Capítulo 10
Corro hacia los vestidores en donde sé que Jared se encuentra. El equipo estaba ahí.
– ¡¿Pero qué rayos?! –Grita uno de los chicos poniéndose su camiseta. Trato de no ver a ninguno de ellos por mucho tiempo.
– ¡Jared! –Grito mientras avanzo.
Escucho los murmullos de desaprobación y otros comentarios que no me agradaron para nada.
– ¡Jared! –Vuelvo a llamarlo.
Alguien saca la cabeza y veo su cabellera castaña.
–Demonios ¿por qué no contestabas? –Pregunto histérica.
– ¿Pero qué haces aquí? –Su cara es de desconcierto, se tapa con una toalla mientras se acerca y grita que todos hagan lo mismo.
–Es... –respiro profundo–. Es algo importante.
Frunce el ceño. – ¿Tiene que ser ahora? estoy...
–Ahora –suplico, al ver mi cara de preocupación y asiente.
–Me pondré algo, espera afuera.
Salgo con el corazón en la boca. Estoy asustada, muy asustada. Jared sale y me enderezo.
– ¿Qué pasa? estás pálida.
–Tienes que cancelar la fogata, tienes que hacer algo. – Digo rápidamente.
– ¿Qué? –Jared sonríe desconcertado–. ¿Abby estás bien? –Me toca la frente y yo le quito la mano de un manotazo.
–Escucha, es importante...
–No sé lo que te sucede –me corta tajantemente–, pero me parece que no es tiempo de estar bromeando –niega con la cabeza–. Nos vemos luego.
Se da la vuelta para volver a entrar a los vestidores.
– ¡No! –Lo agarro del brazo–. Va a morir gente sino lo detienes...
–Estoy harto Abby –Dice enojado–. Estás exagerando, primero lo del incendio y ahora esto. Déjame decirte que eres una origen no una psíquica –se suelta de mi agarre–. Este es mi juego, esta es mi noche y me parece que es egoísta de tu parte hacer esto a minutos de mi momento.
–Pero...
–Basta –sentencia y entra de nuevo a los vestidores.
¿Qué...? Jared nunca me había tratado así y ahora, justo ahora no era el momento de hacerlo por primera vez.
¿Qué puedo hacer? puedo ir a casa de los Thompson... Sí, voy a ir por ellos.
Empiezo a correr otra vez. Busco el auto de Natalia y me doy cuenta de que no está. Busco mi celular, hay alrededor de diez mensajes de ella.
Los reviso "¿Dónde estás?", "te estoy esperando", "¿por qué no has salido?", "tengo que ir a cambiarme y volver a tiempo", "¿holaaa?" y muchos más, el último era de "ya me voy".
Tengo tanta desesperación dentro que quiero llorar. Me voy a casa prácticamente corriendo.
Para cuando llego, media hora después, me dirijo a casa de los Thompson.
Lilith que me sorprende verla en su casa cuando abre la puerta.
–Abby –dice con voz cálida y dulce–. ¿Cómo estás?
–Bien, bien. Eh... perdona mi descortesía, pero necesito ver a los chicos –señalo detrás de ella con la cabeza.
–Oh no cariño, no están.
Las alarmas vuelven a mi cabeza.
– ¿Qué? ¿Cómo que no están?
Se mira confundida. –Cariño ¿estás bien? te ves cansada...
¿Por qué todos me preguntan que si estoy bien? ¡Claramente no lo estoy! Estoy sudada y he lo corrido más rápido de lo que he corrido en toda mi vida, estoy procurando que no muera nadie y nadie parecer querer escucharme y ahora vengo donde los únicos que pueden ayudarme y no están así que no, no estoy para nada bien.
–Sólo quiero saber dónde están.
–Lo lamento, no me dijeron. Ellos nunca lo hacen.
Muerdo mi labio y siento el dolor que me provoca.
–Si vuelven pronto dígales... dígales que me contacten de inmediato.
Eso parece alarmarla.
– ¿Está todo bien?
No.
Sonrío o trato de hacerlo.
–Sí, todo bien. Adiós.
–Adiós querida –cierra la puerta despidiéndose de mí con la mano.
Camino hacia mi casa con la cabeza a punto de estallar. ¿Ahora qué?
Subo a mi habitación. Miro por la ventana con esperanza de ver a Jesse frente a la suya como la mayoría de las veces pasa. Pero su habitación está vacía y su ventana está abierta.
Me siento en la cama mientras empiezo a idear algo. Siento el collar bajo mi camiseta, me lo quito de mi cuello y miro la piedra.
Fue por ella, la piedra me hizo ver aquello mediante mi sueño, ¿qué más he soñado sobre él y no lo recuerdo?
Lo recordé por el golpe, fue tan fuerte que me hizo recordar. ¿Y si hay más que deba recordar? ¿Pero qué puedo hacer? ¿Golpearme la cabeza una y otra vez hasta ver algo?
Se me ocurre algo. Saco mi celular nuevo, encuentro el número de Zack y lo marco.
Y de inmediato aparece el mensaje de voz: "Hola, soy Zack por favor deja tu mensaje".
Pruebo varias veces y dejo mensajes en su buzón.
Me doy cuenta que tengo el número de Jesse y también pruebo con él, obteniendo claramente el mismo resultado.
¿Dónde podrían estar? Ir al bosque sería demasiado peligroso, pero ellos no saben que lo es. Porque no saben lo que va a pasar. ¿Estarán ahí? Antes, cuando planeábamos lo de vigilar la fogata, habíamos quedado en reunirnos a las siete en el lugar. Pero eran las dos de la tarde, aún era muy temprano como para ir al bosque.
Espero una hora con la esperanza de que aparezcan, pero no lo hacen así que me dispongo a llamar a Natalia.
– ¿Dónde estás? –Pregunto en cuanto contesta.
– ¿Dónde estabas tú?
–Ocupada –evado rápidamente–. Necesito saber dónde estás.
–En el instituto viendo el juego, van empatados, al parecer la fiesta va a ser antes de lo previsto.
– ¡¿Qué?! –Me levanto de golpe de la cama. Creo que tengo un tic en el ojo derecho.
– ¡Sí! –Su voz es animada–. El juego va muy bien, Cody juega de maravilla.
–Escúchame, no puedes ir a la fogata, dile a Cody lo mismo.
– ¿Estás loca? –Exclama sorprendida, se escuchan vítores al otro lado de la línea.
¿Por qué cuando menciono la cancelación de la fogata se ponen como energúmenos? ¡Sólo es una maldita fiesta!
–Tal vez pero... necesito que confíes en mi ¿Lo haces?
La línea queda en silencio un momento.
–Por supuesto que lo hago.
–Entonces hazlo, confía en mí y ven junto con Cody en cuanto el juego acabe, si puedes convencer a más personas sería lo mejor.
Se escucha su respiración entrecortada.
– ¿Qué ocurre? Me estás asustando.
–No puedo... –Cierro los ojos aguantando la respiración–. No puedo decirlo.
– ¿Fe ciega? –Pregunta.
–Me temo que sí.
–Bien, en cuanto termine iremos a tu casa –eso me alivia un poco, al menos ellos estarían a salvo–. Convenceré a los que pueda. ¿Algo más que quieras que haga?
–Sí, si puedes comunicarte con Zack, dile que me llame de inmediato.
Una hora después mi celular suena, miro en la pantalla y el nombre de Jesse aparece.
–Jesse –pronuncio su nombre con alivio.
–Abby, ¿estás bien? –se escucha agitado al otro lado de la línea.
–Sí, yo estoy bien pero, ¿en dónde estás? Necesito hablar contigo y con Zack.
–Estamos los tres en el bosque vigilando.
–Algo malo va a suceder...
– ¿Qué? –Pregunta sorprendido.
–Lo soñé, al parecer la piedra también funciona mientras duermo.
Lo escucho soltar aire, seguro preguntándose por qué debería confiar en mí.
– ¿Y qué es lo que soñaste?
Me alivia escuchar su pregunta, aunque no confíe en mí al menos esta dispuesto a escuchar.
–El chico, estaba en el acantilado viendo el lago, pero estaba pensando lo que haría. Vi muertes, escuché gritos y sentí su satisfacción al imaginarse todo lo que era capaz de hacer.
–Así que... –su voz sonaba dudosa, si estuviera al frente apostaría que su expresión seria de sarcasmo–. ¿La piedra te hizo soñar eso?
–Así es –asiento dando vueltas en círculo mientras paso mi mano por los cabellos que me caían en la frente.
– ¿Y qué pasa si sólo fue un sueño?
–Yo sé que no lo fue, es diferente, se sintió diferente. No lo recordé hasta que me golpeé fuerte en la cabeza.
Se queda en silencio. –Si eso es verdad...
– ¡Que lo es! –me defiendo.
–Bien, entonces hay que cancelarlo.
– ¿Alguna sugerencia? Nos verán como locos y no nos harán caso.
–Entonces hay que eliminarlo en el acto.
– ¿En qué parte del bosque están?
–No puedes venir –me corta tajante.
– ¿Por qué no? –Mi corazón se acelera, al parecer no tiene intenciones de colaborar.
–Porque no somos un equipo.
–Jesse... –Maldigo mentalmente intentando permanecer en calma.
–Además es peligroso –enfatiza manteniendo su tono de voz tranquilo.
– ¿A ti qué más te da si me sucede algo? –Ironizo. Creo que, más bien él es el que quiere matarme.
–No me importa, tu madre me mataría si te sucediera algo.
–Sabes que iré y sabes que no podrás detenerme.
–No sabes luchar, como había dicho antes, serás una carga.
Eso es verdad, pero podía ayudar a vigilar.
–Voy a ir y...
Me llega un mensaje de Natalia. Oh rayos, Natalia.
– ¡Demonios!
– ¿Qué sucede?
–Yo le dije a Natalia que no fuera a la fogata.
– ¿Y qué va a hacer?
–No va a ir, ella confía en mi –"no como mi hermano".
–Con mucha mayor razón, tú no puedes venir. Confío en que no lo harás –dice con voz lejana.
Pero siento algo, como una especie de preocupación. Estoy preocupada por ellos.
–Pero ustedes están ahí... –Puedo jurar que lo escucho reír.
– ¿A caso te preocupas por nosotros?
Trago saliva. No iba a contestar eso porque no lo sabía, no estaba entendiendo lo que sentía, tal vez solo eran cosas mías.
–Cuídense –digo antes de colgar.
Cierro los ojos con fuerza y respiro hondo, –"llegamos en un rato", dice su mensaje.
Pero ese "rato" fueron dos horas. Eran las cinco cuando Natalia y Cody entraron a mi casa. Natalia con su hermoso conjunto y Cody un poco sudado cargaba la camisa que le recomendé que usara. No se miraban molestos.
–Lo siento –digo mientras corro y los abrazo.
–Natalia dice que no puedes hablar de eso...
Asiento. –Es... además de complicado, peligroso.
–Nadie quiso acompañarnos –se encoge de hombros Natalia.
Suelto aire. Ahora estoy un poco esperanzada, los chicos lo arreglarían, ¿cierto? Eran fuertes y poderosos, controlaban sus poderes como si hubiesen nacido con ellos activados.
–Bueno... –Dudo un poco–. ¿Qué les parece si vemos una película? –Trato de animarlos, pero tuercen el gesto.
– ¿Es en serio?
Asiento sonriente. –Sí.
Logro retenerlos por bastante tiempo, mientras vemos una película turnándonos entre románticas y de ciencia ficción para que ninguno de los dos se aburra, mientras yo me la paso mandando mensajes con Jesse. La fogata ya ha comenzado y mis nervios se retuercen dándole paso a un frio que recorren mis manos y pies, siento como mi pecho se estruja ante la frustración.
Jesse me dice que no hay nadie, que todo está tranquilo hasta los momentos según lo que ha observado. Me levanto y miro por la ventana de la sala, el cielo está oscuro y los chicos se han quedado dormidos, Natalia se remueve pero no despierta.
Voy a la cocina por un vaso de agua mientras intento aclarar mi mente.
¿Todo fue falso?, ¿sólo un sueño?
Aprieto mi agarre en el vaso de cristal ¿Cómo pude ser tan estúpida?, ¿cómo pude confiar en un sueño? Jared estaba enojado conmigo por nada, alerté a Natalia y a Cody por nada, les arruiné su cita.
Bebo agua pero la siento demasiada pesada en mi estómago. Mamá no está, no va a venir porque tiene turno, sin embargo, sabiendo lo de la fiesta de hoy decidió llevarse su cena para calentarla luego a pesar de que le dije que no iba a ir y que yo podría llevársela, me dijo que no, que pensara bien si quería o no ir.
Cuando vuelo a la sala Natalia parpadea acostumbrándose a la luz de la sala.
–Tengo frío –dice media adormilada.
–Voy por una manta –comienzo a subir las escaleras.
Me voy a la habitación de mamá para buscar una manta. Enciendo la luz que parpadea antes de que se proyecte directamente, avanzo hasta el closet y me doy cuenta de algo: mamá tiene más mantas y ropa para camas que su propia indumentaria. Encuentro una gris y suave perfecta para los dos.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo trasero, contesto sin ver quién es, casi segura de que es Jesse.
– ¿Hola? –Apoyo el teléfono con mi hombro sobre la oreja mientras cierro el closet.
–Abby –es su voz–. Regresaremos, todo parece ir bien.
– ¿Estás seguro? –Me detengo en la puerta de la habitación de mamá.
–Sí, todo parece estar seguro.
– ¿Pueden pasar por aquí? Necesito hablar con ustedes –necesito disculparme con ellos.
–Yo... no creo que sea buena idea –su voz es insegura.
–Sólo vengan, de todas formas Natalia y Cody están... –Escucho la puerta principal abrirse y cerrarse–. Espera un momento –le digo antes de colgar.
Me llevo la manta conmigo mientras bajo las escaleras.
– ¿Chicos qué fue eso? –Les pregunto. Camino hacia el sillón, y para mi sorpresa está vacío–. ¿Pero qué...? –Le digo a Jesse que vengan cuando terminen y cuelgo.
Me voy a la cocina, no hay nadie. Comienzo a marcar el número de Natalia una y otra vez, pero se han ido.
Me digo que no tengo por qué preocuparme, al final de cuentas no había pasado nada y la fogata estaba segura. Sí, debían estar bien, sólo van a divertirse. Si...
Agarro mi chaqueta y salgo dejando las luces encendidas para que crean que hay alguien en casa. La noche es fría y el viento sopla salvajemente, camino en la oscuridad de la calle hasta la parada de taxis más cercanas, para cuando llego ya han pasado veinte minutos. Consigo un taxi decente después de negociar el precio justo, a pesar de saber que era seguro –seguro a un nivel humano–, aún no dejo de sentir aquellos nervios.
Las luces de las farolas se reflejan en el vidrio del taxi y veo como poco a poco nos empezamos a alejar del centro. Qué lugar tan "ingenioso" para una fiesta.
El taxi llegaría hasta cierto punto del camino ya que era bastante largo el tramo, así que me dispongo a caminar a partir de ahí.
Y así fue, me queda un poco menos de la mitad para llegar, a mi alrededor sólo hay árboles, aunque ya se empieza a escuchar el zumbido de la música. Acorde me acerco se empiezan a ver unas hileras de luces guiando el camino hacia la fiesta, entonces empiezo a ver los grupos de adolescentes fuera, hay chicos reunidos fumando, tomando y teniendo escenitas en media calle. Hay autos estacionados en filas y más venían. El olor a humo de cigarro se encuentra en el aire haciéndome torcer el gesto, alrededor de los troncos de alguno de los árboles que llevan directo hacia el camino del lago hay luces amarillas, escucho las risas y gritos de diversión. El camino está iluminado y eso me permite ver a los adolescentes pasarme por el lado casi corriendo hacia el lago.
Camino hasta que llego al origen de la fiesta, está totalmente lleno. Hay un DJ y luces de colores salen de los aparatos, hay antorchas en la orilla del lago y como no ver la inmensa fogata en el centro. Hay chicos a su alrededor bebiendo y hablando mientras en una esquina, en donde las luces casi no llegan, se encuentra la pista de baile. Los cuerpos se mueven a ritmo de la música alegremente sexy. La mayoría de las chicas usan poca ropa, es inevitable no oler el alcohol, de hecho, hay vasos rojos por todo el suelo.
Me sofoco al no ver a Natalia. ¿Y si no están aquí?
Me palmeo la frente ¿Hasta ahora se te ocurre que tal vez no están aquí?
Vuelvo a llamarla, llamo también a Cody y por suerte él me contesta.
–Lo siento, lo siento, lo siento –me habla con el tono con el que siempre trata de calmarme cuando estoy enojada. Pero esta vez no lo estaba, sólo quería asegurarme de que estaban seguros.
–Tranquilo, estoy aquí en la fiesta, ¿en qué parte están? –Me apresuro a buscarlos con la mirada.
–Abby... –su tono es culpable, ¿cómo no iba a conocerlo?
– ¿Ahora qué pasó? No me digas que están en otro lugar.
–No, yo... De hecho... si estoy en la fogata.
– ¿Cómo que estás? –Me molesto, esto no estaba pasando–. ¿Dónde está Natalia?
–La llevé a su casa.
–Entonces, ¿por qué no estás con ella? Natalia quería estar contigo aquí.
–Mira, iba a quedarme pero... me llamaron los chicos y dijeron que... bueno, cosas –Se enreda con sus propias palabras, es más que obvio que el alcohol comenzaba a hacer sus efectos.
– ¿Ese es el amor que le tienes? La dejas porque tus amigos te llamaron diciendo que iba a haber diversión... sabes que sé lo que significa
"Diversión" en el idioma masculino, no podía significar más que chicas y quién sabe, también sexo dependiendo de cada quien.
Ríe, el idiota tiene el descaro de reír. –No, no sabes.
–Chicas –aprieto los dientes.
Para de reír. –No me voy a acostar con ellas.
Mi ira aumenta, acababa de confirmarlo.
–Eres un idiota Cody, ella quería estar contigo.
–No estoy casado –responde en tono molesto–. Soy un chico y tengo que disfrutar de mi juventud.
Se escuchan voces extrañas en la línea, junto con sonidos que no logro descifrar.
–No estás casado –acepto–. Pero por lo menos deberías darle el respeto que se merece –y cuelgo.
Pensé que iba a cambiar por ella, que iba a ser diferente. Cody no podía cambiar en una semana. No la merecía, Natalia era demasiado para él. Empiezo a caminar para irme de esa maldita fiesta cuando escucho murmullos exaltados.
Instintivamente miro la fogata. El fuego de esta se va elevando cada vez más y hace un movimiento como si de un tornado se tratara. Los latigazos de calor hacen que los chicos a su alrededor comience a retroceder.
Está sucediendo.
Las antorchas a la orilla del lago se alzaron en fuego, este se reflejó en las limpias aguas. El mini bar empezó a arder en llamas.
Todos gritaron cuando las botellas de licor empezaron a reventar, corro hacia la cabina en llamas, por suerte el fuego no había tocado el cableado del micrófono.
– ¡Tienen que irse! –Grito llamando su atención–. Es peligroso estar aquí –señalo el fuego–, por favor, ¡Salgan de aquí!
No sabía en donde estaban las personas a las que quería. No sabía en donde estaba Jared, no sabía en donde estaba Cody, ni Karum ni los Thompson. Trato de verlos mientras estoy en lo que es la tarima del DJ pero no puedo reconocer las caras de ninguno de ellos, todos sólo son un montón de desconocidos para mí.
Abro la boca para seguir hablando cuando escucho gritos de horror. Todos se voltean hacia el sonido, y es cuando veo a cuatro chicos arder en llamas y gritando por ayuda.
– ¡El fuego! –Gritó alguien–. ¡Se movió en su dirección! –Tembloroso señala a uno de los chicos en llamas.
Los demás corren a ayudarlos e intentan apagar el fuego. Y es entonces cuando todo ocurre a la vez, la fogata explota como si de un auto se tratara, el impacto hace que caiga al suelo junto con todos los que estábamos cerca. Mi cabeza choca contra la madera del mini bar y cristales caen sobre mí, todos gritan y empiezan a correr por todas partes presas del panico.
– ¡Cody! –Llamo mientras me pongo en pie–. ¡Jared!
Me tapo la boca con la mano cuando veo lo que sucede a mí alrededor, las personas empiezan a envolverse en llamas, como si de una fuerza invisible se tratara, una macabra fuerza.
En la oscuridad del bosque se miran los cuerpos prendidos mientras corren gritando de dolor. Tengo que salir de aquí, tengo que encontrar a Cody y a Jared. Las lágrimas amenazan con caer por mis mejillas, estoy histérica y asustada.
Corro mientras esquivo a las personas, un chico pasa a mi lado y de la nada su cuerpo comienza a arder asi que me agacho por puro reflejo. Y es entonces cuando lo veo, Cody está arrodillado a la par de la fogata, el fuego parece llegar hasta las nubes, es algo totalmente sobrenatural. Cody sostiene a un chico que reconocí inmediatamente, era su compañero y mejor amigo en el equipo de fútbol. A Cody se le salen las lágrimas mientras parece gritarle algo a su compañero, pero este no se mueve.
– ¡Cody! –Lo llamo.
Levanta su cara empapada de lágrimas. – ¡Abby! –Grita asombrado–. Estaba buscándote –su voz es débil por las lágrimas, me doy cuenta de que uno de sus amigos y compañeros de fútbol ha muerto.
–Hay que irnos... hay que buscar a Jared.
No le da tiempo de contestar. La fogata se convierte en un globo naranja y este explota por segunda vez, liberando fuego por todos lados, veo cómo se dirige a mí y cierro los ojos. Estoy lo suficientemente cerca como para que el fuego me envuelva también.
Grito de dolor al sentirlo, mi grito se mezcla con el del resto de las personas que están siendo quemadas vivas, siento ira y dolor. La nube naranja desaparece a mí alrededor, el fuego deja de quemarme, no abro los ojos, siento los parpados pesados, me levanto del suelo aturdida mientras toco mi piel caliente. Con esfuerzo logro abrir los ojos y casi grito por la escena que aparece ante mí.
Hay algo a mí alrededor, es como una burbuja que me protege del fuego, las llamas pasan pero no logran tocarme. Me levanto, alzo los brazos y los separo fuertemente mientras visualizo al fuego apagarse.
Y asi fue, mis brazos se separan y el fuego se apaga, como si de alguna forma yo fuera un extintor.
Miro mis brazos asombrada. Mi poder me protegió de las llamas, mi poder me salvó, mi poder lo apagó todo.
Escucho jadeos y miro... lo miro. Mis ojos se cristalizan mientras grito y corro hacia él.
– ¡No! –Grito hasta que duele, hasta que no tengo más aire en los pulmones.
Me arrodillo frente a él mientras lo sacudo. Su ropa está quemada al igual que su piel, sus ojos están cerrados y su rostro muestra dolor.
No, no por favor. No él no.
Tomo su cabeza y la coloco en mi pecho mientras repito esa misma palabra en mi cabeza: No, no, no, no.
–Despierta –pido con voz entrecortada por el llanto, me cuesta respirar, el humo invadía cada centímetro de mis pulmones–. No te vayas –le ruego en un susurro.
Miro a mi alrededor, siento su cuerpo caliente junto al mío, su piel por otro lado está en carne viva.
–No –mi voz comienza a apagarse por consecuencia del llanto que le sigue.
Hay decenas de cuerpos tirados por todo el lugar, sus ropas quemadas, sus rostros y cuerpos quemados e inertes. Y a través de la masacre los veo, son un grupo de ellos, puedo diferenciar a dos chicas, sus cuerpos son más delgados a comparación del resto, visten de negro, sus capuchas cubren gran parte de su rostro. Su forma de andar es decidida, sus rostros están serios o eso es lo que logro ver mientras, aparecen de la oscuridad. No, ellos son la oscuridad.
Dejo el cuerpo de Cody en el suelo suavemente y me levanto temblando por el miedo y la ira. Observo que dejan fuego por donde pasan, los árboles empiezan a teñirse de naranja de nuevo, la piedra en mi cuello vibra como si tuviera vida propia.
Alguien está detrás de mí, siento su presencia pero antes de que pueda voltear para mirar al monstruo. Este tapa mi boca, manteniéndome firme.
–No grites –pide una voz conocida. Rezo porque sea él–. Tengo que sacarte de aquí –Jesse me gira y toma mi brazo mientras tira de mí.
–Cody y Jared...
–Lo siento pero ahora eres mi prioridad –dice con voz gruesa y decidida.
Jala de mí con fuerza delicada mientras me guía. Lloro mientras corro, lloro porque lo estoy dejando. Cody, él no de todas las personas.
La oscuridad nos envuelve mientras corremos. Las raíces salidas me hacen tropezar, no llamo a Jesse ni me quejo del dolor, sólo me quedo ahí, todavía en shock.
–Abby –se arrodilla frente a mí y me toma el rostro para que lo mire pero me cuesta hacerlo por las lágrimas–. Por favor –me susurra delicadamente–, no te puedes rendir.
–Mataron a Cody... mataron a muchos, ¿dónde está mi hermano? No puedo dejarlos.
–No es tu culpa –se levanta tomando mi brazo. Se escuchan voces cercanas y Jesse se tensa–. Están aquí, vienen por nosotros y si no te mueves ambos moriremos.
Levanto la mirada. – ¿Entonces por qué no te vas?
–Porque no pienso dejarte.
Me levanta y me hace envolver mis piernas alrededor de su torso y mis brazos alrededor de su cuello. Su pecho queda pegado al mío.
–Dios –digo en un jadeo. No me había dado tiempo ni de parpadear.
Entonces empieza a correr, los árboles son borrones a nuestro alrededor. Corre a toda velocidad, a velocidad de origen mientras sus brazos me sostienen firmemente.
Veo lo que dejamos atrás. Veo cuerpos correr a nuestro alrededor.
"Nos quieren a nosotros, porque nosotros los vimos".
Una bola de fuego se dirige a toda velocidad hacia nosotros, me escucho gritar pero Jesse no para. Me esfuerzo por volver a hacer lo que hice hace unos minutos y la bola de fuego desaparece antes de que llegue a su destino, hacia nosotros.
Me aferro más a Jesse cuando todo se vuelve borroso y mis ojos empiezan a cerrarse mientras que mi agarre se debilita poco a poco. Jesse no iba en línea recta, seguro procuraba perderlos de vista.
–No te duermas –lejanamente escucho decir a Jesse–. Ya casi llegamos.
No te duermas, no te duermas, no te duermas.
Me concentro en él, en su dulce y frio olor, en su agarre y en sus palabras.
El bosque tras nosotros parece escalofriante, veo pequeños destellos naranja quedar atrás. Escucho mi propia voz llamar a Cody y decirle Lo siento, porque lo hacía. Recuerdo la última cosa que me dijo: Estaba buscándote. Lo hacía, el me buscaba, no iba a dejarme morir.
No te duermas. Estaba buscándote. No te duermas.
Siento que mi cuerpo cae en algo suave y frío, siento como Jesse coloca algo sobre mi pecho y este me jala hacia atrás. Escucho el sonido de una puerta cerrarse y el de una puerta abrirse, también escucho el ruido de un motor al encenderse y luego. Y en ese momento ya no siento ni escucho, todo se vuelve oscuro y silencioso.
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