¡HOLAAA! Soy yo y estoy viva (¿alguien puede creerlo? Porque yo no XD). Decidí que en estas vacaciones, me voy a dedicar de lleno a esta obra, pues me parece injusto pausarla por más tiempo y seguir con otros proyectos. ¡Espero que les guste! :D (Y si no, ¿cuál hay? Seguiré igual :P, jaja).
¡Saludos desde mi rincón! :D.
Después de que casi asalto un carrito de salchicas, a la muy avarienta le dio por alimentarme con comida recalentada...pero no voy a quejarme, al menos no es de esas locas curiosas que comienza a joderte con preguntas.
-Oye...-cierra la puerta del gabinete y se sienta en frente- Sé que no debería preguntar, pero...¿qué eres?, ¿por qué nadie puede sentirte?
Sí, ya decía yo que se estaba portando bien. ¿Por qué no podía tocarme una muda?
-Porque la gente es idiota-. Me llevo un poco de puré de papas a la boca.
Ella frunce el ceño y apoya los codos en la mesa:
-Para tu información, mi padre no es un idiota...así que dime de una buena vez qué eres, o ya no tendrás dónde quedarte.
Blanqueo los ojos y como un poco más de carne...genial, ahora a la tipa se le antojó que quiere saber de mí. ¿A caso tengo pinta de ser una amiga chusma? Pff.
<<Debes tratar de explicárselo con precaución.>>
<<Para el carro Rafa, ¿explicárselo?, ¿quieres que se lo explique?>>Ya, es obvio que al pollo humano se le botó la canica.
<<Sabes muy bien que no podemos mentir, y tú tampoco... ¿O quieres que te restemos más puntos? >> Ah, y su novio se mete también. Me encanta, estoy siendo acosado por una enclenque ciega y dos prostitutas lampiñas. ¿En qué momento se jodió mi vida? Cierto...cuando la perdí.
-¡Ey!, ¿me dejaste hablando sola? -Mueve la cabeza hacia todos lados, sin enfocar en ningún sitio.
Pues si quieren que sea honesto, que se metan su "precaución" donde no les da el sol.
-Bien, ¿quieres la verdad? Te diré la jodida verdad-Gruño. Ella gira su rostro hacia a mí algo asustada. Sí, soy un maldito bipolar, ¡¿cuál es el problema?!-. Soy el tipo con la peor suerte del mundo. Morí atropellado y caí en el infierno, ahí me iba genial, todo bien...pero vinieron dos put...zorras aladas-me rectifico al oír la queja de Ariel- con la idea de que tenía pinta de ser buenito, y que, si juntaba puntos a favor, podría ir allá arriba con el viejo barbudo. ¿Qué pasó? ¡Hace días que estoy en esta mierda de ciudad y no he podido ganar ni uno!... ¡¡MATÉ A UNA VIEJA!!, ¡¿puedes creerlo?!-Acabo golpeando la mesa con tanta fuerza que hago vibrar los vasos y el florero. Ángel levanta los brazos alarmada, sin parpadear ni emitir palabra. No me digas que también la maté.
<<Pues no sería una sorpresa, ¡tienes menos tacto que una piedra! >>
<<Tú cállate, lo tengo bajo control>>. Ariel se desvanece con un suspiro pesado.
¿No tienen nada mejor que hacer? Se nota que están al pedo.
-Entonces...-me llama con un hilo de voz. Vaya, que está pálida y todo-¿Eres una especie de demonio?
Se pone de pie y retrocede, chocando con la encimera.
Una sonrisa maliciosa se escapa de mis labios...un demonio, ¿eh? Pues creo que asustarla un poco más no traería problemas, la quiero sumisa y calladita.
Me aproximo a ella como lo haría con una chica en el bar. Con las manos en los bolsillos, rodeándola.
-¿Tú qué crees?- Apoyo ambas manos en la mesada y me río en su oído, incluso noto cómo se le erizan los pelos de la nuca.
Está para hacerse en lo pantalones, pero no baja la cabeza.
-Creo...creo que eres...-carraspea- Eres...-mueve los ojos de un lado a otro, me pone nervioso, parece poseída.
Entonces aparece su padre en el cuarto, y casi ni nota que su hija está por tener un infarto. ¡Ja! qué divertido.
-Cariño, todavía debo atender un par de clientes y hablar con el proveedor...falta media hora para que vayas al instituto, ¿está bien si vas sola?
La escucho soltar una risa amarga y dolida. Wow, suena como las del infierno, ¿qué le pasa?
Me aparto un poco para observar la escena completa, ¿en qué lío me metí ahora?
-Papá...te dije que no pensaba ir más...estoy bien así.
Él, que estaba buscando ingredientes en la heladera, se gira, apenado y cansado, muy cansado.
-Áng, tienes qué... ¿Cómo vas a mejorar?-Intenta tomarla por los hombros, pero se zafa y corre hacia la puerta. Antes de detenerla, ella se tropieza con la silla que estaba corrida y cae. Aún en el suelo, libera sollozos horribles. El hombre le ayuda a levantarse y la abraza, pero sigue llorando -Ang...por favor- . Mustia.
-¡No lo entiendes! ¡No voy mejorar una mierda! ¡Mamá murió!, ¡Hipo también! ¡¡Todo lo que está a mi alrededor se muere!!-Chilla-¡No merezco mejorar! ¡No merezco nada!-Se empequeñece cada vez más, hasta que se hace un ovillo tembloroso y aguado. Ya se parece más a un animal herido que a una chica.
Por más que quiera meterme, estoy congelado. ¿Qué porquería de situación es ésta? Es un chiste ¿verdad?
-Hija, tú no tuviste la culpa de nada, ¿me oyes? De nada. Saldremos juntos de ésta...lo prometo-. Le acaricia el cabello mientras la encierra entre sus brazos. Él no transmite ningún tipo de tristeza por fuera, pero su garganta está ahogada, suena...suena a desesperación. Qué miseria.
Me siento como un monstruo observando. Así que salgo de allí hacia la parte baja.
<<Es una pena, ¿no? Los humanos nunca entienden cuando se trata de partidas>>. Comenta Ariel con cierta lástima.
Presiono mis dientes para no decir una grosería, hasta trato de calmarme. Aunque no puedo, simplemente no puedo, me recuerda demasiado a Helen.
<<No... ¡Son ustedes los que no entienden! ¿Partidas? ¡La gente no ve cómo se van! ¡Maldita sea! ¡Sólo captan la sangre, el cuerpo, la muerte!>> Mi cabeza palpita por el enojo, y no soy consciente de mis lágrimas hasta que caen al piso. Dos...únicamente son dos. No permitiré más. No soy un marica llorón, nada de eso...lo de Helen ya pasó, debo olvidarlo. ¡Ángeles del carajo!
<<Espera...no te pongas así, amigo>>
<<¡No soy tu amigo! Vete a la mierda...>> Escupo. Y ahí entiendo, ellos nos dejan solos. Esta chica está sola, sola en un mundo podrido, y yo también lo estoy. Los ángeles nunca se meten, ellos no son nuestros amigos.
<<Oye...estás siendo injusto>>
Lo ignoro y me siento en el sillón a esperar a que se calmen las aguas. El reloj sigue marchando...pasan los minutos, una hora...y cada vez estoy más nervioso. No sé por qué, se supone que estoy aquí para ganar puntos, no para preocuparme por alguien que no soy yo. Es más, ¿qué diablos estaba pensando cuando dije aquello? Me afectaron las hormonas, es eso, tanto tiempo en la Tierra me está volviendo mujercita.
Un rechinido me saca de mi estado, y me fijo en la gran figura tambaleante, el padre de Ángel tiene la mirada perdida, los ojos inyectados en sangre y un andar desganado, triste. Está jodido, pobre viejo.
Subo lentamente sin despegar la vista del hombre, hasta que me encuentro frente a la puerta de su cuarto. No sé si deba entrar...¡ni siquiera sé si puedo entrar! Sigo en la casa, ¿no? Podría funcionar...
Abro la puerta dudoso y asomo mi cabeza:
-Eh...¿vas a golpearme?-Al no escuchar nada, entro. Observo con atención. En la mesa de luz hay un vaso vacío y un frasco con pastillas. Luego la veo a ella, está de ojos cerrados, acostada en la cama. Su gesto es tranquilo, sólo quedan algunos rastros de aquella locura-Con que te drogó...va a ser mejor para ti.
Hago una mueca. Demonios, ¡no puedo creerlo! Primero casi la atropella un auto y su perro muere, después me entero de que su madre falleció, y por lo que vi, recientemente. Y para colmo de los colmos, es ciega. Ey, Satanás, ¿estuviste trabajando aquí o qué?
Me coloco en la orilla del colchón y recuesto mi espalda a la pared, dejando los brazos a cada lado del cuerpo. Estoy jodido...todo lo está.
Bueno, ¿alguien va a decirme por qué, cada vez que cierro los ojos, luego me encuentro en una maldita silla?
-Es más cómoda que el piso, ¿no crees? -Un tipo encauchado (que no conozco) está adelante de mí, usando una túnica negra.
-¿Quién demonios eres?, ¿un loco de secta?- Frunzo el ceño y le echo una mirada al lugar, curiosamente gris y vacío.
Suelta una risa aireada, con cierto toque inexpresivo :
-¿No te acuerdas de mí?-Veo entre las sombras como sonríe de costado antes de retirarse la capucha y extender las alas que tiene ocultas detrás.
¡Oh, por mi grandísima madre! El tipo es blanco cadáver, con unos ojos claros que juro, me dan frío en la columna, y el cabello más negro que vi en mi vida... ¡Parece azul!
Wow, y ese pedazo de alas oscuras, enormes. ¡Son geniales! ¡Así sí que puedo ser ángel! ¿Sabes cuántas mujeres podría levantarme en un día? Está tan hermoso que hasta a mí me provoca una erec...ya, me callaré por mi propio bien.
-No, la verdad es que no-me trago mi estúpida admiración momentánea y me cruzo de brazos-. ¿Tienes cigarrillos de casualidad? - Enarco una ceja. No pienso escucharlo si no tiene nada que darme.
Me sorprende con una mueca socarrona. Saca una cajilla de uno de sus bolsillos y me la da.
No puede ser...¡no puede ser! Estoy empezando a creer que no todos son una nenitas aladas.
Coloco un cigarro entre mis labios y mágicamente se enciende. ¡Ja! Debe ser un sueño...¿dónde está la pesadilla que lo caga?
-No me extraña-se sitúa en otra silla que apareció de la nada. (Anda a saber dónde me metieron ahora)-mis objetivos nunca suelen verme.
Se pone a fumar también.
-¿Objetivos? ¿Qué objetivos?- Le doy una calada entera y lo arrojo al suelo. Beneficios de no respirar señores, puedo guardar toda la nicotina que quiera.
Me clava la mirada en forma divertida:
-Los muertos-pronuncia lentamente, con el humo escapando por entre sus blancos dientes.
-Entonces eres...- Me inclino hacia adelante, retándolo.
-Azrael...un placer-tiende su mano, tardo un poco en aceptarla, pero lo hago. Sintiendo la extrema frialdad de ésta-. Soy el que se llevó tu alma, y la de todos los demás. También soy quien apoyó a Rafael y Ariel en tu...recuperación.
Perece que mi aspecto le causa gracia, es eso, o el idiota siempre usa ese tonito de imbécil busca líos.
-A ver, no me vengas con tu basura angelical, apuesto a que allá arriba te portas como la prostituta del barbudo. ¿Él sabe que fumas, amigo? Se pondría de muy mal humor... -Me echo hacia atrás relajadamente y tomo otro cigarrillo para rematar.
Ahora no sólo se carcajea, sino que se pone de pie y abre más sus alas...ok, son muy grandes, no debí meterme con él. Aprendí la lección...un poco.
-¿Te parece que tengo aspecto se ser la mascota del viejo?-Extiende los brazos e inclina la cabeza.
-Pues...si lo pones así- .Blanqueo los ojos. Maldito...si yo tuviera unas así, más grandes que mi cuerpo, también podría andar intimidando a lo marica.
Vuelve a sentarse, conforme, y continúa con el relato:
-Digamos que estoy en el medio... Tanto Dios como Satanás me necesitan, ¿entiendes? Les doy material fresco. Ahora, suelo estar más de acuerdo con los de arriba, como sabrás -. Se encoge de hombros.
-Claro, vives en el cielo con ellos, ¿no? No vayas a quedarte sin casa- . Me burlo.
Me lanza una mirada molesta y tuerce la boca:
-De hecho, no vivo ahí...
-¿Y eso por qué?
-Me queda incómodo trabajar...y hay demasiada vida para mi gusto.
-Jódeme que vives en el infierno -. Cubro mi frente con la palma de la mano...donde me entere que esos dos me hicieron venir a la Tierra sin razón, voy a buscar sus bolas (si es que tienen) para arrancárselas y dárselas al primer perro que vea.
Niega:
-No, pero tengo una relación estable con los demonios.
-¿En serio?, ¿cómo así?-Esto cada vez está más raro, ¿ángeles y demonios? ¿Juntos? Imposible.
-Si no se meten, no los mato- ah...ahora tiene sentido- . Escucha-repentinamente se pone más serio, inclinándose para acortar la distancia y observarme directamente-ahora que saciaste tu curiosidad...necesito que me hagas un favor.
Ya valió, ¡sabía que quería algo de mí!
-¿Qué clase de favor?-Alzo una ceja con interés.
-De esos que te hará ganar puntos- .Levanta medio labio en una sonrisa cómplice. Así que puntos...nada mal, me tiene.
-Dime.
-Verás...no me interesa a dónde van las almas, pero sí prefiero hacer bien mi trabajo...quitarle la vida a las personas es fácil, ahora, evitarlo es otra cuestión. Te sorprendería la cantidad de gente que muere antes de tiempo...-se rasca la barbilla-El padre de la chica a la que tú cuidas, se va a suicidar-con esa simple noticia me deja helado, ¡¿cómo?! No, no, no, no me jodas, ¡no me jodas!-y no le toca, así que tendrás que detenerlo. Si lo haces bien-coloca una mano en mi hombro-tendrás mi apoyo en la calificación.
Sonríe y veo como todo se desvanece un poco después de que grite:
-¡Suerte!
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