava en la cabeza. Mis pies tocan el suelo y caigo en cuclillas, cuando me levanto miro y sé que he dado en el clavo.

Caín está ahí, apoyado en un árbol con los brazos cruzados y una mirada indiferente dirigida a mí.
Lo miro confundida y sorprendida por su presencia. Lo miro bien, viste un traje de combate negro como todas aquellas veces en las que ha salido y sé por ese motivo que hoy también lo hará.

Me elevo sobre las puntas de mis pies y desclavo el cuchillo, a nuestro alrededor se escuchan los sonidos metálicos de espadas al chocar y los suspiros cansados del resto de mis compañeros pero nada sale de su boca.
–Abby. – Me llama Sasha. – Acabo de acabar con el saco, ¿piensas ocuparlo? – pregunta, su ropa está empapada de sudor.
–Si. – Sonrío. – Gracias.
Me pasa y me acerco al saco, antes me coloco las vendas en los nudillos, coloco un pie delante del otro con las piernas ligeramente separadas y empiezo a golpear, por cada golpe un paso adelante y luego retrocedo. El sonido de mis puños al chocar puede escucharse a distancia al igual que mis jadeos con cada golpe y entonces una mano detiene el saco y me enderezo. Miro con el ceño fruncido a Caín.
–¿Algún problema? – Pregunto con voz agitada al igual que mi pecho en estos momentos.
–Necesito que vengas conmigo.
Mi ceño se frunce aún más. –¿Para qué?
Caín rueda los ojos como si mis palabras le chocaran.
Ni siquiera me contesta, solo se gira y no espera a que lo siga.
Por actitudes como esa, a veces quiero golpearlo. Dejo las vendas en su lugar y me doy cuenta de que mis nudillos están rojos alrededor de los moretones.

Lo sigo manteniendo su ritmo hasta llegar a la cabaña de armas, dentro está su grupo.
Natasha, Aria, Elías, Jordy, Cody e incluso Isabel.
Están esparcidos, Cody e Isabel están en una esquina con Elías quien les enseña un mapa, Natasha y su hermana están probando unos arcos, Jordy está sentado en el sillón limpiando un arma. Todos visten el mismo traje oscuro.
Pantalones militares, camisetas térmicas de manga larga, botines militares y otros accesorios según la especialidad de cada uno con armas.
Aun no entiendo para qué me quieren aquí. Cody al verme sonríe de lado pero se gira para seguir atendiendo a las órdenes de Elías.
–Te llamé aquí porque nos acompañaras en la misión de hoy. – Parpadeo varias veces y lo miro.
¡Iba a acompañarlos!
–Pero...¿por qué? – Pregunto. – No es que me queje pero pensé que "no estaba lista"
–Hace unas semanas no lo estabas, ahora sí. Le pregunté a Elías quién era el mejor en sus entrenamientos hasta ahora y él te nombró a ti, Jody opinó lo mismo.
Siento orgullo, nerviosismo, felicidad y miedo. Todo al mismo tiempo. Me había enojado tantas veces por no haber participado en esto, me planteaba la idea de que algún día iría, que sería lo suficientemente buena como para acompañarlos y ahora también tengo miedo de hacerlo, a fallar y olvidar todo lo que he aprendido. ¿Qué tal si me congelo?

Aparto esa idea de mi mente, estoy siendo boba. Había conseguido lo que quería y no me iba a dejar dominar por pensamientos absurdos.
Trato de reprimir una sonrisa satisfactoria y asiento.
–Natasha te dará tu traje y luego escogerás tus armas. Pasa directo con Elías para que te oriente de lo que haremos. – Asiento. Mis ojos se dirigen al collar. La piedra no se mira pero puedo ver el cordón negro alrededor de su cuello medio oculto por la camisa.

–Gracias. – Murmuro antes de girarme.
Camino hacia Natasha, deja el arco en su lugar.
–Acompáñame. – Es lo único que dice y lo hace con voz neutral.
Hay unos estantes llenos de trajes, agarra una pieza de cada cosa y las levanta como observando si me queda desde la distancia, al final me lanza todas las piezas de vestuario necesarias.
–¿Me quedará? – Le pregunto viendo demasiado pequeño lo que me asignó.
–Lo hará.
Me meto en el baño y me deslizo de mi ropa deportiva a la ropa oscura.
La tela se adhiere a mi cuerpo. Los pantalones no quedan ajustados, de hecho a ninguno le queda ajustado, tiene varios bolsillos y me queda justo a la medida, paso mi cabeza a través del hueco de la camisa y ajusto las mangas acomodando bien la tela, esta si se ajusta a mi cuerpo, luego me coloco los botines estilo militar, se sienten un poco pesadas pero cuando me ajusto los cordones bien me siento más cómoda y por último ato mi largo cabello en una coleta alta.

Salgo con mi otra ropa doblada, me siento diferente cuando todos me miran, parezco una de ellos. Natasha sigue en el mismo lugar cerca de la puerta, me quita la ropa de las manos y las coloca en algún lado, luego me hace señas de que la siga.

Caín ha cambiado su expresión, ya no es fría cuando me mira, parece sorprendido.
Aparto la mirada y miro un punto fijo en la espalda de Natasha.
Se para frente a la pared llena de armas.
Cuchillos, dagas, pistolas, espadas, arcos, látigos y muchas cosas más. Jordy nos nombró algunas cosas esenciales para los combates, me aprendí algunos nombres, no todos.
Reconocí unos cuchillos de luna creciente, como dice el nombre, son armas que constan de dos medias lunas de acero, Jordy nos enseñó cómo utilizarlas, sirven para bloquear golpes de espadas o sables, son ligeros y es más rápido movilizarse con ellos. Estos en particular tienen colores peculiares, me recuerdan a la parte trasera de un CD en donde los colores parecen mezclarse según el movimiento del disco, son colores metálicos y parecen brillar.
–Te especializas en cuchillos. – Dice mirando la variedad de armas frente a nosotras. – Pero debes ser precavida y cubrir más allá de tus horizontes, nunca está de más llevar un arma de fuego.
Las pistolas no me gustaban mucho y sé que es tonto porque tanto los cuchillos como las pistolas tienen un mismo objetivo. Asesinar.
Pero aun así la mano me temblaba cada vez que desenfundaba un arma de fuego.

Me tiende unos guantes de cuero que deja mis dedos al descubiertos, luego se aparta. – Escoge tu. – Señala a la variedad de dagas y cuchillos. – Lleva suficientes.
¿Suficientes? aún no sé ni a lo que me enfrento.
Escojo un par de dagas que en el mango tenían algo como una calavera y un kit de pequeños kunais cortos y de color negro, en un cinturón escondido los acomodo, también tomo unas manoplas de acero y como Natasha dijo, un arma de fuego, me coloco una funda en la pierna derecha y coloco el arma ahí. Estaba lista.
Natasha se acerca a mí y me coloca un radio comunicador en la oreja.
–Bien, ahora ve con Elías. – Lo señala.
–Gracias. – Murmuro.
Hoy oficialmente es el primer día en que ella no ha sido una perra conmigo.
–Hola Abby. – Me saluda él, como siempre de manera amable, asiento. – Bien, me alegra de que estés aquí.
Cody e Isabel ya se han ido a elegir sus armas.
–A mi igual pero aún no sé a lo que nos enfrentamos.
–Claro, ya te explico. Como has visto hemos salido un par de veces durante las últimas semanas y es que se ha murmurado sobre la venida de cazadores al pueblo. – Un escalofrío me recorre la espalda y me tenso. –No lo habíamos confirmado hasta ayer por la noche que salimos. Hemos dado con uno de ellos y hoy vamos a ir por él pero es obvio que no va a venir solo, ellos siempre caminan en grupos, así la cacería es mejor y más rápida. Estos. – Dice señalando el mapa del pueblo en donde reconozco cada sector. Hay unas líneas rojas y llevan a diferentes puntos marcados por círculos con signos de interrogación. –Son puntos en donde podrían encontrarse, por ahora iremos por la dirección confirmada por uno de los nuestros que están fuera de la comunidad.

Tenían informantes por doquier, mundialmente, es hora y aún no sé cómo es que Caín siendo tan joven a podido con todo esto, empezando por sí solo y terminando con un gran grupo de soldados entrenados por su gente.

¿Cómo es que no lo vi antes?¿lo que él había hecho por el resto? cierto, el odio hacia él me impedía ver la realidad de las cosas.
–Así que Abby ¿estás lista?
–Lo estoy.

Me explica la forma en que nos comunicaremos por el radio comunicador, este siempre estará encendido y aunque estemos separados podremos hablarnos por ahí. El propósito de la misión es secuestrar a uno de ellos y hacer lo que planeaban hacer desde el principio, sacarle información sobre el punto en donde se reúnen cada mes y así saber en dónde atacaremos, si lográbamos hacerlo significaba que la guerra iniciaría pronto, el mes de Julio apenas está comenzando así que la reunión se daría pronto.
Estaba claro de todo, acaté las órdenes impuestas por Caín, debía mantenerme a su lado siempre y es que todos íbamos en parejas.
Natasha y Aria juntas, Elías con Jordy y Cody e Isabel, por último Caín y yo.
Salimos de la cabaña, mi corazón se acelera y ni siquiera hemos salido de la comunidad.
–Me alegra y me asusta que vengas. –Me dice Isabel a mi lado.
–Creo que estamos en las mismas. – Acepto.
–Lo harás bien. – Me asegura. – Te he visto practicar.
–¿Enserio? – Pregunto asombrada.
Asiente. – Eres buena, aprendes rápido.
–Debo confesarte algo, no te imaginaba metida en una guerra.
Sonríe. –¿Porque camino siempre con vestidos o faldas largas y una sonrisa casi insoportable en mi rostro?

No puedo evitar reír por lo bajo. – Bueno, ¿para qué mentirte?
–No te creas Abby, detrás de esta cara angelical hay una guerrera.
–No lo dudo. – Digo honestamente.
–Demonios. – Dice Cody caminando a mi otro lado. – Casi me da un paro cuando escuché a Caín y a los hermanos Martin nombrarte como candidata para acompañarnos. – Dice en modo broma.
–No lo niegas, estás feliz porque tienes a alguien para protegerte.
–No nena, puedo cuidarme solito.
–Si claro. – Me burlo. – Recuerda que casi te atragantas con palomitas de maíz la otra vez.
Cody tuerce el gesto. – Eso pasó hace tiempo, he cambiado.
Isabel se ríe. – Eso pasó hace dos días. – Se burla también.
–No me ayudes tanto. – Rueda los ojos.
Las risas y las bromas se acaban en cuanto cruzamos la barrera. La protección invisible desaparece mientras cruzamos y nos hacemos invisibles para el resto del mundo, lo que me hace pensar en si alguna vez algunos de ellos usó eso para espiarnos a mi familia y a mi cuando Caín decidió que seríamos buenos reclutas.

Me coloco a su lado y todos hacen lo mismo con sus respectivas parejas, pasamos entre los árboles, no hay nadie cerca de la zona así que no trabajamos en ser silenciosos por ahora, cuando salimos del bosque y empezamos a caminar por la carretera es cuando empezamos a tener cuidado.

Las primeras personas empiezan a verse al igual que los autos.
Caín lleva en su mano un aparato que nos guiará al local, según la información, el cazador está en un edificio de apartamentos en uno de los barrios más peligrosos del pueblo.
–Bien. – Murmura Caín por lo bajo luego de que pasáramos a un grupo de gente. – Nos transportaremos ahí.

Mi boca tiembla por querer abrirse, un portal, Caín va a crear un portal. – Necesitamos entrar a algún lugar cerrado para que no miren lo que crearé.

–Creo que conozco un lugar. – Murmura Cody.

La heladería a la que íbamos, el local está casi vacío, aprovechamos cuando una chica con sus amigas entran para que no se vea sospechoso que una puerta se abra así por así, cuando estamos dentro Cody y yo los guiamos al almacén que queda en la parte trasera, nos aseguramos de que no haya nadie y entonces él empieza.

Todos nos apartamos y le damos su espacio, coloca sus manos en el suelo de cerámica blanca y cierra los ojos.
Estamos en silencio y puedo escuchar a mi corazón latir, las pulsaciones vibrando a través de mis oídos.

Los murmullos de Caín empiezan a llenar el lugar en el que nos encontramos y lo miro levantarse poco a poco con las manos colocadas palmas hacia abajo y rectas, mientras se levanta algo se arrastra con él proveniente del piso, es como una pared que se abre poco a poco formada por lo que parecen rayos dorados a su alrededor, trae consigo demasiada luz y me cuesta ver pero logro presenciar el centro de esta pared, es como un remolino de humo, cuando él se gira hacia nosotros está sudando y respirando agitadamente. Sus ojos por lo que veo, están dilatados, se nota que le tomó mucha energía crearlo.
–Vamos. – Les digo a todos mientras noto que durante el tiempo que el portal esté abierto consumirá la energía de Caín.
Miro al grupo, están conmocionados pero luego parpadean por el sonido de mi voz, Cody es el primero en avanzar y le sigue Isabel. El resto se mueve y yo los sigo, quedo de último para echarle un vistazo a Caín que asiente para que entre.

–Ten cuidado. –Me dice. – Te veré del otro lado.
Asiento y voy hacia el remolino. Me consume y la luz se proyecta delante de mis ojos. Mi estómago se revuelve y siento como si flotara o fuera succionara una fuerza invisible. Lo único que veo por unos segundos es luz y luego de golpe el suelo, el portal no está del todo sobre la tierra por lo que caigo de cuclillas y me levanto de inmediato para no taparle el paso a Caín, el viento sopla en mi rostro y giro para darme cuenta de que estamos en una azotea.

Todos están bien, Cody me agarra del hombro. –¿Estás bien? Esa cosa puede revolverte el estómago a veces.

Asiento. – Estoy bien.
"Sólo tengo que esperar a que mis tripas se acomoden de nuevo.
Caín aparece y cae al igual que yo luego el portal desaparece tras él.

Se mira pálido y por alguna razón me preocupa.

–Debajo de nosotros en alguna habitación está él, voy a utilizar un hechizo de localización...

–No. – La palabra sale de mi boca antes de que pueda detenerla, todas las cabezas se giran a verme con el ceño fruncido, el rostro de Caín es de desconcierto. Por un momento me siento chiquita pero me apresuro a seguir. – Crear el portal te dejó débil, creo que podremos encontrarlo sin ayuda de un hechizo.

Caín parpadea varias veces pero sus facciones se suavizan. – Yo... –Dice. –¿Se te ocurre algo más? – Su voz es ronca cuando habla y me digo a mi misma que es por el mismo cansancio.
–¿Por qué no esperamos a que salgan o salga?
–Nos llevaremos mucho tiempo. –Dice Natasha.
Pienso en una alternativa. Mi cabezas da vueltas y luego llega a mí una respuesta. Recuerdo las veces que hacíamos simulacros contra incendios en el instituto.
–Hay que activar las alarmas de incendio. –Digo un poco más animada de lo común.
Los ojos de Cody se abren por la impresión de mis palabras. – Es buena idea. – Dice él.
Caín mira a Natasha. –¿Puedes hacerlo? – Le pregunta.

Esta asiente. – Bien, que Abigail te acompañe. – Frunzo el ceño al igual que ella.
–¿Yo? pero si aún no puedo...
–Fue tu idea. – Dice él en tono duro pero su mirada es suave, es más, creo que me está probando. – Todos nosotros nos dispersaremos para tener mejor visión, es verdad que aún no puedes crear fuego pero puedes pelear, si te encuentras a algún cazador serás capaz de cubrirle la espalda a Natasha. – La miro, me mira indiferente.
Asiento. –Está bien.
–Y el resto vamos a ponernos en posiciones. Cody ve al edificio de enfrente. – Señala el edificio gris a medio caer. Cody asiente, me da una última mirada de aliento antes de saltar por los aires hacia el otro lado, lo miro como si fuese en cámara lenta, cae justo en el borde y luego trepa para quedar estable, suelto aire al ver que está bien. Escucho su voz en el aparato de mi oído "todo bien" dice. – Elías y Jordy a los edificios continuos. – Ambos asienten y se separan para saltar también a los edificios que están a cada lado del que estamos. – Isabel, tu ve abajo. – También asiente, no se mira preocupada cuando empieza a bajar, no salta, sino que baja por las escaleras de emergencia.
–Vayan. – Nos dice a nosotras. – Asentimos pero cuando me giro para seguir a Natasha él me retiene del brazo. –Espera. – Lo miro, parece nervioso y noto la diferencia del Caín líder y el Caín tranquilo. Se lleva una mano a uno de los tantos bolsillos en su pantalón y saca un collar, contengo el aliento, es como el de él pero la piedra es azul, como los ojos de... – Es una piedra protectora, necesito que la uses. – Me la tiende y la mano me tiembla cuando la agarro. – Quise que fuera azul porque los ojos de Jesse lo son y así cuando veas la piedra te acordarás de él. – Algo se revuelve en mi interior, es mi corazón que late rápido y parece que va a explotar. No sé qué decir, sus palabras me golpean fuertemente y más cuando veo su rostro, parece contraído ahora, como temeroso.
–¿Por qué...?
–No preguntes nada. – Me corta. –Úsalo por favor. – Me pide.

Toca mi hombro y lo aprieta ligeramente, puedo notar que su mano también tiembla. – Ve con cuidado, te estaré cuidando desde lejos. – Asegura mientras coloca el collar alrededor de mi cuello.

Me quedo sin habla.

No puedo verlo, no puedo oírlo más porque siento algo muy extraño, como algo eléctrico que me recorre las venas y los huesos, de los pies a la cabeza.
–Y –yo... gracias. –Consigo decir y quiero justo ahora alejarme de él sin saber por qué.
–Es tiempo. – Dice.
No espero más, me alejo de él casi temblando.
Natasha y yo abrimos la puerta y empezamos a descender por las escaleras hasta llegar al pasillo del último piso.

Me sorprende la pregunta que me hace ya que pide mi opinión.

–¿Crees que es mejor encender la alarma desde el piso medio?
Frunzo el ceño. – Creo que no, es mejor empezar la alarma por aquí, así si no ven nada ni sienten olor a quemado y deciden revisar el orígen de todo no les dará tiempo de encontrarnos aquí.

Asiente. – Voy a empezar.

Extiende las manos hacia arriba justo debajo del sensor y de sus manos empiezan a salir llamas controladas, miro hacia atrás ya que estoy de espaldas al pasillo. No hay nadie por ahora.

Las llamas en sus manos se extienden y segundos después la alarma suena al mismo tiempo que el agua empieza a salir del detector de fuego.

Las puertas ocupadas empiezan a abrirse y los gritos llenan el pasillo, Natasha y yo nos mezclamos entre la gente viendo a cada uno de ellos en busca de algunas personas fuera de lo normal, estamos visibles ante ellos sin hechizo alguno. El agua empapa mi cabello y hace que la camisa de manga larga se pegue a mi cuerpo aún más. Todos bajamos por las escaleras y esto parece una estampida. Me codean y gritan en mi oído.
Natasha y yo nos desviamos para ver salir a la gente del cuarto piso, nos quedamos pegadas a las paredes laterales mientras vemos a la gente salir corriendo justo lo contrario a lo que les dicen que hagan en estos casos. El pasillo queda vacío y salimos disparadas al tercer piso utilizando el ascensor ya que ambas sabíamos que no corríamos peligro.

El pasillo aún está siendo vaciado, hay más gente que en los anteriores pisos.

Veo un hombre al final del pasillo, se mira demasiado tranquilo comparado con la gente a su alrededor, veo a Natasha y señalo al hombre con un movimiento de cabeza, asiente y avanzamos contra la corriente de personas, el hombre me mira primero, frunce el ceño y deja de andar, no es muy mayor, de unos treinta años, cabello negro y con barba, su cuerpo es ancho y en sus brazos hay tatuajes, es él, tiene que serlo. Puedo sentir el peligro que emana, es el enemigo.

Avanzo clavando mis pies para mantenerme firme ante los empujes de la gente, incluso yo empiezo a codear a la gente para avanzar más rápido y entonces él corre, sube por las escaleras que llevan al cuarto piso, del piso del que venimos Natasha y yo.

Empiezo a correr deslizándome hasta conseguir espacio libre, he quedado fuera del grupo de gente, lo miro doblar hacia la izquierda y desaparecer escaleras arriba, miro hacia Natasha que sigue atrapada, no la espero mientras empiezo a correr tras él, los escalones están resbalosos por el agua que cae, estoy detrás de él bastante cerca, llega al final de las escaleras y segundos después yo también, corre a través del pasillo, sus movimientos son rápidos y preciso tal cual cazador. Está cerca de llegar al final del pasillo, si vuelve a doblar logrará subir al último piso y salir, puede que Caín ya no esté en la azotea y si no lo está entonces el cazador podrá escapar, no puedo dejar que lo haga. Mi mano viaja hacia el cinturón y toco el mango de la daga, mis sentidos se ponen alerta y mi visión se ajusta, todo parece en cámara lenta para mi.

Suspiro. El cazador empieza a girar su cuerpo. Suspiro. Mi mano saca la daga. Suspiro. El cazador está doblando, puedo ver su perfil. Suspiro. Levanto mi brazo con la daga en mano y la tiro. Suspiro. La daga viaja rotando en dirección recta. Suspiro. La daga se clava en la camisa del cazador justo a centímetros de su cuello haciendo que quede atrapado en la pared.
Disminuyo mis pasos tomando mi otra daga y girándola en mi mano.
Me mira asombrado y jadeante, alza la mano para quitar la daga pero lo detengo.
–Si te mueves, la siguiente irá a tu cabeza.
Detiene su mano en el aire y luego la baja.
Antes de que él reaccione, clavo la otra daga a su otro lado y queda realmente atrapado.
Mi mano tiembla en el arma que ahora sostengo frente a él, sus ojos se abren de par en par pero hay algo más en su mirada, algo que no logro descifrar.
Presiono el botón del radio comunicador y me comunico con todos. – Lo tengo. – Mi voz sale dura, tanto que hasta a mí me asombra.
–Vamos para allá. – Es la voz de Caín. –¿Dónde estás?
–Cuarto piso.
Natasha corre por el pasillo y se ubica a mi lado con el arma en mano apuntado hacia la cabeza del cazador. Una sonrisa torcida crece en su rostro. – Buen trabajo.

Puedo escuchar los murmullos que hay desde abajo y se mezclan con el sonido que hace mi corazón, la adrenalina no me había dejado sentir el aire que me faltaba en los pulmones hasta ahora, siento como si tuviera fuego en la garganta pero no dejo que me afecte, mi mano no tiembla, ya no.

El grupo llega, todos armados.
El cazador no dice nada, tampoco lo hace cuando Elías y Jordy sacan las dagas y me las tienden de nuevo para luego atar sus manos.
–Hay que teletransportarlo con nosotros. – Dice Caín.

Cody, Isabel, Natasha y yo seguimos con las armas apuntándole mientras Caín empieza a crear el portal nuevamente.

Pero no logra hacerlo completamente, lo primero que se escucha es el sonido del vidrio al romperse en alguna de las habitaciones, luego otras.

Aparto el arma de la cabeza del cazador y la dirijo hacia el pasillo vacío, sin pensarlo dos veces me coloco al lado de Caín quien estaba hace unos segundos en cuclillas, ahora está de pie y tenso de pies a cabeza, sé que todos pensamos lo mismo en estos momentos. Hay más cazadores.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro