Capítulo 1
Estoy en medio del bosque, corro sin saber hacia dónde voy, sólo sé una cosa, tengo que huir del cazador.
Las copas de los árboles cubren mi visión del cielo, escucho a las aves revolotear por encima de mi cabeza. Mi pie se enreda con algo y caigo al suelo con un fuerte golpe.
No pienso en el dolor, sólo me levanto. Pero ya es tarde, él ya está frente a mí. Es una figura encapuchada y oscura con armas sobresaliendo de su traje negro. No veo su rostro por la oscuridad pero me lo puedo imaginar sonriendo, sabe que va a matarme y disfrutará haciéndolo. Pero no iba a morir sin siquiera pelear.
Grito mientras siento el poder venir a mí, mis brazos, mis piernas, mi torso e incluso mi cabeza, se envuelven en llamas, estoy prendida en fuego y cuando se acerca lanzo las llamas hacia él. Lo escucho gritar y me escucho gritar a mí también. Él lo hace por dolor, yo lo hago por el poder que está siendo liberado de mi interior. Elevo mis brazos y dejo que todo salga de mí, es lo que soy, es mi naturaleza.
Entonces siento algo atravesar mi pecho y cuando bajo la cabeza para mirar, me doy cuenta de la flecha en él. Mi fuego se apaga y miro como la sangre empieza a manchar mi camisa.
No era sólo un cazador, era una docena de ellos. Estaba rodeada y sin siquiera tener tiempo de gritar, me veo en medio de un tiroteo.
Cuando despierto estoy asustada, tengo que repetirme mentalmente que sólo fue in sueño, un mal sueño. No importa cuántas veces haya soñado lo mismo, la misma persecución, el mismo cazador, la misma hazaña. Siempre termino despertando con miedo y sudor, con el corazón acelerado por las imágenes que se reproducen en mi cabeza.
Me levanto y miro hacia mi ventana, la casa abandonada de los Thompson ya empieza a verse mejor gracias a mi madre y una que otra ayuda de parte de Jared y mía.
Desde que supe la verdad de mi familia, mi verdad, todo cambió. Yo solía ser una adolescente de diecisiete años que iba a cursar su último año de preparatoria, almorzaba con sus dos mejores amigos y regresaba a casa con su madre y hermano, ah y ¿Cómo olvidar el pensar y lamentarse por la muerte de su padre? Todo eso cambió cuando mi madre y Jared me llamaron para tener una charla familiar, esa charla cambió mi vida.
Descubrí que soy un origen o que voy a serlo dentro de poco, depende de cuando mi poder quiera salir a la luz.
¿Y qué es un origen? es un ser que tiene el poder del hielo o del fuego, por eso los orígenes nos dividimos en dos. Los orígenes de fuego y los orígenes de hielo. Este don se transmite a través de la familia. Mi madre y mi padre son orígenes de fuego y eran almas gemelas, es literal ya que cada origen tiene una. Algo que es sumamente extraño, es lo que pasa cuando dos almas gemelas se encuentran, según mi madre se llena un vacío, algunas veces puede que el origen no sienta ese vacío hasta que encuentra a su mitad y siente automáticamente que todo cambió, sus ojos también cambian de color, se tornan del mismo color que el de la mitad más fuerte, por eso mi madre tiene los ojos grises de mi padre y por supuesto Jared y yo los heredamos, pero negros eran los ojos de mi madre antes del cambio.
Las antiguas leyendas dicen que se nos eligió a una persona de nuestro mismo origen para enamorarnos y pasar el resto de nuestras vidas juntas. Para mí eso es demasiado cliché. Pero tiene su propósito. Querían evitar que tanto orígenes de fuego como los de hielo se mezclaran, eso está prohibido. ¿Y quién lo prohibió? los orígenes mayores, los Primeros.
Pero eso no es el problema principal, para nada. Los cazadores lo son.
Gente que sabe de nosotros y quieren exterminarnos, no se sabe con exactitud lo que son, se ven como humanos pero claramente no lo son, sino no podrían matarnos con tanta facilidad. He tenido pesadillas desde que supe la verdad. He muerto cada vez, siempre logran atraparme.
Me organizo, arreglo mi cama y luego busco un conjunto adecuado para la cena de esta noche. La antigua mejor amiga de mi madre regresa a Old Town con sus tres hijos. Mi madre está emocionada, desde que supo de su regreso se propuso arreglar su vieja casa, me hacía levantarme temprano a pesar de que eran vacaciones. Jared, mi hermano tampoco se salvó del todo. Pero la ayudamos con gusto porque no la habíamos visto tan feliz desde que papá fue asesinado por un cazador y es que cuando el alma gemela de un origen muere, una parte del otro también lo hace. Así que le agradezco a la señora Thompson por devolverle esa sonrisa a mi madre.
Mientras estoy en la ducha me pongo a pensar en mí como origen ¿Lo haré bien? ¿Seré un desastre? Ocultarle la verdad a Natalia y a Cody será difícil, puede que un día no logre controlarlo y todo se vaya por el caño.
Deja de preocuparte. Todo saldrá bien, estarás preparada.
Pero, ¿Y si no?
Cuando bajo me encuentro con mi madre en la cocina. Al sentir el olor de la comida mi estómago ruge, compruebo mi reloj, son pasadas de las doce.
–Hola mamá –la saludo con un beso en la mejilla y luego voy a la nevera por un poco de jugo de naranja–. ¿Dónde está Jared? –Le pregunto mientras me sirvo un poco en un vaso.
El cabello de mamá es de un color cobrizo, una extraña mezcla de café y rojo, sus ojos son de un gris intenso y su rostro es fino. Yo me parezco demasiado a ella, mismo cabello, mismos ojos, mismo carácter. Jared por otro lado se parece más a papá, su cabello castaño, sus ojos grises y su nariz fina. Es la viva imagen de nuestro padre.
–Salió hace poco con Karum.
Karum es el mejor amigo de Jared, es un origen de hielo y tiene una personalidad interesante. Muy interesante.
– ¿Vendrá a cenar? –era una pregunta con trampa, mamá sabía que si Karum venía, por ley Natalia también debía hacerlo, al igual que Cody.
–No –me mira de reojo–, Jared sabe que hoy no puede traer a nadie.
– ¿Puedo ir un momento a casa de Natalia? No tardaré –prometo con voz cariñosa para lograr convencerla.
Ella suelta aire. –Bien, pero te quiero en casa antes de la cinco.
–Si mamá –me despedí de ella y camino hacia la casa de Natalia, no queda tan lejos de donde vivo yo. Por eso mismo, cuando ella no está en mi casa yo estoy en la suya.
Su casa es fresca, está pintada con colores claros y vivos. Por dentro hay mucha luz ya que tenía anchas ventanas. Muy diferente a las casas de mi vecindario. Toco la puerta y su papá sale luciendo el mismo ceño fruncido de siempre. Usa sus lentes de lectura y un suéter color piel. Tuerce el gesto al verme lo que hace que sus arrugas se marquen más de lo normal.
–Abigail –el señor Russel sabe que prefiero que me llamen Abby en vez de mi nombre completo pero él nunca me escucha–. Natalia está en su habitación.
Asiento y sonrío de manera tensa. – Gracias señor Russel.
Murmura algo que tomo como un "de nada" a pesar de que sé que no era eso lo que decía. En cuanto subo las escaleras y abro la puerta de la habitación de Natalia exploto.
– ¡Tu padre me odia! –digo dramáticamente mientras me acuesto en su muy suave cama.
Ella me mira de manera burlesca desde su escritorio.
– ¿Ahora qué pasó? –dice sin entusiasmo. Su cabello café brilla por la luz del sol.
–Simplemente tu padre me odia, me sigue llamando Abigail a pesar de que le he dicho mil veces que me llame Abby, parece ignorarme.
–Entonces piensas que le caes mal sólo porque te llama Abigail... eso parece muy lógico –dice sarcásticamente con una sonrisa.
–No es sólo es Nat, te estás burlando de mí.
–Entonces... ¿hay otra razón?
–Sí, pero no sé cómo explicarlo, simplemente sé que no le agrado. Y la verdad no sé por qué, siempre he tratado de ser amigable con él.
–No prestes atención a eso, sabes como es mi padre, no se sabe expresar. Además no es el fin del mundo –se encoge de hombros–. Pensé que hoy no vendrías –dice volviendo su atención a la computadora.
Me cruzo de piernas. –Tengo que regresar a las cinco, la familia Thompson llega más o menos a esa hora.
–Me pregunto si dentro de algunos años seremos así de unidas –suelta una risita.
La miro con el ceño fruncido. Ya había tenido esa conversación con ella. Teme que cuando vayamos a diferentes universidades nos separemos del todo. Eso no pasará, somos como el chicle cuando se pega al cabello. No hay nada que los despegue.
–Claro que sí Nat, tú vendrás a mi casa con tus hijos, ellos me amarán porque seré su tía favorita.
–Serás su única tía. – Dice riendo. – Creo que te aprovecharás de eso.
– ¿Estás nerviosa?
– ¿Porque te aproveches de mis hijos?
–No. – Digo rodando los ojos. – Me refiero a nuestro último año, Natalia por si no lo sabes las clases empiezan el lunes.
–Lo sé Abby –frunce el ceño–, no tienes que recordármelo. Y no, no estoy nerviosa ¿Tu lo estás?
Estoy aterrada.
–No, creo que será un buen año.
–Espero que estés en lo cierto –murmura.
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El cazador me mira desde la distancia, yo empiezo a correr, corro hasta que tropiezo con algo y me caigo, entonces él está ahí, frente a mí y segundos después hay algo atravesando mi pecho.... – ¡Abby, maldición despierta! –Natalia se encontraba casi sobre mí. ¿Qué demonios?
– ¿Qué haces? –pregunto media adormilada. Me froto los ojos para aclarar mi visión.
–Falta un cuarto para las seis, te has quedado dormida. – Dice agitada. – Tu madres nos va a matar.
Me levanto de golpe arreglando un poco mi cabello y reviso mi reloj, Natalia estaba en lo cierto.
–Dios, Nat me tengo que ir.
– ¿Te llevo? –pregunta ligeramente preocupada.
–No, estoy bien.
Le doy un beso en la mejilla y me despido de ella, en la salida me encuentro con su padre quien me mira raro ¿y quién no pondría esa cara al ver a una adolescente correr dentro de su casa, toda despeinada y seguro con la camisa llena de baba?
Para cuando llego a casa estoy sudada y totalmente despeinada, veo un auto negro estacionado frente la casa de los Thompson y siento como si el alma se me cayera a los pies. Mamá va a matarme.
La puerta se abre antes de que siquiera toque. Jared está parado frente a mí con cara acusadora.
–Mamá va a matarte –afirma en un tono burlón.
–Lo sé, ahora déjame entrar. – Pero no se aparta, no hasta que lo golpeo en el hombro y empieza a reírse. ¿Qué tienen los hermanos mayores por molestar a los menores?
Subo a mi habitación lo más rápido que puedo. Por suerte mamá no está en casa, debe estar donde los Thompson, tengo tiempo para inventar una excusa y ponerme un vestido pasable para la ocasión. Busco el conjunto que preparé desde temprano y me lo pongo. Era un vestido crema, liso y suelto en la parte de abajo. Me peino rápidamente y salgo corriendo escaleras abajo.
Jared viste una camisa manga larga pero la tiene enrollada hasta los codos. Trato de no reír y fallo.
–Tú, Jared Williams vistiendo ropa formal, esto merece una foto –pero en vez de seguirme el juego se ríe.
–Quiero verte más tarde, cuando mamá te arrastre escaleras arriba por llegar tarde –su sonrisa me recuerda al gato de Alicia en el país de las maravillas.
–Tienes razón – Acepto sin tener otra opción–. ¿Y cómo son? –pregunto curiosa.
Pone cara pensativa y yo me siento a su lado en el sillón.
–Son tres chicos, eso es lo que sé.
– ¿Serán agradables?
–No lo sé–contesta él–. Sólo espero que les guste el futbol.
–Uh, no –hago una mueca en forma de desagrado–. Ya me los imagino yendo al lado oscuro contigo, donde lo único que se hace es jugar al futbol, vestir ropa de vagabundo fuera de la escuela, ligarse a todas las chicas que te miran con deseo y claro, lo que nunca falta, las reuniones para los videojuegos y las fiestas de los viernes por la noche.
– ¿Y qué esperas? –me mira con sus ojos entrecerrados–. ¿Qué se crucen a tu lado rosa aburridón donde lo único que se hace es hablar sobre chicos lindos, comer cosas dulces, salir todas las tardes al lago, chismear sobre quién lleva puesto el mejor atuendo y ah, ver películas románticas los viernes por la noche.
–Si lo pones así –hago una mueca–, parecerá que no tengo una vida social.
Con una sonrisa él palmea mi hombro. –Hermanita, tú no tienes vida social.
Estoy por contestar con palabras poco femeninas cuando la puerta se abre y la sala se llena de risas. Jared y yo nos levantamos automáticamente y avanzamos hacia la entrada. Miro a mamá y a la señora a su lado entrar, parecen de la misma edad. Sus ojos son azules y su cabello negro, se mira cansada pero aun así sonriente.
–Estos deben ser tus hijos –dice con voz dulce.
–Soy Jared Williams –le tiende una mano en presentación–, un gusto señora Thompson.
–Oh, llámame Lilith querido –acerca a Jared y lo abraza. Cuando lo suelta me doy cuenta de que es mi turno para saludar. Sus ojos azul hielo me evalúan cariñosamente.
–Soy Abby Williams, un gusto Lilith –ella me acerca y me abraza.
En cuanto la siento cerca puedo sentir su tacto helado, es un origen de hielo.
–Un gusto Abby –dice sonriendo–. Tu madre me ha dicho que ya pronto cambiarás –atribuye alegre.
–S–sí bueno, aún no logro entender como esa parte funciona –afirmo en tono nervioso, de tan sólo pensar en ese tema me dan escalofríos.
–Tranquila, lo mismo me pasó a mí, tu madre tuvo que sacarme de clases porque todo estaba sucediendo en frente de todos.
La miro horrorizada, eso podría pasarme a mí y sería peor porque mi mejor amiga no sabría qué hacer.
–Ah yo... espero que no sea así –ella ríe ante mis palabras tontas.
Unas voces vienen de atrás y me giro. Hay tres chicos entrando por la puerta. El primero que se me acerca es castaño y tiene ojos verdes pero pálidos, lo contrario a los ojos verde pasto de Cody –mi mejor amigo–. Son verdes o eso parece mientras miro a través de sus gafas.
–Un gusto Abby, soy Zack. –me estrecha la mano. Su sonrisa abierta irradia confianza, parece cálido de actitud.
–Lo mismo digo Zack –este chico es tranquilo, su semblante es alegre y relajado.
–Creo que iremos al mismo instituto, sería bueno ver caras conocidas ahí.
–No sabía que irías a Amadeo, será un gusto enseñarte el edificio –me ofrezco de manera amable.
– ¡Sería genial! –acepta sonriente–. Oh hola, tú debes ser Jared... –formula dirigiéndose a mi hermano.
En la entrada hay dos chicos más conversando, así que no sé si interrumpirlos o quedarme con los chicos que han empezado a hablar de sus cosas. Decido tomar la segunda opción.
– ¿De qué hablan? –pregunto.
–Bueno, le contaba un poco acerca del pueblo –Dice Jared.
–Sí, me asombró mucho ver la abundancia de árboles que hay aquí. En Bretder hay pequeño bosque cerca de mi casa y casi siempre hace frío.
–Qué hermoso, aquí nieva sólo en diciembre –admito–. Me gustaría vivir en un pueblo así.
–Creo que no opinarás lo mismo cuando cambies –comenta Zack–. Más bien, odiarás los lugares así.
–Bueno, en eso tienes razón –sonrío. Zack al ser un origen de hielo seguro ama los lugares así. Old Town está entre un pueblo friolento y uno caluroso.
– ¿Ya conociste a mis hermanos? –pregunta él, sacándome de mis pensamientos.
–Eh... no, no quise interrumpirlos
Frunce el ceño. –No interrumpes.
Zack llama a los chicos, estos dejan de conversar al instante, sus ceños fruncidos no son pasados por alto mientras se acercan.
–Bien, Abby, Jared les presento a mis hermanos, Sebastian. –dice señalando a un chico con ojos de un azul apagado y cabello castaño oscuro, sonríe al vernos y asiente. Puedo leerlo fácilmente por sus expresiones. Es un chico tímido pero no tanto como Zack, trata de parecer amigable a pesar de que no disfruta mucho estando en esta casa con un grupo de desconocidos, sin embargo es educado y sonríe aunque sea a la fuerza.
–Y Jesse –Zack dice alegremente, Los ojos del chico se posan en mí. Él es alto, su cabello de un negro azabache y sus ojos tan azules como los zafiros.
Aparto mis ojos de él y saludo a Sebastian. –Mucho gusto –le tiendo la mano. La toma y me saluda de regreso.
Trago saliva y le tiendo la mano a Jesse. Él sí que no se molesta en disimular su inquietud por irse. Sus ojos son fríos, y no hablo del color sino de lo que reflejan. Parece aburrido y cuando mira mi mano parece burlarse diciendo "No me toques porque muerdo". Justo eso es lo que su rostro parece decir. Toma mi mano con un apretón casi inexistente, su tacto es frío como el de su madre.
–Un gusto –miento, porque no lo es en absoluto. Es incómodo.
–Igual –responde sin dejar de mirarme.
Jared también los saluda, parece que Sebastian y Zack son los más gentiles.
–Bien, que bueno que nos conozcamos todos ahora –comenta Zack–. Chicos, compartiremos instituto con los Williams, podrán enseñarnos nuestros salones, la cafetería y la biblioteca.
Jesse bufa. – ¿Acaso no puedes encontrarlos tu sólo?
Lo miro con el ceño fruncido, si así trata a su familia ¿Cómo tratará al resto?
–Sería un gusto Zack –digo sonriendo e ignoro el comentario anterior.
– ¿Y qué me dicen? ¿Alguno interesado en el fútbol? –pregunta mi hermano con una gran sonrisa en su rostro, lo miro mal como queriendo decir "No empieces", pero me ignora por completo.
– ¿Tienen equipo? –Sebastian parece entusiasmado.
–Claro hermano ¿te gustaría entrar? –y es cuando me doy cuenta de que lo he perdido a él también. En un abrir y cerrar de ojos el tema principal fue de deportes, me retiro de inmediato yendo a la cocina.
–Es difícil, Michael murió protegiéndolos, no puedo dejarlos ahora. –Paro de caminar y me escondo tras la pared.
–No tienes de que preocuparte Lilith, aquí están a salvo –asegura mi madre.
Dejo de escuchar los murmullos cuando un dedo toca mi hombro, me sobresalto y estoy a punto de darle un golpe a Jared, pero me doy cuenta que es Zack.
–No es bueno espiar –den voz baja y divertida.
Reacciono de inmediato –Lo siento, pensé que... bueno, sólo iba por agua.
– ¿Zack? ¿Abby? ¿Qué hacen ahí? –es la voz de Lilith.
Antes de que pueda contestar Zack lo hace por mí. –Los chicos hablaban de deportes, Abby y yo nos aburrimos.
Me giro para ver a Lilith y a mi madre. –Bueno chicos, díganle a los demás que la cena está lista y que esperen en la mesa.
Todos nos sentamos en la sala, unimos dos mesas y cenamos juntos. Se habló de Bretder pero no se habló de lo que pasó realmente ahí, de lo que estoy segura es que algo sí pasó allá como para sacar a toda esta familia tan rápido de ahí, mi madre seguro ya lo sabe pero no iba a decirnos. Mamá contó anécdotas de cuando ella y Lilith eran de mi edad. Me recordó mucho a Natalia y a mí.
Jared y yo mirábamos curiosos a la familia. Se contó de las experiencias de las transformaciones, la de Lilith y mamá. Al final de la cena recogimos los platos y entre todos los lavamos. Nos despedimos de los Thompson y nos reunimos en la sala.
– ¿Y bien? ¿Les agradaron?
–Sí, se miran amables –bueno, al menos no recuerda mi llegada tarde
–Lo son. – Concuerda Jared. – Sebastian sabe de fútbol tanto como yo. Creo que sería buena idea meterlo a nuestro equipo.
–Me alegra que se llevaran bien –me mira–. Luego hablaremos de tu llegada tarde Abigail Williams –dice levantándose sonriente.
Al final de todo no lo había olvidado. Subo a mi habitación. Lo primero que hago es revisar mi celular, le envío un mensaje a Natalia diciéndole que ya había terminado la cena y que había guardado un poco para ella, que pasara la tarde aquí mañana.
Miro por la ventana, el cielo ya está oscuro y siento el aire frío colarse por mi habitación. Hay algo diferente en el panorama, la ventana de la casa de enfrente está abierta y su luz está encendida. Una silueta se mira caminar de un lado a otro.
Miro a Jesse thompson tirar una maleta al otro lado de su habitación. Parece enojado, él caminando así de frustrado me recuerda a un león enjaulado. De un momento a otro se da cuenta de que lo veo desde mi ventana, hace una fea mueca y con desprecio cierra la ventana de golpe. Lo miro extrañada. Este chico tiene problemas, es un rebelde sin causa.
Me paso la noche hablando con Natalia, no quedan tres días de vacaciones, las clases, los trabajos, los exámenes volverían a nuestra vida dentro de poco. Cierro los ojos un momento y me quedo dormida.
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